El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

16 abr 2015

85. ¡Tú! Sales a jugar

Estamos preparados. Ahora es cuando empieza lo bueno de verdad...

Capítulo 85

Darle quebraderos de cabeza a los rivales era tan divertido...

La dulce, tierna e inocente Mirta había entrado en acción. Avanzaba tranquila por el campo. Poseía el balón, pero nadie se le acercaba. ¡Y pobre de aquel que lo intentara! ¿Quién lo diría?

Un rival quiso robarle el balón. ¡Demasiado tarde! Un reflejo de luz que pasó cerca de la chica lo detuvo. Parecía que Mirta tuviese una barrera luminosa a su alrededor gracias al plan infalible que habíamos ideado para cubrirla: ¡quien detenía a los rivales era Delmet!

No podía estar mejor pensado: Etsu, un maestro para aquellas cosas, se había encargado de meterle al chico en la cabeza lo importante que era su labor como héroe del equipo para que, a continuación, se sintiera aún más motivado para proteger a Mirta, su mejor amiga. ¡El plan no podía fallar! Y tenía que reconocerlo: el chaval cumplía mejor que nadie. Había visto correr a Delmet antes, pero nunca tan rápido.

Por desgracia, aunque Delmet estaba siendo una barrera humana inquebrantable, seguía teniendo poquísima resistencia. En cuanto empezó a cansarse, uno de los rivales consiguió dejarlo atrás para quitarle sutilmente el balón a Mirta.

Menos mal que había sido sutil... No quería ni imaginarme lo que podía pasar si Delmet llegase a ver a alguien tratando de acercarse lo más mínimo a Mirta. Sería bonito, pero aterrador.

Ahora defendiendo, intentamos detener al equipo contrario en vano, quienes habían agujereado nuestra barrera defensiva esquivando con demasiada facilidad a todos los que nos lanzábamos a intentar robar o bloquear el balón.

Impulsado por una potente patada, un proyectil fue directo a portería, pero fue suficiente para el rápido movimiento de brazo con el que Etsu la cubrió. ¡Ni la antena que se le solía formar sobre la cabeza se le despeinó! Hacía que ser portero pareciera extremadamente fácil.

No fue aquella su única parada mientras estaba de portero: lanzamiento de los contrarios a portería, lanzamiento que él paraba. ¡Las paraba todas!

Siguiente jugada. Tornado, gracias a su velocidad en carrera, interceptó el balón mientras Jetwick corría para adelantarlo, dejando vía libre para recibir un pase. Se estaba alejando demasiado...

Tornado chutó; el balón llegó perfectamente, tan rápido que fue dejando una estela detrás de él conforme se desplazaba. No me esperaba que Tornado tuviera tanta fuerza; no lo parecía. ¿Cómo podía...?

Jetwick pasó. Como era de esperar, el balón acabó llegando hasta “su legítimo dueño”: Teck. Se me había puesto tan pesado con salir otra vez a jugar que había acabado cediendo. Se suponía que el reglamento no nos lo permitía, pero después de todos los cambios que habíamos hecho sin que nadie estuviera en contra dudaba mucho que aquel partido pudiera considerarse muy legal.

Se adelantó, esquivó a un par de contrarios, se acercó a la portería... Y pasó el balón a Jetwick.
¿Cómo? ¿Teck pasando el balón? No creía haberlo visto bien. ¿Ese era Teck? Sí, sí que lo era.
Tras el pase, Jetwick se deslizó por el césped y chutó a portería. ¡Iba perfecta!

¡Parada! ¡Vaya, por muy poco! Mystery había aparecido de la nada justo antes de que el balón entrara y lo había interceptado. El sonido del silbato interrumpió el juego.

-¡Cada vez queda menos! -exclamó Tania emocionada unqa vez que nos reunimos con ella-. Pero nos surge un pequeño problema: estamos empatados. Aparte, mirad.
Ridley se encontraba en ese momento hablando con el mercenario. Por su forma de cuchichear y de mirarnos de reojo era demasiado evidente que tramaban algo.

-Van a ir a por nosotros -murmuré helada. No presentía nada bueno.

-¿Sacamos ya el arma secreta? -me preguntó Delmet codeándose conmigo y hundiéndome un dedo en el hombro para llamar mi atención. ¿Es que no había escuchado nada de lo que había dicho? Igualmente, yo tampoco le estaba prestando mucha atención.

-¡Calma! Déjame decidir primero, ¿quieres? -le espeté mientras abría y cerraba los puños, irritada.

-Perdone, su majestad -respondió poniéndome mala cara-. Cuando te decidas, capitana, el arma secreta se levantará del banquillo para salvarte el culo. Hasta entonces, pueses tenerla esperando hasta que se aburra.

