¡Uy!
¡Actualización por los pelos!
Ya vimos la
catástrofe que supuso que Teck fuera por su cuenta. Ahora veamos los
resultados...
Capítulo
84
Teck, toalla
al cuello, no decía palabra. Ya llevaba un buen rato así, encorvado
en el banquillo mientras le daba vueltas con la lengua a la pajita de
su refresco con cara de malas pulgas.
Delmet lo
miraba con curiosidad y un aire muy suyo que me ponía de mala
espina. Crucé los dedos para que no se atreviera a hacer ninguna
tontería, pero mis ruegos no sirvieron de nada.
-¿Cómo has
dejado que te tumben sólo con un toquecito? -preguntó entonces a
Teck.
Teck lo
fulminó con la mirada mientras le daba un prolongado sorbo al
refresco.
-Delmet,
déjalo ahí de momento -le recomendé. Las admiradoras del equipo
A-01 acababan de salir al campo y estaba segura de que Teck no
querría perderse la actuación de su novia. La reconocí enseguida
entre las demás, mirando hacia todas direcciones con sus ojillos
celosos para buscar a su chico.
Etsu se sentó
junto a Teck y enfocó la mirada en el mismo punto que su compañero.
-Nos han
pillado desprevenidos -reflexionó en voz alta-. La aparición del
Mercenario era algo que ninguno de nosotros habría esperado.
-¿Quién es
el Mercenario? -pregunté.
-Un misterio
más dentro de Golden Podium -explicó Zenas-. Nadie sabe a qué
equipo pertenece o lo que es capaz de hacer, pero puede unirse a
cualquier grupo si se le da una buena recompensa. Es increíble que
el equipo D-32 y sus compinches hayan decidido recurrir a él.
-Eso es
trampa -murmuró Mia, ya casi recuperada del balonazo.
-No, no del
todo -razonó Tael mirándola con lástima-. Hasta nosotros podríamos
haber unido al Mercenario a nuestro equipo...
- ...si no
actuara de forma tan cruel para salirse con la suya -terminó
Tornado.
Tania, quien
seguía esperando a nuestra espalda a que acabásemos de hablar, dio
un par de palmadas.
-¡Chavales,
vamos a sacar conclusiones rápidas de esto! Parece ser que alguien
ha metido un poco la pata por querer pasar del trabajo en equipo.
Teck
refunfuñó.
-¡No pasa
nada! Podemos remontar si aprovechamos sus puntos débiles a nuestro
favor y nos respaldamos en todo lo bueno que tenemos... ¡aquí!
-Tania se giró violentamente y le hundió a Bobby el índice en el
pecho. El chico retrocedió y estuvo a punto de caer de culo.
-¡Ay! ¡Avisa
por lo menos! -resopló.
Si había
algo que me hundía incluso más que no ir ganando era ver a Bobby
sin su habitual sentido del humor. Hablar con él el día antes me
había hecho confirmar que mi compañero se sentía mal de verdad, y
eso no me gustaba nada. Si tan menos supiera cómo subirle un poco la
moral...
"Un
momento, ¡ya está!"
-¡Tania, sé
que hacer para conseguir justo lo que necesitamos! -sonreí
ampliamente.
Ambos
equipos, el F-06 y el H-45, me miraron extrañados, sin entender el
porqué de mi cambio de humor.
-¿Ah? Eria,
¿tienes algo?
-¡Claro!
Mejor dicho, tenemos algo. ¿Cómo hemos podido ser
tan tontos? ¡Tenemos una importante arma secreta dentro el equipo!
¡La hemos tenido desde el principio!
Teck casi se
atraganta con el refresco al oírme decir esto. Esperaba que no se
creyera que ÉL era el arma secreta ya de por sí.
Delmet,
mostrando una vez más un ligero parecido con Teck, nos miró con
aire de superioridad, asintiendo con una media sonrisa para dejar
claro que él ya entendía la estrategia -cuando la verdad era que la
había interpretado como le había venido en gana-. Otro que creía
que el arma secreta era él...
-Y ¿qué
debemos hacer? -preguntó Mirta, curiosa y atenta.
-¿Debe salir
el arma letal al campo? -preguntó Delmet con algo de arrogancia. Era
evidente que con lo de arma letal se refería a él
mismo de forma indirecta.
-No, aún no
-lo detuve-. Y no me refiero a una persona, sino a un grupo. Un grupo
que va a tener que ir consumiendo a los rivales... uno a uno.
Tania y mis
compañeros asintieron maliciosamente mientras soltaban un prolongado
“Ah”. No dije nada sobre quién pretendía que diera el golpe de
gracia, pero no quería arruinar la sorpresa.
