El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

14 jun 2014

68. Rivalidad compartida

Mala noticia: el viernes que viene no se podrá subir el capítulo que toca por falta de tiempo.
¡Lo siento! Voy a estar entrenando para los últimos partidos de este año, y June tampoco puede sustituirme. Creo que necesitamos un respiro antes de seguir con esto...
¡No hay problema! En una temporadita volveremos con las pilas cargadas. ¡Y con los capítulos preparados para no tener que volver a escribir en dos años! ¡Ja ja ja ja ja!
A ver... Digamos que Ridley, Jetwick y yo acabábamos de ser castigados...


Capítulo 68
Ridley y yo no nos habíamos hablado desde hacía ya horas, a pesar de haber estado uno al lado del otro continuamente.
Todavía lo recordaba: Al salir del despacho de Mr. Morrison, mi rival me había empujado con el hombro y se había ido sin ni siquiera mirarme. Habíamos visto aparecer a Tania frente la puerta unos segundos después, quien no nos había pedido explicaciones sobre lo sucedido. No parecía enfadada, pero sí frustrada, poco animada. Ver a Tania poco animada debe ser algo muy grave: nadie la había visto así nunca. Sólo nos había hablado para decirnos una frase:
-Chicos, os veo a los tres en el aula del equipo en cuanto acabéis de limpiar.
Y, después de esto, se había ido sin ni siquiera mirarnos a la cara.
Me sentía especialmente preocupada por ella y por las palabras de Mr. Black B. ¿Y si el director acababa pensando que Jetwick y yo éramos una mala influencia para su hija? ¿Podría separarnos de ella?
Durante el castigo, Ridley ni me dirigió la palabra. Puede que él no me hablara por estar enfadado conmigo, pero yo pasaba olímpicamente de él (y la expresión es bastante adecuada para usarla en una academia de deportes). Tenía la cabeza en otros asuntos más importantes, como el efecto que podía tener todo lo que había pasado sobre nuestra reputación: ahora muchos profesores y alumnos podrían mirarnos con malos ojos, o pensar que la apariencia de Jetwick no engañaba y no se podía fiar uno de él. Y lo peor, ¿qué pasaría con nuestra entrenadora?
Preferí no pensar mucho en esto. Lo único que iba a conseguir era darme quebraderos de cabeza.
Seguí frotando las mesas. ¿Cuántos iban ya? ¿Dos? Genial, dos castigos en menos de un mes. El primero habría sido horrible, pero el segundo era el que peor iba a dejar las cosas.
Una vez hube limpiado las mesas, fui a por una fregona y me dediqué al suelo, A lo mejor, si le echaba muchas ganas a la limpieza, me olvidaba un poco de todo...
Pero la madera del palo de mi fregona chocó contra la del de Ridley.
-Aparta de mi camino -me amenazó él, y fue lo único que me dijo durante el castigo.
-Déjame en paz -le respondí.
Y ahí nos quedamos un buen rato, sin mover los músculos, sosteniendo las fregonas por encima de nuestras cabezas y lanzando al contrario con una mirada fulminante.
Podríamos habernos quedado así toda la vida si Jetwick no hubiera carraspeado.
Cuando recordé para lo que estábamos allí, deslicé el palo hacia un lado para quitarme de en medio. Una vez que dejé de oponerme a él, Ridley dejó caer el brazo con fuerza y golpeó el suelo con su fregona.
No dijo nada, pero su mirada lo decía todo. Vi que volvía la vista hacia Jetwick sin suavizar el gesto, lo que hizo que me alertara. ¿Quién me mandaría a mí meter a mi propio equipo, incluyendo a mis mejores amigos, en todo este lío? No deberían tener nada que ver.
Decidí irme a la esquina contraria, donde estaba Jetwick, para evitar tener que estar cerca de Ridley, a quien parece que le gustó la idea, porque ni hizo el intento de volver a acercarse a mí. Hasta personas como Ridley necesitan descansar de las peleas de vez en cuando, aunque sea durante una tregua de un par de minutos. Lo más seguro es que, después de salir de allí, volviera a la carga.
Me acerqué a Jetwick tanto como pude, aunque él ya había limpiado la mayor parte de la esquina en la que había estado. Vi cierto rubor en sus mejillas cuando me acerqué.
Hasta que yo decidí hablar, ambos estuvimos limpiando en silencio.
-No vuelvas a hacerlo -le susurré entonces-. No merece la pena que todos vosotros me defendáis por algo que tengo que arreglar yo misma.
-No quiero -dijo él con toda tranquilidad.
-¡En serio! Se acabaron las peleas contra el equipo D-32. Vamos a acabar todos mal como sigamos así, y no quiero que volváis a meteros en líos por mi culpa.
-Yo sí -volvió a decir.
-¿Y seguir perdiendo puntos a cambio de castigos? Sería una capitana horrible como os dejara hacerlo.
-O no -continuó.
Creo que era la primera vez que Jetwick me llevaba tanto la contraria desde que nos habíamos conocido.
-Jetwick, escúchame; te estoy diciendo que las peleas nos van a hacer mucho daño, y somos...
-Equipo -me interrumpió.
-No, espera, no era eso lo que iba a decir...
-Ya -dijo, levantando un poco la vista-, por eso.
Interpreté lo que estaba diciendo por los gestos que hacía y lo tranquilo que parecía estar: creo que estaba completamente seguro de que, si éramos un equipo y trabajábamos como tal, no nos podía ir tan mal como yo pensaba. ¿Era él el único que pensaba de esa forma, o hablaba por todos los demás?
-¿Tan empeñados estáis en defenderme? -pregunté con una ligera risa.
-Normal -sonrió él.
La forma que tengo yo de mostrar la timidez, a diferencia de Jetwick (quien se sonroja), suele ser con una risita pícara. Digamos que no pude evitar soltarla en ese momento.
-Una cosa más: ¿creéis que tener rivales como ellos es...?
-Normal -volvió a repetir.
No era eso lo que estaba pensando preguntarle, pero puede que tuviera razón. A lo mejor tener rivales no era malo. ¿Y si eran necesarios para el equipo? ¿Y si lo que de verdad necesitábamos era un grupo de rivales que nos pusiera las pilas y nos hiciera la vida imposible?

Después de un rato, ya habíamos acabado de limpiarlo todo. Ridley se había ido un par de minutos antes y nos había dejado el final de la limpieza a nosotros dos, pero prefería que fuera así a seguir compartiendo el castigo con él. Además, estaba segura al cien por cien de que Mr. Black B nos había estado controlando desde una cámara de seguridad, de ahí a que Ridley no hubiera querido ir a por mí directamente. Si el director pensaba que Ridley no había hecho bien su trabajo, siempre podría castigarlo de alguna otra manera y tenerlo controlado sin moverse de su despacho.
Nos sorprendió un poco que la salida al pasillo se hubiera convertido en un túnel de brazos entrelazados, pero tampoco podía esperarme menos de mi equipo. Nos debían de haber estado esperando desde hacía ya un rato.
Yo pasé primero bajo los brazos de mis compañeros, mientras ellos los iban levantando a la velocidad de mis pasos, aplaudían y coreaban.
El túnel volvió a formarse. Jetwick, al no esperarse esto, volvió a ruborizarse, pero pasó igualmente por debajo. Todos los demás repitieron la maniobra.
Demasiada alegría veía yo para la que habíamos armado... en fin, nunca viene mar ser un poco optimista.
-¡En serio! -insistí-. No vamos a meternos en más líos. A partir de ahora, los rivales...
-Sí, sí, Eri... ¿pero cuándo nos vamos a vengar de los tontos del equipo D-32? -preguntó Mia.
-La venganza no es buena, pero yo... -susurró Mirta.
-Bueno, no lo será, pero tendremos que dejarles claro quién manda, ¿no? -dijo Delmet haciendo crujir sus nudillos-. Tengo un par de cosas que me quedan por decirle a Rex, y a Ridley, ya que estamos, pues igual.
Ah, es verdad. Me estaba fijando demasiado en Ridley y en mí, pero parece que los dos equipos nos habíamos acabado convirtiendo en rivales como si fuera cosa del destino. Habríamos empezado nosotros dos, pero si los demás también estaban de acuerdo...
-¿De verdad los queréis como rivales? -volví a preguntar.
A ver... -intervino Teck-. Ellos van a seguir tomándola con nosotros. ¿Piensas ocuparte de todos tú sola? Puede que antes fuera una pelea de dos, pero se acabó, ¿me entiendes? Nadie ha metido a nadie en ningún lío, nadie tiene la culpa; somos nosotros los que queremos vencerlos con nuestras propias manos –y Etsu asentía a todo lo que iba diciendo su compañero.
-Un rival puede hacer más fuerte -dijo Imala, y yo estaba de acuerdo con ella.
Por último, todos miramos fijamente a Bobby.
-¿Qué pasa conmigo? -dijo él, un tanto incómodo- ¡Haced lo que queráis! ¿Por qué no iba a estar YO de acuerdo con vosotros?
-¿No te molesta? -preguntó Mirta.
-Más me molestaría que los dejarais huir -dijo entonces el chico con una media sonrisa.

Se ve que ahora somos rivales oficialmente, pero ¿qué creéis que pasará con Tania Tyler? ¡A lo mejor pasa algo interesante en el capítulo siguiente! (Si es que hay tiempo para retocarlo... perdón otra vez)

7 jun 2014

67. Un futuro... ¿muy negro?

Tank Higgan, Rufina, nuestra entrenadora... parece que todos nos han pillado con las manos en la masa. ¡Ahora toda la culpa va a recaer sobre Jetwick! Y no creo que nos vuelvan a tratar igual después de esto...

Capítulo 67
-¡Eh, un trabajo magnífico el de hoy! -exclamó Delmet, haciendo que su voz estridente rebotara contra las paredes-. ¡No me esperaba menos de vosotros!
Yo estaba demasiado perdida en mis pensamientos como para escuchar lo que decía Delmet.
-¿A que sí, capitana? -me preguntó animado-. ¡Tienes que reconocer que nos hemos defendido como nunca, como verdaderos valientes!
-Pero nos han pillado como a verdaderos idiotas -afirmé.
-¿Y por qué ese pesimismo? -preguntó Teck con arrogancia-. Por una vez que tiene razón el del casco gigante... -ni Delmet ni Mirta vieron muy bien dónde estaba el chiste-. ¡Ha sido todo un espectáculo lo que hemos armado en ese patio! ¿No querías vernos trabajar en equipo? ¡Pues ahí tienes un ejemplo!
Sonreí vagamente. Me había parecido que hablar de esa forma le daba a Teck un aire un poco afeminado.
-En el trabajo en equipo os doy un diez -aplauso general del equipo al oírme-, pero en la discreción os suspendo con un tres y medio.
Los aplausos cesaron.
-¿Y eso de ver el lado positivo de la vida? -reflexionó Bobby en voz alta-. Lo hemos hecho bien, ¿no? Pues con eso hay que quedarse, y lo otro como si nada.
No tenía muy claro qué decir para que mi equipo entendiera el problema.
-Es por Jet, ¿a que sí, Eri? -adivinó Mia-. No quieres que le pase nada, y por eso quieres entrar.
-¿Entrar? -pregunté sin poder creerlo-. ¿Y cuándo he dicho yo algo de...?
La verdad, no me había parado a pensarlo: estábamos justo delante del despacho del Sr. Morrison, esperando a que Jetwick y Ridley salieran de ahí dentro. Mejor dicho, sólo esperábamos a Jetwick.
-Bueno... me refería a la lección que os enseñé hace poco sobre aprender de nuestros errores, pero... vale, supongo que voy a entrar -Mia hizo palmitas.
El equipo me miró preocupado y sorprendido, como si me hubiera vuelto loca de repente.
-No lo dirás en serio, ¿verdad? -preguntó Bobby.
-Que la suerte te guarde, jefa.
-Gracias Imala, eso era todo lo que necesitaba -respondí, mientras los demás me miraban con lástima y Etsu hacía una especie de reverencia.
Tomé aire y caminé hacia la puerta, acercando la mano al picaporte.
-La alfombra... -me recordó Teck, mientras Mirta se tapaba la boca con las manos.
Agarré el picaporte manteniéndome a distancia. Uno. Dos... tres...
Abrí la puerta, entré, salté la alfombra y di un portazo.
-¡YO TAMBIÉN SOY CULPABLE! -grité a todo pulmón.
Por lo que me contaron después, Teck se dio una palmada en la frente al oírme gritar. Mia acercó la oreja a la puerta.
Me sentía un poco ridícula: ahora en la sala reinaba un silencio sepulcral, y yo había llegado gritando. Ambos chicos estaban de pie frente a la mesa del profesor y giraban la cabeza hacia mí: Jetwick me miraba compasivo; Ridley con rabia. Justo enfrente de los tres estaba el Sr. Morrison, pero no era el único que estaba al otro lado de la mesa: había una segunda figura sentada en una silla giratoria, de espaldas a todos nosotros. Podía ser... ¡¿Mr. BLACK B?!
El asunto tenía que ser bastante grave si ambos directores estaban ahí dentro. Tragué saliva.
Mr. Morrison soltó una risita.
-¿Eria Jumps? -oí decir al hombre de la silla, con una voz profunda y que imponía bastante- equipo F-06, capitana. ¿Es eso correcto?
-Del todo -respondí con una leve reverencia-. Buenos días... señor Black.
-Me encantaría que me explicase un poco la situación por la que estamos pasando ahora mismo en la academia. ¿Es cierto que su equipo ha estado implicado en una pelea recientemente?
- ...sí- dije, algo temerosa-. Pero créame, Jetwick no tiene del todo la culpa... mejor dicho, no tiene culpa de nada... porque... ¡Castígueme a mí en vez de a él, señor!
Jetwick me miró de reojo, algo sorprendido al verme suplicar de esa forma. ¿Qué más podía hacer? Ese hombre daba mucho respeto; no parecía el padre de la Mia que yo conocía.
Mr. Morrison volvió a reírse por lo bajo.
-Hay testigos de que este chico ha tenido relación con la pelea. No se puede hacer nada -afirmó Mr. Black B.
-¡Yo le dije que lo hiciera! -insistí-. El plan fue mío. Él sólo me defendió.
-Es de mala educación entrometerse en los asuntos de los demás, Jumps -me interrumpió Ridley, quien hablaba igual que Tank por lo desagradable que era. Se notaba quién era su entrenador...
-Orden -exigió Mr. Black B-. Lo siento, Jumps, pero no puedo sustituir a ninguno de estos dos alumnos por cualquiera que se precie.
-Pero... -me había quedado sin nada que decir-. Lo entiendo, señor.
-Esperaba que lo entendieras -me contestó él-. Me han hablado muy bien de ti últimamente, Jumps. Tu entrenadora, tus profesores, mi hija... todos acuerdan que tienes potencial para estar aquí. Imagínese lo que me costó creer que el equipo F-06 tuviera relación con todo esto. No esperaba esto de un equipo como el vuestro, tengo que decirlo.
¿Significaba eso que habíamos defraudado al director? Ahora me sentía todavía peor.
-Señor... deje al menos que comparta el castigo con ellos -ofrecí-. Sólo yo. Soy la capitana de Jetwick, y no debería dejar que cualquiera que esté en mi equipo se las apañe sin echarle una mano. Usted sabe que este chico no suele estar metido en este tipo de cosas, por el historial, supongo...
-¿Qué sabrás tú, Jumps? -susurró Ridley.
-Cierra el pico, Left -le contesté yo.
-Silencio -ordenó Mr. Black B-. Si esa es tu intención, supongo que no te lo voy a impedir. Con respecto a la pelea... entiendo que pueda existir cierta rivalidad entre dos equipos, pero no podemos convertir esta rivalidad en un medio de agresión. Como bien sabéis, esto os ha costado algunos puntos pétreos que anulan los puntos cima que habíais acumulado hasta ahora. A los tres. ¿Jumps?
-Estoy de acuerdo -afirmé. Hacía calor ahi dentro...
-Tal como decía antes de la interrupción de Jumps, vuestro castigo será limpiar los restos que han quedado en el comedor tras la guerra de comida -explicó Mr. Black B, plan que me hizo notar un escalofrío-. Esta tarde, a la hora del descanso, los tres debéis estar en la puerta del comedor. Por cierto, a partir de ahora se organizarán turnos para el comedor y la cafetería, ¿entendido?
-Entendido -respondimos los tres a la vez.
-Pues si no hay dudas... buenos días. Espero que nada de esto se vuelva a repetir en el futuro.
-Nuestro equipo hará todo lo posible por mantener el orden de Golden Podium- aseguró Ridley con una inclinación de cabeza que me dejó asqueada.
-Pelota... -le susurré.
-Cierra el pico, Jumps -me contestó el muy traidor.
Y, procurando no pisar la alfombra de Mr. Morrison, los tres salimos de nuevo por la puerta por la que habíamos entrado.

Es posible que durante el verano haya algunas entradas que no se puedan publicar... ¡Perdonadnos! ¡Esperemos que la historia continúe hasta el infinito!