¿Es
que internet está de vacaciones? Chicos, si algún día me retraso,
primero, sabed que lo siento, y segundo, ¡Me está costando la vida
conseguir internet!
ALGUIEN
lo ha desconectado para hacernos una trastada al resto, y solo
consigo conectarme a duras penas desde la habitación de Etsu.
En
fin... ¿por dónde íbamos? Creo que estábamos a punto de terminar
el partido...
Capítulo
20
El
rival nos lanzó a una velocidad increíble todos los balones que
tenía en su campo, uno tras otro. Jetwick y yo (Mia nos animaba
detrás) estábamos cerca de la línea de medio campo. Con golpes
rápidos, devolvíamos cada uno de sus tiros. Al estar prácticamente
al lado del campo contrario, sólo teníamos que golpearlos hacia el
suelo.
Estábamos
perdiendo el tiempo. Si continuábamos así, lo único que
conseguiríamos sería cansarnos y acabar fuera del juego. Así nunca
podríamos eliminar al contrario.
Tras
pensar esto, en cuanto recibí el siguiente balón lo lancé hacia el
chico. Mientras él lo esquivaba, grité a Jetwick para que
retrocediera.
Pero
ese chico era demasiado rápido. Mientras me movía noté que me
habían dado otra vez. ¡Una vez más y acabaría en el banquillo!
Tonta, Eria, si hubieras estado más atenta...
¡Sabrías
que viene el tercer impacto! El contrario había aprovechado mi
distracción para lanzarme otro balón más. ¡No me había dado
cuenta!
Demasiado
tarde: ya me habían dado, y en toda la cara.
Pero...
¡La pelota todavía no había tocado el suelo! ¡Se había
precipitado hacia arriba!
Intenté
atraparla, pero choqué contra Jetwick, quien también trataba de
darle caza. Tropecé. Me levanté de nuevo y salté, pero la pelota
se me escapó. Jetwick saltó hacia delante extendiendo los brazos...
Nada. Trató de rozar la pelota con los dedos, pero ni la tocó.
Ambos
caímos al suelo tras nuestros fallidos intentos, Jetwick seguramente
haciéndose más daño que yo. Si él la hubiera alcanzado, lo
habrían eliminado en vez de a mí. Había intentado salvarme... y
encima yo se lo había estropeado. Al menos no me sentiría culpable
por eso...
Traté
de distraerme con otros pensamientos: Solo era el primer día, ya
tendría más oportunidades de ganar algo. Pero le estaba dando
demasiadas vueltas... Al fin de al cabo, era la primera impresión
que le iba a dar a mis rivales.
Ya
me iba al banquillo, inclinando la cabeza para ocultar mi cara,
cuando escuché... ¿aplausos?
Me
estaban aplaudiendo. Paré en seco: tenía que cambiar de actitud.
Había jugado lo mejor que había podido, y lo habíamos hecho
genial. Una derrota no marcaba una vida. ¡Jetwick aún podía
remontar!
Pero
me di cuenta de que no aplaudían por eso. La pelota que me había
dado... ¡No había caído!
Entonces,
si Jetwick no la había atrapado, ¿Quién...?
Mia
estaba tumbada cerca de Jetwick con los brazos extendidos hacia
delante. El balón estaba justo sobre sus manos. ¡Lo había
atrapado! ¡Podía seguir en el juego!
La
chica se levantó de golpe. Se dirigió hacia el público y saludó
alegremente. Me dio la risa. Corrió hacia mí para darme un abrazo.
No lo rechacé.
El
rival... bueno, seguía sin creerlo. Estaba muy atento. En cuanto Mia
dejó de abrazarme, vi que tenía un balón entre las manos. Mia se
alejó, él se preparó para lanzar...
-¡Mia,
cuidado!
A
todo correr y saltando hacia delante para impulsarme, fui hacia ella.
Me coloqué delante suya frenando en seco, y la desvié col el brazo.
