Esta vez vamos tempranito... Tenemos un plan entre manos que nos va a tener ocupados unos días. ¡Es un secreto de equipo! ¡No puedo decir nada!
Capítulo
53
Mi
libro de idiomas cayó de mi mesa. Eso pasaba por intentar pasar las
páginas demasiado rápido.
Menos
mal que Tania había conseguido captar nuestra atención, porque mi
equipo había estado distraído durante todo el día. Normal, era
viernes. Aparte de eso, ese día nos habían juntado con un equipo al
que los miembros del mío parecían conocer. Teck, por ejemplo, se
había pasado casi todo el día charlando con un chico de melena
rubia y despeinada entre clase y clase. Aunque no suelo fijarme en
eso, reconozco que parecía simpático, y era bastante guapo... ¿Pero
qué estoy diciendo?
Bobby,
por el contrario, había estado evitando a otro chico que se le
acercaba de vez en cuando para saludarlo. Parecía agradable, así
que no entendí por qué huía Bobby de él. Era como si le tuviera
miedo.
Todo
estaba muy tranquilo para ser una clase de Idiomas; Tania le había
hecho un gesto a Delmet al empezar la clase que lo había hecho
quedarse quieto toda la hora. Menudo control.
Y
por fin sonó el timbre. En cuanto Tania desapareció por la puerta,
Delmet se levantó de un salto y lanzó un grito de victoria. Vaya,
otra vez igual...
Mia
corrió al final del aula y agarró fuertemente a Jetwick del brazo
para llevarlo hasta donde yo estaba. Él trató de liberarse, pero
Mia no lo soltó hasta encontrarse conmigo. Él me saludó
tímidamente y bajó la cabeza.
-¡Tengo
un súper-plan para esta tarde! ¡Tenéis que venir a mi habitación
para jugar juntos!
Miré
a Jetwick, que ladeó la cabeza como diciendo: “¡a mí no me
mires!”
No
sabía muy bien si quería jugar a las muñecas con Mia, pero no
podía negarme; me estaba mirando demasiado. Esos enormes ojos
grises... No podía decirle que no.
-Bueno,
pues iremos -dije, y Jetwick puso los ojos en blanco sin que Mia se
diera cuenta. Supongo que estaría pensando: “vaya plan. A saber lo
que nos espera”.
En
ese momento, Bobby se acercó corriendo como nunca lo había hecho
antes y se escondió detrás de mí.
-¡Dile
que no estoy! ¡Si se acerca, dile que no estoy!
Demasiado
tarde; ahí venía el otro chico. ¿Cómo iba yo a ocultar a Bobby
siendo tan... “pequeña”?
-¡Hola,
chicos! Una pena que Bobby no esté por aquí, ¿verdad? -dijo
irónicamente, mirando hacia los lados.
Parecía
tener sentido del humor. Tenía el pelo marrón claro
rizado y con los mechones de punta. Vestía ropa cómoda, con una
camiseta de manga corta y unos pantalones largos que casi le cubrían
los pies. Al igual que Delmet, tenía aspecto de niño y una voz no
muy grave. No lo veía capaz de dar miedo a alguien sólo con un
saludo.
-Sí,
una pena -le respondí sonriendo. Bobby ya había huido a otro punto
del aula.
-Me
tiene miedo -sonrió el chico abiertamente.
-¿Y
eso? -pregunté yo. Mia acercó la cabeza para escuchar.
-Guardo
un oscuro secreto -dijo él maliciosamente-. No es para tanto, pero
ya sabéis cómo es Bobby...
No
pude menos que reírme. Ahora sí que no entendía por qué a Bobby
le aterraba.
-Soy
Eria Jumps, capitana del equipo F-06 -me presenté.
-Tornado,
del H-45. Lo sé, menuda ocurrencia tuve al pensar en mi alias...
-Bueno,
no suena nada mal. Tiene fuerza.
-¡Gracias!
He oído algunas cosas sobre ti y sobre tus piruetas.
-Vaya,
sí que se habla de mí... ¿Y cuál es tu habilidad, Tornado?
Él
giró la cabeza para mirar a Jetwick directamente a los ojos. Ambos
sonrieron.
-Correr
-dijo.
La
llegada de Tania hizo que todos volviéramos a nuestros sitios.
¿Tania? ¿Otra vez?
Delmet
se sentó y se quedó rígido mirando a la pizarra. ¡Una hora más
de tranquilidad para mí!
-Bueno,
el momento que todos estábamos esperando -dijo, golpeando la mesa-: ¡Apoyo Moral!
Y,
tal como dijo Tania el primer día, menuda estupidez: apoyo moral
consistía en trabajar frases motivadoras y situaciones deportivas
para salir adelante de la mejor forma posible. Tania intentaba captar
nuestra atención haciendo las clases activas y participativas, pero
cualquiera que tuviese un poco de sentido común podría aprobar la
asignatura. Además, no había exámenes.
Aparte
de por la poca dificultad (por no decir ninguna), Apoyo Moral se
diferenciaba de Competitividad porque era una asignatura en la que se
aprovechaba para resolver asuntos en equipo. Se suponía que el
equipo H-45 debía estar en un aula diferente y dejarnos solos, pero
su entrenador, Steve Falls, había pillado un fuerte resfriado y no
podía dar clase en ese momento. Para no dejarlos solos en su aula,
Tania decidió juntar ambas clases.
