El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

28 mar 2014

57. ¡Rayos y centellas!

¡Tenemos un vídeo en youtube! Qué orgullosa me siento de June a veces...
[Por favor, haz click aquí para verlo XD]
En fin... vamos a ver cómo acaba la batalla entre Ridley y yo:

Capítulo 57
Una voz a la que antes podía animar, aplaudir, acompañar… Ahora era la voz de mi mayor enemigo. ¿Cuánto hacía desde la última vez que lo había escuchado cantar? En parte, lo echaba tanto de menos… 
¿Pero qué decía?
Ridley cantaba con fuerza y sentimiento, como lo haría un verdadero artista. Antes me creía las letras de sus canciones; ahora sabía que, en realidad, él no sentía nada de lo que parecía sentir.
Aunque todos estaban como hipnotizados con su voz, intenté no dejarme llevar. Empecé a perder confianza y esperanza en mí misma, pero no toda. Nosotros… por lo menos, nosotros estábamos vivos, no como ellos…
Recordaba sus antiguos conciertos en los que, en su lugar, tocaba un chico simpático aunque un tanto tímido que sonreía abiertamente mientras interpretaba sus canciones. Una y otra vez, lo comparaba con la figura que veía ahora, de sonrisa perversa, desafiante y vacía.
Ridley no era cualquiera; a su lado, los chicos que me habían tendido la emboscada el día de mi famosa huida por la ventana eran del tamaño de hormigas, incluso menos. Él, a diferencia de los otros, pensaba. Sabía cómo hacer daño.
Su voz, acompañada por la melodía de todos los instrumentos, me llevó a una especie de trance del que no salí hasta el final de la canción. Creo que a todo el equipo le pasó lo mismo que a mí, ya que vi cómo algunos parpadeaban con fuerza al acabar la canción, como si se acabasen de despertar de un largo sueño.
-Son buenos… -susurró Delmet entre dientes mientras Imala bajaba el arco.
Una vez que hubo terminado, Ridley bajó del escenario y se cruzó conmigo, golpeándome con su hombro al pasar.
-Anda, sube de una vez -me dijo de forma amenazadora.
Imala tensó de nuevo su arco hacia él, pero Etsu la detuvo poniendo una mano en su hombro.
-Déjalo, Imala -dije yo también-. Ya le demostraremos lo que haga falta ahí arriba.
Ella asintió, desarmando el arco. 
Delmet echó a correr hacia el escenario, conectando la guitarra que iba a usar a la toma de corriente, y Teck se encargó del resto de los instrumentos. Todos subimos para colocarnos en nuestros puestos. Me colgué la guitarra al cuello, pasando después el brazo por dentro de la cuerda.
-Eso, mejor que vayan asumiendo su derrota ahora… -farfulló Ridley.
Cada cual con su instrumento, eché una mirada a mi espalda antes de empezar. Como me esperaba, Jetwick estaba nervioso.
-¿Y tan seguro estás de tu victoria? ¡Yo no lo creería! –le grité desde el micro a Ridley.
-Yo me daría un poco más de prisa si quieres empezar y… llegar al final– respondió él. Apreté los dientes.
-¡Capitata! ¿Qué tenemos que hacer los de percusión? –gritó Bobby a mi espalda.
-¡Simplemente marcad el ritmo! Jetwick, ¿qué tal?
Él me enseñó un pulgar hacia arriba, pero no lo creí. Se notaba cuándo Jetwick estaba nervioso.
-¡Todo irá bien! Casi todo el público va a estar mirándome a mí. ¡Sólo tienes que olvidarte de todo y seguirme!
Fue un buen consejo para él, pero no para mí. ¿De verdad estarían todos mirándome casi todo el tiempo? Me inquietaba... pero no me echaría atrás.
Sin dudarlo, di un paso al frente, mirando a Ridley directamente a los ojos. Costaba sostenerle la mirada.
Era hora de demostrarle al D-32 que los sentimientos eran el motor de la música.
-Vamos allá– susurré.
Imala golpeó las baquetas controlando bien el ritmo para darle a Delmet la señal de inicio. Jetwick y yo nos unimos algo después, yo con la guitarra y él con el bajo; el resto se fue uniendo a la melodía poco a poco. La canción había empezado a sonar con fuerza…
