El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

14 jun 2013

17. ¡Muestra lo que sabes!

Mejor olvidarse de todo. Vale, tengo que hacer un ejercicio de "barras paralelas" (creo) delante de todo el mundo. Tengo la situación controlada. Hasta estoy caminando en perfecto equilibrio sobre una barra. Vamos a ver cómo lo hago...

Capítulo 17
Cerré los ojos. Era lo único que necesitaba hacer.
Primero, me dejé caer hacia atrás. Parecía que iba a acabar golpeándome contra el suelo de espaldas, pero en el último momento enganché mi pie en la barra sobre la que había estado caminando y di unas vueltas hacia delante. ¡Sí, con los ojos cerrados! Y no los abrí después. 
Me impulsé hacia la otra barra para agarrarme a ella con una mano, llevándome la contraria a la espalda. Seguí girando.
Todos mis cálculos eran mentales: el momento en el que saltar, mi posición respecto al suelo o la distancia entre las barras estaban en mi cabeza.
Fui de nuevo hacia la barra anterior, pero no la usé de agarre. En vez de eso, di varios giros a su alrededor utilizando sólo el tronco. Mantenerme en movimiento era lo que hacía que no me cayera.
Me aferré con una mano a la otra barra y volví a la anterior enganchando de nuevo el pie. Repetí los dos últimos movimientos cada vez más rápido hasta impulsarme hacia arriba. 
Caí sobre el hierro con un solo pie y volví a impulsarme hacia arriba décimas de segundo después para hacer un salto mortal. Ya tenía los ojos abiertos, pero no miraba al público.
Sin detenerme, hice varios saltos mortales para desplazarme entre las barras. Como ya veía lo que estaba haciendo, pude lucirme incluso más.
Cuando me cansé, salté hacia el suelo combinando varios movimientos aéreos a la vez. No sé cómo, aterricé bien. Desde que me había lanzado por la ventana, estaba que me salía con los aterrizajes.
Parpadeé y moví la cabeza. ¡Que mareo con tanto salto! Cerra los ojos me había desorientado un poco.
El equipo estaba impresionado. Todos menos  Mia, quien acababa de empezar a bailar otra vez, me miraban. Me fijé en Mirta: parecía fascinada a la par que sorprendida.
Tank indicó con la cabeza que ya nos podíamos ir. Estaba deseando perdernos de vista, lo sabía. Salimos...
Y la puerta se cerró, dejando el pasillo en silencio.
Me quedé sola con mi equipo. Antes de que nadie hablase, Mia ya estaba gritando:
-¡Te lo dije! ¡Se lo dije! ¡Le dije que estaría genial! ¿A que sí?
-¡Desde luego, ha estado impresionante! -afirmó Mirta con una risa suave.
-Vaya...-dijo entonces Bobby, el chico al que Mia había hecho rabiar durante la prueba, con los ojos muy abiertos-. ¿Dónde has aprendido a hacer eso?
-Pues... un poco por mi cuenta -contesté mirando al techo.
-¡Oye, no es justo! -miró hacia arriba cruzando los brazos-. Para una nueva que llega y resulta que va mas avanzada que yo. ¿Cómo se lleva eso de dejar mal a la gente?
Mirta rió dulcemente y Mia le dio unas palmaditas de ánimo en la espalda.
-¡Es verdad! Si es que nadie me quita el asiento vip con letrero luminoso en la fila de "alumnos que van pegados".
Yo también sonreí. Parecía ser que la prueba no me había salido del todo mal. Bobby me daba un poco de pena, pero me había empezado a caer bien. No parecía hablar con pesimismo, sino más bien con ironía. Estaba bien saber reírse de uno mismo.
El chico asiático hizo una inclinación de cabeza y se ajustó las gafas. No se las había quitado ni durante su exhibición.
-Etsu Anzai. Ese es mi nombre. Y a todos nos gustaría saber el tuyo.
-¡Ah, claro, mi nombre! Soy... Soy Eria.
-Eria Jumps -completó él-. Tal y como escuchamos decir al señor profesor Higgan.
