No hay problema, esto lo arreglamos las dos durante la semana. Si cortamos los capítulos por la mitad y ampliamos un poco sus detalles, aún tenemos tiempo de sobra.
Ay, qué título más predecible toca hoy...
Capítulo
59
No pasó nada realmente emocionante durante la tarde. Además, todos habíamos pensado que irse a dormir temprano ese día no era una mala idea. Según Bobby, hasta Delmet, que en principio se negaba a descansar ("¡El mal nunca descansa, y yo tampoco!"), se acabó quedando dormido. Al parecer, durmió como un tronco.
Seguramente soñé con Ridley, pero no me acuerdo si lo vi tal como era antes o tal como estaba ahora. No era broma eso de que aparecería en mis peores pesadillas... Nunca me imaginé que el de mi sueño y ese chico acabarían siendo la misma persona.
Lo peor fue que, al día siguiente, ambos equipos nos encontramos de nuevo, justo a la hora del desayuno. Ridley se acercó a nuestra mesa con la intención de reírse un rato de nosotros, pero ya
estábamos preparados para enfrentarnos a él. Pensándolo mejor, ahora que habíamos ganado
un poco de seguridad en nosotros mismos, Ridley no era más que un
idiota que trataba de parecer mejor que nadie. Ya ni daba miedo. ¡Cambiar de mentalidad era la clave!
No tardó en empezar a decir:
-La de ayer fue una derrota
preciosa... Lástima que no pudieseis verla tan detalladamente como
la vimos nosotros.
Nos dio rabia oírle decir eso, sabiendo además que había hecho trampas. Los pocos testigos que habían estado en el concierto ese día ya se habían dado cuenta de ese detalle, y los rumores se
extendían como la pólvora.
-Y la próxima vez te toca a ti la
lluvia -le contesté.
-¿Insinúas que tengo algo que
ver con ella? ¡Si cantases mejor, no llovería tan fuerte! ¡Ni que fuera yo
el hombre del tiempo!
-Estaría insultando al hombre del
tiempo si lo comparase contigo...
Los de alrededor no paraban de
mirarnos, por si empezábamos una pelea. Creo que el equipo de Tornado
también estaba allí.
No, mi intención no era empezar una pelea, ni tampoco lo quería. Me
limitaba a mantener el tipo, a responder a todas las frases de Ridley con otras mejores y a utilizar sus propios movimientos contra él.
Tenía gracia usar las mismas estrategias que había aprendido de Ridley para atacarle por la espalda. Al verme sonreír de la misma forma de la que él lo hacía, hasta pareció un poco sorprendido. Si esperaba que aún siguiera asustada de su sombra, estaba equivocado.
Tenía gracia usar las mismas estrategias que había aprendido de Ridley para atacarle por la espalda. Al verme sonreír de la misma forma de la que él lo hacía, hasta pareció un poco sorprendido. Si esperaba que aún siguiera asustada de su sombra, estaba equivocado.
-¡Largo de nuestra zona! ¡Ni os
merecéis poner un sólo pie aquí! -exclamó Delmet.
-¡...porque sois tontos! -añadió
Mia.
Ridley no estaba solo; iba acompañado de Rex y de
Mystery.
Rex dio un paso al frente. Se le veía en la cara que era un
chico duro, de cejas muy gruesas, ojos algo hundidos y casi negros,
hombros anchos y una sonrisa afilada que debía de haber aprendido de
Ridley. Tenía el pelo rojizo bastante oscuro, de punta por la parte
del flequillo y algunos mechones cortos peinados un poco hacia arriba
tras la cabeza. Vestía un chaleco impermeable de color verde
grisáceo con unos pantalones negros muy anchos y unas deportivas
gastadas, lo que señalaba que prefería mil veces la comodidad antes
que la moda.
-¡Y vosotros ni os deberíais haber acercado al edificio! -exclamó con su voz áspera y segura.
-¡Y vosotros ni deberíais haber
existido! -continuó Delmet, al que todavía ni le había madurado la voz del todo.
-Me alegro de veros... -nos dijo
Mystery con los ojos en blanco, como si le diera igual toda la
discusión.
Entre tanto, Delmet y Rex
continuaban discutiendo. Parecían tan concentrados en ello que hasta
Ridley y yo nos olvidamos de nuestra propia pelea para ver qué se
suponía que estaban haciendo.
-Vale Delmet, ya es suficiente...
