Capítulo
87
En medio de mi
carrera, Teck pudo alcanzar mi frenético ritmo y correr a la par que yo.
-Eria, no quiero ser
pesimista y reconozco que, al final, me ha gustado lo que has
hecho... -dijo mientras jadeaba- pero me parece que... tu plan se ha
acabado yendo a la porra.
Hala, qué directo.
-Pero lo hemos
continuado -lo corregí-. El intento de Bobby ha merecido la pena.
Y, lo admito, me ha gustado eso último que has hecho para marcar.
¡Parecías otro Teck! Buen... buen trabajo.
Él, sorprendido, se
detuvo mientras yo seguía corriendo.
Qué raro oír algo
así saliendo de mi boca. No soy muy de hacer cumplidos, pero decirle áquello a Teck mereció la pena.
Uf, qué lejos estaba
Bobby. "¡Si tan sólo pudiera correr tanto como Jetwick!", pensé.
No me paré: estaba cargada de adrenalina al no saber lo que me iba a encontrar al llegar. Por lo menos intuía que, por cómo había caído mi compañero, debía de haberse lesionado; el resto era desconocido para mí.
No me paré: estaba cargada de adrenalina al no saber lo que me iba a encontrar al llegar. Por lo menos intuía que, por cómo había caído mi compañero, debía de haberse lesionado; el resto era desconocido para mí.
¿Quién fue la imbécil
a la que oí decir una vez eso de que lo más divertido de la vida
es no saber el qué te deparará el futuro? Ah, espera, fui yo...
Durante la carrera,
me crucé con muchos de mi equipo que compartían mis intenciones, así como con algún que otro enfermero al
acecho.
-¡QUIETOS! ¡QUE
NADIE SE MUEVA! -vociferé. ¡Y bien que vociferé! Todos siguieron
mis órdenes al pie de la letra: ni un alma se acercó a Bobby
mientras me dirigía a él.
Bobby, evidentemente,
no se había movido del sitio. Estaba boca arriba, con la mirada
perdida en el cielo. Con la cara de póquer que me traía, era
difícil imaginarme cómo se encontraba en realidad.
Me arrodillé junto a
él a recuperar el aliento. No dijo nada. Intenté hablar un
par de veces, pero no pude: me ahogaba con mis propias palabras por culpa del
esfuerzo. Primero tenía que calmarme.
Una vez que conseguí
respirar con la normalidad necesaria para articular una sola frase,
le pregunté:
-Eh, justiciero,
¿cómo te encuentras? ¿Te duele algo?
Bobby seguía sin
responder; sólo gemía. La tensión y lo
rápido que me iba el corazón por ir a la carrera y por intentar hacerme el cuerpo a lo
peor me ponían aún más nerviosa, me intimidaban.
Me armé de valor y le miré directamente a los ojos. Le brillaban... Le brotaban pequeñas lágrimas por el rabillo, pero éstas aún no se habían deslizado por sus mejillas; las estaba conteniendo. Por favor, no...
Me armé de valor y le miré directamente a los ojos. Le brillaban... Le brotaban pequeñas lágrimas por el rabillo, pero éstas aún no se habían deslizado por sus mejillas; las estaba conteniendo. Por favor, no...
-Eria... -me
interrumpió con un hilo de voz antes de que yo pudiera abrir la boca
por segunda vez, cosa que estaba a punto de intentar-, no me he
ganado para nada los donuts...
Eso fue el colmo. Me
eché a reír escandalosamente y, en mi opinión, dando un poco de
miedo, como una psicópata; me hacía demasiada falta liberar la tensión acumulada.
-No vamos a tener los
donuts y tú te ríes... -protestó él.
Me enjugué las
lágrimas que me habían salido de tanto reírme.
-¡Venga ya, Bobby!
No me lo puedo creer... ¿Estás penoso... por eso? ¡¿Acabas de tener un enfrentamiento cara a
cara con el mercenario y lo que más te ha dolido es quedarte sin
donuts?! ¡Esto es de risa!
Le tendí la mano,
pero él me ignoró.
-Puede parecer una
tontería, pero era el único motivo que tenía para salir adelante. ¿Qué más me daba centrar la atención en
algo que, por lo menos me gusta? Ya que lo veía todo tan negro... La
paliza iba a caer igualmente: mírame ahora.
-Yo me alegraría.
¡Ya ha pasado todo!
-¿Todo? Por favor,
Eria, esto no ha acabado todavía. ¡Ahora vienen las burlas! Ya he
recibido la humillación; ahora toca cargar con ella. ¡Normal que no
me entiendas, a ti todo parece salirte bien!
¿De qué estaba hablando?
-Bobby -lo hice
callar-, acabar en Golden Podium es lo único que parece
haberme “salido bien” en años. No sé qué percepción tendréis de mí pero, por lo general, siempre he sido un
completo desastre.
Bobby no supo qué
decir; mi sinceridad saltaba a la vista. Ahora hasta le costaba más
retener las lágrimas.
-Pero no estamos
hablando de mí, sino de ti -retomé la conversación-. Y créeme, lo
que has hecho no es algo de lo que uno se pueda burlar.
-Claro que no: acabar
con una lesión, tirado en medio del campo y sin haber llegado a
portería es algo de lo que uno no se puede burlar. ¡No tiene
lógica! -gimió, dolorido y apenado.