Mi voz fue la última de todos los instrumentos, demasiado aguda para géneros como el rock, pero bastante adaptable al estilo. Empecé cantando en voz baja, como susurrando, y continué con un tono alto y claro.
La canción que estábamos tocando me recordaba al sonido del viento, con notas elegantes y ritmo bien marcado -acompañé los instrumentos con algunos coros, lo que me recordó al mismo una vez más. Trataba de mantener las notas, dejándome llevar… hasta podía sentir bajo el escenario cómo vibraban los instrumentos. Los notaba; ahí estaba el bajo de Jetwick.
El trance en el que estaba ahora era mucho más fuerte. No tocaba la música, no la oía: la sentía bajo mis pies.
Pero Ridley se reía en voz baja. ¿Por qué? ¿Estaba fijándose en algo?
Traté de mirar hacia el mismo punto hacia el que miraba él. Una gota de agua cayó sobre mi frente. ¿Llovería?
En pocos segundos, mi duda fue contestada: un gran torrente de agua caía sobre nosotros. ¿Por qué justo ahora?
No le di importancia. ¿Y qué si llovía? ¡No había que ser supersticiosos! (no es que fuéramos tan malos, creía yo). Además, no había salido el sol en todo el día…
Seguía riendo. No tenía muy claro por qué, pero no tardé en comprenderlo; mientras trataba de averiguarlo sin dejar de cantar, noté un calambre en mi mano. 
Sorprendida, conseguí disimular y continuar, pero el calambre se extendió por todo mi cuerpo con una pequeña sacudida. A continuación, otro más…
Al mirar hacia abajo, vi que la guitarra que había entre mis manos estaba echando chispas. ¡Literalmente!
No paré, pero me moví discretamente por el escenario para ver qué tal le iba al resto. La cosa no iba muy bien: todos los instrumentos que funcionaban con electricidad estaban echando chispas. Delmet trataba de ignorarlas, pero no paraba de llevarse calambres, al igual que Jetwick. ¿Debía parar? ¿Ahora?
No, no podía hacerlo; ¡habíamos estado practicando durante todo el día! ¡No podíamos rendirnos ahora!
Las chispas se deslizaban entre los dedos de todos aquellos que tocaban instrumentos eléctricos. El teclado de Mirta centelleaba con cada nota, los percusionistas miraban a su alrededor sin saber que hacer… Los que se debían de estar llevando la peor parte eran Etsu y Teck, que se encargaban de mezclar los sonidos y controlar la toma de corriente.
No podía ser... ¡El agua estaba dificultando el paso de la electricidad!
Mis brazos también empezaron a echar chispas. La corriente pasaba por mi cuerpo hasta llegar a tierra. Dolía, pero no lo suficiente. ¡Acabaríamos la canción y les daríamos su merecido!
Quise tocar con más fuerza, pero eso hizo que saltaran más chispas que antes. Jetwick… ¿Cómo estaba? La lluvia me impedía verlo. Tenía pánico escénico, le había dicho que todo iría bien...
-¡Capitana! –gritó Delmet. La lluvia tapaba nuestras voces.
-¡Seguimos tocando! ¡Acabaremos la canción y les daremos su merecido! -repetí, esta vez en voz alta.
Teck soltó una exclamación de dolor; ahora la música se escuchaba más fuerte, y parecía que las descargas no eran tan fuertes.
Aprovechamos la ocasión para tocar con más fuerza. Elevé la voz, haciendo que el resto también lo intentara con sus instrumentos. Mia, Bobby e Imala continuaron sin problemas, pero los demás no duraríamos mucho.
Imala seguía marcando el ritmo con golpes más fuertes, más rápidos y más precisos. Los cables centelleaban y hacían brillar el suelo. Cada estribillo era más fuerte, cada movimiento era más luminoso... 
Las gotas de lluvia saltaban en todas direcciones. Me moví como había visto hacer a Ridley años atrás. 
Mi pulso estaba acelerado. A pesar de las descargas eléctricas que estaba recibiendo, sentía la música. Cada instrumento me seguía. Ya nada podría pararme.
Rasgué las cuerdas por última vez, dando fin a la canción… y caí de rodillas sobre el escenario.

...
¿A qué vienen esas caras? ¡Lo siento, pero aquí se acaba el capítulo de la semana!

21 mar 2014

56. Una banda "bien equipada"

Una duda rápida... ¿Se leen bien los capítulos? Yo los veo bien, pero June se ha empeñado en querer saber si la letra es muy pequeña o de un color que molesta a la vista...
Y, a lo que íbamos: Ridley sigue al acecho.

Capítulo 56
-¡No me lo puedo creer! -exclamó mi tío al otro lado del auricular-. ¿Y dices que te lo has vuelto a encontrar?
-Lo habrán traído por su habilidad. Ya sabes... es bueno.
-Pero no lo suficiente. Huyó una vez, pero ahora no quiero que lo dejes escapar -dijo, haciéndome sonreír.
-Tío, no sé lo que va a pasar. Va a ir a por mí.
-Pero ya conoces todos sus trucos. Es imposible que te haga más daño.
-¿Y si es más fuerte? ¿Y si trae algo escondido bajo la manga?
-No creo que tardes en descubrirlo. Ahora deberías descansar un rato antes del desafío ese.
-Estoy tirada sobre la cama de mi habitación mientras hablo contigo.
-Pero se te nota en la voz que estás agotada después de la impresión. Deberías reservar fuerzas. Y suerte.
-Bueno, pues lo haré. Gracias.
-No obstante, el resto de lo que me has contado suena genial. ¡Ni yo sabía que mi padre aparecía en un cuadro de la Sala Cima! Y ya me he quedado con los nombres de algunos de tu equipo. Además, me alegro de que hayas encontrado a Bleaky por mí. Espero que siga siendo imposible de atrapar.
-Sí, es impresionante... se podría decir que me lo estoy pasando bien.
-Me alegro. Tu madre te manda recuerdos, pero sigue sin cambiar su palabra.
-Dile que la quiero. Hasta luego... -me despedí antes de colgar.
Me gustaba la forma de la que me animaba mi tío. No se mostraba preocupado, pero siempre dispuesto a ayudar. Siempre confiaba en que, hiciera lo que yo hiciera, todo iba a salir bien.
Oí cómo alguien golpeaba la puerta.
-Siento interrumpir. ¿Puedo pasar? -dijo una voz al otro lado.
-Es tu habitación -respondí-. Puedes entrar siempre que quieras.
Mirta abrió la puerta tímidamente y se sentó sobre su cama.
-¿Sigues impactada por lo que ha pasado? Siento ser tan brusca, pero... -se disculpó.
-Impactada no; asustada, sí. Nos enfrentamos a un hueso duro de roer. Y yo que esperaba no volver a verlo nunca...
¿Eso era lo que de verdad quería? Al verlo, había pensado por un momento que todo podía volver a la normalidad: nuestro juramento de amistad seguiría y lo tendríamos como aliado. Pero no; desde su primer cambio de actitud, no había vuelto a la normalidad. El chico al que conocí hacía un año ya no estaba, como era de esperar.
-Con razón -dijo ella-. No sabía que él y tú fuerais...
-...enemigos -la corté.
-Sí, eso -dijo bajando un poco el tono -. Eria... voy a sonar de lo más maleducado, pero quiero saberlo. Quiero saber qué pasó con ese chico.
-No te preocupes, no contengas tus modales conmigo, no voy a pensar nada malo. Respecto a tu pregunta... ni yo lo sé. Al principio era un chico tímido y cerrado. Cuando me acerqué a hablar con él, resbalé con el suelo mojado y me llené de barro. Él me ayudo a levantarme. Así nos conocimos.
-Vaya... no parece la misma persona que hemos visto hace un momento.
-¿A qué no? Fuimos muy amigos durante casi un año. Un día y sin motivo, se enfadó conmigo. Al día siguiente se le había olvidado todo, pero me culpó por algo distinto. Así todos los días... hasta llegar a odiarme. Me decía cosas. Le estorbaba. Me la jugaba... Está loco. Bueno, creo que se volvió loco. Y luego se mudó por asuntos de trabajo de sus padres, sin más.
-Qué miedo... ¿Y cuál es su habilidad? -preguntó.
-Por desgracia... las espadas. Eso da hasta más miedo ¿verdad? -dije riendo de forma algo nerviosa.
Mirta se levantó para mirarme a los ojos.
-¡Pero Del ha dicho que podemos con ellos! ¡Y tiene razón!
-No lo dudo; no pienso rendirme, pero sigo asustada -le contesté-. Por cierto, ahora que me ves la cara, ¿cómo estoy ahora? ¿Sigo igual de pálida?
Mirta miró a un lado pensando su respuesta. Eso debía ser un sí. Tendría una cara horrible.
Desde que había llegado, no habían parado las emociones fuertes. En casa no solía llorar, no solía asustarme, no solía sentirme culpable por nada... En fin, siempre controlaba todo lo que pasaba en mi vida. Ahora era mi vida la que parecía jugar conmigo. Nada de lo que me pasaba era predecible.
-No importa -le dije-. He estado hablando con mi tío y ahora estoy mejor. Además, tengo que reservar fuerzas para el reto. Creo que sé la canción que voy a tocar. Será cruel...
-¿Cruel? -preguntó Mirta -. ¿Lo dices por tu canción?
-No, por él. ¿Sabes por qué me ha retado de esta forma en vez de en algún deporte?
Negó con la cabeza
-Porque fue él... quien me enseñó a tocar la guitarra eléctrica. Recuerdo que, al volverse contra mí, no paraba de corregirme para mal cuando la tocaba. He estado perfeccionando mi técnica con mi tío. Lo malo es que él, hasta lo que recuerdo, es... perfecto.
-Eso pensé yo... -me contó Mirta- cuando te vi por primera vez mostrando tu habilidad.
Me incorporé y le dediqué a mi amiga la mayor de mis sonrisas. Bueno, la mayor que pude hacer entonces.
