El
tema del verano nos está despistando. Pasan los días y los viernes
no se notan tanto como en invierno. Para colmo, se me ocurre llamar a
June la semana pasada para decirle que estamos a sábado... ¿y qué
me responde? "Lo siento, pero estoy de viaje. Mejor lo
dejamos"...
Sentimos
lo de la semana pasada. Y, para compensarlo... ¡Doble capítulo! Así
es, dos capítulos seguidos en un mismo día. Mejor leedlos con
calma, que luego nunca se sabe...
Capítulo
26
La
fiesta nocturna había llegado prácticamente a su fin -a pesar de
que Teck había intentado retener sin éxito a algunas personas para
que se quedaran-. En la habitación ya solo quedábamos los del
equipo F-06.
Estábamos
sentados en círculo, sin saber muy bien que hacer.
-Vaya...
has estado impresionante ahí arriba -se me ocurrió decirle a
Jetwick, quien agachó la cabeza sonrojado-. ¿De verdad puedes
imitar cualquier sonido?
Todos
asintieron al mismo tiempo. Jetwick, mientras tanto, quiso
demostrarlo: se llevó las manos a la boca e imitó varios sonidos
conocidos: alarmas, bocinas, animales, efectos... hizo una pequeña
pausa y continuó. Estaba cantando algo... ¿Por qué me resultaba
tan familiar?
¡Claro!
¡Era yo! Jetwick estaba reproduciendo mi voz, mi actuación, como si
la hubiera grabado. ¡Era cierto! Lo tenía cerca; podía notar
perfectamente que era su propia voz la que sonaba.
Paró
al poco rato. Hacer ese tipo de cosas con la voz lo cansaba
muchísimo, o eso parecía.
-¡Ya
sabíamos que Jetwick tenía un talento para esto! -exclamo Teck-.
Pero tú... ¡Tengo que decir que nos has dejado a todos de piedra!
¡Fantastique! -el acento francés le salía
perfecto.
Mirta
lo fulminó con la mirada. Supongo que quería asegurarse de que Teck
no intentase nada raro.
-¡Bueno,
que todavía no nos has contado nada sobre ti! Tu nombre era Eria,
¡verdad?
-Así
es. Y, como ya visteis durante la prueba, mi don es hacer piruetas y
saltos, aunque no me pueda comparar con vosotros...
Siete
voces negaron al mismo tiempo. No me creían. ¿Tan bien se me daba
aquello para que pensaran que estaba a su altura?
-¡Vamos,
reconozco el talento cuando lo veo! -aseguró Teck
-¡¿A
que sí?! -escuche decir a Mia- ¡Es la más mejor amiga que he
tenido nunca! ¡Y mañana vamos a tomar el té como princesas de
verdad! ¿A que sí?
Me
dio un poco de vergüenza ajena, pero se me pasó cuando vi cómo se
reían los otros. No se reían de Mia, sino con ella. Debían de
conocerla mucho mejor que yo, a ella y a sus unicornios.
-¡Eh,
se acabó eso de interrumpir el turno de palabra! -exclamó entonces
Bobby, juntando las yemas de los dedos para hacerse el interesante-.
Comencemos pues... ¿Cuándo y cómo fue elegida para unirse a
nuestra organización, señorita?
-Esa
me la sé -dije en tono sarcástico-. Acababa de salir de clase....
Les
conté todo. Los dejé impresionados nada más empezar mi relato: les
conté cómo había huido de una pelea saltando sobre el
coche de mi tío, el momento en el que me dormí en el coche y al
despertar me había dado cuenta de que estaba en manos de los
hombres con esmoquin y había pasado la mitad del día durmiendo
en su coche, la llegada en moto con persecución incluida, el
recibimiento del señor Morrison...
Todos
me escucharon atentamente. Mirta me miraba sonriente: ya se sabía
gran parte de lo que estaba contando, pero no parecía
cansarse de escucharme. Mia, mientras tanto, se excitaba con cada
palabra del relato.
-Esto...
Puede que esto suene repentino, pero yo te he visto antes en algún
lado... -soltó Teck una vez que hube acabado.
Imposible.
Nunca había visto a ese chico en mi vida y estaba segura de que, si
lo hubiera visto, lo recordaría. Además, acababa de llegar a Golden
Podium por primera vez...
¿Estaría
Teck, el chico de los auriculares, tratando de ligar conmigo?
Seguramente.
-¿Tu
también? -dijo entonces Bobby-. Pensaba que eran imaginaciones mías,
pero ahora que lo dices...
¿Eh?
Eso era difícil de creer. Yo NUNCA había estado allí. ¿También
Bobby?
-Eria...
Imala no recuerda tu nombre, pero sí algo en tu rostro -murmuró
Imala, otra vez en tercera persona.
-Pues...
a mí me pasa exactamente lo mismo.
-Mirta,
¿tú también?
-Es...
como si tu cara me resultara familiar, pero sin saber dónde la he
visto.
Mia
no respondió. Se quedó mirándome de arriba a abajo con los ojos
muy abiertos. Jetwick y Etsu, mientras tanto, se dedicaban a hurgar
en su mente en busca de algún recuerdo significativo.
-Bueno,
¡Si se nos ocurre algo, ya surgirá! -resopló alguien.
Justo
entonces, aprovechando la ocasión, se me ocurrió algo que podía
preguntar y que debía ser importante saber, aunque no me imaginaba
por qué.
