El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

22 jun 2013

18. ¡A sus puestos! ¡Balón prisionero!


Un campo de balón prisionero... dentro de un aula que parecía normal. Eso fue justo lo que nos encontramos tras haber pasado la primera prueba.

Capítulo 18
Un campo así en un aula que parecía tan diminuta... Lo máximo que se me ocurrió hacer en aquel momento fue mirar hacia arriba. ¿Cómo harían en Golden Podium para que las salas y habitaciones aparentaran ser pequeñas por fuera cuando, en realidad, eran el doble de grandes por dentro?
Di unos pasos hacia delante. Ya había un equipo entrenando allí. El campo estaba lleno de balones y alumnos, ambos desplazándose a gran velocidad. Parecían... algo mayores que nosotros. Creo que eran solo chicos: un equipo masculino.
La profesora que estaba allí era una mujer con el pelo corto, de un castaño cobrizo tirando a pelirrojo. Vestía una chaqueta ajustada de color morado, como de motorista, que brillaba un montón con la luz. También llevaba vaqueros anchos y unas buenas botas negras. Estaba de espaldas cuando la vi.
Giró la cabeza lentamente, con su pelo agitándose en toas las direcciones. Llevaba gafas de sol de espejo. Era guapa, joven y fuerte: parecía sacada de la portada de una revista. ¿Habría sido modelo?
Teck hizo una especie de reverencia. ¿Pero qué le pasaba  por la cabeza? Mujer que veía...
Entonces me di cuenta de algo: Bobby también se había sonrojado ante ella. Lanzó una mirada de reojo a Teck al salir del trance, pero su "rival" estaba demasiado ocupado contemplando a la profesora.
Miré a Etsu; él, con lo serio que parecía, seguro que...
Etsu nos daba un poco la espalda, resolviendo ecuaciones en voz alta. También estaba un poco sonrojado y sonreía de forma disimulada, pero un tanto estúpida. Parecía tratar de evitar que ELLA la distrajera. ¿Qué tendría aquella profesora que todos la...? Tenía a la mitad de mi equipo sonrojado y con caras de bobo.
Había una excepción: Jetwick, el chico misterioso. 
Solo sabía su nombre porque se lo había escuchado decir a Mia; no se había presentado como los demás, ni tampoco me había dirigido la palabra.
Estaba detrás de mí, pero dio unos pasos al frente para desplazarse hasta mi derecha. Seguía manteniendo las distancias.
En cuanto se dio cuenta de que le miraba, agachó la cabeza. También se sonrojó, pero, a diferencia de los otros, no lo hizo por culpa de la profesora. No supo sostenerme la mirada y se alejó.
¿Sería por lo de la prueba? Bueno, quizás era tímido.
La profesora nos reunió a todos en un círculo. Los que ya estaban jugando también se acercaron. Error: eran el doble de altos y fuertes que nosotros. Y yo que pensaba que solo eran algo mayores...
-¡A ver chicos, un poco de silencio! -dijo ella. Todos se callaron-.¡Así me gusta! ¡Se nota que en el fondo sois buenos chicos!
Suspiro generalizado por el cumplido a los alumnos.
-Bien: antes de nada, me gustaría presentarme de nuevo, para los que no me conozcan: mi nombre es Johanna Ride; aunque, para abreviar, podéis llamarme Jo Ride.
Más suspiros que repetían su nombre. ¡Así cualquiera se tomaba la clase en serio! Era verdad que Jo tenía un estilo tremendo, pero hay que saber estar en una clase.
Para que los hipnotizados de mi equipo no pudieran distraerme con tanto romanticismo, me fijé en los contrarios... también hechizados por los encantos de Jo. Vaya.
Éramos iguales en número, aunque no en estatura -ojalá-. Por cómo estábamos colocados, parecía que íbamos a competir en un partido de balón prisionero, balón-tiro, mate o como quiera que se llamase el juego. Sólo nuestros dos grupos iban a participar.
Teck intentó decirle algo a la profesora, pero ella caminó hacia delante mientras hablaba.
Decía cosas como: “¡Número uno, el equipo se divide en vivos y muertos! ¡Número dos, los campos se dividen en cuatro zonas, dos para los muertos y dos para los vivos!"
Así, al mismo tiempo al que se movía de un lado a otro, fue explicando todo el reglamento del que constaba el juego. Al acabar de explicar todo lo básico, se detuvo.
-Pero, como nosotros somos algo especiales, hemos decidido hacer una pequeña práctica para que el primer día no fuese tan aburrido, cambiando algunas normas. Lo haremos así: se colocará el mismo número de balones en cada campo, y el que sea tocado tres veces con un balón contrario que acabe llegando al suelo de su campo, será eliminado y no podrá seguir jugando. Necesito a dos personas que lleven el recuento, una de cada equipo. Si alguien piensa que la cuenta es injusta o está mal hecha, o bien si alguien no sale del campo después de ser eliminado, podría... no estoy segura, pero a lo mejor me dejan apuntar algunos “puntos pétreos”.
Todos se estremecieron a la vez al oír esto. No sabía lo que era un punto pétreo, pero ya se lo preguntaría a Mirta. Parecía algo serio, aunque no me preocupó mucho: yo no era la típica persona a la que le gustara hacer trampas y estaba segura de que no me los pondrían.
La persona que se ofreció a hacer el recuento de nuestro equipo fue, por supuesto, Etsu, el chico asiático. Del otro equipo se ofreció... un chico al que no recuerdo muy bien.
Imala, la del disfraz de indio -cada vez tenía menos claro que lo que llevaba fuera un disfraz- se ofreció voluntaria para ser comodín en el “campo de los muertos”, situado detrás del campo contrario y enfrente del nuestro. Así que una vez eliminado, no podías volver al juego eliminando a otro rival, sino que salías de él sin ni siquiera pasar al campo en el que estaba Imala... Vaya.
-Vamos, chicos, a ver si conseguís impresionarme -nos animó Jo.
Creo que, solo con eso, muchos ya tenían una motivación para ganar. Jo, desde luego, sabía cómo usar sus escantos. Parecía astuta.
Nos situamos en nuestras posiciones tras elegir pista a sorteo. Antes de empezar, pregunté a mi equipo contra quiénes estábamos jugando exactamente: Al parecer, los rivales eran dos o tres años mayores. Eso sí que era un partido “equitativo”. Seguro que alguno nos miraba por encima del hombro por ser de primero.
Tras colocarnos, el tiempo empezó a pasar más despacio de lo normal.
Jo sostenía una pistola de fogueo en alto (no llevaba silbato). Ambos equipos en sus posiciones, el nuestro más que ninguno: yo en medio, Teck delante, los otros unos pasos atrás, Bobby al final del todo, Jetwick a mi izquierda y los anotadores ya listos.
-No os cortéis -comentó Jo justo antes-. Tenéis diferente edad y fuerza, y eso es lo que os hará aprender. Si tenéis que usar vuestra fuerza al máximo... hacedlo.
Dio la señal con un disparo... y empezó la guerra.

Parecía que teníamos todas las de perder, pero lo importante era intentarlo. Confiaba en mi equipo. Los acababa de ver mostrando sus habilidades. ¿Sabrían usarlas en el momento exacto? Entonces fue cuando pensé: "No pareceremos los más fuertes, ¡pero vamos a demostrar que lo somos!"

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