Pasado un rato, me reuní con Delmet, que me informó de que Teck y Etsu se habían ido ya al bosque.
Estando con él de camino, también me encontré con Mia.
-¡Capi, no pienso dejar que vayas sola en un momento como este! -me dijo. Muy dulce por su parte. Delmet hizo una mueca.
Nos dirigimos hacia el sitio; la parte del bosque más cercana a la pared trasera del edificio. Allí estaban esos dos, montando un pequeño escenario y conectando los instrumentos a una toma de corriente a la que habían colocado un par de aparatos, para distribuir desde ella la electricidad a todos los instrumentos a la vez y controlar la intensidad.
-Anda, si ya estáis liados con todos los trastos… -dije satisfecha.
-¿Trastos? –preguntó Teck algo ofendido, mientras sostenía algo con la mano.- ¿Sabes lo que cuesta uno de éstos?
Delmet estaba asombrado contemplando las guitarras y los instrumentos con detalle.
-Si necesitas un guitarrista… -empezó diciendo.
-No, gracias. La idea es que sea yo quien toque.
-Pero, ¿y un segundo guitarra? ¡No quedaría nada mal! -insistió.
-¡Di que sí, Eri! -trató de convencerme Mia-. ¡Cuantos más mejor! ¡Yo quiero tocar algo!
-Y nosotros podemos encargarnos del sonido, ¿no? -dijo Teck mirando a Etsu, quien asintió.
Mi equipo llegó mucho antes que el de Ridley, todos dispuestos a tocar algún instrumento. Pensaba que Delmet era catastrófico con la guitarra, pero me sorprendió que supiera tocarla. Jetwick hacía de bajo, e Imala de batería, aunque Etsu tuvo que enseñarle lo que tenía que hacer para que no fuera a destiempo. Mirta era nuestro teclado, pero… ¿y Mia y Bobby? Bobby se conformó con unas claves, pero Mia…
Sin saber de dónde había salido, encontramos una pandereta entre los instrumentos que teníamos. Ella la tomó de mis manos como si fuera algo muy valioso. No tardó en empezar a practicar.
Todos estaban conmigo… Ninguno se había quedado de brazos cruzados. Nuestro enemigo nos había acabado uniendo.
Pasamos la mayor parte del día practicando, con pequeñas pausas para planificar y pasar el rato. Delmet parecía muy ilusionado con ser guitarra, y me preguntó si había probado alguna vez cierto videojuego de rock. Me retó a él, diciendo que podíamos jugar en la habitación de Etsu (y de Teck), en la tele que tenían allí. ¿De verdad tenían tele?
Hasta que, en mitad de toda aquella unión… llegó el momento.
Ridley apareció con su equipo justo a tiempo. Todos ellos se fueron acercando a nosotros.
-Qué ganas de recibir una paliza… yo que tú no me esforzaría tanto –dijo Ridley, ladeando la cabeza con una sonrisa siniestra.
-Qué tal… -apareció Mystery justo detrás.
-¿Y vamos a tener que tocar con esa chatarra? -preguntó un chico del otro equipo, acercándose a los instrumentos.
Alarmado, Teck se lanzó hacia él, pero el otro chico lo bloqueó fácilmente. Delmet, acostumbrado a rivalizar con todo el mundo, se enganchó a la espalda del chico y trató de hacerlo retroceder, pero lo único que consiguió fue hacer que el otro lo lanzara rodando por el suelo. Me puse frente al chico para defender los instrumentos…
-Déjalo, Rex -lo detuvo Ridley-. Usaremos los nuestros. Deja la pelea para luego; no merece la pena por esas baratijas.
-Entendido -dijo él, alejándose con una sonrisa vencedora.
Teck estaba indignado. No soportaba que nadie se metiera con sus instrumentos.
El otro equipo, por su parte, tenía los suyos; no sabría decir si eran mejores o peores. En tiempo récord, desconectaron los nuestros para conectarlos a la toma de corriente. Si Teck ya estaba enfadado, eso le sentó aún peor.
El equipo D-32 subió al escenario improvisado. Etsu no paraba de mirarlos, como si los analizara con la mirada. No parecía enfadado, pero sí un poco peligroso.
El micro emitió un pequeño sonido, señal de que se acababa de encender.
-¿Para qué lo sigues intentando? –me preguntó Ridley hablando por él-. Perderás otra vez, como haces y vas a hacer siempre.
-Ya te he ganado -le respondí.
-¿Ah, sí? Una pena que no lo recuerde. Yo suelo recordar las cosas, así que puede que no sea cierto…
-Ibas a perder… pero te fuiste como un cobarde. Huir es lo que mejor se te da, por lo que veo.
-¿Quién dice que estuviera huyendo? Si no, ¿cómo es que estoy de vuelta? -dijo, y los del otro equipo rieron-. Pero vamos a lo importante; hacerte ver la verdad… una vez más.
Los instrumentos ya estaban afinados. Delmet se acercó, aun sacudiéndose el polvo.
-Menudo cretino si cree que puede ganar así… ¡Ni el antihéroe más famoso haría eso! ¡Menudo villano!
-Vamos a tener que ir muy en serio… -susurré-. Si me ha retado en ésto, es porque cree que nos lleva ventaja.
-Orgullo tiene, pero, ¿cómo toca y eso? –preguntó Bobby.
-De maravilla- dije, tragando saliva y perdiendo las ganas de subir al escenario- y tiene una de las mejores voces que he escuchado nunca.
Nos interrumpió el ritmo marcado por el batería. Instrumento por instrumento, se fueron sumando el bajo, la guitarra, el teclado… y, por último, la voz de Ridley.
Al oírla, Mia me agarró la mano con fuerza. Noté un escalofrío.
Vi cómo, disimuladamente, Imala cargaba su arco apuntando al suelo. Ante cualquier amenaza, dispararía.

