El equipo

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A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

28 mar 2014

57. ¡Rayos y centellas!

¡Tenemos un vídeo en youtube! Qué orgullosa me siento de June a veces...
[Por favor, haz click aquí para verlo XD]
En fin... vamos a ver cómo acaba la batalla entre Ridley y yo:

Capítulo 57
Una voz a la que antes podía animar, aplaudir, acompañar… Ahora era la voz de mi mayor enemigo. ¿Cuánto hacía desde la última vez que lo había escuchado cantar? En parte, lo echaba tanto de menos… 
¿Pero qué decía?
Ridley cantaba con fuerza y sentimiento, como lo haría un verdadero artista. Antes me creía las letras de sus canciones; ahora sabía que, en realidad, él no sentía nada de lo que parecía sentir.
Aunque todos estaban como hipnotizados con su voz, intenté no dejarme llevar. Empecé a perder confianza y esperanza en mí misma, pero no toda. Nosotros… por lo menos, nosotros estábamos vivos, no como ellos…
Recordaba sus antiguos conciertos en los que, en su lugar, tocaba un chico simpático aunque un tanto tímido que sonreía abiertamente mientras interpretaba sus canciones. Una y otra vez, lo comparaba con la figura que veía ahora, de sonrisa perversa, desafiante y vacía.
Ridley no era cualquiera; a su lado, los chicos que me habían tendido la emboscada el día de mi famosa huida por la ventana eran del tamaño de hormigas, incluso menos. Él, a diferencia de los otros, pensaba. Sabía cómo hacer daño.
Su voz, acompañada por la melodía de todos los instrumentos, me llevó a una especie de trance del que no salí hasta el final de la canción. Creo que a todo el equipo le pasó lo mismo que a mí, ya que vi cómo algunos parpadeaban con fuerza al acabar la canción, como si se acabasen de despertar de un largo sueño.
-Son buenos… -susurró Delmet entre dientes mientras Imala bajaba el arco.
Una vez que hubo terminado, Ridley bajó del escenario y se cruzó conmigo, golpeándome con su hombro al pasar.
-Anda, sube de una vez -me dijo de forma amenazadora.
Imala tensó de nuevo su arco hacia él, pero Etsu la detuvo poniendo una mano en su hombro.
-Déjalo, Imala -dije yo también-. Ya le demostraremos lo que haga falta ahí arriba.
Ella asintió, desarmando el arco. 
Delmet echó a correr hacia el escenario, conectando la guitarra que iba a usar a la toma de corriente, y Teck se encargó del resto de los instrumentos. Todos subimos para colocarnos en nuestros puestos. Me colgué la guitarra al cuello, pasando después el brazo por dentro de la cuerda.
-Eso, mejor que vayan asumiendo su derrota ahora… -farfulló Ridley.
Cada cual con su instrumento, eché una mirada a mi espalda antes de empezar. Como me esperaba, Jetwick estaba nervioso.
-¿Y tan seguro estás de tu victoria? ¡Yo no lo creería! –le grité desde el micro a Ridley.
-Yo me daría un poco más de prisa si quieres empezar y… llegar al final– respondió él. Apreté los dientes.
-¡Capitata! ¿Qué tenemos que hacer los de percusión? –gritó Bobby a mi espalda.
-¡Simplemente marcad el ritmo! Jetwick, ¿qué tal?
Él me enseñó un pulgar hacia arriba, pero no lo creí. Se notaba cuándo Jetwick estaba nervioso.
-¡Todo irá bien! Casi todo el público va a estar mirándome a mí. ¡Sólo tienes que olvidarte de todo y seguirme!
Fue un buen consejo para él, pero no para mí. ¿De verdad estarían todos mirándome casi todo el tiempo? Me inquietaba... pero no me echaría atrás.
Sin dudarlo, di un paso al frente, mirando a Ridley directamente a los ojos. Costaba sostenerle la mirada.
Era hora de demostrarle al D-32 que los sentimientos eran el motor de la música.
-Vamos allá– susurré.
Imala golpeó las baquetas controlando bien el ritmo para darle a Delmet la señal de inicio. Jetwick y yo nos unimos algo después, yo con la guitarra y él con el bajo; el resto se fue uniendo a la melodía poco a poco. La canción había empezado a sonar con fuerza…
