El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

10 oct 2015

90. ¡Que comience la noche!

Lamentamos las horitas de retraso. Hemos tenido un pequeño percance, pero ya estamos aquí.
¿A que no adivináis lo que hemos preparado para este año?


Capítulo 90

-¡Venga Mia, que es para hoy!

-¡Jo Eri, espera un momento! ¡Me vas a poner nerviosa!

-Yo si que estoy nerviosa...

-¿Eri? ¿Dices algo?

-Esto... ¡No! ¡No he dicho nada! ¡Yo te espero!

Se me iban a quedar las piernas dormidas de tanto esperar ahí de pie. Mia llevaba casi media hora arreglándose - cuando me había dicho que sólo iba a tardar unos minutos.
Ya me estaba empezando a desesperar. Menos mal que, por fin, abrió la puerta de su habitación.

Rodeada de una nube de purpurina y colonia, vi cómo la chica se asomaba lentamente por la puerta. Llevaba puesto un vestido rosa lleno de adornos con una falda que le llegaba hasta los pies. El disfraz se completaba con una diadema plateada que la chica llevaba sobre la cabeza.

-¿Qué te parece? ¿A que es bonito? -me preguntó, dando vueltas sobre sí misma.

Yo estaba sin palabras, y no precisamente porque me fascinase especialmente el vestido de princesa de cuento.

-Mia, tu disfraz... pensaba que ibas a elegir algo que diera más miedo.

-¡Si doy órdenes desde mi reino, sí que voy a daros miedo a todos! -respondió ella algo ofendida.

-Bueno, en ese caso... sí, estás estupenda -dije con un suspiro.

Satisfecha, dio un par de vueltas más sobre sí misma. Por lo menos estaba contenta...

Mirta e Imala ya debían de estar listas, así que fuimos a su encuentro. Efectivamente, ambas nos estaban esperando al final de las escaleras. Mirta, como de costumbre, estaba espectacular: llevaba un vestido de un violeta muy oscuro, casi negro, decorado con jirones que le daban un aspecto muy elegante. Un sombrero de pico le tapaba parte de la cara. Estaba claro que iba de bruja -una bruja buena, cómo no.

-¡Mia, estás estupenda! -sonrió, lo que hizo que Mia hinchara aún más el pecho-. ¡Eria, tú también vas genial! Pero... ¿puedo preguntar de qué vas disfrazada?

Me miré los brazos como si ni yo misma lo supiera; una túnica negra, gastada y con capucha me cubría de pies a cabeza. La prenda tenía los bordes cortados a trizas para que diese la impresión de ser muy antigua.

-Claro que puedes. Sólo me hace falta una cosa más para completar mi disfraz, y entonces ya verás.

Los chicos sí que tardaban. ¡Luego decían que nosotras íbamos a durar! La única que había tardado era Mia, pero ni ella había durado tanto tiempo encerrada en la habitación como ELLOS. Sí, ya sabéis a qué dos me refiero.

Jetwick había sido el primero de los chicos en salir y nos esperaba. Cuando lo vi cara a cara, no pude contener una sonrisa.

-¿Jetwick? ¡Vaya disfraz más original! -lo elogió Mirta cuando nos acercamos a él.

Jetwick dio un respingo. No nos esperaba, así que vi normal que se sonrojara.

Mi amigo se había despeinado las puntas y vestía una camiseta sin mangas y unos pantalones largos, ambos gastados y de un color oscuro. El toque divertido se lo daban las orejas, la cola, los guantes y zapatos -que imitaban unas zarpas- y su nariz pintada de negro. No hacía falta ser muy listo para adivinar de qué iba vestido: de hombre lobo -no de perro, como Mia creyó al principio.

-¿La tienes? -le pregunté. Él asintió con la cabeza, señalando el objeto que había apoyado en la pared junto a él: una guadaña de pega. Me brillaron los ojos del entusiasmo.

-Ahí va... ¡Eres el mejor, Jetwick! -exclamé. Se sonrojaría de nuevo al oírme, imaginé. Lo hizo.

Me acerqué al arma y me la eché sobre los hombros. Me puse la capucha, que me tapaba los ojos.

-¿Y bien? -pregunté a las chicas posando.

-¡Creo que lo tengo! -Mirta parecía encantada-. ¡Y la verdad es que está muy bien pensado!

-¡Gracias! Pensé que tener a la muerte de nuestro lado nos daría ventaja... -sonreí.

-Pues oye, Eria, ya asustas bastante como capitana. ¿Para qué necesitas un disfraz? -dijo alguien.
Esa voz sólo podía ser la de Bobby. Reí ante la ocurrencia.

El disfraz que llevaba le iba que ni pintado: ropa vieja, marcas y cicatrices por todo el cuerpo, algo de maquillaje y un tornillo a cada lado de la cabeza. Un Frankenstein perfecto, sin duda.