¿"Señor profesor Higgan"? Se escuchó una risa por lo bajo. Tank eran demasiado... poco formal para tanto decoro.
El chico de los cascos de música se me acercó. Me pasó una mano por el hombro, como si ya me conociera de antes.
-No muchas cosas son capaces de impresionarme, pero lo cierto es que tú lo has conseguido. Soy Teck Digit. Bonito corte de pelo -Me pasó una nota. Hablaba el que lo tenía peinado hacia arriba...
Entonces Mirta, como quien no quiere la cosa, arrastró a Teck por el suelo para alejarlo de mí, agarrándolo por el cuello de la camiseta. Parecía... ¿Furiosa? ¿Mirta poniéndose furiosa?
Abrí la nota que me había pasado Teck. Era... ¡¿Un número de teléfono?!
-¡Lo siento! -se disculpó Mirta. Ya volvía a ser la de siempre-. Teck tiene la estúpida costumbre de... Bueno, ya lo has visto. Su chica está en el equipo A-01, pero...
-¡Mirta! -gritó Teck a sus espaldas.
Lo que pasó a continuación fue un poco vergonzoso: Teck puso una rodilla en el suelo y tomó a Mirta de la mano. Ella no pudo evitar ponerse roja de la vergüenza. Teck prosiguió:
Mirta, si yo tuviera que elegir entre tu presencia y mi existencia, ya sabes que...!
Mirta no le dejó terminar. No puedo contar con exactitud lo que pasó a continuación porque cerré los ojos, pero se escuchó un golpe y un quejido. A Teck le acababa de aparecer en la mejilla la marca de una mano.
-¡Ya vale! -dijo Mirta, de nuevo alterada-. ¡Eria, toma nota de la primera regla del equipo! ¡Nunca te fíes de Teck! ¡Y con nunca quiero decir NUNCA!
-Ya empezamos -respondió Teck- ¿Por qué siempre esa frase? ¡Claro que soy de fiar!
-¡CLARO QUE NO! -respondió al unísono el equipo.
Teck suspiró, aún luciendo su flamante marca roja en la mejilla. Todo aquello me había dejado un poquito impactada. Lo que más: la reacción de la aparentemente dulce Mirta, a quien yo creía incapaz de hacerle daño a una mosca.
Mientras tanto, la arquera pelirroja del disfraz de indio se acercó y me hizo una especie de reverencia.
-Imala te saluda -supuse que ella era esa tal... no me acordaba de lo que había dicho-. Es de la tribu de los Abekani, aunque Imala la haya tomado como “apellido”. Allí no se nombra al individuo con un "yo" o un "nosotros", por lo que a veces es difícil para Imala... es decir, para mí adaptar mi forma de hablar. Es una tribu que pocos privilegiados son dignos de nombrar.
-Resumiendo, que el nombre de sus parientes es tan raro que nadie sabe cómo decir... -Teck estaba dispuesto a acabar la frase, pero Mirta lo amenazó con la mirada. Me preguntaba la historia que habría detrás de cómo se llevaban aquellos dos.
-No es por nada, pero como lleguemos tarde a la siguiente clase no dejaré que me echéis la culpa otra vez ¡Arreando, que es gerundio! -dijo entonces Bobby.
Miró el reloj y esperó hasta el momento justo. Chasqueó los dedos y señaló al techo justo cuando sonó la campana. 
Qué sincronización. Bobby no parecía el mismo saco de nervios que había visto hacía un momento. Estaba muy animado, y eso me gustaba.
Fuimos caminando hasta llegar a una puerta que parecía conducir hacia el típico aula escolar. Pensé entonces que la siguiente clase no sería demasiado dinámica y que estaría bien para descansar un poco de la prueba inicial. Sí: habría mesas, sillas, una pizarra... como el aula en el que nos habíamos reunido con Tania.
Qué ingenua estaba siendo. Cuando entré, me paré en seco al ver el interior: pues no, ¡era un campo de balón prisionero!

Cómo esconde la academia tales habitaciones en espacios aparentemente tan reducidos sigue siendo un misterio.
Supongo que no habríamos entrado allí para mirar, ni tampoco iríamos de espectadores...

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