El
título del capítulo lo dice todo, ¿no? ¿Hace falta explicar algo?
¡No creo!
Capítulo
41
Tras
pasar por el comedor (en el que ni me crucé con Delmet) fui al
estadio y tuve que esperar hasta su hora de apertura para entrar y
preparar allí el Duelo. Sí, sé que al principio no me lo había
tomado muy en serio, pero cuando me di cuenta de que si perdía podía
abandonar mi puesto, traté de hacerme a la idea de que tenía que
luchar.
Decidí
acercarme a una zona apartada del bosque donde hacíamos Exterior
para calentar y pensar en qué podía retar a Delmet. Saltos y
piruetas, ¿pero de qué forma? Aunque no era una máquina de saltar,
había aguantado bastante siguiendo mi ritmo en la comba. Si quería
ganarle, tendría que ponérselo mucho más difícil.
Me
dirigí sola hacia el estadio -sin cruzarme con nadie conocido por el
camino-, atravesé la puerta (no literalmente, claro) y me dirigí
hacia el punto de encuentro. No tenía pérdida: había un grupo de
gente por allí. Estaba todo mi equipo y algunos curiosos más. Me
acerqué y saludé. Me abrieron paso.
Todos
se agrupaban cerca de una pared altísima con una serie de piedras
diferentes. Supongo que sería para hacer escalada.
Me
abrí paso para llegar hasta mi equipo.
-¡Llegas
tarde, Jumps! -rió Delmet al verme llegar.
-¿Tarde?
¡Si todavía quedan cinco minutos para la hora!
-Ya,
bueno... ¡Es que tenía ganas de decir eso! -se encogió de
hombros-. Bueno, ¿empezamos?
Me
preguntó si quería empezar decidiendo la primera prueba, “por ser
la nueva”, pero pasé.
-¡Bueno,
no importa! ¡Lo tengo todo preparado desde hace un rato! Y, para no
ponértelo demasiado difícil, he decidido que podríamos empezar
por... ¡un poco de escalada! -dijo, señalando la altísima pared.
Mirta
le pasó a Delmet dos arneses, uno para mí. También me dieron un
casco, cosa que a mi rival no le hizo falta al ya tener uno.
Una
vez que estuvimos preparados y con las cuerdas ya atadas, Delmet
comenzó su explicación:
-Imala
hará de vigía. Gana el primero que toque la cima, sin hacer méritos
para conseguir puntos pétreos. Si ganas, medio punto para ti.
Si hay empate, habrá un día más de competición. ¿Entendido?
-Sí,
ya lo he pillado.
-¿Seguro?
¿No hace falta que te lo explique dos veces? Vaya a ser que luego...
-¡No,
no hace falta! ¡Ya me he enterado!
Imala,
desde la cima, comenzó a tocar unos bongos que tenía con ella para
entretenerse. ¿Cómo los habrían subido hasta ahí?
Lo
siguiente antes de empezar era elegir a la persona que debía ir
tirando de la cuerda que teníamos atada a la cintura. Delmet no lo
dudó dos veces: eligió a Mirta.
-¡Buena
suerte! -me susurró ella al pasar por mi lado.
Yo
tampoco dudé mucho al elegir.
-Jetwick-
dije, bastante segura de lo que decía.
Pareció
sorprendido al verse elegido. Se sonrojó un poco. Solía pasarle
conmigo, creo que por habernos conocido recientemente. Pese a ello,
me parecía de confianza y el más adecuado para ayudarme (a pesar de
su aspecto, que decía lo contrario). Además, aunque Mia era una de
mis opciones, no la veía a muy a la altura para la situación.
Ambos
ayudantes se prepararon. Delmet y yo dimos unos pasos hacia la pared.
-Que
sepas que en cuanto llegue arriba voy a clavar la bandera americana
en lo alto del todo.
-Que
sepas que no te lo voy a poner fácil, Legend.
