Tal y como
prometimos, ¡hemos vuelto!
¿Listos para
saber el final del partido?
Capítulo
88
¡Al final sí
que tenían lo que yo buscaba!
La
intención era pedir que se llevaran a Bobby en camilla. ¡Sí,
habéis leído bien! Arrastrarlo
por el césped era una idea lamentable y para eso estaban las
camillas, ¿no?
Aunque Bobby
aún seguía algo aturdido, al notar que se lo llevaban sonrió
satisfecho.
-¡Mola!
Nunca me habría imaginado que me llevarían a dar un paseo de esta
manera -pensó en voz alta-. Voy a contratar una de estas cosas para
ir a clase todos los días.
Reí y me
despedí de él con la mano. Él, esforzándose lo mínimo por
levantar el brazo, me devolvió el gesto. Un poco más y se quedaba
allí tomando el sol a cuerpo de rey...
En cuanto vio
el panorama, Mirta se me acercó corriendo. Su cara era un poema.
Seguro que venía a rogarme explicaciones inmediatas. ¡Parecía que
le fuera a dar algo!
-¡Sólo es
un esguince! -la tranquilicé con una sonrisa-. Además, aunque la
caída ha sido brusca, seguro que no es grave. ¡Te lo digo yo, que
lo he visto caer!
-¡Espero que
tengas razón! -espiró profundamente. No parecía más tranquila.
-Mirta,
cálmate; estoy segura de que si Bobby te viera tan preocupada por él
te lo agradecería un montón, pero lo mejor que le podrías ofrecer
es una de esas sonrisas tuyas tan...
“Encantadoras,
perfectas y fáciles de envidiar por cualquiera”, me faltó decir.
¿Envidia o admiración?
-Lo entiendo
-bajó la cabeza para después subirla. Ahora sí que estaba
sonriendo de verdad.
-¡CHICOS!
¡Venid aquí ahora mismo, esto es importante! -nos interrumpió un
grito.
Mirta y yo
nos apresuramos al banquillo. Una vez allí, varios miembros del
equipo se agolparon a nuestro alrededor para preguntarnos por Bobby;
fue un alivio poder darles buenas noticias.
-¿Estoy
oyendo que Bobby tiene un esguince que no parece grave? -se hizo
notar Tania, la autora del grito que nos había convocado-. ¡Bueno
es saberlo! Pero nos toca volver a la cruda realidad: los resultados
del partido.
Todos
resoplamos a la vez. La tensión ahora era palpable, y el corazón me
golpeaba el pecho con violencia.
Miré al
equipo de Ridley por encima del hombro. Por suerte, tampoco parecía
demasiado contento... También
trataba de espiarnos mirando por encima de su hombro. Ambos bajamos
la cabeza al encontrarnos con los ojos del otro, no sin antes
habernos dedicado mutuamente una mirada fulminante.
-Equipo, como
ya sabréis, durante este partido, el número de faltas que se han
cometido ha sido... ¡ESCANDALOSO! ¡Fuera de lo normal! Y,
coincidiendo con lo que muchos habéis dicho, ¡INJUSTO! -exclamó
Tania-. ¡Imaginad la que se acaba de armar por la maniobra de Bobby
y Teck!
Al
oír su nombre, el chico esbozó una sonrisa mientras se pasaba la
mano por su pelo castaño para peinarse la cresta; no lo fueran a
pillar mal...
-Nos han
anulado un gol, se han admitido faltas bestiales... Está claro que
el señor árbitro no está en su día.
-¡Ah, sí!
-me di una palmada en la frente-. ¡El árbitro! ¿Quién es ese
árbitro que lo está haciendo tan mal y que se pierde cada vez que
lo busco? ¡De lo perdido que está, ni le he visto la cara!
-resolpé.
-Pues, es...
-Tania, con una mirada triste, negó con la cabeza y enfocó la
mirada en un punto.
Me fijé en a
quién miraba: un hombre rubio, afeminado y vestido de negro de la
cabeza a los pies.
-No... ¿Él?
¿El gemelo de Steve? -recordé que Steve no estaba en condiciones-.
¡¿Theo Falls?! ¡Si es nuestro profesor de Historia!
-Sí, Theo
Falls -afirmó Tania -.Un profesor estupendo, dicen... ¡Al menos
tiene eso de bueno!
El hombre
parecía tan feliz exagerando cada gesto que hacía... Qué lástima
daba. Era mucho mejor profesor que árbitro, eso sin duda. No iba a
poder mirarlo con los mismos ojos nunca más.
-¡En fin, a
otra cosa mariposa! -lo ignoró Tania-. ¡ATENCIÓN! Tenemos, gracias
a las meteduras de pata de Theo... ¡Un penalti de compensación!
Nuestro director general, quien se ha buscado un hueco para ver el
partido -Mia saltó de alegría al decir esto-, ha decidido que los
dos equipos queden empatados y se decida a un ganador pasando
directamente a los penaltis. Por supuesto, tendremos que seguir la
normas que él ha dictado: conque, durante una ronda, un equipo quede
por delante de otro, acabará el partido. ¡Basta conque en la
primera tanda un equipo marque y otro no para que todo quede
decidido!
¿En serio?
¡Tenía que ser una broma! ¿Cómo podíamos arriesgarnos tanto? ¿Y
si Ridley...?
Sentí una
extraña presión, como si algo me quemase por dentro. Estaba segura
de que Ridley también podía notarla; precisamente, la sensación en
sí significaba que cada uno de nosotros estaba maldiciendo al otro
interiormente. Cómo odiaba seguir tan unida a él; casi podíamos
leernos el pensamiento.
Tuve que
volver a la realidad; Teck, ya se estaba adelantando a la portería
contraria, sin avisarnos. ¿Otra vez con su ego por las nubes? Justo
cuando parecía que se estaba empezando a comportar...
-¡Eh,
eh, quieto ahí! -marché detrás de él, lo detuve y me lo llevé
aparte-. ¿Qué crees que vas a hacer?
-¿Yo?
-se encogió de hombros bajo mi mirada
acusadora-. ¿Tú que crees? ¡Voy a marcar! ¡Si me lo ibas a pedir
de todos modos!
Tenía que
reconocer que eso último era cierto, pero tampoco iba a darle tregua
sólo por eso.
-Exacto, a
marcar. ¡Sólo a marcar! -lo sujeté por los hombros-. No intentes
nada raro, que te conozco.
-¿Raro?
¿Como qué?
-Veamos...
¡Todo tipo de pinitos pueden llamarse “cosas raras”! Nada de
pinitos. ¿Entendido?
-Eh, claro.
De todos modos, es lo que iba a hacer: evitarlos... -puso los ojos en
blanco.
¡Mentía! De
hecho, estaba segura de que, antes de que le llegara mi advertencia,
Teck tenía pensado marcar “a su manera”. Menos mal que le había
avisado...
-Teck, que se
te nota en la cara. Da igual; voy a ponerte un ejemplo. Esto...
-pensé en una situación cualquiera-. Imagina que tuviera que
utilizar mi habilidad para saltar un abismo de KILÓMETROS de
profundidad; ¿Qué crees que haría: saltar directamente o fijarme
en los giros que hago en el aire por si alguien me está mirando?
-Siempre
giras en el aire -masculló, ignorándome-. Y pareces mi madre...
-Eh,
que te he oído.
Teck resopló.
Sería terco... Ni me estaba escuchando.
-¿Qué se
supone que estoy haciendo? Estoy perdiendo el tiempo contigo. Anda,
ve, pero no pretendas "conquistar a Mirta" si me ignoras y fallas el
tiro.
Y, sin más
dilación, Teck se fue. Esperaba que por lo menos le hubiese afectado
lo último que había dicho.
Los que
estábamos jugando nos acercamos. Crucé los dedos; la portera era
Mystery, así que la llevábamos clara. Teck tomó carrerilla,
inspiró y chutó sin añadir ningún toque suyo. ¡Me había hecho
caso!
Mystery, a la
velocidad del rayo, se materializó delante de la bola. Iba a ser una
parada limpia...
¡Pero no! La
pelota, como por arte de magia, esquivó la mano de la chica y cayó
en picado tras la línea. ¡Gol!
¿Cómo lo
había hecho? ¡Había engañado a la propia Mystery! ¡Seguro que
era un tiro con efecto!
La portera
sonreía levemente, admitiendo que la habíamos pillado con un levantamiento de cejas.
-Conque no
querías que intentase nada raro, ¿eh? -se me acercó Teck guiñando
un ojo. Yo reí y dejé que los demás del equipo se le lanzaran
encima para felicitarle. No lo dejaban ni respirar.
Tenía que
confesar que su maniobra me había gustado y que estaba satisfecha de
que hubiera usado la cabeza, pero aún nos quedaba cubrir un tiro más
si queríamos ganar.
Rex
chutaba y el portero iba a ser Etsu. No había que confiarse: Rex
tenía mucha fuerza. Chutó
tan fuerte que pude notar la brisa que levantó el balón en plena
cara.
Etsu no se
movió. Extendió la mano con un paso al frente para calcular las
distancias y, a continuación, dio una patada en el aire que hizo que
la pelota cayera en picado. Qué elegancia, qué maestría...
Ni traspasó
la línea. ¡Parada!
No podía
creerlo. El partido había llegado a su fin... y habíamos ganado.
Aviso:
¡tenemos book trailer (https://www.youtube.com/watch?v=J6cJ_Zyc2cg)
y un especial preparado para este año! ¡Espero que estéis
preparados para ello!
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