Estamos
preparados. Ahora es cuando empieza lo bueno de verdad...
Capítulo
85
Darle
quebraderos de cabeza a los rivales era tan divertido...
La
dulce, tierna e inocente Mirta había entrado en acción. Avanzaba
tranquila por el campo. Poseía el balón, pero nadie se le acercaba.
¡Y pobre de aquel que lo intentara! ¿Quién lo diría?
Un
rival quiso robarle el balón. ¡Demasiado tarde! Un reflejo de luz
que pasó cerca de la chica lo detuvo. Parecía que Mirta tuviese una
barrera luminosa a su alrededor gracias al plan infalible que
habíamos ideado para cubrirla: ¡quien detenía a los rivales era
Delmet!
No
podía estar mejor pensado: Etsu, un maestro para aquellas cosas, se
había encargado de meterle al chico en la cabeza lo importante que
era su labor como héroe del equipo para que, a continuación, se
sintiera aún más motivado para proteger a Mirta, su mejor amiga.
¡El plan no podía fallar! Y tenía que reconocerlo: el chaval
cumplía mejor que nadie. Había visto correr a Delmet antes, pero
nunca tan rápido.
Por
desgracia, aunque Delmet estaba siendo una barrera humana
inquebrantable, seguía teniendo poquísima resistencia. En cuanto
empezó a cansarse, uno de los rivales consiguió dejarlo atrás para
quitarle sutilmente el balón a Mirta.
Menos
mal que había sido sutil... No quería ni imaginarme lo que podía
pasar si Delmet llegase a ver a alguien tratando de acercarse lo más
mínimo a Mirta. Sería bonito, pero aterrador.
Ahora
defendiendo, intentamos detener al equipo contrario en vano, quienes
habían agujereado nuestra barrera defensiva esquivando con demasiada
facilidad a todos los que nos lanzábamos a intentar robar o bloquear
el balón.
Impulsado
por una potente patada, un proyectil fue directo a portería, pero
fue suficiente para el rápido movimiento de brazo con el que Etsu la
cubrió. ¡Ni la antena que se le solía formar sobre la cabeza se le
despeinó! Hacía que ser portero pareciera extremadamente fácil.
No
fue aquella su única parada mientras estaba de portero: lanzamiento
de los contrarios a portería, lanzamiento que él paraba. ¡Las
paraba todas!
Siguiente
jugada. Tornado, gracias a su velocidad en carrera, interceptó el
balón mientras Jetwick corría para adelantarlo, dejando vía libre
para recibir un pase. Se estaba alejando demasiado...
Tornado
chutó; el balón llegó perfectamente, tan rápido que fue dejando
una estela detrás de él conforme se desplazaba. No me esperaba que
Tornado tuviera tanta fuerza; no lo parecía. ¿Cómo podía...?
Jetwick
pasó. Como era de esperar, el balón acabó llegando hasta “su
legítimo dueño”: Teck. Se me había puesto tan pesado con salir
otra vez a jugar que había acabado cediendo. Se suponía que el
reglamento no nos lo permitía, pero después de todos los cambios
que habíamos hecho sin que nadie estuviera en contra dudaba mucho
que aquel partido pudiera considerarse muy legal.
Se
adelantó, esquivó a un par de contrarios, se acercó a la
portería... Y pasó el balón a Jetwick.
¿Cómo?
¿Teck pasando el balón? No creía haberlo visto bien. ¿Ese era
Teck? Sí, sí que lo era.
Tras
el pase, Jetwick se deslizó por el césped y chutó a portería.
¡Iba perfecta!
¡Parada!
¡Vaya, por muy poco! Mystery había aparecido de la nada justo antes
de que el balón entrara y lo había interceptado. El sonido del
silbato interrumpió el juego.
-¡Cada
vez queda menos! -exclamó Tania emocionada unqa vez que nos reunimos
con ella-. Pero nos surge un pequeño problema: estamos empatados.
Aparte, mirad.
Ridley
se encontraba en ese momento hablando con el mercenario. Por su forma
de cuchichear y de mirarnos de reojo era demasiado evidente que
tramaban algo.
-Van
a ir a por nosotros -murmuré helada. No presentía nada bueno.
-¿Sacamos
ya el arma secreta? -me preguntó Delmet codeándose conmigo y
hundiéndome un dedo en el hombro para llamar mi atención. ¿Es que
no había escuchado nada de lo que había dicho? Igualmente, yo
tampoco le estaba prestando mucha atención.
-¡Calma!
Déjame decidir primero, ¿quieres? -le espeté mientras abría y
cerraba los puños, irritada.
-Perdone,
su majestad -respondió poniéndome mala cara-. Cuando te decidas,
capitana, el arma secreta se levantará del banquillo para salvarte
el culo. Hasta entonces, pueses tenerla esperando hasta que se
aburra.
Delmet
se cruzó de brazos y fue a sentarse en el banquillo, justo al lado
de Bobby.
