Capítulo 82
¡Una noche
estupenda! Sin sueños raros, sin sonambulismo... ¡Daba gusto dormir
en paz!
Todo mi equipo parecía igual de descansado que yo. Además, Tania nos había entrenado de maravilla y estábamos preparados para cualquier cosa que nos echaran, daba igual qué.
Todo mi equipo parecía igual de descansado que yo. Además, Tania nos había entrenado de maravilla y estábamos preparados para cualquier cosa que nos echaran, daba igual qué.
Zenas me tendió la
mano y salimos al campo.
El sol hacía el campo más verde de lo que ya era y los colores lucían aún más brillantes. El estadio se curvaba hacia el cielo por encima de nuestras cabezas, haciéndome sentir un poco... ¡Venga ya, yo no podía ser tan pequeña! ¿O sí?
El sol hacía el campo más verde de lo que ya era y los colores lucían aún más brillantes. El estadio se curvaba hacia el cielo por encima de nuestras cabezas, haciéndome sentir un poco... ¡Venga ya, yo no podía ser tan pequeña! ¿O sí?
Quizás esto no suene muy deportivo, pero fue horrible tener
que vernos las caras con todos los del equipo D-32 desde tan cerca y tener
que estrecharles la mano. No sé cómo lo superé; sólo recuerdo el
daño que nos hicimos Ridley y yo con nuestro peculiar apretón.
Estábamos nerviosos.
Bueno, por lo menos yo lo estaba.
-¡Eria, que te estoy
hablando!
Era Tania, nuestra
entrenadora, tan enérgica como siempre. Me había pillado
desprevenida.
-¡Sí, sí, me he
enterado! Estaba... ¡pensando en la jugada!
-¿Seguro? -no se
fiaba de mí y tenía motivos para hacerlo-. Bueno, lo dejaré estar, pero te
necesito poniendo los CINCO SENTIDOS en el juego a partir de ahora,
capitana de medio equipo. ¿Entendido?
-¡Claro, por
supuesto! ¡Confía en mí!
Era la primera vez
que capitanes, subcapitanes y entrenadores íbamos a trabajar codo
con codo de esa forma. Ese día jugábamos todos, cada cual a su
manera.
Nos colocamos. Ridley
me lanzó una mirada desafiante desde el centro del campo.
Sacaban ellos. En cuanto Ridley se la pasó a
Mystery, las gradas enmudecieron: el partido había comenzado.
Mystery avanzó hacia nuestra portería. Esquivaba a todo nuestro equipo gracias a
su extraña habilidad para desplazarse tan parecida a la teletransportación, y el recorrido que seguía se quedaba marcado
en el campo dibujando líneas rectas sobre el suelo. Con cada movimiento suyo, el césped se
desprendía de la tierra.
Qué bruta, estaba yendo demasiado rápido... Pero no lo suficiente.
Jetwick, haciendo uso de su gran velocidad, pasó por su lado sin ser advertido. ¡Lo tenía! Y, encima, habíamos despistado a Mystery. ¡Perfecto!
Qué bruta, estaba yendo demasiado rápido... Pero no lo suficiente.
Jetwick, haciendo uso de su gran velocidad, pasó por su lado sin ser advertido. ¡Lo tenía! Y, encima, habíamos despistado a Mystery. ¡Perfecto!
Tael, el siguiente en
recibir el balón, tomó la sabia decisión de que Teck se ocupara del resto, así que le hizo un pase.
No puedo negarlo: Teck ejercía un control fantástico sobre el balón. Por desgracia, hacer pinitos -su parte favorita- no era algo que pudiera hacer en aquel momento: estaba rodeado por la defensa. tuvo suerte de que, guiado por sus reflejos, esquivase al momento a dos jugadores que se deslizaban hacia él con intención de robarle el balón.
No puedo negarlo: Teck ejercía un control fantástico sobre el balón. Por desgracia, hacer pinitos -su parte favorita- no era algo que pudiera hacer en aquel momento: estaba rodeado por la defensa. tuvo suerte de que, guiado por sus reflejos, esquivase al momento a dos jugadores que se deslizaban hacia él con intención de robarle el balón.
Pero, cómo no,
Ridley no podía faltar en la maniobra. Copiando ligeramente los
movimientos de Jetwick y aprovechando lo atento que estaba Teck a la
defensa, recuperó el balón. Maldito...
Intenté correr a
todo lo que daba hacia él. Me daba igual lo lejos que estuviera; tenía que ser mío. Ya estaba cerca cuando, como una muralla que
se hubiera levantado entre nosotros dos, surgió un obstáculo: Rex, quien, extendiendo los brazos y con aspecto de querer acabar conmigo costase
lo que costase, me impedía pasar. Frené.
Pensé que igual Teck podía hacer algo para volver a hacerse con la posesión, pero ya era demasiado tarde: como todos los contrarios lo obstaculizaban a la vez, le era imposible alcanzar a Ridley. Eso le pasaba por presumir tanto de sus habilidades delante
de todo el mundo.Vi a nuestros aliados intentando abrirle paso,
pero ni por esas llegó a tiempo a impedir el siguiente pase, ni el siguiente.
Ridley, recibiendo un nuevo pase, tomó impulso y lanzó a portería. Ya lo veíamos todo perdido cuando Mia,
de un salto, se acercó al proyectil y lo devolvió de una patada. No os preocupéis: llevaba una falda pantalón.
Con un rápido
movimiento, Tornado interceptó el balón y lo levantó para que
perdiera velocidad. Sonreí. El fútbol
no sería su punto fuerte, pero era bueno.
El enérgico chico se acercó a
Jetwick. Con una coordinación perfecta y ambos formaron una muralla
para despistar a todos los rivales. Había visto a esos dos lanzarse
tantas miradas desafiantes que me resultaba irónico y bastante
emocionante tenerlos trabajando codo con codo. Parecía una pareja de
rivales bastante competitiva. Me gustaba.
Gracias a aquella pareja,
el balón avanzó hasta Teck -quien parecía su legítimo dueño,
siempre poseyéndolo-. Esta vez pudo defenderse solo, colándose entre todos
los rivales con gran destreza; se movía tan rápido que cuando el sol se reflejaba sobre su ropa, su
pelo y demás accesorios coloridos provocaba destellos sobre la hierba. No solo corría:
saltaba, giraba, se deslizaba, tomaba impulso para lanzarse hacia
delante...
Su racha no le duró
mucho. Un par de segundos después, se vio en la misma situación que en la de la jugada anterior: todos los rivales, formando un círculo en
torno a él, trataban de atraparlo. Aprendiendo de experiencias pasadas,
el chico de los cascos trató de sortearlos con un deslizamiento, pero perdió el
control del balón en medio de la maniobra.
Fuera del campo. Teck resopló frustrado tras ver que todo su esfuerzo había sido inútil.
Fuera del campo. Teck resopló frustrado tras ver que todo su esfuerzo había sido inútil.
Jugada tras jugada,
el partido seguía avanzando sin que ninguno de los dos equipos
marcara ni un gol. Todo estaba muy reñido, y Teck se irritaba cada vez
más con cada movimiento fallido. ¿Por qué no intentaba formar
equipo con nosotros? Iría sobrado, pero que se comportase como el
cabecilla no significaba que pudiera él solo con todos.
¿Que qué hice yo?
Gasté la mayor parte de mi energía tratando de respaldar a los
miembros de mi equipo una y otra vez. Me enfrenté cara a cara con Rex
y Mystery varias veces, por ejemplo, y con un puñado de rivales más
que debían pertenecer al equipo aliado del D-32.
En una ocasión llegué a hacerme con la posesión del balón -cosa que no había conseguido demasiadas veces por aquel entonces en todo mi historial deportivo- intentando arreglar un
ataque en el que nos había salido el tiro por la culata. Sin saber muy bien cómo defenderme pero tomando
decisiones tan rápidas como pude, había avanzado hasta la portería
contraria hasta encontrar mi primer obstáculo humano, pero como no tenía
cerca a nadie a quien pudiera pasársela, pensé que ahí acababa mi
racha. Tuve suerte de que uno de mis actos reflejos
me salvase el pellejo y decidiera por mí mi siguiente movimiento: saltar sobre la
pierna de mi rival y rodearlo con una voltereta lateral sin manos, lo que me sirvió para enviar el balón lejos de su alcance. Salté por
segunda vez, me doblé sobre mí misma y aterricé de pie, en la
posición perfecta para darme impulso y seguir corriendo.
–¡Pero bueno,
estamos locos! ¿Eso está permitido? –Oí exclamar a uno de los
comentaristas.
–No lo sabemos,
¡pero dicen que ha causado tanta expectación van a
dejarlo pasar!
Animada por ambas
voces, le pasé la pelota a Mirta. Me sorprendió ver que no muchos iban
a por ella hasta que localicé a Delmet cubriéndole las espaldas. “¡Qué caballero!”, reí. Tal y como había predicho, estorbaba tanto a los contrarios que el papel de defensa le iba que ni pintado. De todas formas, a Mirta tampoco le hubiera hecho mucha falta tener guardaespaldas: la mayoría
de los defensores que trataban de hacerse con el balón eran chicos que, con un sólo movimiento de pelo suyo, quedaban como hipnotizados durante unos segundos.
Mirta le pasó el
balón a Delmet en cuanto éste se hubo desmarcado. El subcapitán
intentó avanzar, pero uno de los contrarios lo bloqueó justo antes
de que pudiera dar su primer paso.
Teck, pensando que
tenía alguna posibilidad de corregir aquel movimiento, corrió todo lo que
pudo, pero como ni podía llegar a tiempo ni le tocaba defender aquella
zona, fue un desplazamiento inútil.
Una chica con el pelo
despeinado en rígidos mechones rosas y negros le pasó el balón a
Rex, quien lo mandó a portería con un golpe directo y explosivo.
Mia se colocó en el
punto medio entre los dos postes en una fracción de segundo,
extendiendo los brazos hacia delante. Podía hacerlo... pero no sin arriesgar algo. El disparo tenía demasiada fuerza; un bloqueo directo limpio supondría un coste.
No salió bien. El
impacto se oyó desde donde yo estaba. En medio del silencio, el balón rebotó y rodó fuera del área.
Ojalá hubiera podido
celebrarlo: Mi amiga, la misma chica que ahora se encontraba
agazapada en el área de portería cubriéndose la cara
con las manos mientras sollozaba, nos había salvado.
La ira fue
apoderándose de mí, pidiendo venganza a gritos. Aposta o no, daba por hecho que me vengaría. ¡Juraba que lo haría!
¡No os quepa la menor duda de que, más adelante, cumpliré mi promesa!
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