-Delmet sigue frente al espejo admirando su figura. No puede tardar mucho -nos informó.

-...O echaremos la puerta abajo de lo contrario -sonreí con malicia, levantándome la capucha.

-¡Eh, recuerda que yo también duermo ahí! -se quejó él. Volví a reír.
-No es momento de dormir -dijo una voz pausada detrás de Bobby, que se puso blanco del susto.

Imala.

-¡No puede ser! ¡No está preparada! -Mia contuvo un grito al verla así, con la misma ropa de siempre.

-Yo fui quien le dije que podía ir así -la defendí-. Ya parece que va disfrazada, ¿verdad?

Ellos se lo pensaron y acabaron asintiendo con un gesto de aprobación.

Quedaba la PEOR parte: Delmet y Teck. Etsu no me preocupaba tanto: estaría esperando dentro. Tardaban tanto que, para entretenernos, nos pusimos a hacer apuestas para ver quién salía antes. Otra media hora después, Delmet salió de su habitación.

Como era de esperar, seguía con su casco, ahora adornado con arreglos de papel y cinta adhesiva. Había cambiado su ropa habitual por un traje azul y rojo de superhéroe. Qué irónico, le iba que ni pintado - aunque el apaño tampoco era muy allá.

-¿Quién soy? -preguntó, abriendo los brazos.

Mirta lo contemplaba de arriba a abajo, fascinada, sin parar de expresar su asombro por "lo bien hecho que estaba el disfraz". Yo también opinaba que no podía haber elegido otro mejor, pero sólo sonreí.

-¿Soy el penúltimo? ¡Eh, estaba esperando para salir el último y hacer una entrada triunfal!

-Pues no te ha salido demasiado bien, me parece.

El que había hablado era Teck. Acababa de salir del cuarto junto a Etsu, que llevaba una peluca gris y una bata que le daba aspecto de científico loco, muy propio de él. El OTRO, por otro lado, iba mucho más arreglado, pero con las puntas despeinadas y la ropa, aunque nueva, arrugada. Tenía unas marcas rojas en la cara y sus cascos inalámbricos aún seguía sobre su cabeza.

-¡Me ha engañado! -exclamó Delmet-. ¡Lo he oído girar el picaporte! ¡Deberías haber salido!

-¿Y qué? ¡No es culpa mía que tú siempre quieras llamar la atención! ¡Eso te pasa por intentar presumir!

Delmet gruñó. En realidad, por mucho que discutieran sabía que, en el fondo, eran iguales en ese sentido: lo que pretendía Teck era hacerlo salir para quedarse con su entrada triunfal. Sería creído.

-Eh... ¿vas disfrazado de algo en particular o el maquillaje ha sido improvisado? -le pregunté.

-No me digas que no lo has reconocido -parecía ofendido-. ¡De zombie! ¡No es tan difícil!

No creía que los zombies pasaran tanto tiempo delante del espejo a excepción suya. Sería por eso que no acerté.

-Lo importante es que estamos preparados -sonrió Etsu, pasando a Teck unas cestas en forma de calabaza para que llegaran a todos-. Sólo nos es necesaria una señal.

-Pues ya os la doy yo -sonreí, desfilando por delante de mi equipo para que todos me siguieran.

A aquella hora no había mucha cola para salir fuera. Menos mal que habíamos elegido salir temprano.

Conseguimos las insignias de salida enseguida y corrimos a la calle con cuidado de no armar demasiado jaleo. Era inevitable que Delmet y Mia no hicieran ningún ruido, pero al menos lo intentamos.

Llegamos a la plaza, nuestro punto de inicio. Etsu me pasó un plano sobre el que señalé la ruta que íbamos a seguir aquella noche. No había muchas luces encendidas a excepción de las que decoraban algunas casas, así que era algo difícil ver en la penumbra. Por suerte, habíamos sido previsores y traíamos linternas para cuando oscureciera.

-Será una broma... ¿Y si nos pasa algo? No me fío de esa ruta, y menos de noche.

-No, no es ninguna broma. Esta es la ruta que tiene más casas y la que mejor ambientada está. Hay que cruzar un bosquecillo y un cementerio, pero nada raro aparte de eso. Venga Bobby, algunas personas de este equipo no suelen celebrar esto. Vamos a divertirnos un poco -le reproché.

-¡Claro, seguro que los no-muertos nos tienen organizada una fiesta, no te digo...!

-¡Y aquí estoy yo para darle un toque al más puro estilo americano! -dijo Delmet golpeándose el pecho.

-Estamos en Halloween, ¿no? -sonreí maliciosamente-. ¡Tendrá que haber alguna fiesta!

¡Efectivamente, tenemos un especial! Sabed que éste sólo es el principio de la noche. ¡Aún puede pasar cualquier cosa!

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