El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

13 mar 2014

55. ¿Tienes miedo?

Nota: pestaña de "Orígenes y creación de la historia" actualizada. ¡Si os interesa saber cómo se creó a Delmet, es recomendable que la veáis!
Volvemos a la historia, con el extraño reto del equipo D-32:

Capítulo 55
Demasiado de noche para retar a nadie. Si ese chico quería verme, tendría que esperar al día siguiente.
Volví a atarme a la litera para dormir, idea de lo más acertada; esa noche no fue nada buena para mí.
Soñé con el mismo acantilado desde el que veía a mi abuelo, pero él ya no estaba allí. Al dar un paso hacia el abismo que tenía delante, las rocas que había bajo mis pies se desmoronaron, haciéndome caer. De forma desesperada, conseguía agarrarme al borde con una mano e intentar subir.
De pronto, veía a alguien que me tendía la mano. ¿Era él?
Confía en mí”, decía. “Confía en mí...”
Era mi mejor amigo, aquel que me había traicionado. Lo sabía por el timbre de su voz, la que repetía la misma frase una y otra vez. ¿Debía hacerle caso? Ya me había traicionado una vez, pero estaba intentando ayudarme. Su voz era reconfortante. Tenía tantas ganas de olvidar todo...
A punto de caer, le di la mano, lo último que debí haber hecho. Como era de esperar, abrió la mano de golpe y me dejó caer. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Me había dejado llevar...
Abuelo, si estás ahí, no vengas a rescatarme” pensé mientras caía; “me lo merezco por ser tan idiota”.
La cuerda me salvó; noté un tirón en la cintura que me espabiló de golpe, por lo que me incliné al lado contrario justo antes de caer. Sabía que la cuerda iba a ser útil aunque no se pudiera atar bien.
Deshice el nudo corredizo y fui al cuarto de baño a echarme agua en la cara; estaba sudando. Todo parecía tan real... Incluso la voz del chico. ¡No la escuchaba desde hacía más de un año!
Mientras me calmaba, recordé de golpe lo que me había dicho Mystery:
“Ah, y creo que me comentó que te dijera alguna frase amenazadora, como que aparecería en tus peores pesadillas y eso...”
Ese mensaje venía de parte de su capitán. Por sus frases, a mí me había parecido que estaba loco.
Sonreí, solté una risa y acabé riéndome con más fuerza, intentando no despertar a Mirta. ¿De verdad se creía ese capitán que podía igualar (o empeorar) mis peores pesadillas? ¡Lo tenía difícil!
Conseguí dormir de nuevo, y esta vez descansé de verdad. Ni rastro de episodios de sonambulismo.
Ya despiertos, todos los del equipo desayunamos juntos en la cafetería para celebrar que había llegado el fin de semana. ¡Se acabaron las clases y levantarse temprano! Aunque fuera sólo por unos días.
Intenté contar algunos chistes, pero Bobby no tardó en quitarme el protagonismo. ¡Los suyos eran los mejores! Me reí hasta que me acabó doliendo el pecho.
-¿Hay noticias del D-32? -preguntó Teck cuando se contó el último chiste.
-Ah, pues no -le respondí-. Pero supongo que tendré que verle hoy, ¿no? -sonreí con picardía-. Ya sabéis a quién digo.
Cumplí mi palabra. Cuando me creí preparada para el enfrentamiento, fui al pasillo indicado. Estaba un poquito nerviosa: no sabía lo que me esperaba. Debía andarme con cuidado con ese equipo; podría con ellos, pero no debía confiarme demasiado. Si tenían tan mala fama sería por algo. Subestimarlos sería un error.
Mi equipo me estaba esperando fuera. Me sentía un poco observada, pues sabía que todos me miraban fijamente tras la puerta. Demasiada intriga para no mostrar curiosidad, supongo.
Ya me estaba impacientando. Eso es lo que pasa cuando no fijas una hora concreta.
¿Qué pasa?” “¿Te rindes?” Me decía mi propia voz dentro de mi cabeza. “¿Justo ahora?”