Y esto es todo. ¿Cómo acabará el concierto? ¿Tendremos posibilidades de ganar?

13 mar 2014

55. ¿Tienes miedo?

Nota: pestaña de "Orígenes y creación de la historia" actualizada. ¡Si os interesa saber cómo se creó a Delmet, es recomendable que la veáis!
Volvemos a la historia, con el extraño reto del equipo D-32:

Capítulo 55
Demasiado de noche para retar a nadie. Si ese chico quería verme, tendría que esperar al día siguiente.
Volví a atarme a la litera para dormir, idea de lo más acertada; esa noche no fue nada buena para mí.
Soñé con el mismo acantilado desde el que veía a mi abuelo, pero él ya no estaba allí. Al dar un paso hacia el abismo que tenía delante, las rocas que había bajo mis pies se desmoronaron, haciéndome caer. De forma desesperada, conseguía agarrarme al borde con una mano e intentar subir.
De pronto, veía a alguien que me tendía la mano. ¿Era él?
Confía en mí”, decía. “Confía en mí...”
Era mi mejor amigo, aquel que me había traicionado. Lo sabía por el timbre de su voz, la que repetía la misma frase una y otra vez. ¿Debía hacerle caso? Ya me había traicionado una vez, pero estaba intentando ayudarme. Su voz era reconfortante. Tenía tantas ganas de olvidar todo...
A punto de caer, le di la mano, lo último que debí haber hecho. Como era de esperar, abrió la mano de golpe y me dejó caer. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Me había dejado llevar...
Abuelo, si estás ahí, no vengas a rescatarme” pensé mientras caía; “me lo merezco por ser tan idiota”.
La cuerda me salvó; noté un tirón en la cintura que me espabiló de golpe, por lo que me incliné al lado contrario justo antes de caer. Sabía que la cuerda iba a ser útil aunque no se pudiera atar bien.
Deshice el nudo corredizo y fui al cuarto de baño a echarme agua en la cara; estaba sudando. Todo parecía tan real... Incluso la voz del chico. ¡No la escuchaba desde hacía más de un año!
Mientras me calmaba, recordé de golpe lo que me había dicho Mystery:
“Ah, y creo que me comentó que te dijera alguna frase amenazadora, como que aparecería en tus peores pesadillas y eso...”
Ese mensaje venía de parte de su capitán. Por sus frases, a mí me había parecido que estaba loco.
Sonreí, solté una risa y acabé riéndome con más fuerza, intentando no despertar a Mirta. ¿De verdad se creía ese capitán que podía igualar (o empeorar) mis peores pesadillas? ¡Lo tenía difícil!
Conseguí dormir de nuevo, y esta vez descansé de verdad. Ni rastro de episodios de sonambulismo.
Ya despiertos, todos los del equipo desayunamos juntos en la cafetería para celebrar que había llegado el fin de semana. ¡Se acabaron las clases y levantarse temprano! Aunque fuera sólo por unos días.
Intenté contar algunos chistes, pero Bobby no tardó en quitarme el protagonismo. ¡Los suyos eran los mejores! Me reí hasta que me acabó doliendo el pecho.
-¿Hay noticias del D-32? -preguntó Teck cuando se contó el último chiste.
-Ah, pues no -le respondí-. Pero supongo que tendré que verle hoy, ¿no? -sonreí con picardía-. Ya sabéis a quién digo.
Cumplí mi palabra. Cuando me creí preparada para el enfrentamiento, fui al pasillo indicado. Estaba un poquito nerviosa: no sabía lo que me esperaba. Debía andarme con cuidado con ese equipo; podría con ellos, pero no debía confiarme demasiado. Si tenían tan mala fama sería por algo. Subestimarlos sería un error.
Mi equipo me estaba esperando fuera. Me sentía un poco observada, pues sabía que todos me miraban fijamente tras la puerta. Demasiada intriga para no mostrar curiosidad, supongo.
Ya me estaba impacientando. Eso es lo que pasa cuando no fijas una hora concreta.
¿Qué pasa?” “¿Te rindes?” Me decía mi propia voz dentro de mi cabeza. “¿Justo ahora?”