-intenté detenerlo al rato. Tanto Delmet como Rex parecían demasiado cabezotas como para dejarse ganar, parar o cansarse.
-Eso mismo; hazle caso a tu
capitana y sé bueno, ¿vale? -rió Ridley con maldad, aprovechando la oportunidad.
Al ver que Rex también había
empezado a reírse, Delmet enfureció. Extendió la mano sobre una
mesa y le arrojó a Ridley lo primero que alcanzó con ella, que fue un cartón de zumo. Por desgracia, Ridley utilizó sus
maravillosos reflejos para pillar el cartón al vuelo y arrojarlo
contra Delmet.
El cartón rebotó sobre la visera del casco, haciendo que el zumo de dentro saliera disparado y lo dejase todo pegajoso.
El cartón rebotó sobre la visera del casco, haciendo que el zumo de dentro saliera disparado y lo dejase todo pegajoso.
-Era de mi sabor favorito...
-lloriqueó Mia.
Delmet, sin poder controlarse, se
lanzó sobre ambos rivales. A partir de ahí, empezó lo que yo había
intentado evitar desde el principio de nuestro encuentro: la pelea en serio.
-¡PELEA DE COMIDA! -gritó
alguien.
Genial, lo que nos faltaba.
Primero vi algunos
cartones pequeños de zumo volando sobre nuestras cabezas; más
tarde tostadas, dulces, fruta e incluso cubiertos. ¿Por qué
teníamos que ser siempre los que estaban en medio de todo?
-¡Salid de aquí! ¡Tenéis que
salir de aquí! -grité a los de mi equipo, señalando la puerta.
-¡Pero si no he acabado el desayuno! -se
quejó Bobby, quien cambió repentinamente de idea al ver pasar un
huevo cocido demasiado cerca de su cabeza, estampándose contra una
pared.
-¡Cuerpo a tierra! -exclamó
Teck.
Todos nos echamos sobre el suelo,
reptando hasta la puerta discretamente. Yo me quedé en mi posición, esperando a que todos llegaran a la puerta. Cuando vi que lo habían conseguido, los conté. Uno, dos... ¡seis! ¡Me
faltaban dos!
Había perdido a Delmet de vista, pero al menos sabía que era él a quien tenía que buscar.
¿Quién más me faltaba aparte de él?
No tardé mucho en localizar al
que se había perdido: un grito de guerra parecido a los que
aparecían en las películas de aventuras y de acción delató a Imala.Ya la conocéis: la chica de mi equipo que siempre va vestida como si perteneciera a una tribu parecida a la Maya o la Azteca.
Me agazapé tras una
mesa para acercarme a ella. Su forma de defenderse y contraatacar me dejó impresionada: peleaba como una verdadera guerrera,
esquivando y devolviendo todo lo que le lanzaban o le llegaba. No había proyectil que la pudiera rozar: sus
movimientos eran firmes, fieros, violentos, agresivos...
La cara que
ponía enseñando los dientes y con el ceño fruncido era digna de
ver. Me costaba creer que, la chica
que tenía delante, que capturaba al vuelo todo lo que se le lanzaba
y a veces lo apretaba hasta hacerlo zumo (daba igual lo que pillara) fuera la misma Imala a la que había visto meditando varias veces en la habitación de Mia.
¿Debería
sacarla de allí? Estaba tan bien ahí luchando...
Vale, en serio, tenía que sacarla de
allí antes de que la bestia que llevaba dentro se descontrolara
del todo.
Grité para llamar su atención. Ella giró la cabeza sin dejar de defenderse o de contraatacar.
-¡Ve con los demás! ¡Encárgate
de que todos se queden fuera! -dije asomando la cabeza con cuidado.
-Sus deseos son órdenes para mí
-respondió ella con una reverencia, esquivando un pomelo que pasó sobre
su cabeza.
Corriendo como una gacela, llegó
a la puerta y salió por ella.
¿Ya estaba fuera? Qué rápido. Y qué fácil había sido.
Sólo quedaba Delmet, pero primero tenía que encontrarlo. Y no, no lo veía una tarea tan fácil como el sacar a Imala de allí...
¡Repito, no hay de qué preocuparse! ¡Veinte capítulos de nada los escribe June en una tarde! Y espero que ella esté de acuerdo en eso... ¡Yo sólo los publico!
(Y mira que el blog va sobre mi equipo...)
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