El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

26 feb 2014

53. Nueve en uno


Esta vez vamos tempranito... Tenemos un plan entre manos que nos va a tener ocupados unos días. ¡Es un secreto de equipo! ¡No puedo decir nada!

Capítulo 53
Mi libro de idiomas cayó de mi mesa. Eso pasaba por intentar pasar las páginas demasiado rápido.
Menos mal que Tania había conseguido captar nuestra atención, porque mi equipo había estado distraído durante todo el día. Normal, era viernes. Aparte de eso, ese día nos habían juntado con un equipo al que los miembros del mío parecían conocer. Teck, por ejemplo, se había pasado casi todo el día charlando con un chico de melena rubia y despeinada entre clase y clase. Aunque no suelo fijarme en eso, reconozco que parecía simpático, y era bastante guapo... ¿Pero qué estoy diciendo?
Bobby, por el contrario, había estado evitando a otro chico que se le acercaba de vez en cuando para saludarlo. Parecía agradable, así que no entendí por qué huía Bobby de él. Era como si le tuviera miedo.
Todo estaba muy tranquilo para ser una clase de Idiomas; Tania le había hecho un gesto a Delmet al empezar la clase que lo había hecho quedarse quieto toda la hora. Menudo control.
Y por fin sonó el timbre. En cuanto Tania desapareció por la puerta, Delmet se levantó de un salto y lanzó un grito de victoria. Vaya, otra vez igual...
Mia corrió al final del aula y agarró fuertemente a Jetwick del brazo para llevarlo hasta donde yo estaba. Él trató de liberarse, pero Mia no lo soltó hasta encontrarse conmigo. Él me saludó tímidamente y bajó la cabeza.
-¡Tengo un súper-plan para esta tarde! ¡Tenéis que venir a mi habitación para jugar juntos!
Miré a Jetwick, que ladeó la cabeza como diciendo: “¡a mí no me mires!”
No sabía muy bien si quería jugar a las muñecas con Mia, pero no podía negarme; me estaba mirando demasiado. Esos enormes ojos grises... No podía decirle que no.
-Bueno, pues iremos -dije, y Jetwick puso los ojos en blanco sin que Mia se diera cuenta. Supongo que estaría pensando: “vaya plan. A saber lo que nos espera”.
En ese momento, Bobby se acercó corriendo como nunca lo había hecho antes y se escondió detrás de mí.
-¡Dile que no estoy! ¡Si se acerca, dile que no estoy!
Demasiado tarde; ahí venía el otro chico. ¿Cómo iba yo a ocultar a Bobby siendo tan... “pequeña”?
-¡Hola, chicos! Una pena que Bobby no esté por aquí, ¿verdad? -dijo irónicamente, mirando hacia los lados.
Parecía tener sentido del humor. Tenía el pelo marrón claro rizado y con los mechones de punta. Vestía ropa cómoda, con una camiseta de manga corta y unos pantalones largos que casi le cubrían los pies. Al igual que Delmet, tenía aspecto de niño y una voz no muy grave. No lo veía capaz de dar miedo a alguien sólo con un saludo.
-Sí, una pena -le respondí sonriendo. Bobby ya había huido a otro punto del aula.
-Me tiene miedo -sonrió el chico abiertamente.
-¿Y eso? -pregunté yo. Mia acercó la cabeza para escuchar.
-Guardo un oscuro secreto -dijo él maliciosamente-. No es para tanto, pero ya sabéis cómo es Bobby...
No pude menos que reírme. Ahora sí que no entendía por qué a Bobby le aterraba.
-Soy Eria Jumps, capitana del equipo F-06 -me presenté.
-Tornado, del H-45. Lo sé, menuda ocurrencia tuve al pensar en mi alias...
-Bueno, no suena nada mal. Tiene fuerza.
-¡Gracias! He oído algunas cosas sobre ti y sobre tus piruetas.
-Vaya, sí que se habla de mí... ¿Y cuál es tu habilidad, Tornado?
Él giró la cabeza para mirar a Jetwick directamente a los ojos. Ambos sonrieron.
-Correr -dijo.
La llegada de Tania hizo que todos volviéramos a nuestros sitios. ¿Tania? ¿Otra vez?
Delmet se sentó y se quedó rígido mirando a la pizarra. ¡Una hora más de tranquilidad para mí!
-Bueno, el momento que todos estábamos esperando -dijo, golpeando la mesa-: ¡Apoyo Moral!
Y, tal como dijo Tania el primer día, menuda estupidez: apoyo moral consistía en trabajar frases motivadoras y situaciones deportivas para salir adelante de la mejor forma posible. Tania intentaba captar nuestra atención haciendo las clases activas y participativas, pero cualquiera que tuviese un poco de sentido común podría aprobar la asignatura. Además, no había exámenes.
Aparte de por la poca dificultad (por no decir ninguna), Apoyo Moral se diferenciaba de Competitividad porque era una asignatura en la que se aprovechaba para resolver asuntos en equipo. Se suponía que el equipo H-45 debía estar en un aula diferente y dejarnos solos, pero su entrenador, Steve Falls, había pillado un fuerte resfriado y no podía dar clase en ese momento. Para no dejarlos solos en su aula, Tania decidió juntar ambas clases.