-Como
la capitana de mi equipo lo está haciendo estupendamente, creo que
no hará falta añadir ninguna hora de refuerzo este fin de semana.
¡He oído que ayer todos salieron a entrenar! ¡Esa es la actitud!
Mi
equipo se alegró de oír esto, pero yo sentí una punzada en el
pecho al recordarlo todo. Juraba que era la última vez que intentaba
algo parecido. Menos mal que todo había salido bien.
-Y
no hace falta decir que yo he estado insuperable toda la
semana... -susurró Delmet.
-Es
importante que se comunique al entrenador todas las actividades
extras del equipo. ¡Todo tendrá su recompensa en el futuro!
Capitana, ¿En qué habéis estado trabajando estos días, por
ejemplo?
-Pues...
-empecé con cautela, pensando bien qué podía contar y qué no- es
cierto que ayer salimos a entrenar. Quería anotar las habilidades y
los defectos de mi equipo escribiéndolos en una tabla.
-¡Eso
está muy bien! ¡Hay que conocer tanto las habilidades como los
defectos! -dijo Tania alzando la voz.
-Pero
me equivoqué en algo... -dije-. Pues se puede guiar a un equipo, pero
no se puede manejar.
-¡Una
lección genial! Nota: ¡Un equipo no es un set de marionetas que se
pueda manipular! ¡Cada miembro tiene sus propias ideas y su propio
corazón! ¿Veis cómo siempre se aprende algo nuevo?
Y el
timbre sonó por última vez. El primero en salir fue Bobby, que huyó
a encerrarse en su habitación.
Me
pareció que Tania me había llamado, así que me acerqué a su mesa
mientras todos salían.
-Quería
felicitarte. ¡Lo estás haciendo genial!
-Qué
va -respondí cortante-. Ya me han castigado una vez y ayer conseguí
poner a todo el mundo en mi contra. De momento no hago más que meter
la pata.
-¿Y
te vas a rendir?
-Yo
no he dicho nada de rendirme -contesté desafiante.
-¡Pues
a eso me refería! No sabes de qué va todo esto y, aún así, lo
tomas. Y también tienes la capacidad de aprender rápidamente de tus
errores. ¡Estás siendo una buenísima influencia para tu
equipo!
Tania organizó sus libros y se dirigió hacia la puerta.
Tania organizó sus libros y se dirigió hacia la puerta.
-Pero
ten cuidado -dijo, torciendo su amplia sonrisa como si me ocultara
algo-. Ahora conoces a los otros ocho. A partir de la semana que viene,
vas a tener que enfrentarte a los otros equipos que nos han
asociado... y ahí es cuando me vais a demostrar lo verdaderamente
unidos que estáis.
“Ahí
es cuando me vais a demostrar lo verdaderamente unidos que estáis”.
Esta
frase no paraba de repetirse en mi cabeza. Era verdad lo que decía:
tendríamos que entrar al mundo de la competición tarde o temprano.
Todavía recordaba los ojos claros de Tornado fijos en los de Jetwick
mientras él me decía su habilidad: correr, la misma habilidad que
la de mi amigo.
Mia
abrió la puerta de su habitación de golpe. De pronto, se me olvidó
en lo que estaba pensando.
-¡Te
estaba esperando! -dijo con alegría-. ¡Vamos, ya estamos todos!
Jetwick
estaba sentado en la litera de abajo, mirando al suelo. Sonrió al
verme y se ruborizó. Vaya, me daba la sensación de que se
ruborizaba en cuanto me veía, ya que no era tan tímido después de
estar un rato conmigo.
Imala
estaba en la litera de arriba, en una postura de meditación.
-¿No
la molestaremos si estamos aquí? -pregunté a Mia.
-¡Qué
va! ¡No hay quien la despierte cuando empieza! Una vez lo intenté,
pero no funcionó.
Estaba
convencida de que Imala era la compañera ideal para Mia; nadie más
que ella tenía la suficiente paciencia como para compartir con ella la
habitación. ¿Podría Mirta con ella? Ni idea.
-Hablando
de compañero... ¡Jet tiene compañero nuevo! ¡Qué suerte!
Querría
decir qué mala suerte: eso nos dejaba sin habitación para nosotros
solos. Qué poco la habíamos aprovechado. ¿No podían darnos un
poco más de tiempo? Bueno... tampoco era cuestión de odiar al nuevo
sin aún conocerlo.
-Y,
¿quién es? -pregunté con curiosidad. Ante ésto, Jetwick se encogió
de hombros.
-Todavía
no lo han cambiado de habitación, así que por eso no lo sabe.
-¿Ni
siquiera sabes de qué equipo es? -pregunté esta vez. Él negó con
la cabeza.
-Tania
le dijo antes del descanso que vendría dentro de poco,
pero no sabemos nada más.
Jetwick
miró sorprendido a Mia, como si le hubiera pillado por sorpresa lo
que acababa de decir.
-Ah...
-sonrió Mia-. ¡Yo sé todo lo que pasa en Golden Podium! Además,
estaba justo detrás de Tania cuando te dijo eso.
Jetwick
pareció un poco más aliviado al saber cómo se había enterado Mia
de todo.
-Bueno...
¿a qué queréis jugar? -preguntó-. ¡Podemos jugar a las muñecas!
Jetwick
suspiró. Podría haber suspirado igualmente, pero me dio la risa.
¿Significará todo esto que queda poco para competir de verdad?
Os dejo de momento; tenemos un plan que cumplir...
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