Con cada pregunta que me hacía a mí misma, la voz se fue transformando. Ya no era la mía, sino la de otra persona. Alguien que aprovechaba la más mínima oportunidad para dejarme en evidencia. Mi pesadilla.
-Y aquí estás -dijo la voz-. Ligera como una nereida a lomos de un delfín, ¿cierto?
Eria, no le hagas caso. Sabes que no es real”.
-Lo que me pregunto es qué haces en un sitio como Golden Podium. Seguro que ha sido por tu querido abuelo. Así cualquiera...
Sabes que no es verdad. Has llegado demasiado lejos para haber venido de casualidad”.
-Por fin. Ya era hora de que volvieras a oír mi voz. Sé que me echabas de menos. Qué pena me das...
-¡¡¡PARA!!! -grité, girándome de golpe. Quería dejar de escuchar esa voz. No era real, no lo era...
Entonces lo vi. El capitán del equipo D-32. Pelo rubio, de punta y hacia atrás, con algunos mechones de pelo que le caían sobre la frente. Ropa sencilla y de colores oscuros: camisa azul oscuro y pantalones verdes con parches cosidos sobre las rodillas, y zapatos con suela de goma. Atlético, y con aspecto desafiante, mostraba una sonrisa de dientes ligeramente afilados. Lo más impactante eran sus ojos, de color naranja brillante, como el ámbar: su mirada me hacía sentirme aún más pequeña. Nunca se me olvidará su imagen.
-Eria Jumps, la famosa capitana del F-06... -dijo, ladeando la cabeza con aire arrogante-. Ya era hora. ¿Qué demonios pasa? ¡Ni que hubieras visto un fantasma! -dijo hiriente.
-Más o menos...-respondí, tratando de guardar la postura. Él rio con fuerza. Sabía que tenía miedo.
-Ridley Left -se presentó-. Ve asociando mi cara con ese nombre.
-Eso haré. Por lo menos has memorizado mi alias.
-Al final se me ha quedado de tanto oírlo. Pero vamos a lo que íbamos... ¿Te crees muy lista, verdad? ¿Crees que con un equipo como el tuyo vas a poder vencerme?
-Tarde o temprano vas a caer, lo sabes. Mi equipo puede con todo.
-Eso ya lo veremos. Además, tampoco esperes que sea siempre tu equipo el que dé la cara por ti.
-¿Qué sugieres? ¿Un Duelo Meta?
-Algo mejor -dijo sonriendo con maldad, como riéndose de mí-. ¿Desafinas mucho con la guitarra?
-No creo que mucho más que tú. Soy buena.
-¿Tan segura estás? -se burló-. ¿Y qué te parece si me lo demuestras esta tarde en el bosque?
-Me parece bien.
-Genial, pues hasta entonces. No te hagas muchas ilusiones, ¿vale? Puedes venir con tu patético equipo.
-Igualmente, nada de ilusiones -dije mientras lo veía perderse por el pasillo.
En cuanto me vieron sola, los de mi equipo salieron de detrás de la puerta, Delmet el primero.
-¡Tenías razón, capitana! ¡Me imaginaba un gigante de dos metros, pero luego es poquita cosa!
Mi equipo parecía aliviado, pero todavía no me habían visto la cara. Me daba la sensación de que podía caerme de espaldas en cualquier momento. No tenía estabilidad.
-¡Eria, te has quedado blanca! ¿Qué te pasa? -preguntó Mirta preocupada. Mia trató de acercarse a mí.
Di unos pasos apartándome de ellos, queriendo volver a mi habitación.
-Es peor que un gigante de dos metros, Delmet -dije-. Es un monstruo. Te ataca desde tu punto débil y te deja destrozado. Tenemos motivos de sobra para tener miedo.
El equipo se sobresaltó. Me habían perdido.
-Pe-pero decías que podíamos con él... -tartamudeó Bobby.
-Ahora es distinto. Él ha podido conmigo. Siempre ha podido conmigo. Sus ojos...
-¡Venga ya! ¡Pero si no ha sido para tanto! -dijo Delmet subiendo la voz-. Además, ni siquiera lo conoces. ¿Cómo vas a saber si es mejor o peor? ¿Has oído hablar sobre él?
-Peor: él y yo... ya nos conocemos -dije con la voz temblorosa.
-¡¿QUÉÉÉ?! -exclamaron todos asombrados y tratando de escucharme.
Hice una pausa para intentar calmarme antes de responder:
-Fue mi mejor amigo hace un año. Pero, justo antes de despedirse de mí para siempre... me traicionó.

