El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

20 sept 2013

30. Unas palabras para comenzar...

*Riiiing*
-¿Sí?
-Hola June. Soy Eria.
-...Ah.
-¿Me la has pasado? La entrada, para que la suba...
-*Bip*
-(suspiro) Ya lo comprobaré cinco minutos más tarde... Creo que íbamos por el discurso, ¿no?

Capítulo 30
Para ser alumnos de sólo dos cursos, éramos bastantes. Y, cómo no, todos más altos que yo.
Si podía ver algo era gracias a que los profesores estaban subidos a un escenario de madera improvisado con varios tablones muy bien apañados. Imala estaba a mi lado y se había ofrecido voluntaria para explicarme algunas cosas sobre los profesores. Menos a ella, era incapaz de ver al resto de mi equipo.
La parte de atrás de la academia era completamente diferente a lo que se veía desde fuera, ya que se veía mejor lo que en realidad ocupaba el edificio, y el patio trasero me había dejado impresionada: ¡era gigantesco! y tenía algunos obstáculos y barras para practicar un poco la agilidad. Lo más llamativo era que, en el centro del patio, había un enorme árbol que daba sombra a la mayor parte del terreno. Era imposible adivinar que el árbol estaba ahí viendo la academia desde fuera: la parte delantera del edificio lo tapaba por completo. Ni una sola rama asomaba por los laterales. 
Imala me dio un codazo y señaló la tarima de madera. Había varios hombres con esmoquin y algunos profesores. No entendía lo que quería decirme.
-El director general está presente -le escuché decir.
Me pareció oír un grito agudo entre la multitud. Mia debía estar cerca.
¿De verdad estaba allí el director? ¡Era imposible verlo! Sí que rondaba por allí un hombre cubierto por un abrigo largo y con algunos hombres de esmoquin a los lados, pero ni le veía la cara. Creo que por eso Mirta no lo había visto en su vida: porque tampoco es que se dejara ver mucho...
Creo que su intención era ir de incógnito, pero no lo conseguía. Todos lo habían reconocido en seguida por la cantidad de bultos y personas que había a su alrededor para taparlo.
El que habló fue un hombre con esmoquin, pero no se parecía en nada a los otros: parecía mucho más endeble, tenía el pelo rubio muy claro -nunca había visto a un hombre de esmoquin rubio- y, en vez de gafas de sol, llevaba unas de pasta negra. También era mucho más hablador. Parecía muy emocionado con el evento.
-¡Queridos alumnos! -tras esta frase el micro produjo un pitido que casi nos dejó sordos- …Creo que ya está. ¡Alumnos de ambos cursos! ¡Nos alegramos de que, un año más, volvamos a vernos las caras!
Sobre el escenario, Tank, el profesor bruto, no parecía muy de acuerdo con esta frase. Parecía que iba a lanzarse encima de aquel hombre en cualquier momento para hacerlo callar.
-Mi nombre, como muchos sabréis, es Steve Falls, ¡y todos los profesores que trabajarán con ambos cursos (o casi todos) se encuentra aquí conmigo! Aquí tenemos a...
No me quedé con un solo nombre. Solo con el de Steve, porque era el primero que habían dicho y porque me había hecho gracia. Steve... sonaba cursi en él, pero le pegaba.
Sí me enteré de que Jo y Tank nos daban las dos asignaturas más frecuentes: Práctica y Exterior. Iba a ver a Tank más veces de las que yo quería...
Había un profesor con una espesa barba y un largo bigote blanco que nos daba una asignatura parecida a las mates. Parecía simpático. Y otra profesora tenía cara de dormida y una amplia sonrisa en la cara. No parecía muy dura.
Otra profesora tenía el pelo corto y muy oscuro, aunque con mechas pelirrojas. Tenía ojeras y la mirada perdida, y creo que Imala me dijo que nos daba simbología. 
Otro de nuestros profesores era un hombre de esmoquin (no como Steve, sino más parecido a los demás). Era bastante grande y llevaba una pajarita roja que lo diferenciaba de los otros. Según Imala, nos daba una asignatura que se llamaba... Competitividad, si no recuerdo mal.
Reconozco que la reunión se me hizo algo larga, quizás porque esperaba impaciente el momento en el que el director dijera unas palabras. Al menos quería oír su voz.
-¡Bueno, creo que ya os vais quedando un poco con las caras! ¡Año nuevo, vida nueva! ¡Y tampoco podemos olvidarnos de nuestras cocineras, el personal de limpieza, enfermería y administración! ¡Un aplauso por todos ellos!
Se hizo un aplauso que Steve nos hizo repetir varias veces porque “no nos escuchaba”. Menudo tío.
-¡Y, ahora, el momento que todos andábamos deseando! ¡Nuestro director nos ha preparado un discurso que nos animará a seguir adelante!
Todo el público comenzó a murmurar. Intenté ver mejor. ¡Por fin!
-Pero, como nuestro señor es un hombre tan ocupado... ¡Nuestro amable señor Higgan se ha ofrecido a leerlo en voz alta! ¡Y sin ninguna presión! No es que esté al borde del despido ni nada...
No me lo podía creer. ¿Tank otra vez? Y, para colmo ¿amablemente y sin ninguna presión?
Todos soltamos un bufido en cuanto llegó hasta el micro. El único que le aplaudía era Steve.
-”Alumnos,”-comenzó con su tono de mala leche- “hay mucho por saber y por descubrir. Rendirse es el último recurso. Luchad por lo que os mantenga vivos. Firmado: Black B.”. No yo. El director.
Corto pero exacto. Ojalá se hubiera tomado la molestia de decir en persona el discurso de tres frases. Quién sabe cuánto le habría costado escribirlo. ¿Meses? ¿años? O lo menos probable: ¿cinco minutos? ¿Dos?
¿A quién iba a engañar? Estaba frustrada. Aun así, por lo que había escrito, no parecía un mal tipo. Y si le hubiera visto la cara, pues mejor. Ahora que sabía cómo se expresaba tenía aún más ganas de conocerle...
En fin, el público estaba atónito. Al principio todos quedaron mudos, pero poco a poco se empezó a escuchar un leve aplauso que, poco a poco, acabó en un fuerte estallido. Mia era la que más gritaba, perdida entre el público. ¡Se la escuchaba desde donde estaba yo! Pobre del que la tuviera al lado...
Tank ya había ocupado su antiguo puesto en el escenario, fingiendo que no se daba cuenta de lo que pasaba hablando con alguien que tenía a sus espaldas. Ni se había esforzado en sonreír. Qué majo.
-¡Así es, chicos! -concluyó Steve- ¡Todavía queda un año por delante! ¡O más! ¡Puede que tengáis un montón de dudas, pero seguro que encontráis la respuesta por vosotros mismos! ¡Gracias a todos!
Había dejado de oír a Mia, pero le di poca importancia. Desde lo alto de la tarima se descolgó una bandera con un logotipo. Era el escudo de la academia.
Vi como todos se cruzaban de golpe los brazos sobre el pecho, tocando sus hombros con las palmas de las manos e inclinando la cabeza. Los imité, escuchando con atención una canción que habían comenzado a cantar:
Como el sol dorado
Llega a lo más alto
Superando las nubes
En el cielo estrellado

Repitieron esta estrofa dos veces seguidas. Cuando acabaron, una nube de confeti cayó sobre el escenario.
-¡Bienvenidos a Golden Podium!- gritó Steve.
-¡Viva! -respondieron todos.
-¡Y ahora, cada uno a su aula! ¡Que paséis un buen día!

Os recuerdo que todavía queda elegir al capitán... ¡Pero eso ya se verá el próximo fin de semana!

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