El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

19 abr 2014

60. Atención, suelo resbaladizo

Vale, sí, más de una hora de retraso... Ha habido un pequeño malentendido y Junie no me ha podido pasar el capítulo que tocaba, ¡pero aquí estamos, dispuestas a trabajar a pesar de la hora!
Seguimos con la pelea de comida:

Capítulo 60
Me deslicé por debajo de las mesas. Toda la comida estaba esparcida por el suelo, así que intenté no mancharme mucho. 
Tomé una bandeja a modo de escudo y me incorporé, avanzando de nuevo hacia la zona de nuestro equipo. Escudo improvisado en mano, salté por encima de las mesas con algunas volteretas laterales y giros completos. Siempre aterrizaba de pie.
Un poco más alejados de lo que yo los recordaba haber visto por última vez, Delmet y Rex forcejeaban bajo una de las mesas, ambos cubiertos de jugo pegajoso, todo por la fruta y el zumo. Ni rastro de Mystery. 
Ridley, radiante, estaba arrodillado junto a ellos, pero no hacía nada por intervenir en la pelea. Apenas se había ensuciado la ropa.
Nada más verlo, me llené de furia; esa horrible sonrisa, esa aparente tranquilidad... todo en él me ponía de los nervios.
Sin pensarlo y dejándome llevar por la ira, le arrojé la bandeja que tenía en la mano como si fuera un frisbee. Él, al oírla venir, bajó la cabeza para esquivarla. Creo que le di a Delmet. Total, si tenía el casco...
Me abalancé sobre Ridley, queriendo arrancarle uno a uno cada pelo rubio de su cabeza. Como siempre, él fue más rápido: me agarró por los hombros y me arrastró hacia el suelo. Me soltó, haciéndome rodar bajo una de las mesas para quitarme de en medio.
Oí un ruido metálico cerca de mi cabeza. Me levanté sobresaltada al oírlo, pero lo único que conseguí fue darme contra la madera que había sobre mí. Si hubiera llevado puesto el casco de Delmet...
Hablando de él... estaba a mi lado, usando la bandeja de la misma forma que yo, es decir, como un escudo. Ridley nos estaba lanzando cubiertos y terrones de azúcar, pero Delmet se había encargado de detener todos sus proyectiles. ¿Dónde habría ido a parar Rex?
Cuando parecíamos estar empatados, Rex se me lanzó a la espalda y me inmovilizó en el suelo, lo que desvió la atención de Delmet, que fue golpeado con una cucharilla de postre en la cabeza. Una vez más, lo salvó el casco
Anda, resulta que estaba ahí. Si hubiera sabido que iba a atacarme...
Ridley siguió con la fruta mientras Delmet y yo intentábamos quitarnos de encima a Rex. Yo estaba completamente inmovilizada a pesar de que había intentado escapar de sus garras, y Delmet intentaba hacer que me soltara golpeándolo por detrás y pellizcándole. No había manera.
Todo era un descontrol. Ya me creía perdida, siendo arrastrada por el equipo contrario hasta un rincón en el que pudieran acabar conmigo. ¿Me humillarían? ¿Me encerrarían? ¿Sería Delmet capaz de liberarme antes de que Rex me destrozara la espalda? No lo creía, pero confiar en él era mejor que nada. Espera, ¿de verdad era lo mejor? ¡Si Delmet ni era capaz de evitar una pelea por sí mismo!
Unos gritos y el sonido de un silbato hicieron que el ruido disminuyera. Sorprendido por el cambio, Rex giró la cabeza. 
Aproveché su distracción para empujarlo a un lado, y Delmet estuvo a punto de darme con la bandeja antes de darse cuenta de que Rex ya no estaba. Lo agarré de la camiseta y salí como pude de debajo de la mesa, arrastrándolo por el suelo sin fijarme mucho en la forma de la que lo hacía. 
Ridley había dejado de lanzarnos comida y miraba hacia un punto fijo del comedor. Cuando se dio cuenta de que habíamos escapado, debió de enfadarse bastante.
Salimos a toda velocidad de aquel sitio. Odiaba dejar la pelea contra Ridley a medias, pero si mi plan pincipal era el de sacar a Delmet de allí, tenía que ceñirme a él y olvidarme de mi rival de momento. No se podía dejar a Delmet solo; se iba unos segundos a su aire y armaba en menos de uno lo que no estaba escrito.
La ropa del chico estaba tan pegajosa que me costaba sujetar la tela de la camiseta con mis dedos sin que se resbalase. Él me seguía, dando pasos torpes en cuanto podía ponerse de pie. 
