El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

27 sept 2013

31. ¡El mejor capitán!

Nota: Junie ha actualizado la página "Orígenes y creación de la historia". El que quiera echarle un vistazo...

En fin, ¡por fin ha llegado el momento! ¡El capitán del equipo ya ha sido elegido!
Por favor, tomen asiento; todo está por comenzar...


Capítulo 31

Le di un toque a Imala para no perderla de vista. Ella me tomó de la mano y me guió.

Llegamos hasta la puerta de nuestro aula (para alejarnos así de la multitud) a duras penas. Siempre que estoy en medio de un montón de personas soy la que menos ve. Claro, por mi altura...

La puerta no estaba tan lejos como parecía, pero el camino se nos había hecho mucho más largo de lo normal. Había recibido unos cuantos codazos por el camino y alguien me había pisado un pie, pero habíamos conseguido salir de allí.

Imla señaló un punto; allí estaba Tank. ¡Y Mia, a su lado! La chica no paraba de hablar y decirle cosas, como si le estuviera echando algo en cara, pero sin perder la sonrisa en ningún momento. En medio de esta curiosa conversación, Tank se fue antes de tiempo para no oír más a Mia y, al ver que el hombre se iba y no hacía caso a sus llamadas de atención, ella lo ignoró y se nos acercó alegremente.

Uno por uno, todos fuimos llegando hasta la puerta del aula: el punto de encuentro. La tensión se respiraba en el aire: ra el momento de comprobar quién había sido elegido como capitán del equipo.

La última en llegar fue Tania. A diferencia de otras veces, en vez de ir cargada de libros solo llevaba una hoja de papel doblada en la mano. La alzó para que todos pudiéramos verla.

Abrió la puerta para que ocupásemos nuestros sitios. Nada más entrar, el equipo me contagió los nervios (a pesar de que yo antes estaba tan normal). Sí, estaba nerviosa, todos lo estábamos. Hasta Etsu y Jetwick, creo. No se les notaba tanto, pero me daba la sensación de que les pasaba lo que a mí: que no aparentaban tanto estar agitados.
-Bien. ¿Todos listos? -preguntó Tania, la más tranquila de todos los presentes-. Comencemos...

Desdobló el papel lentamente y leyó varias veces las únicas dos líneas escritas en él, moviendo los ojos hacia los lados para hacer como si lo que ponía le pareciera extremadamente interesante.- ¡Anda! Esto no me lo esperaba. Sí. A ver... El puesto de... ¡subcapitán!

No pude evitar suspirar. Si lo que intentaba era quitarle tensión al asunto, no lo estaba consiguiendo; creaba el efecto contrario. ¡Ya lo habíamos dicho! Sabíamos perfectamente que el subcapitán era...

-¡Anzai Etsu, tal y como se dice en tu región! ¡Enhorabuena! ¡Menuda sorpresa! ¿Me ha salido bien el acento? ¿A que nadie se lo esperaba? -se rió como siempre hacía-. ¡Ah, espera! ¡Hay más!

Y otra vez la misma tensión, puede que incluso más.

-Resulta que... ¡Etsu será el suplente de Legend, Delmet Legend! ¡Que inesperado! ¡Vaya!

¿Ese era el chico que faltaba? ¿El que llegaba mañana? Ya estaba otra vez repitiendo los nombres de los mismos. Nada, que no soltaba prenda. Qué curioso era el nombre del otro chico, aunque que tuviese por apellido “Legend” me resultó algo pomposo. Y los nombres los elegíamos nosotros...

-Y ahora... ¡El esperado momento! ¡Vuestro capitán! Y su nombre... esto...

“Vamos, dilo ya”, me decía yo por dentro.

-¡Contiene una vocal! ¡Y empieza por mayúscula! Y... ¡Tiene más de dos letras!

Se echó a reír, pero a nosotros no nos hizo ni pizca de gracia.