-Peque, esta
va a ser tu primera experiencia seria junto con tu equipo mientras
seas la capitana. ¡Ilumínanos con tu estrategia!
Con lo de
peque... no se referiría Tania a mi estatura, ¿verdad?
-Lo primero
que tenemos que hacer es despitarlos un poco -dije, dejando pasar el
comentario-. Equipo, ¿alguien tiene por aquí algo dulce? ¿Comida,
bebida?
Teck levantó
con desgana su refresco.
-Perfecto
-murmuré-. Perdonadme por la idea. Aquí empieza la estrategia que
planeamos Jetwick,
Etsu y yo:
utilizar nuestras habilidades en el momento justo, uno por uno...
...
Cora salió
al campo dando brincos de alegría. Se colocó tan cerca del
mercenario que podría haberlo rozado perfectamente con la punta de
la nariz.
-¡Muy
buenas! ¡Te veo bien! ¡No me preguntes lo mismo, yo estoy bien!
¡Muy bien! ¡Extremadamente bien! -empezó a decir nuestra compañera
casi sin pararse a respirar.
Necesitaba a
alguien que iniciase la jugada, y ella era perfecta.
Vi cómo se
ajustaba la cola de caballo dividiéndola en dos mitades y tirando de
ellas. El mercenario no se movía; estaba impasible.
-Eh...
¿cuántos cambios llevamos? -mascullé a Zenas con el dorso de la
mano sobre la boca.
-Pues, ahora
que lo dices, no tengo ni idea.
-Es que
llevamos un puñado y no nos han dicho nada de que haya un límite.
-Es Golden
Podium -se encogió de hombros-. ¿Esperabas menos?
Comenzó la
jugada y Cora salió como un cohete a por la pelota. El subidón de
azúcar que tenía tras haber probado el refresco de Teck la hacía
moverse a una velocidad vertiginosa.
Enseguida
tuvo a todo el equipo contrario detrás suya, pero la chica era
imposible de atrapar. Los rivales se le echaban encima, pero no había
ni uno solo que Cora no pudiera esquivar.
Ridley no
pudo más. Susurró algo al mercenario y, entre los dos, le tendieron
una emboscada: bloquearon el paso a la portería y esperaron a que
empezara a cansarse.
Finalmente
agotada, Cora se detuvo, pero el balón ya no estaba.
Ridley estaba
perplejo. ¡Habían desperdiciado sus energías en perseguir a la
persona equivocada! Hasta el portero estaba confuso.
-¡Eh! ¡Que
os vais a perder esto! -gritó alguien.
Tael,
saludando a los rivales mientras se reía para sus adentros, empujó
delicadamente el balón hacia la portería. ¡Gol!
Todo el
equipo alzó a los chicos por los aires. ¡Nos lo habían puesto
demasiado fácil!
-Así que era
eso... Habéis aprovechado que todos estaban atentos a Cora para
pasarle discretamente el balón a Tael, alguien que teníamos
simplemente como refuerzo. ¡Muy bien pensado!
-Simplemente
como refuerzo... -repitió Tael con ironía.
En parte,
Tania tenía razón: si habíamos elegido a Tael como portador del
balón había sido porque su punto fuerte no era el fútbol pero
podía defenderse más o menos bien sin ser un experto.
-Tenemos más
de un plan -dije, ocultando mi entusiasmo para envolver mis palabras
de misterio-. Y todo pensado para que los rivales crean que hemos
bajado la guardia mientras nos da tiempo a maquinar algo.
Ni mi equipo
ni el de Zenas sabía de qué estaba hablando. ¿De verdad teníamos
algo? Seguro que se lo preguntaban, se los oía cuchichear. Además,
me miraban con una cara...
-¿Estrategia
número veinticinco? -preguntó Etsu, haciendo que Jetwick levantara
la cabeza. Sólo nosotros tres conocíamos lo que eso significaba.
-Exacto. No
puedo estar más de acuerdo.
Mirta se tapó
la boca con ambas manos, contemplándonos entre temerosa y
emocionada. Miraba a Delmet de reojo, quien parecía preparado
para la acción; intuí que no saber lo que podía pasar tenía a mi
compañera un poco preocupada.
Por otro
lado, Mia...
Había que
verla. Apretaba los puños con más decisión que el propio Delmet,
con los ojos brillantes y murmurando algo alegremente. Normal que
estuviera tan contenta: ¿qué podía irnos mal?
¿De verdad
pensabais que estaba todo perdido? ¡Que aún nos queda mucho por
ver! Ya lo comprobaremos cuando llegue el momento...
No hay comentarios:
Publicar un comentario