-¡ESCÚCHAME DE UNA
VEZ Y DEJA DE DECIR TONTERÍAS!
Bobby guardó
silencio. ¿Cómo una voz tan aguda como la mía era capaz de
alcanzar tantos decibelios? ¿Tanto imponía?
Era igual: llegaba momento de aplicar las absurdas técnicas que había aprendido en Apoyo Moral.
Era igual: llegaba momento de aplicar las absurdas técnicas que había aprendido en Apoyo Moral.
-¿Es que no lo ves?
¡Todo el equipo está tremendamente orgulloso de ti! Llevan un rato
observándote a distancia porque no se atreven a acercarse -creo que les he asustado-, pero si pudieras verles la cara...
Aunque tenía el
cuerpo entumecido, mi compañero giró un poco la cabeza para
comprobar que lo que decía era cierto.
-Bobby, has hecho
algo que ninguno de nosotros ha conseguido: despistar al mercenario.
Tienes que creerme, lo que has hecho ha sido uno de los
actos más valientes que he visto en mi vida: le has plantado cara a
ese tipejo incluso sabiendo que podía acabar contigo en un segundo.
¡Y no sólo eso! Siendo objetiva, podría decir que has llegado a
correr tanto o casi más que él, has bloqueado su fuerza, has
mantenido el balón el juego y nos has hecho marcar un gol que...
-No ha contado. No ha
servido de nada.
-¿QUÉ? ¡No me seas así! Claro que
sí. Mira justo al marcador... ¿Eh?
¡Era cierto! El
marcador no había subido. ¡Habían anulado nuestro gol!
-¡Como si eso
importara! -me reí-. Porque eso no quita... ¡Que te vaya a invitar
a donuts igualmente! Ni tampoco, lo... lo orgullosa que estoy de ti como
capitana.
Ahí va, lo que me
había costado decir esto. Teck, Bobby... demasiados cumplidos de golpe.
-¿De verdad que lo
vas a hacer? Anda, no intentes... -rió Bobby amargamente-. Si no soy
más que...
-¡Un futuro campeón más de la
Sala Cima, junto con todos los del equipo! Y TE ASEGURO, Bobby, te aseguro que, con la de tropiezos que tienes, hasta tienes más posibilidades de llegar a serlo que otros. No se puede
llegar a lo más alto sin caerse ni una sola vez por el camino, ¿no? Todos
lo hemos hecho alguna vez, hasta los más “perfectos”. Es más: en
realidad, la gente perfecta empieza siendo como tú o como yo, pero luego triunfa.
-Será verdad. ¿Tan lento como
soy yo?
-O más, Bobby, o
más -no mentía. No quería darle falsas esperanzas, sino contarle verdades que lo alentaran-. Y oye, ¿recuerdas que ayer querías ser sustituido?
Silencio.
-¡Pues olvídate! Te aseguro que Golden Podium es tu sitio: te necesita a ti y a tus chistes. ¡Que no te convenzan de lo contrario!
-¡Pues olvídate! Te aseguro que Golden Podium es tu sitio: te necesita a ti y a tus chistes. ¡Que no te convenzan de lo contrario!
En este punto, al
chico se le empaparon las mejillas con lágrimas mientras reía tímidamente.
¡Había vuelto!
-Eria, si tú alguna
vez necesitas...
-¡No sigas! Soy la
capitana; me toca estar de servicio siempre que pueda -vaya, me iba a dar el corte. Había hablado demasiado sobre asuntos emotivos. Nunca había dado una charla motivacional tan larga y me sentía algo rara.
Bobby insistió, pero
no lo dejé ni hablar.
-¡Sí, sí, lo que
tú digas! -lo ignoré-. Pero ¿estás seguro de que estás bien? Has
caído de muy mala manera...
-Ah, precisamente -me
respondió, cambiando su tono de voz para darle un toque cómico a
sus palabras y parodiar su estado-. Sí, no me siento las
piernas -como decía este personaje de película
de acción que iba siempre de camuflaje-, o al menos de rodilla para abajo, pero eso es algo
secundario; creo que me he torcido un tobillo durante mi “aterrizaje
forzoso”.
-Vaya. ¿Te molesta...
mucho?
-Algo. Bueno,
bastante. Siendo realistas, no creo que ahora mismo pueda caminar sin
ir cojeando.
-Entonces creo que
tengo una idea... -le confesé, mirando discretamente hacia donde
estaba el equipo médico. ¿Tendrían lo que buscaba?
¿Todo bien? Tenemos una noticia que puede que veáis como mala: vamos a hacer una pequeña pausa de subida (así me ha dicho que lo ponga Junie) durante el verano. Cosas del tiempo y el internet...
¡No os pongáis a llorar todavía! Subiremos capítulos sueltos cuando podamos, pocos pero de calidad. Aparte en Septiembre de este mismo año, volveremos con una buena tanda de nuevos capítulos. Ya veréis todo lo que Junie tenía pensado para vosotros...
Mientras tanto, siempre podéis echarle un vistazo a los sitios relacionados con el blog -hemos puesto el gadget ese hoy-, donde subiremos algún que otro detallito de vez en cuando.
¡Que paséis un buen verano!
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