Capítulo
42
Al
llegar al suelo la competitividad entre ambos desapareció por
completo. Cuando por un momento creí que podíamos llegar a ser
buenos rivales, Delmet empezó a darse importancia describiendo la
competición un poco a su estilo. No paraba de decirme cosas como:
“¡he ganado!” “¡Más suerte la próxima vez!” “¿Qué te
dije? ¡Siento que no me creyeras!” “Tranquila, ser subcapitana
no está tan mal”, etcétera.
Ahora
sí que me daba rabia su victoria. La capitana tenía que ser yo, no
ÉL. Además, no había sido para tanto. ¡Si sólo me había ganado
por unas décimas de segundo, puede que centésimas!
No
me olvidé de felicitar a Jetwick por su trabajo, quien ladeó
tímidamente la cabeza como queriendo decir que no había sido nada.
Delmet
seguía haciéndose el héroe delante de todos.
-Ah,
es verdad -dijo, como si no lo recordara-, queda una prueba más, la
que diga ella. ¡Y recuerda, no me gusta que me pongan las cosas
fáciles! ¿O prefieres abandonar?
-No
abandonaría ni aunque me obligaran a hacerlo.
-¡Así
me gusta! ¡Rendirse es para débiles! Bueno, ya que quieres
seguir... ¿Qué sugieres?
Estuve
un buen rato en silencio, bajando la cabeza para que no me afectara
que todos estuvieran mirándome. Nada de comba, demasiado fácil...
nada de pruebas, sería muy básico...
-¿Y
bien? -me animó- ¡Que no tenemos para todo el día, Saltitos!
¿Cómo
que Saltitos? ¿Eso era un mote? Porque no me gustaba nada...
Vale,
tampoco me iba a pasar la tarde pensando. Levanté la cabeza.
-Hagamos
una prueba de breakdance. De dos minutos máximo para lucirse
por persona.
Él
pareció divertido con mi respuesta.
-¿En
serio? Pero bailar no es un deporte, ¿no? ¡Qué cosas se te
ocurren!
-¿Hay
algo que diga que la prueba deba ser un deporte? -pregunté al
público.
-No
hay nada que lo resalte, aunque suelan elegirse gestos deportivos
como pruebas componentes. Opino que cualquier tipo de actividad
física podría servir como prueba. Resumiendo: No. lo de Eria vale
-contestó la sabia voz de Etsu. ¡Gracias, Etsu!
El
breakdance era algo con lo que podía lucirme sin tener que
quedarme en lo básico. A mí me valía.
-¡Bueno,
pues ya está! -exclamó con ironía-. Empecemos la segunda parte. Es
la primera vez que hago esto en un Duelo Meta, ¡pero supongo que
siempre hay una primera vez! Y, ya que he elegido yo primero, ¿qué
tal si empiezas tú esta vez con la prueba?
-Será
un honor -le contesté con algo de ironía.
Unos
pocos “ayudantes” fueron a buscar el material necesario. Elegí
un sitio cercano a una pared; pretendía usar algunos de mis mejores
movimientos y necesitaba el lugar adecuado para una cosa.
Me
coloqué en posición y cerré los ojos, tal y como había hecho en
la prueba inicial de Práctica.
-¡A
ver lo que sabes hacer! -gritó Delmet. Y la música empezó a
sonar...
Es
difícil describir todos los movimientos que utilicé a la misma
velocidad y sin música, pero lo intentaré.
Primero
marqué un poco el ritmo con un pie; era una canción bastante
animada. Una vez que ya estaba lista, me desplacé un poco hacia
atrás. Marcando el ritmo, hice mi primera voltereta. Sólo tuve que
impulsarme y dar una vuelta completa para caer de pie y con los
brazos extendidos.
Antes
de continuar, quise verle la cara a Delmet. Se había quedado mudo,
pero sonreía. Supongo que nadie se esperaba un comienzo tan
dinámico, con una voltereta a los pocos segundos.
Fui
bajando los brazos. La música se estaba animando, como si fuera una
persona tomando aire justo antes de dar un grito. Esperé al momento
de la “explosión sonora” con movimientos algo más simples.
Mirada
pícara. Ahora venía lo bueno. ¡Bang!
Con
un salto parecido al anterior, caí de espaldas al suelo para
deslizarme sobre él con el cuerpo en vertical. A veces me sostenía
con las manos, otras con la espalda, con los hombros... eran giros
demasiado rápidos para describirlos, como dos por segundo.