-Cuando
Jo nos ha amenazado hoy con anotarnos “puntos pétreos”, ¿a qué
se refería?
En
las caras de los otros se mostraba sorpresa, inquietud... Etsu cruzó
los brazos y Jetwick asintió con la cabeza.
-Déjame
que te lo explique -dijo entonces Etsu, mirando hacia arriba-. En la
academia, en la última planta, se encuentra una sala que puede ser
visitada libremente por los alumnos. Esta sala es conocida por el
nombre de “Sala Cima”. En ella se encuentran retratos e imágenes
de antiguos estudiantes que merecen un galardón por su
competitividad. Para que un alumno sea candidato a aparecer en la
sala, lo principal es que reúna los suficientes “puntos cima”,
dados por la academia a un alumno (por individual y no al equipo
completo) si realiza una acción que muestre verdadera
competitividad.
-Ah...
ya veo -me había perdido un poco, pero creo que lo captaba. Los
puntos cima te servían para aparecer en la sala cima, y te los daban
por ser competitivo.
-Y
las fotos merecen la pena- dijo Teck-. Son todas increíbles. ¿Viste
esa en la que sale uno con un trofeo casi más grande que él? ¿Y
las nadadoras profesionales? Y sus piernas... -Mirta seguía sin
aguantarlo.
-Eh,
Eria -me llamó Bobby-. ¿Conoces a un futbolista que lanzó un gol a
fuera de la portería propósito al ver que se había cometido una
falta? Ese fue antiguo estudiante de la academia. Su foto está en la
sala cima.
Había
oído hablar de él. Me sonaba, era famoso. ¿De verdad había
estudiado en la academia?
-¡Oh,
que bien! ¿Es guapo? ¿Es rubio o moreno? -preguntó Mia con
insistencia.
-Es
normalito -le respondí para hacerla callar. Creo que eso bastó.
-Imala
te explicará lo que son los puntos pétreos... -se me hacía raro
que Imala hablase en tercera persona, pero cada vez menos-. Hay otra
sala: la sala pétrea. Aquel que ose cometer una falta grave contra
la verdadera competitividad hará que su honor desaparezca por
completo. Se hace una estatua del aprendiz que muestre su peor lado,
con su nombre inscrito en la base. Estas estatuas pueden ser
manipuladas por cualquier otro...
-Las
estatuas no se pueden romper -dijo Bobby- lo intenté una vez, pero
ni con fuego pueden fundirse. ¡Lo gracioso es tirarles cosas! Ah,
una vez derramé una lata de refresco sobre la de un tal Fred...
Aquello
podía sonar divertido. Dos salas: en una se encontraban fotos y
cuadros de los deportistas más justos y competitivos en sus mejores
poses y, en la otra, podías tirar refresco por encima de las
estatuas de los tramposos. Quería pasarme por ambas salas algún
día.
-¿Y...
qué tiene Tania contra vosotros? Es decir, ya que pregunto dudas...
-Mejor
dejemos ese tema -dijo Teck, poniendo los ojos en blanco-. Te
respondo rápido: digamos que fue sustituta e hizo unas prácticas en
nuestra clase el año pasado. Y ya sabes lo que significa tener un
sustituto... Lo reconozco, con ella nos pasamos un poco.
-No
deberíais haber lanzado aquel borrador. Le disteis en toda la cara
-musitó Mirta algo avergonzada.
Ay.
Ya entendía la situación. Sí, mejor dejar el tema.
¿Tenía
más preguntas? No, no se me ocurrían más en ese momento. Mejor
improvisar.
-Esto...
¿Por qué no me contáis algo sobre este sitio? Algo
característico...
-Como...
¿el escudo? -preguntó Etsu. Se levantó tras disculparse y volvió
con una pequeña libreta en la mano. Tenía un esbozo del escudo:
Un halcón negro sobrevolando una esfera azul y verde. Sobre el
oscuro cielo, rodeando el halcón, se encontraban seis elementos,
cinco de ellos con forma de lágrima, cada uno de un color distinto.
El último elemento era una esfera luminosa con una especie de marca
dentro, como una flecha, que señalaba la cima de un torrente de
luz terminado en forma de estrella y salía de la esfera de
abajo.
-Simboliza
la tierra y el cielo...-dijo Mirta-. Nosotros somos el halcón;
estamos en medio. El escudo va ligado a nuestro lema: “Siempre
hacia el cielo, siempre a lo más alto”.
-Qué
bonito...-se me ocurrió soltar.
No
sabía qué más podía decir... Simplemente, era agradable pasar un
rato con el equipo hablando tranquilamente. Hasta Mia había
conseguido respetar el silencio, aunque seguía sin parpadear.
Teck
se sentó con nosotros. ¿Cuándo se había levantado? Traía algo
que sujetaba con las dos manos. Lo puso en el centro del círculo que
habíamos formado.
-¡Eh!
¿Qué os parece si echamos una partida?
Era
una baraja de cartas. No, eran tarjetas. ¿Qué ponían? ¿Verdad
o desafío?
Mirta
resopló y Bobby entrecerró los ojos. Jetwick estaba completamente
ausente.
-¡Ah,
vamos! -insistió él-. ¡Solo una partida!
¡El
siguiente capítulo ya debe de estar subido!
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