Uf,
qué cansino. ¡Qué manía! ¿Y quién decía que el arma secreta
del equipo tenía que ser precisamente él? Con la de gente que
había... a su lado. ¿A su lado?
¡Claro,
a su lado! ¡El arma secreta! Mi cara se iluminó súbitamente con
una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Delmet!
Con perdón, podrías ser un genio brillante si no fueras tan
cabezota -cosa que, por desgracia, era imposible-. ¡De acuerdo,
sacaremos a nuestra arma secreta!
El
ya se frotaba las manos. En cuanto ya saboreaba su victoria, dije:
-Bobby,
sales a jugar.
Bobby,
nada más oír su nombre, abrió los ojos como platos y se me quedó
mirando atemorizado. Delmet, mientras tanto, resopló frustrado e
intentó discutir conmigo. Lo ignoré, cosa difícil cuando
tienes a Delmet gritando a tan poca distancia de ti, pero no
imposible.
Teck,
aunque lo intentó por respeto a Bobby, no pudo contener la risa.
-¡Anda!
Tan secreta era nuestra arma que no me la esperaba -estaba segura de
que él también se esperaba ser el mencionado, y así lo confirmó
con la indirecta que soltó a continuación-. Por cierto, hablando de
armas secretas... ¿Qué hay de mí? Ya os lo debo de haber
advertido, pero mi novia está ahora mismo viéndome desde las
gradas. No querría defraudarla, ni a ella ni a mis queridos
compañeros...
Teck
guiñó un ojo a Mirta, quien bajó la cabeza y murmuró nerviosa
algo parecido a “piérdete”.
Bobby
se esforzaba desesperadamente por llamar mi atención elevando su voz
temblorosa.
-¿Q-Qué
dices? Eria, eh... ¡Eria! Debes de haberte confundido de nombre...
¡En serio! Yo estoy pasando un día estupendo aquí. Sentado, ya
sabes... Me quedo aquí, soy la mascota, doy suerte, aplaudo...
-Bobby,
calla y déjate ya de excusas. Has oído bien: sé lo que he dicho,
vas a salir a jugar.
Mia
aplaudió sonoramente con una risita alegre.
-No
puedo... ¡Necesito una explicación! ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí?
¡Eria!
No
paraba de hablar y no teníamos mucho tiempo. Mientras estaba así,
me lo llevé aparte casi a rastras. A continuación, puse las manos
sobre sus hombros y le di una fuerte sacudida.
-¡Concéntrate!
-le grité. Él, aturdido, acabó cerrando la boca. ¡Por fin!
-Eria...
-dijo, más calmado pero en tono melancólico-, ¿encima pretendes
ponerme en ridículo?
-Si
quisiera, buscaría una forma más original que ésta de hacerlo.
Bobby, escucha: no es un farol. Te necesitamos en el equipo, y desde
que empezó el plan ya tenía el plan perfecto para ti.
Saqué
algo del bolsillo de mi sudadera. Abrí la palma: sobre ella tenía
dos pequeños objetos metálicos. Me lo había dado Etsu antes de
empezar, aunque no me había dado cuenta hasta aquel momento de cómo
utilizarlos.
-Es
un auricular: uno para cada uno. Estaremos en contacto durante todo el tiempo. Confía
en mí; yo confío en ti.
Bobby,
receloso, extendió el brazo y se hizo con uno de ellos.
-Para
qué ocultar el miedo que tengo con lo que se me nota -suspiró-. No
tengo ni idea de lo que pretendes, Eria, y no me gusta.
-Todos
tenemos miedo, cada cual a su manera. Sólo necesitamos una
motivación para vencerlo, como intentar quedar bien delante del
resto, ser un héroe, dar una paliza a nuestro peor enemigo... o
ganarnos una invitación a donuts gratis.
Él
levantó automáticamente la cabeza nada más oír esto último.
-¿Donuts?
¿Has dicho donuts?
-Sí,
lo he dicho. Y también he dicho gratis.
-Es
una buena combinación de palabras -asintió él varias veces, con
los ojos brillantes-. Y si a eso le añades cierta marca a la que le
tengo bastante aprecio...
-Pues
estaba pensando en invitarte . Pero claro, si no ganamos, estaremos
igual de dinero, y...
-Pero
podemos ganar -me interrumpió él, apretando los puños y con los
ojos brillantes-. A lo mejor no gracias a mí, pero podemos. Y si yo
hiciera algo...
Perfecto.
Seguía intranquilo, pero con mi distracción había bajado la
guardia. Lo tenía justo donde yo quería.
-No
pasa nada por intentarlo, ¿verdad? -me encogí de hombros-. ¿Te
digo ya lo que había pensado?
-Capitana
-sonrió con determinación-, dime ahora lo que tengo que hacer.
Nota:
el capítulo Un castigo "pasado por agua" ha
sido actualizado con una pequeña sorpesa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario