El equipo

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A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

16 ago 2013

25. ¡Dentro sonido!

A Jetwick y a mí nos tocaba actuar; Teck nos había elegido a ambos para un duelo de canciones.
Yo estaba más o menos tranquila. ¿Cómo lo haría?

Capítulo 25
Teck estaba impaciente por vernos comenzar.
-¡Ya que tenemos a nuestros dos competidores, demos comienzo a nuestro duelo! ¡Música, por favor!
Empecé yo. Las luces a mi alrededor se apagaron; ahora sólo un foco me alumbraba. La música de fondo empezó a sonar...
Tuve muy en cuenta eso de los puntos adicionales. Me decidí por una canción con rap que me subiría bastante la puntuación si conseguía ser capaz de acelerarla.
Comencé a cantar a toda la velocidad. Era muy buena a la hora de hablar rápido; solo tuve que cambiar un poco el tono de la melodía. 
Ya me habían enfocado todas las luces.
Al mismo tiempo, también bailaba, aunque no empecé demasiado fuerte: una combinación de pasos cortos y dinámicos me ayudaban a completar mi número. Me lucí cuando llegó la parte instrumental: usé mis mejores pasos de break-dance, como, por ejemplo, una voltereta que consistía en dar una patada contra la pared para tomar impulso y algunos saltos en los que se rotaban las piernas en el aire. Me dejaba caer, apoyaba las manos y giraba los brazos para acabar en una postura diferente. ¡Fácil!
¡Todos me aclamaban! Acompañaban la música dando palmadas y gritos de admiración. Los efectos de luz daban un toque colorido a mi actuación. Era como estar dentro de un sueño. Golden Podium era un sueño.
Me sentía libre. No me daba miedo actuar. Hacía lo que quería y a ellos les gustaba.
Solo cuando hube parado me di cuenta de lo cansada que estaba tras aquello. Suele pasar.
Todos me aplaudieron; estaban encantados conmigo. Mientras los aplausos duraban, yo me centraba en recuperar el aliento y en sonreír.
Ahora le tocaba a Jetwick. El chico ya había decidido cómo sería su actuación: ¡sin música de fondo!
Crucé la mirada con él. “Buena suerte” le deseé en voz baja, y di unos pasos hacia atrás para colocarme en el fondo del escenario.
Él gesticulaba con la cabeza girada hacia mí. Intentaba decirme algo, susurraba dos palabras que yo no llegaba a entender.  Me encogí de hombros y le hice un gesto para que hablase más alto.
Lo único que pude oír fue: “pánico escénico”.
Teck mostró a Jetwick al público como si fuera un presentador de televisión. Se retiró hacia donde estaba yo, pero Jetwick aún no se movía. Estaba muy tenso y no miraba al frente, sino al suelo. Le temblaba la mano con la que sujetaba el micro.
De nuevo miró unos segundos hacia atrás, justo donde estaba yo. Le enseñé un pulgar hacia arriba, pero no se tranquilizó. Hice mil gestos para intentar animarlo, todos ellos en vano; él seguía allí, sudando y con la mirada pedida. 
Silencio. Lo único que hacía el silencio era empeorar las cosas.
¿Es que sólo yo me daba cuenta de que Jetwick no iba a poder actuar? Ojalá hubiera podido sacarlo de allí. A modo de acto reflejo, me tapé los ojos con una mano. No quería ver nada.
No se cómo, este gesto fue lo que dio un giro la escena: entre mis dedos, vi que Jetwick había cambiado la expresión de su cara, como si acabase de recordar algo que había olvidado. Dirigió la cabeza hacia el público y se tapó la cara con ambas manos. Cuando se las retiró, vi que tenía los ojos cerrados. 
Se había calmado un poco. Incluso me pareció que sonreía.
Jetwick se llevó las manos a la boca y comenzó a hacer ruidos. Sabía lo que estaba haciendo: beatbox, o eso creía. Seguía sin utilizar la voz; solo marcaba el ritmo.
Iba muy bien. No tardó en empezar a imitar algunos efectos sonoros simples. Se tomó su tiempo, pero consiguió empezar a complicar los sonidos que emitía.
