¡Ojo,
este es el capítulo 27! Puede que todavía no hayáis leído el 26.
¡Está recién subido!
En
fin, ¿Quién no ha jugado alguna vez a ese entretenido juego en el
que tienes que contar algún secreto sobre ti o superar alguna prueba
según la tarjeta que te toque?
Capítulo
27
Bueno,
por una partida... Al final Teck había logrado convencernos.
Me
tocó la primera prueba: “Da una voltereta”. ¡Pero qué fácil!
Tomé
carrerilla, di una patada contra la pared y salté hacia atrás.
Hecha.
De
pronto, vi que todos estaban aplaudiendo. Estaban haciendo que me
sonrojase...
Lo
reconozco, estuvimos bastante entretenidos con el juego. Me tocó una
pregunta que comenzaba diciendo: “¿Qué te gustaría ser...?” y
yo respondí casi sin pensar: “Más alta”. Se rieron conmigo -lo
reconozco, estoy deseando crecer de una vez-. También me vi obligada
a contar una situación embarazosa en la que tuve hipo para ganar un
punto extra en el juego. Tuvo gracia.
Cada
uno respondía a las preguntas de acuerdo a su forma de ser. Por
ejemplo, si a Mia le tocaba una prueba, la realizaba sin parar
durante tres turnos seguidos aunque no le tocara.
Bobby
solía responder a todas las preguntas con un toque de humor pero,
cuando le preguntaron por la peor experiencia que había vivido, se
echó a temblar y tuvo que pasar el turno. Ajá... Se ponía nervioso
con las emociones fuertes y las malas experiencias. ¡Por eso parecía
tan endeble en la prueba inicial! A lo mejor era un poco cobarde por
naturaleza...
Me
llamó la atención una pregunta que le tocó a Teck: ¿De qué te
arrepientes más en tu vida?
Teck
se quedó pensando un rato. Mirta esperaba su respuesta.
-Quizás
de haber lanzado aquel borrador de pizarra contra la cabeza de Tania
Tyler... ¡Juro que no quería darle a ella! ¡Iba para otra persona!
Anda,
otra vez esa historia había salido a la luz.
Supongo
que Mirta esperaba otra clase de respuesta, pues lanzó un largo
suspiro.
Aunque
estuve atenta a todo lo que le preguntaron a Jetwick, no conseguí
adivinar nada importante sobre él. No le tocaban preguntas
interesantes ni pruebas llamativas. Solo respondía con monosílabos,
incluso a veces con un gesto. Casi siempre le tocaban preguntas que
tenían únicamente dos posibles respuestas: sí y no. ¡Qué rabia!
Tenía tantas ganas de saber algo más sobre él...
Estuvimos
allí hasta que vimos que era tarde.
Una
vez que nos despedimos, yendo de camino a nuestra habitación,
reflexioné sobre esto último. Ahora conocía algo mejor a todos,
pero... ¿qué podía hacer para sacarle a Jetwick un poco más de
información?
Apenas
se veía nada mientras avanzábamos por el pasillo. Mirta, la única
persona que me acompañaba, era la que iba delante. Se le había
pasado el enfado que tenía con Teck a lo largo de la fiesta, quizás
porque el chico no había hecho nada especialmente raro.
Estaba
bastante distraía recordando las mejores preguntas del juego, tanto
que sólo me di cuenta de la silueta que avanzaba hacia nosotras
cuando estaba a pocos metros de distancia.
Di
un grito, pero no demasiado alto. Mirta estaba detrás de mí: se
había parado mientras yo había seguido caminando.
La
silueta dio un respingo. Quedé deslumbrada de golpe por la luz de
una linterna.
-¡Chicas!
¿pero qué hacéis aquí? No os esperaba...
Era
Tania, quien llevaba puesto un pijama rosa de verano a pesar de que
en el pasillo hacía corriente -eso creí ver, seguía deslumbrada-.
¡Qué susto!
-Eh,
que no soy un fantasma. ¿A qué viene esa cara? Supongo que tampoco
me esperabais a mí...
-¿Que
hace aquí, señorita Tyler? -dijo Mirta con dulzura mientras se
acercaba. Lo supe por su voz; en realidad casi ni veía dónde
estaba.
-Me
acaban de despertar para que revise el pasillo. Sois muchos y
nosotros demasiado pocos -la potente luz de la linterna ahora se
dirigía hacia el suelo. Veía mejor así.
Traté
de sonreír. No podía quitarme de la cabeza lo del incidente del
borrador. Tenía curiosidad, pero no me parecía correcto preguntar.
-¡Ah!
Tu eres la nueva, ¿no? Jumps, me parece. Y Mirta Sunshine.
-¿Se
acuerda de mí? -sonrió Mirta abiertamente.
No
pienses en el borrador, no pienses en el borrador... No quería
pensar en el borrador.
-Eras
una de las pocas alumnas que no participaba en las guerras de bolas
de papel. Y te lo agradezco.
-No
tiene por qué. Es lo correcto. Espero que este año le sea mejor,
señorita Tyler.
-Eso
espero. Como profesora te respetan algo más que como sustituta o
alumna en prácticas. ¡Claro, porque eres quien suspende!
Se
rió tal y como hacía siempre. Temí que su risa pudiera despertar a
alguien.
-Me
alegro de que me hayáis tocado en el equipo, chicas. Sois unas de
las pocas con las que no tengo nada en contra. Parecéis buenas. ¡Os
queda demostrarlo!
-Eso
no lo dudes -dije. Esta vez sí sonreí de forma natural, pero con
algo de picardía.
Los
despedimos de ella y cada una se fue por su lado. Noté que Tania no
había insistido en saber lo que hacíamos allí. Supongo que no le
pareció necesario saberlo.
-Oye
Eria, ¿Qué te parece nuestra entrenadora? -me preguntó Mirta justo
antes de llegar a nuestra habitación-. A mí me parece simpática.
Me alegro de que nos haya tocado. ¿Tú qué piensas de ella?
Pensé
unos segundos mi respuesta. No sé si Mirta pudo ver cómo le sonreí
en la oscuridad.
-Tania...
Me cae bien. Y sí, es todo un lujo que la tengamos de nuestro lado.
Y
aquí acaba mi primer y alocado día en la academia. Un buen día,
¿no es así?
¡Y
todavía quedaba el resto del año!
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