-Como la capitana de mi equipo lo está haciendo estupendamente, creo que no hará falta añadir ninguna hora de refuerzo este fin de semana. ¡He oído que ayer todos salieron a entrenar! ¡Esa es la actitud!
Mi equipo se alegró de oír esto, pero yo sentí una punzada en el pecho al recordarlo todo. Juraba que era la última vez que intentaba algo parecido. Menos mal que todo había salido bien.
-Y no hace falta decir que yo he estado insuperable toda la semana... -susurró Delmet.
-Es importante que se comunique al entrenador todas las actividades extras del equipo. ¡Todo tendrá su recompensa en el futuro! Capitana, ¿En qué habéis estado trabajando estos días, por ejemplo?
-Pues... -empecé con cautela, pensando bien qué podía contar y qué no- es cierto que ayer salimos a entrenar. Quería anotar las habilidades y los defectos de mi equipo escribiéndolos en una tabla.
-¡Eso está muy bien! ¡Hay que conocer tanto las habilidades como los defectos! -dijo Tania alzando la voz.
-Pero me equivoqué en algo... -dije-. Pues se puede guiar a un equipo, pero no se puede manejar.
-¡Una lección genial! Nota: ¡Un equipo no es un set de marionetas que se pueda manipular! ¡Cada miembro tiene sus propias ideas y su propio corazón! ¿Veis cómo siempre se aprende algo nuevo?
Y el timbre sonó por última vez. El primero en salir fue Bobby, que huyó a encerrarse en su habitación.
Me pareció que Tania me había llamado, así que me acerqué a su mesa mientras todos salían.
-Quería felicitarte. ¡Lo estás haciendo genial!
-Qué va -respondí cortante-. Ya me han castigado una vez y ayer conseguí poner a todo el mundo en mi contra. De momento no hago más que meter la pata.
-¿Y te vas a rendir?
-Yo no he dicho nada de rendirme -contesté desafiante.
-¡Pues a eso me refería! No sabes de qué va todo esto y, aún así, lo tomas. Y también tienes la capacidad de aprender rápidamente de tus errores. ¡Estás siendo una buenísima influencia para tu equipo!
Tania organizó sus libros y se dirigió hacia la puerta.
-Pero ten cuidado -dijo, torciendo su amplia sonrisa como si me ocultara algo-. Ahora conoces a los otros ocho. A partir de la semana que viene, vas a tener que enfrentarte a los otros equipos que nos han asociado... y ahí es cuando me vais a demostrar lo verdaderamente unidos que estáis.
Ahí es cuando me vais a demostrar lo verdaderamente unidos que estáis”.
Esta frase no paraba de repetirse en mi cabeza. Era verdad lo que decía: tendríamos que entrar al mundo de la competición tarde o temprano. Todavía recordaba los ojos claros de Tornado fijos en los de Jetwick mientras él me decía su habilidad: correr, la misma habilidad que la de mi amigo.
Mia abrió la puerta de su habitación de golpe. De pronto, se me olvidó en lo que estaba pensando.
-¡Te estaba esperando! -dijo con alegría-. ¡Vamos, ya estamos todos!
Jetwick estaba sentado en la litera de abajo, mirando al suelo. Sonrió al verme y se ruborizó. Vaya, me daba la sensación de que se ruborizaba en cuanto me veía, ya que no era tan tímido después de estar un rato conmigo.
Imala estaba en la litera de arriba, en una postura de meditación.
-¿No la molestaremos si estamos aquí? -pregunté a Mia.
-¡Qué va! ¡No hay quien la despierte cuando empieza! Una vez lo intenté, pero no funcionó.
Estaba convencida de que Imala era la compañera ideal para Mia; nadie más que ella tenía la suficiente paciencia como para compartir con ella la habitación. ¿Podría Mirta con ella? Ni idea.
-Hablando de compañero... ¡Jet tiene compañero nuevo! ¡Qué suerte!
Querría decir qué mala suerte: eso nos dejaba sin habitación para nosotros solos. Qué poco la habíamos aprovechado. ¿No podían darnos un poco más de tiempo? Bueno... tampoco era cuestión de odiar al nuevo sin aún conocerlo.
-Y, ¿quién es? -pregunté con curiosidad. Ante ésto, Jetwick se encogió de hombros.
-Todavía no lo han cambiado de habitación, así que por eso no lo sabe.
-¿Ni siquiera sabes de qué equipo es? -pregunté esta vez. Él negó con la cabeza.
-Tania le dijo antes del descanso que vendría dentro de poco, pero no sabemos nada más.
Jetwick miró sorprendido a Mia, como si le hubiera pillado por sorpresa lo que acababa de decir.
-Ah... -sonrió Mia-. ¡Yo sé todo lo que pasa en Golden Podium! Además, estaba justo detrás de Tania cuando te dijo eso.
Jetwick pareció un poco más aliviado al saber cómo se había enterado Mia de todo.
-Bueno... ¿a qué queréis jugar? -preguntó-. ¡Podemos jugar a las muñecas!
Jetwick suspiró. Podría haber suspirado igualmente, pero me dio la risa.

¿Significará todo esto que queda poco para competir de verdad?
Os dejo de momento; tenemos un plan que cumplir...

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