Me
impulsé de espaldas al suelo para quedar sobre una mano y acabar la
voltereta. Continué con varios saltos seguidos, algunos incluso con
tres o cuatro vueltas en el aire. Cruzaba las piernas en el aire,
saltaba usando una sola pierna... De todo un poco. Todos coreaban.
Aproveché
que en una de las caídas aterricé cerca de la pared que había
elegido para mi salto especial: di una patada contra ella y giré de
lado con la fuerza del impulso. Adoraba hacer eso, por muy poco
habitual que fuera.
Un
par de movimientos simples para sacar a la gente del shock... ¡bang!
De
nuevo, usé mis mejores movimientos. No sólo eso, sino que además
traté de combinar algunos de ellos con cuidado por probar. El
resultado fue bastante bueno.
Giros
sobre un codo, sobre la cabeza, movimiento de pies... Usé toda la
artillería pesada.
Acabe
de forma espectacular. Bailé un poco, tomé carrerilla con unas
piruetas y di una última vuelta con las piernas dobladas y las manos
sobre las rodillas. Caí sobre un brazo, di unos giros con la palma
de la mano en el suelo y volví a ponerme en pie girando sobre mí
misma al final.
Una
pose para el público. ¡Supera eso, Delmet!
Los
otros chicos alzaron los puños y clamaron mi nombre. Les había
gustado.
Regresé
triunfal a mi puesto para dejar paso a Delmet. Él, sin ni siquiera
mirarme a los ojos, se puso en posición, pero no dio la señal para
que empezara la música. El lugar de eso, empezó a reírse.
-¿Qué
sentido tiene acabar? ¡Se sabe claramente el ganador!
Se
dirigió hacia mí en actitud desafiante. Me imaginaba que me diría
que no llegaba a su altura...
Pero,
en lugar de mostrar rivalidad, ¡hizo una especie de reverencia!
-Jumps,
faltó muy poco para que hubiera un empate en la primera competición.
Perdiste por muy poco. Ahora, sin embargo... ¡para qué nos vamos a
engañar! ¡Me quito el sombrero (o el casco más bien)!
Me
miró a los ojos. Sin actitud desafiante, sin ironía... De verdad.
Me veía a la altura.
-Jumps,
está claro que te he subestimado. ¡Tu habilidad es todo un
prodigio! Alargar la competición un día más sería algo inútil.
¡Ya todo está decidido! ¡A partir de ahora, creo que todos
deberíamos empezar a nombrarte por lo que eres, capitana!
No
me pidáis explicaciones; estaba aturdida. Debía de haberlo hecho
muy bien para dejar a Delmet tan impresionado. ¡Me había cedido un
punto completo y me reconocía todos mis méritos! Si antes me sentía
incómoda recibiendo unos pocos cumplidos de su parte, imaginad cómo
me quedé cuando pasó todo esto.
Delmet
me tendió la mano y, esta vez, le di la mía al instante mientras
todos aplaudían.
-Me
lo he estado callando... pero has estado impresionante -dijo.
-Gracias.
Igualmente, creo...
-Y
gracias por recordarme lo que significa ser el líder, capitana. Y a
enseñarme cómo es la verdadera competitividad, y a ganar de forma
justa...
-Eso
también es mérito tuyo. No me lo agradezcas tanto.
-¡Será
un honor trabajar de subcapitán! Oye, ser el sub tiene sus
ventajas: no se trabaja tanto, tienes algo de autoridad...¡Haré
todo lo que esté en mis manos para cambiar el mundo desde mi puesto,
y...!
-¡Vale,
cálmate. Vamos a centrarnos en la vida real, héroe.
-Lo
que digas, capitana.
Pues
vaya. No paraba de llamarme capitana, decía frases de
películas, no se callaba...
Pero
en fin, tan malo no era después de todo. A lo mejor Mirta tenía
razón y podía llevarme bien con él.
Me
encontraba genial. Me sentía una ganadora por quedarme como capitana
de forma justa, pero también por haber “hecho las paces” con
Delmet. Ya no habría más luchas por ver quien era el mejor (hasta
el siguiente aviso, claro).
La
gente de otros equipos me aplaudía y coreaba mi nombre. Mientras
tanto, mi equipo me alzaba en hombros, Mia me abrazaba... lo típico.
Me daba la impresión de que me estaba ganando algo de fama por mis
“hazañas”, como diría Delmet.
Puede
que me hubiera equivocado con Delmet. Puede que fuera más soportable
de lo que yo creía...
Me parto con eso que dije. En qué estaría pensando...
Supongo
que para averiguarlo habrá que leer el próximo capítulo, ¿no?
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