El equipo

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A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

22 mar 2018

100. Sal y paredes rocosas

¡Hemos llegado a los 100 capítulos, y dentro de poco tendremos comic en inglés! Podréis ver su introducción en el Deviantart de Junie (si estáis desde el ordenador) o su Instagram (si estáis en móvil). ¡Se lo está currando un montón!
Y, ahora... os contaré lo que pasó con Ridley.

Capítulo 100

Lo veía todo distorsionado y a cámara lenta al principio de la caída, pero una vez estuvimos en el aire la gravedad nos arrastró de golpe y aceleró los giros que dábamos en el vacío.

Pudo haber un forcejeo. Tenía la mente tan nublada que no recuerdo del todo lo que pasó, no hasta que dimos contra el primer saliente, dividiéndonos nada más toparnos con la roca.


Rodé hacia el borde y me aferré con una mano antes de caer. Tuve la suerte de aguantar y quedarme colgando. Aunque aún estaba agitada, me tranquilizaba seguir de una pieza.


Me impulsé para subir. No veía a Ridley por ninguna parte. ¿Se habría resbalado? ¿Debería preocuparme?


No estaba para pensar. Lo único que sabía era que estaba en una especie de cavidad bastante amplia que me mantenía a resguardo, que me habían tendido una trampa y que aún estaba muy, pero que muy nerviosa. La verdad, tenía suerte de que aquel risco tuviera tantos huecos y salientes.


Me apoyé en la pared rocosa para recuperar el aire que había perdido. Si antes me encontraba mal, ahora estaba incluso peor. Por lo menos soplaba un poco de brisa marina bastante oportuna...


Todo estaba relativamente tranquilo hasta que una sombra apareció de la nada y oscureció mi pared. No pude más que exclamar al verla:


-¡Eh! ¿De dónde has sacado eso!

Ridley blandía un palo de varios metros como si de una espada se tratase. No era el momento más ideal para preguntarse dónde lo había encontrado.


Quiso golpearme, pero mis reflejos me echaron una mano. Pasé bajo su brazo, en dirección al mar.
"Yo soy el mar... Estoy cambiando mi opinión sobre esa frase".


La espuma me hizo retroceder. Demasiado oleaje.


Me detuve un milisegundo a tomar aire. No me quedaba otra que saltar hacia las rocas. "Esto no es un acantilado" traté de convencerme. Incluso dentro de mi cabeza mi voz sonaba temblorosa. "Es una ciudad. Estás haciendo parkour".


Podría haberme imaginado cualquier cosa: hasta sustituir el acantilado por un pozo de lava lleno de plataformas me resultaba más tranquilizador. Sólo tenía que evitar mirar a la pared vertical.


Salté a una roca plana y rodé hacia delante. Ridley me siguió bajando con agilidad por la pared. Me estabilicé; si bajaba un poco más, podría caminar sobre las rocas de la base.


Dejé el miedo atrás y salté, como es costumbre en mí, con un giro. Deslizándome cuesta abajo llegué, desprendiendo piedrecitas, hasta donde quería. El mar allí pegaba aún más fuerte, pero al menos ya no estaba tan intimidada por la caída.


Ridley se abalanzó sobre mí con la intención de asaltarme pero yo, que ya me había recuperado un poco del susto, bloqueé su ataque con las palmas de las manos. Retiró el brazo para volver a golpearme, pero bajé la cabeza para poder esquivarlo. Lo intentó de nuevo, y otra vez más, pero yo era rápida y esquivaba todos sus ataques. Lo vigilé de cerca buscando su punto ciego hasta que, aprovechando que había adelantado el brazo, giré con una patada voladora que le acertó en la mano. Él, con una exclamación, dejó caer su arma, que rodó hacia el mar.


Desarmado, murmuró algo y se me lanzó encima. Me eché a un lado, pero recibí un codazo que no vi venir y me derribó.


Me cubrí la cabeza mientras me llovían patadas y más golpes. Dolía. Tenía que contraatacar a toda costa, ¿pero cómo? 


Tenía los ojos cerrados. Necesitaba guiarme por el oído. Esperé... entonces, levanté una mano. Ante mi sorpresa, pude detener el golpe.


Lo agarré por el brazo y tiré de él. Estaba nerviosa; si quería sorprenderlo, ese era el momento.


Una vez se hubo inclinado lo suficiente, hice un salto lateral y me impulsé posando los pies sobre su hombro. Él cayó hacia delante y yo, de un mortal, caí a su espalda.


Lo... lo había derribado. ¡Lo había conseguido! Miré por el rabillo del ojo...


Una fuerza descomunal me empujó hacia el mar.


El agua nos iba arrastrando hacia abajo. Luché, pero Ridley me aprisionó con los brazos, tapándome la boca. Si creéis que sois capaces de imaginaros cómo me sentía, tenéis que creerme: sólo sabes lo que es agobiarse así cuando pasas por ello. 


Di tantas vueltas que dejé de distinguir la superficie del fondo. No veía nada, no había podido tomar aire y, lo reconozco: tenía miedo. Había pasado por verdaderas locuras, pero en la vida por algo parecido.


"¿Se acabó? ¿Voy a...?"


No recuerdo nada más antes de despertar de nuevo. 

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