¿Habremos ganado la competición después de todos nuestros fallos técnicos?
Capítulo 58
Has
perdido... has perdido
-Has
perdido. ¿Por qué no lo admites de una vez?
Era la voz
de Ridley. Estaba de pie, a mi lado. Sí, era él. Se reía.
Había
faltado tan poco... Si la lluvia no nos hubiera impedido tocar,
podríamos haber ganado. Todos los sonidos se habían mezclado,
haciendo que no pudieran oírse desde donde había estado el equipo
D-32. Todavía podía ver, como reflejados en un espejo, los
parpadeos de luz que creaban las chispas eléctricas. Desde arriba
había sido precioso; desde abajo, oí, había sido horrible. Nadie
había sentido lo que queríamos que sintieran.
Has
perdido... has perdido... Podía escuchar esa voz como un eco en mi
cabeza. Me dolía todo por culpa de las descargas que me había
llevado durante la actuación. No tenía fuerzas ni para levantarme.
No podía responder a quien me hablaba.
Pasos. Los
del otro equipo ya se iban. Nos habían humillado... ¿Habían venido
chicos de otros equipos para vernos? No lo sabía. Había estado tan
atenta a los movimientos de Ridley durante el concierto que no me
había enterado de nada más.
La lluvia
caía como un torrente sobre mi cabeza, otra vez. Ahora sí que no
podía escuchar nada. Espera, sí que oía algo: ¿un llanto? Y esa
voz...
Mia estaba
arrodillada a mi lado, sollozando e intentando acercarse a mí.
Todavía no me había descolgado la guitarra del cuello, pero debería
haberlo hecho.
-No me
toques –le dije-. Por tu bien, no...
Ni caso. Me
rodeó con los brazos, dando un respingo al notar un pequeño
calambre tras tocarme. Sin embargo, no me soltó.
Unos
segundos después, dejó de abrazarme. Ya no sollozaba, sino que
sonreía.
-¡Doy
abrazos mágicos, Eri! ¡No lo sabía! ¡Rápido, vamos a darles más
a los demás!
¿Los
demás? ¡Jetwick!
Me levanté
de golpe, pero perdí en seguida el equilibrio. Me giré con torpeza
y lo vi: estaba en el suelo.
Creo que
caí justo antes de llegar a él, pero llegué de alguna forma a su
lado. Al sentirse observado, abrió los ojos e intentó levantarse a
cámara lenta. Giró la cabeza, me miró... ¿Intentaba decirme algo?
Parecía agotado, como si le costara permanecer despierto. Tendría
que haber detenido el concierto, debería haberlo hecho...
Ahora no
podía decirle que nos habían vencido. Con todo lo que se había
esforzado el equipo...
-Jetwick...
–dije, utilizando mis últimas energías-. Has... ganado.
Su sonrisa
fue una de las últimas cosas que llegué a ver esa tarde.
Me cuesta
recordar lo que pasó a continuación. Sé que algunos de nosotros
nos llevaron dentro y ocultaron los instrumentos como pudieron. Creo
que fue Mia quien nos guió hasta el interior. Tropecé varias veces
por el camino. Si no recuerdo mal, a Delmet lo tuvieron que llevar a
cuestas. Al menos Etsu podía ponerse en pie y echarle una mano a
Teck.
Los que
podían moverse nos acabaron arrastrando hasta las habitaciones.
Primero lo
vía todo borroso, luego ladeado, al revés... parpadeé varias veces
y acabé por ver frente a mis ojos una pared. ¿Una pared? Espera,
era el techo. Había vuelto a mi habitación. ¿Cuánto tiempo había
pasado ya?
Me
incorporé a toda velocidad. Y menudo mareo... ¿Dónde estaban los
demás?
Bajé de la
litera y miré a mi alrededor. ¿Mirta? Estaba en su cama, tapada por
completo con las sábanas. Claro, su teclado era eléctrico.
No le veía
la cara, pero se sabía que estaba ahí debajo. Creo que estaba
dormida. Pobrecita.
Procuré no
despertarla arrastrando los pies. Encontré mi sudadera, que estaba
secándose por ahí, me la puse y me dirigí hacia la puerta. Giré
el pomo con delicadeza, sin hacer ruido...
No me
esperaba a Bobby al otro lado de la puerta. Di un respingo al girar
la cabeza y verlo ahí parado.
-Oye, que
tampoco soy tan feo... -dijo, con la voz algo temblorosa. ¿Estaba
intentando ser natural para disimular que la mayoría no estábamos
bien?
-No te
esperaba, sólo eso... Bueno, ¿pasa algo?
-Nada. Ver
si seguías viva. Y... seguro que quieren verte...
-Ah, claro.
Bueno, me duele todo, pero estoy bien; te acompaño. ¿Y cómo es que
has venido tú a avisarme?
-Era venir
aquí... o hacer algo "útil" allí -respondió con la
vista hacia un lado.
En fin, era
su decisión.
Seguí a
Bobby. Esperaba encontrarme con todos en la habitación de Jetwick,
pero no fue así: habíamos vuelto a la de Etsu y Teck.
-¿No sería
mejor ir a la de Jetwick? -dejé caer.
-Bueno, es
una larga historia... -respondió él-. Resumiendo: la están
utilizando en este momento.
Pues menudo
chasco. Nos había durado tan poco... El nuevo compañero de Jetwick
no es que fuera de lo más oportuno.
Abrimos la
puerta con cuidado. Fue Bobby quien pasó primero.
-Mirad, he
hecho algo útil. -dijo sonriendo-. Y a la primera.
Al verme
pasar por la puerta, todos me contemplaron como si hubieran visto un
fantasma. Mia, como siempre, lanzó un grito de alegría y corrió a
mi lado. Todos los demás, que no podían parecer más cansados, me
miraban atentamente. Unos estaban sentados en el suelo, otros sobre
la cama... los menos agotados caminaban en círculos.
-Qué
tal... -sonreí con incomodidad-. Chicos, no lo podíais haber hecho
mejor...
-¿Perdón?
-preguntó Teck alzando la voz-. ¡Nos han machacado! ¿Y tú lo
llamas hacerlo bien? -dijo con gestos exagerados.
Iba a decir
algo, pero Jetwick se puso en pie en ese momento. Vi que no era capaz
de sostenerme la mirada.
-Tú...
dijiste...
-Sé lo que
dije -respondí-. Chicos, ¿a qué viene todo esto? ¡Sabéis
perfectamente lo que ha pasado!
-Yo no lo
sé muy bien... -dijo Bobby a media voz.
Era muy
raro que Delmet no decidiera intervenir. Estaba sentado en el suelo
con la espalda sobre la pared. Tenía la cabeza baja y los ojos
cerrados tras la visera, pero me había parecido que estaba
escuchando.
-En serio,
necesito que todos me escuchéis...
-...por
favor -escuché a mi espalda.
Mirta
acababa de llegar. Se le notaba en los ojos que acababa de
despertarse. Esperaba no haber sido yo su despertador.
-Tenéis
que escucharla. Por favor... No vamos a solucionar nada si no paramos
nuestras quejas.
El encanto
de Mirta consiguió hacer que todos se detuvieran a escuchar. Nos
sentamos donde pudimos, la mayoría en el suelo. Ahora ni Teck
hablaba; nada de contradecir a Mirta...
-Hemos
ganado. No miento; les hemos superado por poco.
-Pero...
-susurró Jetwick.
-Sé que
parece una derrota, pero está muy claro lo que ha hecho el otro
equipo: trampas. ¡Sabían perfectamente que llovería a esa hora de
la tarde! ¿No recordáis aquello que dijo sobre que no íbamos a
poder terminar? ¡Era por eso!
-¿Se había
premeditado toda la acción? -preguntó Etsu algo sorprendido.
-¿Es que
no lo veis? -insistí-. Creedme: oí vuestras voces, os oí tocar...
la sincronización era perfecta. Todo era perfecto. Si se nos hubiera
oído, si los instrumentos no se hubiesen alterado...
-Entonces...
¿Podría haberse alzado con la victoria cada uno de los nuestros?
-preguntó Imala de forma algo extravagante.
-Va en
serio... No lo digo porque sea vuestra capitana, pero sé
perfectamente quién lo hizo mejor. La música es arte, ¿no? Es algo
que solía decir mi tío. ¿Y qué clase de arte es aquel que se crea
sin sentimientos?
-Arte sin
sentimientos -dijo Bobby, no muy oportuno para mostrarse irónico.