Delmet se cruzó de brazos y fue a sentarse en el banquillo, justo al lado de Bobby.
Uf, qué cansino. ¡Qué manía! ¿Y quién decía que el arma secreta del equipo tenía que ser precisamente él? Con la de gente que había... a su lado. ¿A su lado?

¡Claro, a su lado! ¡El arma secreta! Mi cara se iluminó súbitamente con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Delmet! Con perdón, podrías ser un genio brillante si no fueras tan cabezota -cosa que, por desgracia, era imposible-. ¡De acuerdo, sacaremos a nuestra arma secreta!

El ya se frotaba las manos. En cuanto ya saboreaba su victoria, dije:

-Bobby, sales a jugar.

Bobby, nada más oír su nombre, abrió los ojos como platos y se me quedó mirando atemorizado. Delmet, mientras tanto, resopló frustrado e intentó discutir conmigo. Lo ignoré, cosa difícil cuando tienes a Delmet gritando a tan poca distancia de ti, pero no imposible.

Teck, aunque lo intentó por respeto a Bobby, no pudo contener la risa.

-¡Anda! Tan secreta era nuestra arma que no me la esperaba -estaba segura de que él también se esperaba ser el mencionado, y así lo confirmó con la indirecta que soltó a continuación-. Por cierto, hablando de armas secretas... ¿Qué hay de mí? Ya os lo debo de haber advertido, pero mi novia está ahora mismo viéndome desde las gradas. No querría defraudarla, ni a ella ni a mis queridos compañeros...

Teck guiñó un ojo a Mirta, quien bajó la cabeza y murmuró nerviosa algo parecido a “piérdete”.
Bobby se esforzaba desesperadamente por llamar mi atención elevando su voz temblorosa.

-¿Q-Qué dices? Eria, eh... ¡Eria! Debes de haberte confundido de nombre... ¡En serio! Yo estoy pasando un día estupendo aquí. Sentado, ya sabes... Me quedo aquí, soy la mascota, doy suerte, aplaudo...

-Bobby, calla y déjate ya de excusas. Has oído bien: sé lo que he dicho, vas a salir a jugar.
Mia aplaudió sonoramente con una risita alegre.

-No puedo... ¡Necesito una explicación! ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¡Eria!

No paraba de hablar y no teníamos mucho tiempo. Mientras estaba así, me lo llevé aparte casi a rastras. A continuación, puse las manos sobre sus hombros y le di una fuerte sacudida.

-¡Concéntrate! -le grité. Él, aturdido, acabó cerrando la boca. ¡Por fin!

-Eria... -dijo, más calmado pero en tono melancólico-, ¿encima pretendes ponerme en ridículo?

-Si quisiera, buscaría una forma más original que ésta de hacerlo. Bobby, escucha: no es un farol. Te necesitamos en el equipo, y desde que empezó el plan ya tenía el plan perfecto para ti.

Saqué algo del bolsillo de mi sudadera. Abrí la palma: sobre ella tenía dos pequeños objetos metálicos. Me lo había dado Etsu antes de empezar, aunque no me había dado cuenta hasta aquel momento de cómo utilizarlos.

-Es un auricular: uno para cada uno. Estaremos en contacto durante todo el tiempo. Confía en mí; yo confío en ti.

Bobby, receloso, extendió el brazo y se hizo con uno de ellos.

-Para qué ocultar el miedo que tengo con lo que se me nota -suspiró-. No tengo ni idea de lo que pretendes, Eria, y no me gusta.

-Todos tenemos miedo, cada cual a su manera. Sólo necesitamos una motivación para vencerlo, como intentar quedar bien delante del resto, ser un héroe, dar una paliza a nuestro peor enemigo... o ganarnos una invitación a donuts gratis.

Él levantó automáticamente la cabeza nada más oír esto último.

-¿Donuts? ¿Has dicho donuts?

-Sí, lo he dicho. Y también he dicho gratis.

-Es una buena combinación de palabras -asintió él varias veces, con los ojos brillantes-. Y si a eso le añades cierta marca a la que le tengo bastante aprecio...

-Pues estaba pensando en invitarte . Pero claro, si no ganamos, estaremos igual de dinero, y...

-Pero podemos ganar -me interrumpió él, apretando los puños y con los ojos brillantes-. A lo mejor no gracias a mí, pero podemos. Y si yo hiciera algo...

Perfecto. Seguía intranquilo, pero con mi distracción había bajado la guardia. Lo tenía justo donde yo quería.

-No pasa nada por intentarlo, ¿verdad? -me encogí de hombros-. ¿Te digo ya lo que había pensado?

-Capitana -sonrió con determinación-, dime ahora lo que tengo que hacer.


Nota: el capítulo Un castigo "pasado por agua" ha sido actualizado con una pequeña sorpesa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario