Por
fin... ¡hemos vuelto!
Habréis
notado que, en verano, nos cuesta mucho más subir capítulos todos
los viernes. ¡No hay problema! En cuanto se vaya acercando
Septiembre, no os fallaremos ni una sola vez.
Bueno,
¿por dónde íbamos? Ahora tocaba hablar con nuestra entrenadora, si
mal no recuerdo...
Capítulo
69
Ya habíamos pasado
un buen rato ahí sentados, frente a la mesa de Tania sin decir
palabra. Por supuesto, me refería a Jetwick y a mí. Ella tenía la
cabeza inclinada hacia delante, de forma que no le veíamos la cara.
Me daba escalofríos.
-Contadme -dijo al
fin-. Vuestra versión.
Tamborileé
nerviosamente sobre la mesa con la punta de los dedos.
-Lo sentimos,
entrenadora -respondí-. Verás, la historia es más compleja de lo
que imagina... Ya conozco a Ridley de antes, y él quiere hacerme la
vida imposible, y yo intenté...
-No te vayas por las
ramas -me detuvo Tania, y levantó la cabeza: parecía cansada y algo
aburrida, pero no enfadada. Creo que eso me alivió un poco -y no me
trates de usted; soy muy joven para formalidades como esa. Continúa,
pero empezando por el origen de la pelea.
-Ah, claro... Eso
-rectifiqué-. Verás... habíamos llegado al comedor. Digamos que
nuestros equipos no se llevan muy bien, así que, cuando Ridley se
acercó...
Tenía pensado
contarle la versión resumida de la historia, saltarme los detalles y
ser neutral, pero lo que tenía en mente se fue derrumbando conforme
fui avanzando con la historia: Tania, quien había estado mirándonos
muy seria nada más empezar, fue cambiando el gesto al oír mis
palabras, sustituyendo su cansancio por lo que parecía interés.
Me sorprendió, y
además bastante, su reacción, pero su atención me hizo seguir con
más ganas mi relato. Fui perfilando todos los rasgos, añadiendo
datos de mi cosecha y opinión, subiendo el volumen de voz y la
claridad... Cuanto más interesada parecía Tania, más ganas le
echaba yo a lo que decía. Hablé tanto que hasta me desvié de la
línea principal y le conté a Tania algunos detalles sobre cómo
Ridley me había traicionado hacía ya un año. Tan sólo me faltó
subirme encima de la mesa y apuntar al cielo como un dedo, como solía
hacer Delmet.
Cuando di mi
narración por acabada, me tapé discretamente la boca con una mano;
me había pasado. Me había sentido tan cómoda que no había
conseguido parar de hablar.
Tania sonrió con
picardía.
-Así que lo que
empezó la famosa pelea de comida fue el cartón de zumo que Delmet
le había lanzado a Ridley en el desayuno, ¿cierto? Aunque luego
Ridley se lo devolviera.
-Sí... digo, ¡no!
-me interrumpí-. Bueno, sí que fue el zumo, pero Ridley...
-Provocó a Delmet,
lo sé -aclaró Tania tranquilamente, entrelazando los dedos de sus
manos.- Lo que quiere decir que, si el equipo D-32 no se hubiera
acercado a vuestra mesa, nada habría pasado.
-Exacto -le confirmé.
-Lo malo fue que, al
final, consiguieron lo que querían: dejaros a vosotros en mal lugar.
¿Os habéis dado cuenta de eso?
Jetwick y yo
asentimos tristemente con la cabeza. Tania suspiró profundamente,
como si se hubiera quitado un peso enorme de encima.
-Y yo que pensaba que
la cosa era mucho más complicada. ¿En qué clase de pelea a gran
escala no hay ni un sólo herido grave? Podríais haber salido mal
parados, sí... ¡pero si es lo más normal del mundo que haya peleas
a vuestra edad! Y encima, lo más peligroso que habéis hecho ha sido
lanzar piedras...
Tania rió compasiva.
Me alegraba que no estuviera decepcionada. No lo estaba, ¿verdad?
-Que quede entre
nosotros... soy mucho más blanda de lo que la gente se piensa que
soy, y además me he metido en toda clase de líos cuando era
pequeña. La verdad es que también me pareció una tontería
castigar a un par de niños por subir a un árbol la semana pasada
(sí, ya me contaron lo de vuestro primer castigo), pero no dije nada
para no fastidiarla. Gajes del oficio de ser la novata: hasta los
profesores y entrenadores se comportan como niños para salirnos con
la nuestra. ¿El peor? Tank.
¿Por qué eso no me
sorprendió?
-Pero bueno, soy
vuestra entrenadora... y tengo que asegurarme de que todo esto no
vuelva a pasar. ¡Habéis armado una buena! Prometedme que vais a ser
mas cautelosos a partir de ahora, o de lo contrario nos sumarán
puntos pétreos al historial.
-Lo prometemos -dije,
y Jetwick inclinó la cabeza para darme la razón-. Pero Tania, no
podemos hacer las paces con ese equipo después de todo lo que nos
han hecho (y tienen pensado hacernos). Si intentan provocarnos otra
vez...
-Que sea en el campo
de juego. Y me aseguraré de que Tank le diga lo mismo a su equipo
-intenté hablar, pero Tania continuó-. Pero si no obedecen...
ignoradlos, o aseguraos de que no os pillen de la misma forma que
hoy, o seré la primera en hacer que no podáis contarlo. Llevadlos a
un terreno en el que podáis convertir la pelea en un partido, que
para eso estamos -se rió de forma maliciosa.
Vaya, se las conocía
todas. Miré a Jetwick, quien también parecía maravillado con las
palabras de Tania.
-Entonces... ¿no hay
castigo?¿Estás de nuestra parte en esto?
-¿Es que queréis
otro castigo? ¡Yo a eso lo llamo ser masoca! Pero sí, lo dejo todo
en vuestras manos. Porque me puedo fiar de vosotros ¿no?
-¡C-claro, no lo
dude! -dije, llevándome una mano a la frente con un gesto militar-.
Esto... ¿puedo preguntarte algo antes de irnos?
-¡Por supuesto!
¡Faltaría más!
-Pues... ¿Cómo te
llevas con Tank? Es sólo curiosidad, así que si no quieres
responder...
Tania se rió más
fuerte. Estaba siendo demasiado cautelosa con ella, lo sé, pero de
ella dependían mi nota final y mis castigos...
-Si me guardáis el
secreto -susurró-. No muy bien. Se cree mejor que todos los
demás profesores, en mi opinión, y no me soporta: me tiene
envidia por haber llegado tan rápido a ser entrenadora, creo yo
-volvió a alzar la voz- ¡Pero yo no os he dicho ABSOLUTAMENTE NADA
de esto!
Mi cara lo decía
todo. Jetwick también estaba alucinado.
-Así que ya
sabéis... -susurró una última vez-, si vais a muerte a por el
equipo de Tank, ¡no quiero que dejéis a nadie en pie! Debería
promover la no-violencia y educaros para el bien, pero no es mi
estilo ni sé cómo enseñaros... no sigáis mi ejemplo al pie de la
letra, por favor.
No pude evitar
reírme. No sólo no habíamos defraudado a nuestra entrenadora, sino
que ahora sabíamos que ella confiaba en nosotros más de lo que
esperábamos. Tania era tan cercana... a veces sentía
que podía contarle todo sin que ella se cansara de escucharme, como
si fuera una más del equipo o... alguien de mi propia familia.
Ya era hora de
regresar con el resto del equipo. Debían estar esperándonos,
y la verdad es que habíamos tardado ya bastante. Menos de lo que yo
esperaba, pero bastante.
Jetwick salió
primero. En cuanto rocé la puerta del aula con el índice, me
detuve.
Giré la cabeza hacia
Tania.
-¡Gracias por todo,
entrenadora! -le sonreí con naturalidad.
-No tienes por qué
dármelas. En el fondo, estoy siendo un poco egoísta por usaros como
arma arrojadiza, pero tampoco sabéis nada sobre ese asunto, ¿vale?
Sé más prudente que yo.
Volví a sonreír,
esta vez enseñándole un pulgar hacia arriba.
-Me recuerdas a
alguien de mi familia -dije sin pensar
-¿En serio? -rió
ella de nuevo.
-Sí -respondí-. A
mi tío.
-¿Y eso? -preguntó,
supongo que también sin pensar.
-Porque me respalda.
Es mi cómplice en cualquier situación ¿sabes? Es el hermano de mi
madre. Tiene veintisiete años. Podría ser mi hermano perfectamente,
incluso mi padre -callé antes de volver a irme por las ramas-. ¡Pero
bueno! Ya me voy. Y gracias otra vez, aunque no haga falta.
Agarré el pomo de la
puerta para pasar por ella, pero, justo cuando iba a irme, Tania me
detuvo:
-¡Espera! Una cosa
más: tu tío... en fin... ¿cómo es? Quiero decir, ¿es guapo?
-Sí. ¡Mucho! Y está
soltero -solté de sopetón, cerrando la puerta de golpe mientras me
reía.
Y digamos... que
preferí no comprobar la cara que se le había quedado a Tania
después de esto.
¡Como de costumbre,
final feliz!
Y será mucho más
feliz cuando le dé a June un correctivo por no mandarme los
capítulos... ¿Verdad?
Nota de June: Creo
que será mejor que empiece a correr... (; - ;)