Capítulo
101
Cuando
abrí los ojos, aún lo veía todo borroso. Notaba frío, así que
aún debía estar calada hasta arriba de agua. Poco a poco me iba
acordando de todo...
No
estaba sobre ningún sitio; me rodeaban unos brazos que me sujetaban
en volandas. ¿Pero quién era? ¿Zenas?
Traté
de enfocar la mirada. Zenas fue el primero que se me ocurrió que
tuviera el pelo rubio y pudiera tenerme cierta simpatía. Pero, más
allá del color de pelo... ¿Qué más veía? Tenía la cara
demasiado afilada. No, no era Zenas. Era...
No
me lo podía creer.
Lo
que tendría que haber sido un puñetazo en el estómago se quedó en
menos de una caricia. Tendría que haber dolido.
Era
una broma, ¿verdad? ¿Tan mal estaba que veía lo imposible o qué?
Era
Ridley. RIDLEY me estaba llevando a la orilla con una sonrisa
deslumbrante que no iba dirigida a mí, sino al frente.
Impresionante.
¿Pero
cómo? ¿Se habría echado para atrás al ver que quería llegar
demasiado lejos? ¿Se habría arrepentido? ¿Por qué? Mi cabeza...
Me
dejó caer sobre la arena sin delicadeza alguna. Bueno, quizás no
estuviera tan arrepentido.
Separándome
de la arena con las palmas de las manos, tosí agua. No fue del todo
agradable.
Me
giré para ponerme boca arriba y entorné los ojos. El día se había
despejado y las nubes grises ahora eran rosas y anaranjadas. Había
gente... bastante gente. Y, jolín, qué frío hacía.
Quería
incorporarme, pero en nada cambié de idea. Para qué me iba a mover
y gastar más energía.
-Capitana
Jumps, ¿cómo estamos?
Esa
forma de hablar... ¿Delmet? No, no era Delmet quien se dirigía a
mí, sino Tania. Estaba siendo delicada por una vez en su vida, pero
seguro que en cuanto me espabilase me caería una buena bronca.
-¿No
he muerto?
-Eso
parece.
-Eso
está bien.
Miré
por encima de su hombro y encontré a Ridley. Estaba cerca de un
corro de gente; por cómo movía los brazos, debía de estar dando
explicaciones.
Eso
sí que no. Yo también tenía derecho a contar mi versión de la
historia. Intenté levantarme, pero me pesaban hasta las pestañas.
-Que
se calle.
-¿Quién?
-preguntó Tania. No tardó en darse cuenta de a quién me refería-.
Venga, gruñona, no me seas así. Por mucha tirria que le tengas, te
ha salvado el culo.
“Sí...
después de empujarme por un acantilado.” Intenté contárselo,
pero ella me mandó callar.
-Ya entrarás en detalles más tarde. De momento vamos a llamar al director, a ver que hacemos con todo esto...
-Ya entrarás en detalles más tarde. De momento vamos a llamar al director, a ver que hacemos con todo esto...
No
hace falta ser muy rebuscado para llegar a la conclusión de que, si
el director tiene que intervenir en un asunto, es que ha pasado algo
serio.
-Y
una cosa más -se puso de pie, desapareciendo de mi campo de visión-:
hay alguien que quiere verte.
Intentaba
seguirle la pista con la mirada cuando alguien se me lanzó encima.
Contuve
un grito y aparté a quien fuera de encima, enderezándome con
brusquedad. Entonces me di cuenta de que... era Mia.
-Eria,
¿estás bien?
Mirta
se arrodilló a mi lado, y Jetwick puso una mano sobre el hombro de
Mia sin dejar de mirarme. Etsu, Bobby, Imala, Teck... Todos estaban
allí. Pero estaban tan serios...
-Capitana...
-habló Delmet, metido de lleno en su papel de subcapitán-. Lo hemos
visto todo. Pero el plan no...
Qué
incómodo... pero sonreí.
-Estoy
bien -di unas palmaditas sobre la espalda de Mia, que enterraba la
cara entre mis brazos-. Qué más dará el plan ese: habéis venido.
Eso es lo único que importa.
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