Qué
filosófica estoy hoy... Voy a tener que dormirme pronto antes de que
me ponga peor. ¿Dónde estará mi cuerda?
Capítulo
81
Deslicé el
bolígrafo entre mis dedos como si se tratase de una varita mágica.
Una hoja de papel barata no estaba a la altura de mi escritura
perfecta: mis trazos, mi caligrafía...
Por poco no
agujereo el papel de escribir tan fuerte. Estaba emocionada: ¡con
mis textos se podría hacer hasta un libro!
Girando la
muñeca frenéticamente, apunté mi frase final. Reorganicé las
hojas escritas, les di dos golpecitos contra la mesa y entregué el
examen.
La campana
acababa de sonar.
¿Habéis
sentido alguna vez esa extraña sensación de creer que sois un héroe
nacional y que merecéis una medalla? Delmet la tiene a todas horas.
Yo la experimenté en ese momento.
Salí por la
puerta con aire de triunfo, paso firme, cabeza alta y espalda recta.
Un halo de luz invisible me envolvía: era invencible. Di mis
primeros pasos al exterior, saboreando mi victoria...
Y caí
derrumbada, con la espalda sobre una pared y los ojos en blanco.
Madre mía, qué dolor de cabeza...
Una personita
curiosa se asomó por el hueco de la puerta. Sus enormes ojos grises
se dirigieron a mí.
-Te ha salido
fenomenal el examen, ¿verdad, capi? -preguntó Mia-. ¿Demasiado
bien?
…
El día había
sido agotador, pero aún no había terminado: el famoso partido de
fútbol sería dentro de un par de horas y había que exprimir la
tarde al máximo.
Teníamos que
ganar. Los miembros de mi equipo estaban trabajando muy duro y
necesitaban que se les diera una alegría. Algunos habían acabado la
semana muy agobiados -como Mirta, aunque ella no tuviera razón
alguna para estarlo, pues sus notas eran impecables y todo le salía
bien. Daba hasta envidia.
Al que más
le costaba seguir el ritmo de la academia era a Bobby. Era el que más
tardaba en todo: escribiendo, corriendo, reaccionando... En el examen
que habíamos tenido por la mañana había partido dos bolígrafos
por la mitad mientras escribía -sí, increíble- y, para colmo, poco
después le había dado un ataque de rabia que le había durado diez
minutos interminables para nosotros. Delmet había intentado
calmarlo, pero casi había acabado mal con sus interminables
intentos. Al menos Etsu había podido inmovilizarlo antes de que
pudiera hacer alguna tontería.
Me sabía mal
verlo tan frustrado y bajo de ánimos, así que había decidido no
sacarlo a entrenar hasta pasado un buen rato. Se lo veía desubicado,
como si sintiera que no pertenecía a Golden Podium.
Teck, en
cambio, disfrutaba de lo lindo de cada entrenamiento. El único
problema que tenía era que no pasaba el balón cuando tenía que
pasarlo. Ni que fuera el único existente en el equipo...
Qué remedio,
era muy bueno. El papel de atacante le iba que ni pintado, al igual
que a Jetwick, mientras Delmet encajaba mejor en la defensa (por ser
tan cabezota y ponerse siempre en medio en el juego, con perdón).
Etsu había sido mucho más difícil de colocar: servía para ambas
cosas y no me decidía por ponerlo en una posición fija.
Las chicas
por lo general general hacían un poco de todo, pero teníamos que
acabar con la manía que tenía Mirta de pedir disculpas cada vez que
le robaba a alguien el balón. Para colmo, cada vez que alguien
mencionaba la palabra "robar", Mia se acercaba con
curiosidad y exclamaba en voz alta: ¿Robar? ¡Robar está
mal!
Aparte de
tener fallos tan tontos como aquellos, me manejaba estupendamente con
mi equipo para estar pasando bajo tanta presión. El equipo H-45
también parecía cansado, pero nos respaldaba como ninguno.
Nos habíamos
reunido antes en una especie de círculo para presentarnos y sólo me
había quedado con los rasgos característicos de cada uno; es decir,
que seguía sin saber mucho de ellos, pero parecían apañados.
Por lo menos
conocía de antes a Tornado y a Zenas. También sabía que Tael y
Yureka eran de los que tenían las ideas más claras a la hora de
actuar, aun con formas muy distintas de pensar. Aparte, teníamos una
chica que se volvía hiperactiva con los dulces, a un chico japonés
-sin aparentar serlo- que se llevaba medio bien con Etsu (lo cual era
estupendo menos porque hablaban en japonés entre ellos y eso me
ponía un poco nerviosa al no enterarme), a un chico jamaicano y a
una pelirroja bastante adorable y vivaracha. Ocho en total, uno menos
que nosotros.
Eso sí, en
excéntrico nadie ganaba a mi equipo, como de costumbre.
El
plan de entrenamiento era el siguiente: habíamos puesto varios conos
en el campo, cerca del área de la portería, y teníamos que
movernos entre ellos en zigzag y tratar de marcar gol; lo
básico. Puse a Bobby de portero porque me pareció que haría un
buen papel ahí y quería animarlo a que participara, pero tuve que
cambiarlo en seguida por su falta de reflejos. En su lugar puse a
Mia, que no dejaba pasar una, y Bobby volvió a estar al margen.ç
Hicimos
una pausa. Zenas y yo nos acercamos a hablar sobre nuestros
entrenadores, los que mandaban. Ambos adultos estaban de acuerdo
con la unión de nuestros equipos y parecían contentos con ella.
Habrían acudido sin falta al entrenamiento, pero Steve no podía
venir y Tania había tenido que quedarse con él un rato. Llegaría
un poco más tarde, pero acabaría viniendo.
Claro, Steve
aún no se había recuperado de su tremendo resfriado. Un hombre
delicado en toda regla.
Miré la
hora. Se estaba haciendo tarde.
-¡Equipos,
atended un momento! -grité-. Tania Tyler está a punto de llegar.
Hasta entonces, ¿qué tal si practicamos un poco el asunto de las
posiciones y jugamos un partido de prueba?
No sé por
qué, todos interpretaron que la pregunta era retórica. El caso fue
que nadie me contestó, pero que todos siguieron mi sugerencia como
una orden.
Mezclamos los
equipos H-45 y F-06 y nos dividimos en otros dos. Vaya, éramos
impares.
-¿Alguien al
banquillo? -sugirió Teck dándose aires de superioridad.
-Ni en broma
-repliqué-. Somos un equipo y vamos a seguir siéndolo, ya seamos
pares o no. No podemos dejar a uno solo. ¿Qué tal si te vas al
equipo contrario? Son menos, y como dices ser tan bueno...
Teck siguió
mis órdenes al pie de la letra, dejando ver que se creía tan bueno
como decía ser. Fantasma.
Empezamos a
jugar. Teck se hizo en seguida con la posesión del balón,
acercándose a portería en cuanto tuvo la oportunidad. Traté de
bloquearle el paso, pero él me esquivó sin problemas.
Chutó, pero
ya no tenía el balón; el objeto había desaparecido.
Jetwick se lo
había arrebatado sin ser visto. Tras esto, mi amigo y compañero se
dejó atrás al resto del equipo en sólo unos segundos y le pasó el
balón a Zenas. Éste se lo envió a Tael, quien lo dirigió hacia
Tornado y esperó a recibirlo de nuevo: una muralla. Tornado chutó a
portería, pero Mia detuvo el balón con las palmas de las manos.
¡Muy buena!
El tiro había sido muy potente, pero no había entrado.
-¡Una jugada
genial! Vamos a descansar un po... -me detuve. Mia estaba
lloriqueando.
-¡Palo,
palo, palo! -gemía mientras corría hacia mí sacudiendo las manos.
-¿Palo?
¡Ha ido directa a portería y tú la has parado!
-¡Mentira,
que ha sido un rebote! ¡Qué bruto! ¡Se ha oído chin!
¿Chin?
¿Eso había oído Mia?
Tornado
corrió en seguida a disculparse por chutar tan fuerte. Me aparté
para no interrumpir, quedándome en un lado del campo mientras se
acercaban todos a la portería para curiosear.
-¿Eria?
¿Puedo... hacerte una pregunta?
Qué susto.
Era Bobby; ni lo había oído acercarse. Vaya, seguía igual de
apagado.
-Claro, lo
que quieras -le sonreí. Tenía que ser agradable con él; quería
animarlo.
Él carraspeó
con nerviosismo.
-Vale, allá
va: ¿tu crees que sirve de algo que esté en el equipo F-06 ocupando
una plaza que podría ser de otro?
No sé a
quién le dolió más la pregunta, si a él o a mí. ¿Me estaba
diciendo que quería ser sustituido?
Mientras a lo
lejos se oía el jaleo que formaban los del equipo, entre nosotros se
había creado un silencio abrumador.
-Ni
se te ocurra volver a hacer una pregunta tan absurda. Nunca más
-repliqué enojada.
Miré hacia
los otros. La luz de la tarde le daba al campo un toque anaranjado
brillante bastante bonito. Demasiado nostálgico.
Bobby volvió
a intervenir. Me esperaba lo peor.
-Te lo digo
de subordinado a capitana: quieres ganar, ¿verdad? ¿Y cómo crees
que vas a ganar teniendo a un jugador como yo dentro del equipo? ¿No
sería mejor... acabar ya con el problema? -la voz se le quebraba.
-¿Problema?¿Subordinado?
-me indigné-. Bobby, entérate de una vez, no eres mi subordinado.
Eres mi compañero de equipo, y a un compañero no se lo sustituye.
¿Entendido?
Silencio.
Sólo se oía el rumor de la brisa que se acababa de levantar. El
murmullo de las voces de los demás nos afectaba en absoluto.
Me di la
vuelta. Cómo odiaba la escena. Me hacía sentir fatal.
-Tania debe
estar ya a punto de llegar -dije sin esperar su respuesta-. Por lo
menos sonríe, ¿quieres? Estamos todos agotados para andarnos con
tonterías, y por lo que sé... eres el único del equipo que puede
contagiar su sonrisa en momentos como éste.
Eso
dicen que la esperanza es lo último que se pierde. ¿Significa eso
que quien la pierde lo ha perdido ya todo? ¡Puede ser!
Espero
que esta mala racha no dure demasiado tiempo...