-Eso
espero. No quiero aburrirme. Suerte, Jumps.
Y
fue entonces cuando Imala lanzó desde la cima de la pared un grito
de guerra acompañado de los bongos. ¡Debía ser la señal de
salida!
Me
lancé sobre la pared y comencé a escalar. Delmet me superaba por
muy poco. ¡No podía dejarlo ganar!
Mi
truco estaba en darme grandes impulsos mientras me agarraba con una
sola mano. A veces me balanceaba sobre mi punto de apoyo para llegar
hasta niveles más altos.
Conseguí
adelantar a Delmet por los pelos. Él se paró y rió con fuerza.
-Ahora
vas a ver mi verdadera habilidad: ¡los deportes de riesgo!
De un solo impulso, llegó casi al sitio donde yo estaba. Traté de acelerar, pero no conseguía pasarlo. Subíamos casi al mismo ritmo, moviendo las manos y los pies con gran agilidad.
De un solo impulso, llegó casi al sitio donde yo estaba. Traté de acelerar, pero no conseguía pasarlo. Subíamos casi al mismo ritmo, moviendo las manos y los pies con gran agilidad.
La
estrategia de Delmet era totalmente distinta a la mía. Le daba igual
resbalarse, darse golpes o rozarse con la pared. No paraba ni un
segundo, como si no sintiera el cansancio.
Yo
si lo sentía, pero ni hablar de dejarme ganar. Intenté ir
acelerando, olvidarme de lo que sentía y subir.
Jetwick, como era de esperar, lo estaba haciendo muy bien. Sabía adaptarse a mí y me impulsaba justo cuando yo quería. Aunque no nos veíamos las caras, sentía como si Jetwick estuviese a mi lado en todo momento. Supongo que a Delmet le pasaría algo parecido con Mirta, aunque todavía no comprendía muy bien el tipo de amistad entre esos dos. Eran tan diferentes...
Jetwick, como era de esperar, lo estaba haciendo muy bien. Sabía adaptarse a mí y me impulsaba justo cuando yo quería. Aunque no nos veíamos las caras, sentía como si Jetwick estuviese a mi lado en todo momento. Supongo que a Delmet le pasaría algo parecido con Mirta, aunque todavía no comprendía muy bien el tipo de amistad entre esos dos. Eran tan diferentes...
Vi
que Delmet ni pensaba hacia dónde quería moverse. Iba siempre por
el lado bueno de forma intuitiva. Yo, por otro lado, me estaba
quedando atascada, entre otras cosas porque no llegaba a las piedras.
Si fuera más alta...
Podía
escuchar los gritos de la multitud desde abajo. Opté por no mirar y
centrarme: algo que se suele decir mucho en las películas en este
tipo de situaciones es: “¡no mires hacia abajo!”.
¿Cómo
podría avanzar a más velocidad?
Estaba
harta. Pensar no me estaba ayudando y Delmet me llevaba la delantera.
¿Qué hice? Algo que debía de haber hecho desde el principio: dejar
de pensar.
Así
fue. Solté las manos y bajé los brazos sin inclinarme ni un poco.
Giré un poco los pies. Tenía la mente en blanco.
Jetwick
había dejado de tensar la cuerda. Era justo lo que me hacía falta.
Me
había quedado de pie en perfecto equilibrio sobre una de las
piedras.
Con
toda la fuerza que tenía, me impulsé hacia el siguiente soporte
hasta alcanzarlo con una mano. Doblé la rodilla y salté hacia donde
me estaba sujetando. Salto por salto, fui llegando a la altura de
Delmet.
¡Lo
había pasado! Y nos quedaba muy poco para llegar.
Coloqué
una mano en cada piedra y me impulsé hacia una más alta. Llena de
orgullo, volví a quedarme en pie sobre un soporte. Cada vez la gente
de abajo gritaba más fuerte. ¡Estaba deseando ganar!
Me
concentré en los movimientos que me quedaban. La siguiente piedra
estaba demasiado alta para alguien como yo, pero no lo suficiente.
Tomé impulso con las piernas y salté.
¡Por
poco! Estaba colgada de aquel último soporte, a punto de llegar.
Imala había dejado a un lado los bongos y se asomaba al borde de la
pared.
Y,
en mi mejor momento, llegó Delmet. ¡Era demasiado rápido! Se movía
de forma más torpe y jadeaba, pero no paraba. Saltó con todas sus
fuerzas para llegar a mi lado.
¡No,
justo ahora no! Salté, pero no llegué hasta donde quería. Mis
dedos rozaron el muro; Jetwick tiró con fuerza de la cuerda para
frenarme.
Me
impulsé un poco más. Delmet y yo estábamos iguales. Un movimiento
más y habríamos llegado.
Miré
a Delmet antes de saltar. Curiosamente, él hizo lo mismo. Nos
intercambiamos las miradas. Se respiraba rivalidad en el aire.
Y,
a la vez, Delmet y yo saltamos hacia la meta.
No
puedo decir mucho de este instante. Todo pasó a cámara lenta.
Volví
a la realidad cuando mi mano alcanzó el borde de la pared. ¡Por
fin! ¡Había llegado! Y Delmet... también.
Imala
nos ayudó a subir. Se dirigió hacia los bongos y se dispuso a
anunciar el resultado.
Delmet
y yo nos asomamos al borde de la pared. ¡Que pequeños parecían
todos los demás desde allí!
Él
se dirigió hacia mí y me tendió la mano.
-Sin
que importe el resultado... no mentías con eso de ponérmelo
difícil. Bien hecho.
-Gracias.
Supongo que tú tampoco has estado mal. En fin, si tú has decidido
la prueba...
Le
di la mano. Ahora me sentía incómoda al recibir cumplidos suyos.
Al
vernos así, la multitud a nuestros pies gritó de alegría, clamando
nuestros nombres. Competitividad; eso era lo que mostrábamos al
público a pesar de ser rivales, supongo.
Imala
gritó con su potente voz para reclamar la atención de todos.
¿Habríamos empatado?
-¡Miembros
de este centro!¡Hay un ganador!
Los
de abajo se agolparon cerca de la pared. ¿Ganador? ¿Quién había
ganado de los dos?
-El
ganador de este duelo es...
Silencio
absoluto. Sólo se nos escuchaba a Delmet y a mí respirando.
-¡Delmet
Legend, con una diferencia de décimas de segundo!
No podía creerlo. ¡Había perdido por muy poco!
No podía creerlo. ¡Había perdido por muy poco!
Delmet,
por otro lado, no podía estar más contento.
-¡He
ganado! ¡Ha estado cerca, pero he ganado! ¡Esto va por la ciudad de
Washington!
No
sabía por qué, pero ya no me molestaba tanto la derrota como antes.
Puede que tener a Delmet como capitán fuese interesante, aunque
fuese agotador. Me daba pena bajar un puesto, pero, en fin...
Delmet
me sonrió con picardía. Creo que seguíamos siendo rivales.
-Es
tu turno. Si tanto quieres quedarte como capitana, mejor elige bien.
¡Si ganas, mañana podremos enfrentarnos de nuevo!
¡Era
cierto! ¡Todavía tenía una oportunidad! Pero... ¿merecería la
pena alargar la competición?
Recordé
ese extraño sentimiento que tuve al ser elegida capitana. Pensé en
mi equipo y en breves momentos agradables, instantes que me habían
hecho pensar que era capaz de dirigir un equipo.
¿Merecía
la pena? Sí, claro que merecía la pena.
Siento
decir esto, pero si tengo que hacer que la competición se alargue un
día más, así se hará.
¡Y
esta vez voy a ganar no por décimas de segundo, sino tres pasos por
delante!
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