-¡En
serio! No he escuchado nunca una canción tan vacía... Si nos
pareció bonita, no fue porque nos gustase. ¿Sabéis por qué nos
impresionó? Porque daba miedo. Daba miedo de lo vacía que estaba
por dentro.
-¡Pues a
mí no me gustó! -exclamó Mia-. ¡La nuestra era mucha más bonita!
Todos la
miraron, pero no como un bicho raro, sino como si hubiese traído con
su frase una nueva esperanza al equipo.
-Y yo os
salvé a todos -se jactó Teck-. Me quemé un dedo, pero controlé la
corriente a la perfección. Me la debéis.
Mirta lo
miró con rabia, aunque se fue calmando al darse cuenta de que Teck
tenía razón; recordaba que el grito que habíamos oído antes de
que las descargas fueran yendo a menos había sido suyo.
-Pues como
los grandes artistas, ¿no? -acabó interviniendo Delmet, sonriendo
de forma maliciosa al levantar la cabeza-. Nosotros no dejamos de
tocar hasta que el concierto acabe, con descargas o sin ellas.
Reconozco
que la frase le había quedado muy bien. ¿La habría estado
ensayando mentalmente? Quizás por eso había estado tan pensativo...
-Teck dice
la verdad -afirmó Etsu-. Mantuvo la corriente eléctrica bajo
control en todo momento. Es por eso que los daños no fueron tan
graves como esperábamos.
-Y aquí
tenéis la prueba -concluyó Teck, levantando el dedo índice. Se lo
había vendado a lo cutre con papel higiénico.
-Decía-
siguió Delmet levantándose pesadamente-, que somos grandes
artistas. Ellos no.
-Exacto-
afirmé-. Imaginad que hubiera sido al revés. ¿Qué habrían hecho?
¡Culparnos a nosotros de hacer trampas! ¿Sabéis por qué su
canción era tan corta? ¡Sólo hacía falta fijarse en los ojos de
Ridley para darse cuenta de toda la verdad!
Habían
empezado a creerme. Todos empezaron a murmurar, como si ya estuvieran
planeando su venganza.
-Chicos,
además... si parecía que habíamos caído desde tan alto, era
porque estábamos en el cielo -y esa frase me había quedado
magistral. Toma ya-. Éramos uno, y podía notar desde donde estaba
que lo estabais dando todo, y por un rival con el que YO debería
ajustar cuentas. Creo que es la primera vez... que os veo a todos
juntos actuando como un verdadero equipo, sin que importase lo demás.
A mí me daría miedo si fuese él.
-¡Porque
damos miedo! -insistió Delmet, que se tambaleaba de lado a lado sin
que Mirta le quitase la vista de encima-. ¿Y decíais que el D-32
impone? ¡Los escenarios TIEMBLAN cuando llegamos nosotros! ¡Somos
auténticos! ¡De calidad!
Hasta se
llevaba el puño al pecho al hablar. Sí, creo que Delmet ensayaba
sus frases. Todas eran tan... patrióticas...
-¡Así se
habla, Del! -le animó Mirta, todavía atenta por si se caía al
suelo, y se levantó.
Yo también
decidí levantarme, lo que hizo que Mia y Jetwick me imitaran. Imala,
Bobby y Etsu también se levantaron. Por último, lo hizo Teck,
sonriendo como si ya hubiera conseguido vengarse del otro equipo.
-No puedo
esperar a ver caer a esa panda de inútiles musicales... -susurró
con malicia.
-Yo tampoco
-le confesé.
-Y mi arco
siempre estará tensado en la necesidad- habló Imala. Qué poco me
fiaba de ella...
Jetwick ya
tenía las ideas claras y me sonreía un poco, con gratitud por
haberle dicho "la verdad" desde el principio.
-Vale, no
hay que tenerle miedo sólo porque ahora conozcamos su cara -pensé
en voz alta-. Se acabó: ya va siendo hora de enfrentarnos de otra
forma a su equipo. Para eso estamos aquí, ¿verdad?
Delmet
sonrió al entender a lo que me refería. Tomando aire para poder
hablar con fuerza, exclamó:
-¡Hora de
quitar la radio... porque llegan los deportes!
Y Bobby
gimió por lo bajo al escuchar esta frase.
Espero que este capítulo haya estado interesante, ¡y hasta el siguiente!
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