-Venga, sin rodeos. No quiero poneros más nerviosos (aunque yo me lo estoy pasando en grande, lo reconozco). Vamos allá. El nombre de nuestro capitán es...

Empecé a darle patadas a la pata de mi pupitre. Giré la cabeza y vi por el rabillo del ojo a los demás. Etsu tamborileaba su mesa con los dedos, Mirta jugueteaba con un mechón de su pelo... Bobby hasta se había reclinado hacia delante. Estábamos impacientes. Es... es...

-Por mayoría casi absoluta...¡J-U-M-P-S! ¡Eria Jumps! ¡Felicidades!

Vale, por fin lo habia dicho. Un momento... ¡¿Jumps?!

Estaba muda. Agaché la cabeza para que no viesen la cara que acababa de poner, que a saber cómo era. ¿Cómo? ¡Imposible! ¡Si yo acababa de llegar! Era una broma, ¿verad? Seguro que Tania seguía bromeando...

A mi alrededor todo estaba un poco borroso; debía ser porque no me fijaba mucho en lo que estaba pasando. Algunos aplaudían y Mia gritaba de alegría; alguien silbó y todo. Muchos se habían levantado y caminaban a mi alrededor, unos muy rápido, otros a cámara lenta...

Veía todas esas siluetas por el rabillo del ojo. Mirando hacia abajo, traté de evaluar la situación...
Esa que había nombrado Tania... ¿De verdad era yo? Eria Jumps... ¿capitana?


¿Lo habíais visto venir? ¡Yo no! Vamos a ver... ¿Es que la gente va eligiendo por ahí al primer capitán que se le ocurre? ¿No decían que la votación de ese año iba a ser más seria?
Todo esto es un misterio... ¿Cómo pensáis que se me dará?

Nota 2: Sentimos que esta parte de la historia se vuelva algo mas estática, pero comprendedlo: ¿Qué se hace los primeros días de clase? ¡Nada!

20 sept 2013

30. Unas palabras para comenzar...

*Riiiing*
-¿Sí?
-Hola June. Soy Eria.
-...Ah.
-¿Me la has pasado? La entrada, para que la suba...
-*Bip*
-(suspiro) Ya lo comprobaré cinco minutos más tarde... Creo que íbamos por el discurso, ¿no?

Capítulo 30
Para ser alumnos de sólo dos cursos, éramos bastantes. Y, cómo no, todos más altos que yo.
Si podía ver algo era gracias a que los profesores estaban subidos a un escenario de madera improvisado con varios tablones muy bien apañados. Imala estaba a mi lado y se había ofrecido voluntaria para explicarme algunas cosas sobre los profesores. Menos a ella, era incapaz de ver al resto de mi equipo.
La parte de atrás de la academia era completamente diferente a lo que se veía desde fuera, ya que se veía mejor lo que en realidad ocupaba el edificio, y el patio trasero me había dejado impresionada: ¡era gigantesco! y tenía algunos obstáculos y barras para practicar un poco la agilidad. Lo más llamativo era que, en el centro del patio, había un enorme árbol que daba sombra a la mayor parte del terreno. Era imposible adivinar que el árbol estaba ahí viendo la academia desde fuera: la parte delantera del edificio lo tapaba por completo. Ni una sola rama asomaba por los laterales. 
Imala me dio un codazo y señaló la tarima de madera. Había varios hombres con esmoquin y algunos profesores. No entendía lo que quería decirme.
-El director general está presente -le escuché decir.
Me pareció oír un grito agudo entre la multitud. Mia debía estar cerca.
¿De verdad estaba allí el director? ¡Era imposible verlo! Sí que rondaba por allí un hombre cubierto por un abrigo largo y con algunos hombres de esmoquin a los lados, pero ni le veía la cara. Creo que por eso Mirta no lo había visto en su vida: porque tampoco es que se dejara ver mucho...
Creo que su intención era ir de incógnito, pero no lo conseguía. Todos lo habían reconocido en seguida por la cantidad de bultos y personas que había a su alrededor para taparlo.
El que habló fue un hombre con esmoquin, pero no se parecía en nada a los otros: parecía mucho más endeble, tenía el pelo rubio muy claro -nunca había visto a un hombre de esmoquin rubio- y, en vez de gafas de sol, llevaba unas de pasta negra. También era mucho más hablador. Parecía muy emocionado con el evento.
-¡Queridos alumnos! -tras esta frase el micro produjo un pitido que casi nos dejó sordos- …Creo que ya está. ¡Alumnos de ambos cursos! ¡Nos alegramos de que, un año más, volvamos a vernos las caras!
Sobre el escenario, Tank, el profesor bruto, no parecía muy de acuerdo con esta frase. Parecía que iba a lanzarse encima de aquel hombre en cualquier momento para hacerlo callar.
-Mi nombre, como muchos sabréis, es Steve Falls, ¡y todos los profesores que trabajarán con ambos cursos (o casi todos) se encuentra aquí conmigo! Aquí tenemos a...
No me quedé con un solo nombre. Solo con el de Steve, porque era el primero que habían dicho y porque me había hecho gracia. Steve... sonaba cursi en él, pero le pegaba.
Sí me enteré de que Jo y Tank nos daban las dos asignaturas más frecuentes: Práctica y Exterior. Iba a ver a Tank más veces de las que yo quería...
Había un profesor con una espesa barba y un largo bigote blanco que nos daba una asignatura parecida a las mates. Parecía simpático. Y otra profesora tenía cara de dormida y una amplia sonrisa en la cara. No parecía muy dura.
Otra profesora tenía el pelo corto y muy oscuro, aunque con mechas pelirrojas. Tenía ojeras y la mirada perdida, y creo que Imala me dijo que nos daba simbología. 
Otro de nuestros profesores era un hombre de esmoquin (no como Steve, sino más parecido a los demás). Era bastante grande y llevaba una pajarita roja que lo diferenciaba de los otros. Según Imala, nos daba una asignatura que se llamaba... Competitividad, si no recuerdo mal.
Reconozco que la reunión se me hizo algo larga, quizás porque esperaba impaciente el momento en el que el director dijera unas palabras. Al menos quería oír su voz.
-¡Bueno, creo que ya os vais quedando un poco con las caras! ¡Año nuevo, vida nueva! ¡Y tampoco podemos olvidarnos de nuestras cocineras, el personal de limpieza, enfermería y administración! ¡Un aplauso por todos ellos!
Se hizo un aplauso que Steve nos hizo repetir varias veces porque “no nos escuchaba”. Menudo tío.
-¡Y, ahora, el momento que todos andábamos deseando! ¡Nuestro director nos ha preparado un discurso que nos animará a seguir adelante!
Todo el público comenzó a murmurar. Intenté ver mejor. ¡Por fin!
-Pero, como nuestro señor es un hombre tan ocupado... ¡Nuestro amable señor Higgan se ha ofrecido a leerlo en voz alta! ¡Y sin ninguna presión! No es que esté al borde del despido ni nada...
No me lo podía creer. ¿Tank otra vez? Y, para colmo ¿amablemente y sin ninguna presión?
Todos soltamos un bufido en cuanto llegó hasta el micro. El único que le aplaudía era Steve.
-”Alumnos,”-comenzó con su tono de mala leche- “hay mucho por saber y por descubrir. Rendirse es el último recurso. Luchad por lo que os mantenga vivos. Firmado: Black B.”. No yo. El director.
Corto pero exacto. Ojalá se hubiera tomado la molestia de decir en persona el discurso de tres frases. Quién sabe cuánto le habría costado escribirlo. ¿Meses? ¿años? O lo menos probable: ¿cinco minutos? ¿Dos?
¿A quién iba a engañar? Estaba frustrada. Aun así, por lo que había escrito, no parecía un mal tipo. Y si le hubiera visto la cara, pues mejor. Ahora que sabía cómo se expresaba tenía aún más ganas de conocerle...
En fin, el público estaba atónito. Al principio todos quedaron mudos, pero poco a poco se empezó a escuchar un leve aplauso que, poco a poco, acabó en un fuerte estallido. Mia era la que más gritaba, perdida entre el público. ¡Se la escuchaba desde donde estaba yo! Pobre del que la tuviera al lado...
Tank ya había ocupado su antiguo puesto en el escenario, fingiendo que no se daba cuenta de lo que pasaba hablando con alguien que tenía a sus espaldas. Ni se había esforzado en sonreír. Qué majo.
-¡Así es, chicos! -concluyó Steve- ¡Todavía queda un año por delante! ¡O más! ¡Puede que tengáis un montón de dudas, pero seguro que encontráis la respuesta por vosotros mismos! ¡Gracias a todos!
Había dejado de oír a Mia, pero le di poca importancia. Desde lo alto de la tarima se descolgó una bandera con un logotipo. Era el escudo de la academia.
Vi como todos se cruzaban de golpe los brazos sobre el pecho, tocando sus hombros con las palmas de las manos e inclinando la cabeza. Los imité, escuchando con atención una canción que habían comenzado a cantar:
Como el sol dorado
Llega a lo más alto
Superando las nubes
En el cielo estrellado

Repitieron esta estrofa dos veces seguidas. Cuando acabaron, una nube de confeti cayó sobre el escenario.
-¡Bienvenidos a Golden Podium!- gritó Steve.
-¡Viva! -respondieron todos.
-¡Y ahora, cada uno a su aula! ¡Que paséis un buen día!

Os recuerdo que todavía queda elegir al capitán... ¡Pero eso ya se verá el próximo fin de semana!

13 sept 2013

29. Un día por delante

¡Sigue siendo viernes! Queda media hora para que sea sábado, pero seguimos teniendo tiempo. ¡Esta subida se ha hecho sin ningún retraso!
Si Mia no hubiera tocado los cables, incluso iríamos con adelanto.
En fin, imaginad que vuestro primer o segundo día de clase cae en domingo. ¡Suena a injusticia! Veremos qué pasa...

Capítulo 29
-¡Buenas, chicos! -comenzó entonces Tania-. Me alegro de que ayer no me viera obligada a pedir refuerzos al ejército ni nada parecido. ¡Espero que la cosa siga así de bien! -volvió a reírse inclinando la cabeza hacia atrás.- Como todavía no es lunes, vamos a seguir realizando unas pequeñas actividades, como las de ayer. ¡Seguro que os encantan!
Qué alivio, pero... ¿lo de ayer? Debía referirse a esas pruebas que nos hizo Tank. A mí, a pesar de lo nerviosa que estuve al hacerlas, no me habría importado repetir. Sin embargo, a mi equipo no parecía gustarle mucho la idea. Sería por si por allí volvía a estar Tank. Confirmado: a nadie le gustaba Tank.
-¡Que no, no es para tanto!- Dijo Tania.-Solo vamos a hacer unas actividades para conocernos mejor. Como, por ejemplo, yo señalo a alguien...-caminó por el pasillo- y ese alguien me tiene que decir su... comida favorita, por ejemplo. Y... ¡ya!- se volvió sin esperarse que acababa de señalar a Mia.
-¡¡¡Helado de fresa!!!- gritó ella.
-Ah... -Tania puso los ojos en blanco y siguió caminando.- bueno, bien hecho, Mia. Por lo menos es algo comestible. Y ahora... ¡ya! -me señaló a mí.
-Creo... que los canelones de atún. Y la mayoría de las cosas que llevan atún.
-¡Perfecto! Y ahora te toca... ¡a ti! -señaló a Etsu.
-Perdone, ¿por qué estamos haciendo esto? -preguntó él.
Tania se rió de nuevo, como solía hacer ella.
-¡Me has pillado! Bueno, pues... para ganar tiempo. De acuerdo, estamos aquí encerrados una hora y no sé lo que hacer con vosotros. ¿Qué tal si os digo primero el horario de hoy y luego buscamos la forma de romper el hielo? Aunque, en realidad, yo eso del horario lo explico rápido...
Vale, eso estaba mejor. Nuestra entrenadora no tardó nada en hacer un pequeño esquema con las actividades del día en la pizarra.
-Después de esta hora, tendremos que ir al patio trasero para ir una charla. Se presentarán todos vuestros futuros profesores y algunas personas más, como los directores.
-¡Papiii!- gritó Mia alegremente.
-Ya, qué bien. Bueno...-continuó, haciendo como que no había oído nada-. Más tarde, volveremos a clase para ver quién va a ser el capitán o capitana del equipo (ya sabemos que, de momento, Etsu es “subcapitán suplente”). El resto del día es para vosotros. ¿Preguntas?
Mirta levantó la mano. Tania, encantada, le dio el turno de palabra.
-Ya que es fin de semana, ¿se puede salir del edificio por la tarde?
-Ah, eso... -aunque Tania intentó disimular que se le había pasado ese detalle, todos nos dimos cuenta-.Ya conocéis las normas; si no, os las explicarán los guardas que vigilan la puerta. Empiezo diciendo que se puede salir siempre que llevéis puesta la insignia de identificación y no os mováis de esta zona de la ciudad. ¿De acuerdo?
Así que se podía salir... Sería bonito ver los alrededores de la ciudad y dar un pequeño paseo.
-Bueno, creo que ya lo he dicho todo- concluyó-. Hoy porque es domingo, ¡pero mañana os toca traer los libros de las asignaturas que os toquen! Creo que tenemos idiomas... y a primera hora.
Tenía curiosidad por ver cómo serían las clases de idiomas con Tania. No creía que fueran muy aburridas.
-¡Ay! -Tania se dio de pronto una palmada en la frente, lo cual nos hizo dar a todos un respingo-. Sí que hay algo más. Deberíais aprovechar para cambiar a discos el dinero que llevéis encima. Como ya saben los que estuvieron aquí años anteriores, el disco es la moneda exclusiva de esta ciudad y de la academia. Se irán acumulando a vuestro nombre según el número de victorias que haya conseguido vuestro equipo en las competiciones, además de por vuestro trabajo diario. Pero eso es otra historia... -carraspeó-. Para cambiar dinero, id al aula que está a la izquierda del despacho del Sr. Morrison. No tiene pérdida.
¿No tiene pérdida? Pues ya me había costado bastante encontrar el despacho la primera vez como para llegar hasta allí una segunda... Me iría detrás de alguien, me valía cualquiera. Hasta podría irme detrás de la mujer de la limpieza (a la que, por cierto, no había visto nunca. Puede que ni siquiera fuera una mujer).
-Si no lo hacéis hoy, siempre podéis ir mañana. Pero os lo advierto: cuanto antes mejor. Si no... corre el riesgo de que os encontréis una cola de ciento cincuenta personas al llegar. Típico...
Fue hacia la puerta sin llevarse sus libros, que seguían sobre la mesa
-Tengo que hacer un par de cosas, así que os dejo solos. Normalmente os pediría que no os levantarais ni que hicierais mucho ruido... Pero, de todos modos, ¡si hoy nadie está haciendo nada importante! -se rió por lo bajo-. Pero eso sí, quiero todo en su sitio en cuanto vuelva.
Y cerró la puerta con mucho cuidado tras ella.
Nos levantamos despacio y al rato formamos una especie de círculo deforme entre todos.
-¡Papi! ¡Va a estar allí! -Mia parecía más feliz que nunca.
-Ya van a nombrar al capitán... Sé que no voy a ser yo, pero tengo curiosidad -intervino Bobby.
-Creo que tengo posibilidades... -dijo Teck ladeando la cabeza hacia Mirta, la cual desvió la mirada.
-Cómo te pusiste cuando no fuiste elegido capitán el año pasado... -dijo ella.
-¡No fue por eso! Fue porque aposté con TU AMIGO parte de mi paga a que me elegirían como capitán.
-Y ganó ÉL... qué ironía, ¿no?
-¡Ya había sido capitán el trimestre anterior! Le dejé ganar. Además, sólo tuvo mucha suerte.
-Si fuimos nosotros los que pedimos que te cambiaran. Andabas siempre distraído. Y no me creo eso de que le dejaras ganar... Hasta estuvo en el puesto más tiempo que tú, que ni duraste un trimestre completo.
Tuvo que intervenir Imala para que lo dejasen estar. Dijo:
-No hay razón para discutir. No hay capitán todavía.
-Tiene razón... -opté por decir.- Y, además, habrá que consultar con el chico ese que falta este asunto. No le hemos dejado votar, así que habrá que esperar un poco a que él también decida algo.
-Vuelve mañana al mediodía -dijo Mirta-. Por la tarde lo decidiremos todo.
-Este año todo este rollo de la votación es más definitivo, ¿no? -preguntó Bobby, un poco para cambiar de tema-. Se toma más en serio a quién se elige... Incluso los capitanes duran más.
Jetwick chasqueó los dedos para llamar nuestra atención y señaló hacia la puerta; Tania nos esperaba.
¡Qué rápido se me había pasado el tiempo! Ya era hora de encaminarse hacia la charla...

Por lo menos espero que no sea la típica charla en la que nos quedamos todos dormidos de pie.
¡Hasta la semana que viene!

5 sept 2013

28. Perdida en una ilusión

Un día más en Golden Podium. Un momento, ¿De verdad estoy en Golden Podium? ¿Dónde estoy?

Capítulo 28
Seguía corriendo. Tenía que salir de allí.
Primero todo se había vuelto negro. Después solo había árboles, árboles cuyas ramas se retorcían sobre mí. Me sentía atrapada, perdida... y no podía ver el sol. El corazón me iba a mil por hora; sabía que algo malo estaba a punto de pasar.
Cada vez me costaba más correr. Se me enredó el pie en un arbusto, pero conseguí no caerme. Lo que vi a continuación hizo que me detuviera en seco.
Estaba a tan solo unos pasos de un enorme acantilado.
Nerviosa y casi paralizada de la impresión, traté de dar unos pasos hacia adelante para ver mejor su profundidad. Tenía varios salientes y la caída era impresionante. Un paso en falso podría ser mortal.
Alcé la cabeza para dejar de mirar. De pronto, me sentí observada.
Había alguien. No estaba a mi espalda. Tampoco en las profundidades del acantilado. ¡Estaba justo delate!
Como flotando en medio de la nada, caminando sobre el aire, pude ver la figura de alguien de más o menos mi edad. ¿Acaso era... yo? ¿Cómo? ¡Era una copia de mi imagen! ¿O no?
Parpadeé varias veces para verla mejor, pero ésta ya no parecía tener mi edad: había crecido. Era un chico bastante joven, de unos treinta y pocos. Seguía siendo idéntico a mí.
Traté de llamarlo, pero no me salió la voz. Estaba asustada aún sin saber el motivo. Él ya me había visto. Me tendió la mano... Me estaba llamando.
Me coloqué justo en el borde del acantilado. ¡No podía llegar hasta él! ¡Ni que yo caminase por encima del aire! Estaba confusa y paralizada. Mi cuerpo no respondía.
Pero, de repente, empezó a moverse por sí solo, sin que yo fuera consciente de ello. Ya había dado unos pasos atrás. Guiada por una fuerza invisible, corrí hacia el acantilado. Cerré los ojos, apreté los dientes...
Y salté hacia él, extendiendo un brazo. Volví a abrir los ojos y observé con determinación mi objetivo.  
Ya no había vuelta atrás. Tenía que alcanzarle.
Seguía con el brazo extendido al máximo. Pero, cuando rocé al joven...
Mi mano le atravesó. Su silueta se disipó, perdiéndose en la nada.
No podía creerlo. Solo era una ilusión...
El viento me rozaba la cara con fuerza, haciéndome daño mientras caía. Caí, seguí cayendo...
Y choqué.
-Eria! ¿Estás... bien? -preguntó una voz.
Abrí los ojos. Todo lo que veía estaba de lado. Ya no estaba en el acantilado.
-Creo que sí... solo ha sido una pesadilla, no te preocupes -dije, y me levanté despacio. Claro, no me había movido de la habitación. Solo me había caído de la cama, incluso puede que me hubiera tirado de ella mientras soñaba. A veces me siento de lo más idiota, de verdad.
Mirta estaba a mi lado. Parecía algo preocupada a pesar de que le había dicho que no lo estuviera.
-¿A qué día estamos... ? -Le pregunté tratando de vocalizar. ¿Vocalizar? Uf, era demasiado temprano para vocalizar.
-Te refieres a... ¿el día de la semana o la fecha? -preguntó ella.
-Me da igual; solo quiero saber si estamos a mes par o impar- la respuesta la sorprendió.
-Esto... a mes par, creo -contestó.
-¿Par? Qué raro. Suele ser peor durante los meses impares... en fin.
Ella seguía extrañada. De repente caí en la cuenta de una cosa.
-¡Mirta! ¿No te he contado nada?
-No, creo que no...
-¡Menudo fallo por mi parte! Si vamos a ser compañeras... esta noche te lo digo.
-¡De acuerdo! -respondió ella, sin poner ninguna objeción-. Será mejor que nos preparemos si no queremos llegar tarde. Si por el camino nos cruzamos con Bobby, mala señal. ¡Suele llegar el último!
Tardamos menos de lo que pensaba en arreglarnos. Yo seguía medio dormida, tratando de recordar cada uno de los elementos que aparecía en mi sueño. Era curioso, pero lo recordaba todo: un precipicio, un chico muy parecido a mi, una caída... Lo que más me hacía dudar era aquel chico. Sabía quien era, pero al mismo tiempo no lo tenía claro. Había soñado muchas veces con él. Alguien muy parecido a mí y que se movía como yo... Sólo podía ser una persona. Pero como nunca me habían enseñado ninguna foto suya...
Ya habíamos llegado a clase, pero estaba demasiado pensativa y adormecida como para darme cuenta. O, al menos, hasta que me encontré una cara sonriente delante de mis narices.
-¡Buenos días, buenos días! ¡Vamos, corre!
Mia me arrastró al interior de la clase, me tomó de las manos y dimos unas cuantas vueltas. ¿Cómo podía tener tanta energía siendo tan temprano?
Me senté en mi sitio y ella uso las manos sobre mi mesa. Me miró con dulzura y yo le sonreí. Justo detrás de ella estaba Jetwick, que también sonreía. Le saludé, y él me devolvió el saludo bajando la mirada.
Estuvimos un rato sin hablar. Estábamos callados, pero el silencio no era incómodo. Me gustaba ese tipo de silencio; todos permanecíamos allí con una sonrisa en la cara.
Bobby llegó corriendo, entró y se sentó en su pupitre. Parecía cansado; seguramente habría venido corriendo. Tania estaba a punto de llegar.
La profesora llegó cinco segundos después de la entrada triunfal de Bobby. Mia y Jetwick fueron a sentarse al verla entrar.
En cuanto golpeó los libros que llevaba contra la mesa, me di cuenta de que no deberíamos estar allí. ¿Que por qué no? ¡Era domingo! ¿Qué íbamos a hacer un domingo? ¿Dar clase? Esperaba que no...

El que quiera ponerme a trabajar en fin de semana lo lleva claro. ¡Espero no meterme en ningún lío! Y espero que no se pasen de duros con nosotros...
Pero, hasta la semana que viene, no lo sabremos. ¡Hasta entonces!