Mi voz fue la última de todos los instrumentos, demasiado aguda para géneros como el rock, pero bastante adaptable al estilo. Empecé cantando en voz baja, como susurrando, y continué con un tono alto y claro.
La canción que estábamos tocando me recordaba al sonido del viento, con notas elegantes y ritmo bien marcado -acompañé los instrumentos con algunos coros, lo que me recordó al mismo una vez más. Trataba de mantener las notas, dejándome llevar… hasta podía sentir bajo el escenario cómo vibraban los instrumentos. Los notaba; ahí estaba el bajo de Jetwick.
El trance en el que estaba ahora era mucho más fuerte. No tocaba la música, no la oía: la sentía bajo mis pies.
Pero Ridley se reía en voz baja. ¿Por qué? ¿Estaba fijándose en algo?
Traté de mirar hacia el mismo punto hacia el que miraba él. Una gota de agua cayó sobre mi frente. ¿Llovería?
En pocos segundos, mi duda fue contestada: un gran torrente de agua caía sobre nosotros. ¿Por qué justo ahora?
No le di importancia. ¿Y qué si llovía? ¡No había que ser supersticiosos! (no es que fuéramos tan malos, creía yo). Además, no había salido el sol en todo el día…
Seguía riendo. No tenía muy claro por qué, pero no tardé en comprenderlo; mientras trataba de averiguarlo sin dejar de cantar, noté un calambre en mi mano. 
Sorprendida, conseguí disimular y continuar, pero el calambre se extendió por todo mi cuerpo con una pequeña sacudida. A continuación, otro más…
Al mirar hacia abajo, vi que la guitarra que había entre mis manos estaba echando chispas. ¡Literalmente!
No paré, pero me moví discretamente por el escenario para ver qué tal le iba al resto. La cosa no iba muy bien: todos los instrumentos que funcionaban con electricidad estaban echando chispas. Delmet trataba de ignorarlas, pero no paraba de llevarse calambres, al igual que Jetwick. ¿Debía parar? ¿Ahora?
No, no podía hacerlo; ¡habíamos estado practicando durante todo el día! ¡No podíamos rendirnos ahora!
Las chispas se deslizaban entre los dedos de todos aquellos que tocaban instrumentos eléctricos. El teclado de Mirta centelleaba con cada nota, los percusionistas miraban a su alrededor sin saber que hacer… Los que se debían de estar llevando la peor parte eran Etsu y Teck, que se encargaban de mezclar los sonidos y controlar la toma de corriente.
No podía ser... ¡El agua estaba dificultando el paso de la electricidad!
Mis brazos también empezaron a echar chispas. La corriente pasaba por mi cuerpo hasta llegar a tierra. Dolía, pero no lo suficiente. ¡Acabaríamos la canción y les daríamos su merecido!
Quise tocar con más fuerza, pero eso hizo que saltaran más chispas que antes. Jetwick… ¿Cómo estaba? La lluvia me impedía verlo. Tenía pánico escénico, le había dicho que todo iría bien...
-¡Capitana! –gritó Delmet. La lluvia tapaba nuestras voces.
-¡Seguimos tocando! ¡Acabaremos la canción y les daremos su merecido! -repetí, esta vez en voz alta.
Teck soltó una exclamación de dolor; ahora la música se escuchaba más fuerte, y parecía que las descargas no eran tan fuertes.
Aprovechamos la ocasión para tocar con más fuerza. Elevé la voz, haciendo que el resto también lo intentara con sus instrumentos. Mia, Bobby e Imala continuaron sin problemas, pero los demás no duraríamos mucho.
Imala seguía marcando el ritmo con golpes más fuertes, más rápidos y más precisos. Los cables centelleaban y hacían brillar el suelo. Cada estribillo era más fuerte, cada movimiento era más luminoso... 
Las gotas de lluvia saltaban en todas direcciones. Me moví como había visto hacer a Ridley años atrás. 
Mi pulso estaba acelerado. A pesar de las descargas eléctricas que estaba recibiendo, sentía la música. Cada instrumento me seguía. Ya nada podría pararme.
Rasgué las cuerdas por última vez, dando fin a la canción… y caí de rodillas sobre el escenario.

...
¿A qué vienen esas caras? ¡Lo siento, pero aquí se acaba el capítulo de la semana!

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