Segundos después, Jetwick ya empezaba a crear efectos de un nivel bastante avanzado. Yo seguía esperando, pero no sabía exactamente a qué.
De repente, vi que el chico se estaba deteniendo, como si le estuviesen bajando el volumen con un botón. Produjo un siseo cada vez más agudo. El público continuaba observándolo. Si aún tenía los ojos cerrados...
Cuando ya temía a que Jetwick se detuviese en mitad de su actuación, hizo lo inesperado. 
Ya pensaba que aquel iba a ser el fin y que no iba a poder hacer nada al respecto... hasta que escuché una voz metálica, como si hubiera sido modificada antes en una mesa de mezclas.
¡Era él! Pero su voz no estaba siendo mezclada. ¿Sería un efecto producido por el micro? La voz de Jetwick no tenía nada que ver con su verdadera voz; sonaba como la de un robot. De fondo había un pequeño siseo que ambientaba aquello que recitaba. Su canción... era la misma que yo había cantado antes. Me estaba repitiendo como una grabadora.
Repitió sus palabras varias veces, mezclándolas cada vez con un siseo o efecto diferente. Su voz se entrecortaba de vez en cuando como un disco rayado. ¡No me creía que solo estuviese usando la voz!
-Es un don... -escuché cerca de mi oído.
Era Mirta, quien había llegado hasta mí por la parte de atrás del escenario. ¿A qué se refería?
-Su voz... es así -me explicó-. Está usando el mismo micrófono que tú antes. Todo eso es su voz.
-¡¿Qué?! ¡No hablarás en serio!
-Es difícil de creer, ¿verdad? Pero es cierto. Lo he visto de cerca; puede imitar cualquier sonido con su voz.
Mirta siempre decía la verdad, o al menos eso demostraba. Si no mentía, entonces...
Una gran explosión de sonido inundó la habitación. ¡Estaba reproduciendo más de cinco efectos de voz diferentes al mismo tiempo! No realizaba ningún movimiento; estaba allí, con los ojos cerrados, tapándose la boca con ambas manos y marcando el ritmo con el pie y un poco con la cabeza.
Era capaz de usar desde notas tan graves (como el sonido de un motor) hasta tan agudas o incluso más que mi propia voz. ¡No veía a nadie capaz de imitarlo! Oírlo era como escuchar su canción por la radio; no le faltaba un sólo sonido por mezclar. Él solo hacía lo mismo que un grupo entero.
Cada vez la música tomaba más velocidad. El público bailaba, saltando y alzando los puños. Era cierto: Jetwick tenía talento para eso, un don. La melodía, la velocidad de la canción... ¿Qué más?
Con un último estallido dividido en mil efectos diferentes, Jetwick acabó su actuación. El público lo vitoreaba. 
Él puso las manos sobre sus rodillas y tomó aire. Eso debía cansar bastante.
Teck me tomó de la mano y nos adelantó a ambos hacia el público. Así, Jetwick ni acababa de abrir los ojos cuando se vio rodeado de personas. Yo también lo estaba, pero, a diferencia de él,  lo disfrutaba. Él, aunque estaba tenso, intentó imitarme y relajarse. No había por qué tener miedo.
Alguien del público comenzó a abrirse paso a empujones entre el resto. Se dirigió corriendo hacia mí y me abrazó. Era Mia. También se alegraba por nosotros.
Intenté escabullirme, pero alguien me agarró del brazo con tanta fuerza que me hizo daño y me lo impidió. Traté de liberarme, pero otra mano ya me había sujetado el brazo contrario. Me retenían. ¡Hasta alguien me sujetó por la pierna! Noté una ligera presión sobre la espalda y vi que perdía el equilibrio. Pensé que iba a caerme, pero no lo hice: ¡me estaban elevando! Y a Jetwick igual. 
Nos lanzaron a ambos varias veces hacia arriba. Pensaba que a Jetwick aquello no debía de estar gustándole mucho, pero me equivocaba.
La gente vitoreaba su nombre sin parar. Él, mientras tanto, sonreía.

¡Menuda fiesta! Dudo que a lo largo del curso organicemos más de este tipo por nuestra cuenta y con tanta frecuencia...

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