Lo llevé a rastras el resto del camino. La pelea lo había agotado; hasta le costaba andar de lo mucho que resbalaba la suela de sus zapatillas.
Si el comedor había empezado a quedarse en silencio era porque las cocineras no se había quedado de brazos cruzados al ver esta situación. Adelina había tratado de mantener la calma, pero nadie la había escuchado; en cuanto vieron que aquello se les iba de las manos, Rufina había salido del comedor para avisar a algunos profesores que podían ayudarlas. Uno de los que estaban allí era Tank. 
Mejor seguir corriendo.
Esperamos escondidos tras una mesa el mejor momento para salir de allí sin meternos en más líos. Justo cuando nadie miraba, corrí hacia la puerta trayendo a Delmet conmigo y nos escabullimos por ella. Antes de que los profesores allí presentes pudieran abrir la boca, ya estábamos fuera. 
Me eché sobre la puerta y la cerré con rapidez, pero con la máxima delicadeza posible. Por fin... lo habíamos conseguido.
Estuve un rato parada de pie sobre la puerta del comedor, respirando hondo. Cuando fui consciente de que ya nos habíamos salvado, suspiré profundamente. Había faltado poco.
Delmet estaba recostado sobre una pared, respirando como si algo le estuviese intentando robar el aire que intentaba inspirar. Poco a poco, se fue tranquilizando. Echó la cabeza un poco hacia atrás, sonriendo. Era un poco penoso verlo así, recostado sobre el muro con los ojos en blanco, todo cubierto de jugo pegajoso, con la respiración acelerada y una media sonrisa que parecía querer decir: “para la que he liado, no ha estado nada mal...”
-Que sea la última vez... -empecé a decirle, también con la respiración agitada- repito, la última vez... que la fastidias de este modo.
-¿Fastidiar qué? -dijo, hundiendo la cabeza entre las rodillas mientras reía-. ¡Si ha estado genial! ¡Estoy deseando repetirlo!
-¡Eso mejor díselo al personal de limpieza! Hablando de limpieza... creo que necesitas una ducha.
-No fastidies... -dijo, inclinando de nuevo la cabeza hacia atrás para mirarme con sorna.
No fuimos los únicos que habíamos conseguido huir de aquella guerra: algunos del equipo H-45 salieron poco después de nosotros, Tornado por ejemplo. Nos saludó al vernos y yo le devolví el saludo. Delmet trató de incorporarse.
-Menos mal... veo que todavía quedamos algunos de nosotros vivos -dijo Tornado, pasándose la mano por la frente. No se había ensuciado mucho.
-Qué hay... -dijo Delmet, ya de pie.
Se escuchó un grito de furia desde el otro lado de la puerta. A lo mejor había sido Tank. 
Desde el otro lado, el silencio pasó a ser total: por lo que interpreté del grito, se veía que acababan de prohibir la salida a todos los que aún estaban dentro. Pobres... Menos los del D-32. A esos que les dieran.
Tornado, al escuchar el grito, decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento era irse con su equipo. Nos despedimos de él con la mano mientras avanzaba por el pasillo.
-Bueno, ya sabes... creo que ahora nos toca encontrar a los nuestros -dije a Delmet-. Ahora mismo están solos.
-La verdad, no lo esperaba de ti. Eres la capitana: ¿cómo es que no te has quedado a velar por la seguridad del equipo?
-Creo que porque te estaba rescatando a TI -contesté-. Anda, vamos...
-¿Rescatarme? ¿A MÍ? -se quejó, moviendo los brazos-. ¡Pero si he sido YO el que ha tenido que protegerte! ¡Además, no hacía falta que me rescataran!
-¿Y quién ha arrastrado a quien durante el resto del...?
No pude terminar la frase. Cuando intenté dar el primer paso hacia la puerta, allí estaban. No, no me refiero a los de mi equipo, sino a ELLOS.
Mystery, Rex (con toda la ropa pegajosa), y... Ridley. Ah, les seguía un chico más, aunque no le presté mucha atención.
-Eso, ¿quién habría podido salvar a la princesita del casco americano azul? -dijo Ridley, haciendo que Rex se riera con él.

¡Por fin, capítulo acabado! ¡Y aún nos quedan más, junto con todas las ideas que tenemos que escribir!

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