Con cada pregunta que me hacía a mí misma, la voz se fue transformando. Ya no era la mía, sino la de otra persona. Alguien que aprovechaba la más mínima oportunidad para dejarme en evidencia. Mi pesadilla.
-Y aquí estás -dijo la voz-. Ligera como una nereida a lomos de un delfín, ¿cierto?
Eria, no le hagas caso. Sabes que no es real”.
-Lo que me pregunto es qué haces en un sitio como Golden Podium. Seguro que ha sido por tu querido abuelo. Así cualquiera...
Sabes que no es verdad. Has llegado demasiado lejos para haber venido de casualidad”.
-Por fin. Ya era hora de que volvieras a oír mi voz. Sé que me echabas de menos. Qué pena me das...
-¡¡¡PARA!!! -grité, girándome de golpe. Quería dejar de escuchar esa voz. No era real, no lo era...
Entonces lo vi. El capitán del equipo D-32. Pelo rubio, de punta y hacia atrás, con algunos mechones de pelo que le caían sobre la frente. Ropa sencilla y de colores oscuros: camisa azul oscuro y pantalones verdes con parches cosidos sobre las rodillas, y zapatos con suela de goma. Atlético, y con aspecto desafiante, mostraba una sonrisa de dientes ligeramente afilados. Lo más impactante eran sus ojos, de color naranja brillante, como el ámbar: su mirada me hacía sentirme aún más pequeña. Nunca se me olvidará su imagen.
-Eria Jumps, la famosa capitana del F-06... -dijo, ladeando la cabeza con aire arrogante-. Ya era hora. ¿Qué demonios pasa? ¡Ni que hubieras visto un fantasma! -dijo hiriente.
-Más o menos...-respondí, tratando de guardar la postura. Él rio con fuerza. Sabía que tenía miedo.
-Ridley Left -se presentó-. Ve asociando mi cara con ese nombre.
-Eso haré. Por lo menos has memorizado mi alias.
-Al final se me ha quedado de tanto oírlo. Pero vamos a lo que íbamos... ¿Te crees muy lista, verdad? ¿Crees que con un equipo como el tuyo vas a poder vencerme?
-Tarde o temprano vas a caer, lo sabes. Mi equipo puede con todo.
-Eso ya lo veremos. Además, tampoco esperes que sea siempre tu equipo el que dé la cara por ti.
-¿Qué sugieres? ¿Un Duelo Meta?
-Algo mejor -dijo sonriendo con maldad, como riéndose de mí-. ¿Desafinas mucho con la guitarra?
-No creo que mucho más que tú. Soy buena.
-¿Tan segura estás? -se burló-. ¿Y qué te parece si me lo demuestras esta tarde en el bosque?
-Me parece bien.
-Genial, pues hasta entonces. No te hagas muchas ilusiones, ¿vale? Puedes venir con tu patético equipo.
-Igualmente, nada de ilusiones -dije mientras lo veía perderse por el pasillo.
En cuanto me vieron sola, los de mi equipo salieron de detrás de la puerta, Delmet el primero.
-¡Tenías razón, capitana! ¡Me imaginaba un gigante de dos metros, pero luego es poquita cosa!
Mi equipo parecía aliviado, pero todavía no me habían visto la cara. Me daba la sensación de que podía caerme de espaldas en cualquier momento. No tenía estabilidad.
-¡Eria, te has quedado blanca! ¿Qué te pasa? -preguntó Mirta preocupada. Mia trató de acercarse a mí.
Di unos pasos apartándome de ellos, queriendo volver a mi habitación.
-Es peor que un gigante de dos metros, Delmet -dije-. Es un monstruo. Te ataca desde tu punto débil y te deja destrozado. Tenemos motivos de sobra para tener miedo.
El equipo se sobresaltó. Me habían perdido.
-Pe-pero decías que podíamos con él... -tartamudeó Bobby.
-Ahora es distinto. Él ha podido conmigo. Siempre ha podido conmigo. Sus ojos...
-¡Venga ya! ¡Pero si no ha sido para tanto! -dijo Delmet subiendo la voz-. Además, ni siquiera lo conoces. ¿Cómo vas a saber si es mejor o peor? ¿Has oído hablar sobre él?
-Peor: él y yo... ya nos conocemos -dije con la voz temblorosa.
-¡¿QUÉÉÉ?! -exclamaron todos asombrados y tratando de escucharme.
Hice una pausa para intentar calmarme antes de responder:
-Fue mi mejor amigo hace un año. Pero, justo antes de despedirse de mí para siempre... me traicionó.

Y... continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario