El equipo

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A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

5 sept 2013

28. Perdida en una ilusión

Un día más en Golden Podium. Un momento, ¿De verdad estoy en Golden Podium? ¿Dónde estoy?

Capítulo 28
Seguía corriendo. Tenía que salir de allí.
Primero todo se había vuelto negro. Después solo había árboles, árboles cuyas ramas se retorcían sobre mí. Me sentía atrapada, perdida... y no podía ver el sol. El corazón me iba a mil por hora; sabía que algo malo estaba a punto de pasar.
Cada vez me costaba más correr. Se me enredó el pie en un arbusto, pero conseguí no caerme. Lo que vi a continuación hizo que me detuviera en seco.
Estaba a tan solo unos pasos de un enorme acantilado.
Nerviosa y casi paralizada de la impresión, traté de dar unos pasos hacia adelante para ver mejor su profundidad. Tenía varios salientes y la caída era impresionante. Un paso en falso podría ser mortal.
Alcé la cabeza para dejar de mirar. De pronto, me sentí observada.
Había alguien. No estaba a mi espalda. Tampoco en las profundidades del acantilado. ¡Estaba justo delate!
Como flotando en medio de la nada, caminando sobre el aire, pude ver la figura de alguien de más o menos mi edad. ¿Acaso era... yo? ¿Cómo? ¡Era una copia de mi imagen! ¿O no?
Parpadeé varias veces para verla mejor, pero ésta ya no parecía tener mi edad: había crecido. Era un chico bastante joven, de unos treinta y pocos. Seguía siendo idéntico a mí.
Traté de llamarlo, pero no me salió la voz. Estaba asustada aún sin saber el motivo. Él ya me había visto. Me tendió la mano... Me estaba llamando.
Me coloqué justo en el borde del acantilado. ¡No podía llegar hasta él! ¡Ni que yo caminase por encima del aire! Estaba confusa y paralizada. Mi cuerpo no respondía.
Pero, de repente, empezó a moverse por sí solo, sin que yo fuera consciente de ello. Ya había dado unos pasos atrás. Guiada por una fuerza invisible, corrí hacia el acantilado. Cerré los ojos, apreté los dientes...
Y salté hacia él, extendiendo un brazo. Volví a abrir los ojos y observé con determinación mi objetivo.  
Ya no había vuelta atrás. Tenía que alcanzarle.
Seguía con el brazo extendido al máximo. Pero, cuando rocé al joven...
Mi mano le atravesó. Su silueta se disipó, perdiéndose en la nada.
No podía creerlo. Solo era una ilusión...
El viento me rozaba la cara con fuerza, haciéndome daño mientras caía. Caí, seguí cayendo...
Y choqué.
-Eria! ¿Estás... bien? -preguntó una voz.
Abrí los ojos. Todo lo que veía estaba de lado. Ya no estaba en el acantilado.
-Creo que sí... solo ha sido una pesadilla, no te preocupes -dije, y me levanté despacio. Claro, no me había movido de la habitación. Solo me había caído de la cama, incluso puede que me hubiera tirado de ella mientras soñaba. A veces me siento de lo más idiota, de verdad.
Mirta estaba a mi lado. Parecía algo preocupada a pesar de que le había dicho que no lo estuviera.
-¿A qué día estamos... ? -Le pregunté tratando de vocalizar. ¿Vocalizar? Uf, era demasiado temprano para vocalizar.
-Te refieres a... ¿el día de la semana o la fecha? -preguntó ella.
-Me da igual; solo quiero saber si estamos a mes par o impar- la respuesta la sorprendió.
-Esto... a mes par, creo -contestó.
-¿Par? Qué raro. Suele ser peor durante los meses impares... en fin.
Ella seguía extrañada. De repente caí en la cuenta de una cosa.
-¡Mirta! ¿No te he contado nada?
-No, creo que no...
-¡Menudo fallo por mi parte! Si vamos a ser compañeras... esta noche te lo digo.
-¡De acuerdo! -respondió ella, sin poner ninguna objeción-. Será mejor que nos preparemos si no queremos llegar tarde. Si por el camino nos cruzamos con Bobby, mala señal. ¡Suele llegar el último!
Tardamos menos de lo que pensaba en arreglarnos. Yo seguía medio dormida, tratando de recordar cada uno de los elementos que aparecía en mi sueño. Era curioso, pero lo recordaba todo: un precipicio, un chico muy parecido a mi, una caída... Lo que más me hacía dudar era aquel chico. Sabía quien era, pero al mismo tiempo no lo tenía claro. Había soñado muchas veces con él. Alguien muy parecido a mí y que se movía como yo... Sólo podía ser una persona. Pero como nunca me habían enseñado ninguna foto suya...
Ya habíamos llegado a clase, pero estaba demasiado pensativa y adormecida como para darme cuenta. O, al menos, hasta que me encontré una cara sonriente delante de mis narices.
-¡Buenos días, buenos días! ¡Vamos, corre!
Mia me arrastró al interior de la clase, me tomó de las manos y dimos unas cuantas vueltas. ¿Cómo podía tener tanta energía siendo tan temprano?
Me senté en mi sitio y ella uso las manos sobre mi mesa. Me miró con dulzura y yo le sonreí. Justo detrás de ella estaba Jetwick, que también sonreía. Le saludé, y él me devolvió el saludo bajando la mirada.
Estuvimos un rato sin hablar. Estábamos callados, pero el silencio no era incómodo. Me gustaba ese tipo de silencio; todos permanecíamos allí con una sonrisa en la cara.
Bobby llegó corriendo, entró y se sentó en su pupitre. Parecía cansado; seguramente habría venido corriendo. Tania estaba a punto de llegar.
La profesora llegó cinco segundos después de la entrada triunfal de Bobby. Mia y Jetwick fueron a sentarse al verla entrar.
En cuanto golpeó los libros que llevaba contra la mesa, me di cuenta de que no deberíamos estar allí. ¿Que por qué no? ¡Era domingo! ¿Qué íbamos a hacer un domingo? ¿Dar clase? Esperaba que no...

El que quiera ponerme a trabajar en fin de semana lo lleva claro. ¡Espero no meterme en ningún lío! Y espero que no se pasen de duros con nosotros...
Pero, hasta la semana que viene, no lo sabremos. ¡Hasta entonces!

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