Y... continuará...

7 mar 2014

54. El equipo misterioso

Cómo llama la atención el título...
Tenemos una gran noticia: resulta que, el miércoles pasado, el blog cumplió un año desde su creación. ¡Eso significa que June sube por lo menos 54 capítulos al año!
Y, ahora que lo hemos celebrado un poco, volvamos a la historia:

Capítulo 54
No nos fue tan mal en la habitación de Mia: puede que al principio el juego de las casitas fuera algo vergonzoso, pero luego vino la ronda de chistes, que surgió espontáneamente. Mia se reía con todos los míos, y Jetwick escribió los suyos en una lista. ¡Todos eran muy buenos! Los de Mia no tenían mucho sentido, pero nos reímos igualmente al ver lo mucho que se estaba divirtiendo.
Todos parecían muy contentos a la hora de la cena. Lo mejor de todo era que, ese día, nos había tocado la cocinera buena. Veréis, había dos cocineras: Adelina y Rufina Rossi. La comida de ambas parecía idéntica, pero era completamente diferente en sabor. Adelina cocinaba de maravilla, mientras una cuchara de metal podía fundirse al tocar la sopa de verduras de Rufina. Imaginad la alegría que fue para nosotros ver a Rufina sirviendo y a Adelina metida en la cocina. Merecía la pena que sirviera Rufina, a pesar de su mal genio.
-Esta tarde os la habéis merecido. ¡Tal como dijo Tania, el esfuerzo tiene su recompensa!
-¿Brindamos por la capitana? -sugirió Teck.
-¡Brindemos por este día! -respondió Delmet, subiéndose sobre la mesa mientras todos brindaban.
Esta vez le hice poco caso a Delmet, a pesar de que algunos curiosos trataron de ver lo que pasaba.
Tras el brindis, la comida fue mucho más tranquila. Teck, como de costumbre, se cambió de mesa cinco minutos para reunirse con su novia, la que siempre parecía enfadada.
Etsu, de pronto, se levantó y se ajustó las gafas con el dedo índice. A pesar de lo rápido que se había levantado, parecía tranquilo. Fijo la vista en un punto del comedor.
-El equipo D-32 ha aparecido en la sala -dijo sosegado. El resto del equipo (menos yo) se levantó sobresaltado.
No entendía muy bien lo que pasaba, pero miré en la misma dirección. La única persona que había de pie era una chica gótica, de largo pelo negro con mechas violeta. Iba maquillada con la cara muy pálida y franjas negras verticales bajo los ojos. Toda su ropa era oscura, gastada y con algunos adornos en el cuello de su vestido y en el pelo. Todos la miraban, pero ella caminaba a cámara lenta y con la vista al frente, como si eso le diera igual.
-Mystery Marble, D-3… 2 -dijo Imala, separando con cuidado las cifras del número para no equivocarse-. El equipo más duro y exigente de todo este territorio. Sub... capitana.
-Cómo se nota que los nombres que usamos aquí los elegimos nosotros... -dije.
Vi que Mia, Mirta y Bobby se estremecían al verla acercarse. ¿Tanto miedo daban los de ese equipo?
-Y pensar que su entrenador es Tank... ¡De buena me he librado! -gimió Bobby.
Ah, con razón era el equipo más duro de todos. Menuda fama. ¿Y qué hacía Mystery acercándose a una zona en la que era tan observada? Parecía estar buscando a alguien.
-Pero tienen nuestra edad -susurró Mirta-. Lo que significa que será uno de nuestros equipos rivales, ¿verdad? ¡Y también acercarán nuestras mesas!
Todos los de mi equipo se sentaron lentamente al ver como Mystery se acercaba.
Pasada nuestra mesa, se paró. Giró la cabeza un poco y, al verme, se acercó a mí.
-Ah, por fin te encuentro -dijo, con una sonrisa un poco torcida -. Ya era hora de que atinara.
-¿Yo? ¿Me estabas buscando?
-Sí. Bueno, eres la capitana del F-06, ¿cierto?
-Sí, soy yo.
-Ah, pues sí que eres tú -. Afirmó.
Con una sonrisa cansada, movió las pupilas mirando hacia arriba y a un lado, como si tratase de recordar algo.
-Tengo un mensaje del capitán del equipo D-32. Dice que te declara la guerra o algo así... -sonrió.
Mia, Mirta y Bobby, los sensibles del equipo, parecían tensos. Yo, en cambio, estaba de lo más relajada.
-¿A nuestro equipo? ¿Y eso? -pregunté con tono irónico.