¡Menos mal! A ella le habría impactado en la cabeza, y muy fuerte.
A mí aún me latía el brazo. No creía poder atrapar el balón.
Ahora
sí, estaba eliminada. Ya me daba igual ir al banquillo, había sido
por una buena causa.
De
repente, algo pasó por mi lado a gran velocidad. Jetwick...
Iba
hacia la pelota a una velocidad increíble. Antes de que llegara a
caer, la levantó de una patada y saltó. Tomó impulso con los
brazos, colocándose como si fuera a rematar en volleyball, e impactó
la pelota con todas sus fuerzas. Lo vi todo a cámara lenta, aunque
pasó a la misma velocidad a la que corría Jetwick.
La
pelota se dirigió al otro campo...
Cayó...
Siguió
cayendo...
¡Eliminado!
No
podía creerlo. No solo no me habían eliminado, ¡También habíamos
ganado! Por los pelos, ¡pero lo habíamos conseguido!
Mia
volvió a abrazarme por segunda vez. Yo también me sentía genial.
Acabado
el abrazo, me acerqué a Jetwick muy despacio. Él se dio la vuelta.
Le extendí el brazo.
-Bien
jugado -le dije-. Me llamo Eria. Soy Eria Jumps. Has estado
impresionante.
Inclinó
la cabeza, seguramente para esconder su cara. Me extendió su brazo.
-...
Jetwick... Gray -dijo, y fue la primera vez que lo escuché hablar.
Tenía una voz agradable al oído, suave y serenada, aunque la
timidez lo hacía tartamudear un poco.
Sin
avisar, Mia saltó hacia mi espalda.
-¡¡¡Abrazo
colectivo!!! -gritó, rodeándonos a ambos con los brazos.
El
resto del equipo también se unió. Mirta, Imala, Bobby, Teck...
¡Hasta Etsu se vio atrapado al intentar acercarse! De nuevo, reí.
Miré a Jetwick, que levantaba lentamente la cabeza: no debía de
estar acostumbrado a los abrazos, pues tenía la cara roja como un
tomate. Aún así, sonreía, pero con timidez.
La
celebración había terminado, así que nos tocaba saludar a los
rivales. Nos dimos la mano y algunas palmaditas en la espalda.
Mia
nos envolvió a Jetwick y a mí con sus brazos.
-¡Eh,
chicos! -dijo a los rivales- ¡Mirad a mis mejores amigos! ¡Son los
mejores del mundo! -se refería a nosotros.
Algunas
personas, tanto de nuestro equipo como del otro, nos miraban.
No
pude hacer otra cosa que sonreír. ¿Mejores amigos? ¿Nosotros?
Oye,
¿Y por qué no?
Rodeé
a ambos con los brazos. Sí, me había decidido. Le debía una a esa
chica.
-¡Sí,
así es! -dije-. ¡Mejores amigos! ¡Nunca vamos a dejar de serlo!
-le guiñé un ojo a Mia.
Ella
parecía emocionada. Saltó hacia mí y me abrazó con fuerza.
Jetwick
seguía ahí parado. Giré la cabeza hacia él en medio del abrazo de
Mia.
-Espero
que no te importe... -le susurré.
Él
negó con la cabeza y sonrió de la misma forma de la que lo había
hecho durante el abrazo colectivo. Me pareció que estaba en medió
de un ataque de timidez, pero, tal como aparentaba ser ese chico,
nunca lo sabría...
Mia
nos hizo formar un círculo y extendió uno de sus brazos.
-¿Amigos?
-preguntó.
Los
tres nos miramos con una sonrisa.
-Amigos
-dije, mientras Jetwick y yo poníamos nuestras manos sobre la suya.
Hacía
años que no sentía nada parecido. Esta vez sería diferente a las
veces anteriores. Esta vez todo iba a salir bien. Haría lo posible
para que nada nos pudiera separar.
¡Espero
que la semana que viene internet no esté contra mí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario