El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

13 nov 2014

74. Piezas y más piezas

En este capítulo nos toca aguantar el montaje completo de una de las posesiones más preciadas de Delmet. Este chico está fatal de la cabeza... ¡Por favor, que sea leve!

Capítulo 74
Se veían las ganas que tenía Teck por terminar el cañón en que ni siquiera se había molestado en cambiarse de ropa para ponerse algo más fresco. En ese momento, Teck llevaba la que debía ser su camiseta favorita: una negra con un círculo verde en el centro y una etiqueta muy brillante (la había visto asomar alguna vez cerca de la nuca del chico) que delataba que la prenda era de marca. 
Era de manga corta, pero tenía cosidas unas mangas largas falsas -las cuales llevaba subidas en ese momento para trabajar- que simulaban que Teck llevaba debajo de la negra una segunda camiseta, blanca. Si al menos se hubiera puesto una de manga corta de verdad... Como las que solía llevar para salir a la calle, casi todas negras, o bien verdes. El color verde debía de gustarle mucho. Además, cualquier chica aficionada a la moda (como muchas de mi edad, sin contarme a mí) habría observado que el verde “resaltaba” los ojos claros de Teck (Grises, con finas líneas que iban desde sus pupilas hasta el borde de su iris).
¿Que por qué conozco tantos detalles? Soy observadora... y tampoco es que tuviera algo mejor que hacer mientras “los currantes” trabajaban, así que verlos actuar era mi mayor entretenimiento. Sí, los tenía delante...
Mientras tanto, Etsu inclinaba un poco la cabeza hacia lo que Teck tenía en las manos para ir diciéndole lo que tenía que hacer. Tampoco es que el segundo chico llevase mejor ropa para aguantar el calor... Como era habitual, Etsu llevaba puesto un conjunto demasiado formal y excesivo para la ocasión. Llevaba una camisa del estilo de la de Teck (con mangas falsas a las que solía darle varias vueltas) pero entera blanca, con una corbata azul marino anudada al cuello del mismo color que una especie de dobladillo que le asomaba por debajo. ¿Más cosidos falsos? Ya veía otra cosa más que esos dos tenían en común...
Al bajar la cabeza, el mechón en forma de interrogación que Etsu tenía sobre ella rebotó de una forma bastante peculiar.
-Ahora tienes que terminar el mecanismo. Esta parte puede ser delicada, así que ten cuidado.
Teck, de rodillas, empezó a juntar lentamente la pieza que tenía en la mano con lo ya montado.
Pero, cómo no... Delmet no vio mejor momento para arrimar la cabeza.
-¡Venga, venga, venga, que ya lo tenéis casi montado! ¡VAMOS!
El último grito sorprendió a Teck quien, sobresaltado, giró la muñeca  en el último momento. La pieza se unió al resto sin problema, sí, pero una de las que estaban ya colocadas saltó por los aires, dio contra un árbol y rodó por el suelo a unos cinco metros de nosotros. Uno de los lados del cañón se terminó derrumbando.
-¿Me lo cargo, me lo cargo? -preguntó Teck apretando los puños.
Al ver que Etsu se encogía de hombros, el mecánico se levantó de golpe y salió a correr tras el chico del casco sin hacer el más mínimo esfuerzo por contenerse.
Una vez que ambos hubieron perdido entre los árboles, Etsu suspiró.
-Esto nos va a llevar más de lo que yo pensaba... -dijo.
Pues vaya... Jetwick nos estaba esperando en el edificio y no quería tardar mucho para pasar algo de tiempo los tres juntos. Pero allí estábamos Mia y yo, en el bosque. Gracias, Mia, por ser fiel a Delmet.
Al principio Jetwick tenía toda la intención de dejarnos allí "tiradas", pero luego se había ofrecido a acompañarnos; era incapaz de fallarnos. Como sabía que a mi amigo no le apetecía nada venir a ver cómo montaban el cañón (porque a mí me pasaba lo mismo), me compadecí de él y lo mandé a decirle a Tiffany, la novia de Teck, que iba a estar ocupado esa tarde por culpa de Delmet.
-Sé que vas a ser breve, no lo dudo, pero mejor que salgas corriendo en cuanto entregues el mensaje -le había avisado Teck al enterarse de que Jetwick iba a ser su mensajero-. Mi chica tiene bastante carácter...
Menos mal que teníamos a Jetwick y a Bobby: Tiffany, según Teck, no aguantaría que una chica le comunicara ningún mensaje sobre “su amor” debido a lo extremadamente celosa que era. A la que más vigilaba era a Mirta, cómo no, pero también nos tenía rencor a las demás del F-06. “Claro, como ella está en un equipo femenino y yo en uno mixto...” había supuesto Teck poniendo los ojos en blanco.
Pues vaya plan. Tener novio con mi edad no parecía de lo más adecuado. Já... Creo que prefería “ser libre”.
Hacía un rato que Teck había dejado de perseguir a Delmet y el cañón había empezado a avanzar de verdad. ¡Por fin! Sólo un par de piezas más y estaría acabado. ¿De dónde habrían sacado tanta pieza?
Ahora sólo quedaba que Delmet no incordiase.
-Mia -le susurré a mi amiga-, creo que Delmet se merece un buen abrazo.
Ella no se lo pensó dos veces: corrió hacia su ídolo y lo rodeó con los brazos. Delmet no la vio venir y luchó con todas sus fuerzas poder respirar, pero ya era demasiado tarde para huir.
Etsu y Teck aprovecharon que Delmet estaba inmovilizado para colocar las últimas piezas. ¡Bien! Justo como había planeado.
-¡Por fin! -exclamó Teck en medio de un suspiro-. Héroe, tu trasto ya esta montado.
Mia soltó a Delmet y, emocionada, se llevó las manos a las mejillas mientras admiraba el cañón. Delmet, ya libre, se tambaleó uno segundos y volvió la vista en la misma dirección.
¡Ahí estaba! El tubo del cañón, decorado con estrellas y franjas blancas, rojas y azules era lo suficientemente ancho como para que alguien como Delmet pudiera meterse dentro. A simple vista el aparato parecía de juguete, pero de cerca se notaba que no estaba hecho de plástico barato.
-¿Se puede usar ya? -preguntó Delmet con impaciencia.
-Hasta que te rompas los dos brazos -asintió Teck, echado sobre la máquina con los brazos cruzados.
Antes de que decidiera probarlo, Mia y yo nos acercamos un poco más.
-Pensaba que todo esto era una broma... ¿En serio Delmet usa esta cosa?
-¿No recuerdas que decía que ser hombre-bala era su pasatiempo? -me recordó Teck-. Pues no mentía.
Se me abrieron los ojos como platos en cuanto asimilé toda la información que me estaba llegando.
-¿Se lanza desde ahí? Pe- pero ¿no le pasa nada? Quiero decir, esto tiene muy mala pinta...
-No le hemos incluido mucho alcance al cañón, así que apenas suele elevarse un par de metros -me explicó Etsu-. En cuanto su velocidad disminuye, lo que Delmet suele hacer es abrir su paracaídas (también diseñado por nosotros dos) por lo que no es habitual que tenga accidentes. De hecho, hay veces en las que ni lo necesita.
-Es más, ¡Creo que cualquiera que tuviera un poco de cuidado podría utilizar este chisme! -rió Teck, dando un par de palmaditas al cañón-. ¿Y si lo patentamos como atracción de feria?
De pronto empecé a oír rápidas pisadas de alguien que se nos acercaba corriendo. Me tranquilicé al ver que era Mirta la que venía.
-¡Por fin está listo! -observó.
-Qué va, es un decorado. Si lo tocas, el cartón se cae -sonrió Teck.
Yo también sonreí. Era el tipo de chistes que solía contar Bobby; Teck debía de llevarse bien con él. Mirta lo ignoró.
-Tienes que sentirte genial en este momento, Del.
-¡Pues claro! -respondió el intrépido-. ¿Y sabes qué es lo mejor? ¡Que podemos estrenarlo ahora mismo!
Mirta asintió con una sonrisa, pero la noté un poco nerviosa ante la idea...
Un momento, pisadas de nuevo. Tenía que ser alguien más del equipo... ¿Jetwick?
No, estas pisadas se oían mucho más lejos. Tenía que haber alguien más por la zona.
No sólo yo me di cuenta de lo que pasaba: los demás también se habían quedado en silencio para averiguar de dónde venían los pasos.
Etsu señaló un punto entre los árboles: había una sombra entre ellos. Era una chica. ¿Mystery? No, por favor, ella no...
Tal y como esperaba, no estaba sola: Ridley, de espaldas a nosotros, la acompañaba.
Abrí y cerré los puños para calmarme. No funcionó.
-Sujetadme antes de que me lance a por él -les advertí.
Intenté echarme a correr hacia Ridley, pero Mia me inmovilizó con uno de sus abrazos. Luché por liberarme; me costaba respirar...
-Tengo una idea mejor, capitana -dijo Delmet con una sonrisa maliciosa, como a un niño al que se le acaba de ocurrir una travesura.
-Ilumínanos con tu sabiduría -se mofó Teck, esquivando la bofetada que intentó darle Mirta.
-Ya verás -continuó-. Esta temporada, ya que nos pilla la ocasión, ¿por qué no enseñarle al rubio ese de lo que es capaz nuestro nuevo “juguete”?

Como decía, menudas ideas se le pasan a este chico por la cabeza.
Ya veréis en el siguiente capítulo lo que pretende...

No hay comentarios:

Publicar un comentario