-Bueno, ahí se puso un poco paranoico. Mira que le dije que se controlara... Pero, resumiendo, por motivos personales: demostrar a Golden Podium quién manda, demostrártelo a ti...
-¿Y dice que son motivos personales?
-Oye, que yo sólo soy la mensajera -dijo, elevando una ceja-. Y dice que quiere verte cara a cara, en la puerta que lleva a los pasillos de la planta de abajo si se entra desde el patio del gran árbol. A solas.
-Perfecto. ¿Y tiene horario?
-Me dijo que cuando creyeses estar preparada. Luego dijo: “aunque nunca lo estará...” y se rio solo.
-Vuestro capitán está loco.
-Un poco, pero dicen que es el mejor que ha tenido nunca el equipo. Hay que tenerle en cuenta que es nuevo por aquí... ¿Sabes? Hablaba mucho de ti. Ah, y creo que me comentó que te dijera alguna frase amenazadora, como que aparecería en tus peores pesadillas y eso...
Ahora sí que me parecía exagerado. Sabía perfectamente quién aparecía en mis pesadillas, y no era el capitán del que estábamos hablando. Menuda risa.
-Estaré preparada cuando él lo esté -le dije a Mystery-. Por cierto, ¿puedo saber su nombre?
-Dijo que prefería decirte su nombre cuando lo vieras, para que lo memorizases junto con su imagen.
-Pues eso haré. Gracias por la información.
-Un placer -dijo Mystery con una reverencia con inclinación de cabeza-. A ver si ya puedo comer tranquila.
Se dio la vuelta con elegancia y regresó a su mesa. No pude ver cuál era; la mesa de su equipo estaba demasiado lejos. Ahora me picaba mucho la curiosidad.
Se podían oír murmullos de las otras mesas. Delmet empezó a reírse.
 Bobby se levantó de golpe, tirando algunas cosas al suelo, y se dirigió a mí con los ojos muy abiertos. Parecía muy enfadado.
-¡¿TE DAS CUENTA DE LO QUE ACABAS DE HACER?! -me gritó a la cara. Daba bastante miedo.
-Bobby, calma... -lo tranquilizó Mirta. Él se sentó y trató de respirar hondo. Delmet paró de reírse.
-Bueno, no será para tanto -les aseguré-. ¿Y qué si son los más duros? ¡Podemos con ellos!
-Nuevo capitán -dijo Jetwick. Como siempre, las frases largas no eran lo suyo.
-Sí, ya había dicho Mystery que era nuevo. Bueno, eso nos da ventaja.
-¿Pero y los rumores sobre él? -preguntó Mirta-. No sabemos todavía cómo es ni cómo se llama, pero dicen que es capaz de derribar a cualquiera con la mirada. Dicen que enfrentarse con él deja marca… para siempre.
-Y nosotros se la vamos a dejar a él -respondí.
-¡Bien dicho! -dijo Delmet, poniendo su mano sobre el hombro de Mirta-. ¡Somos capaces de mucho más!
En ese momento, a Teck se le ocurrió aparecer. Se sentó dejando el codo sobre la mesa, como en la barra de un bar.
-Eh, qué tal. ¿Me he perdido algo?
-Mystery Marble se ha acercado a nuestro territorio -respondió Imala.
-Ah, la ingeniosa Mystery... una verdadera caja de sorpresas -dijo él mirando a Etsu.
-Precisamente; de gran confianza en sí misma, proporcional a su pasividad -respondió él-. A pesar de sus extrañas expresiones faciales y la poca expresividad que es capaz de mostrar, tiene una gran inventiva.
Sí, ya había visto a Mystery. Cambiaba la expresión de la cara muy rápidamente, pasando de estar sonriente a una gran seriedad. Era un poco como la profesora de Simbología, pero con un aire distinto.
-¡Tenemos un reto con los del D-32! ¡Menudo nivel! -gritó Delmet.
Teck se giró hacia él con una mirada desafiante.
-Genial, ya la has vuelto a fastidiar. Conduciendo a nuestro equipo a la ruina, como siempre. ¿Sabes cómo caería mi reputación por culpa de tus ideas?
-Bueno, una pena que tu reputación no sea eterna... ¡como la mía! -respondió Delmet con una pose.
De nuevo, ambos se enzarzaron en una pelea; Imala tuvo que intervenir para separarlos.
Los demás me miraban inexpresivos, como esperando que sintiera culpabilidad. Sin embargo, me encogí lentamente de hombros y sonreí con picardía.
-¿Por qué me miráis así? ¡Toda la culpa la tiene el capitán del equipo D-32!

Muchos os estaréis preguntando por el aspecto físico de Mystery... todavía no la tenemos en la página, pero puedo enseñar uno de los dibujos que hizo June sobre ella:
Mystery Marble by JunieT on deviantART