El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

30 ago 2013

26. La asamblea nocturna

El tema del verano nos está despistando. Pasan los días y los viernes no se notan tanto como en invierno. Para colmo, se me ocurre llamar a June la semana pasada para decirle que estamos a sábado... ¿y qué me responde? "Lo siento, pero estoy de viaje. Mejor lo dejamos"...
Sentimos lo de la semana pasada. Y, para compensarlo... ¡Doble capítulo! Así es, dos capítulos seguidos en un mismo día. Mejor leedlos con calma, que luego nunca se sabe...

Capítulo 26
La fiesta nocturna había llegado prácticamente a su fin -a pesar de que Teck había intentado retener sin éxito a algunas personas para que se quedaran-. En la habitación ya solo quedábamos los del equipo F-06.
Estábamos sentados en círculo, sin saber muy bien que hacer.
-Vaya... has estado impresionante ahí arriba -se me ocurrió decirle a Jetwick, quien agachó la cabeza sonrojado-. ¿De verdad puedes imitar cualquier sonido?
Todos asintieron al mismo tiempo. Jetwick, mientras tanto, quiso demostrarlo: se llevó las manos a la boca e imitó varios sonidos conocidos: alarmas, bocinas, animales, efectos... hizo una pequeña pausa y continuó. Estaba cantando algo... ¿Por qué me resultaba tan familiar?
¡Claro! ¡Era yo! Jetwick estaba reproduciendo mi voz, mi actuación, como si la hubiera grabado. ¡Era cierto! Lo tenía cerca; podía notar perfectamente que era su propia voz la que sonaba.
Paró al poco rato. Hacer ese tipo de cosas con la voz lo cansaba muchísimo, o eso parecía.
-¡Ya sabíamos que Jetwick tenía un talento para esto! -exclamo Teck-. Pero tú... ¡Tengo que decir que nos has dejado a todos de piedra! ¡Fantastique! -el acento francés le salía perfecto.
Mirta lo fulminó con la mirada. Supongo que quería asegurarse de que Teck no intentase nada raro.
-¡Bueno, que todavía no nos has contado nada sobre ti! Tu nombre era Eria, ¡verdad?
-Así es. Y, como ya visteis durante la prueba, mi don es hacer piruetas y saltos, aunque no me pueda comparar con vosotros...
Siete voces negaron al mismo tiempo. No me creían. ¿Tan bien se me daba aquello para que pensaran que estaba a su altura?
-¡Vamos, reconozco el talento cuando lo veo! -aseguró Teck
-¡¿A que sí?! -escuche decir a Mia- ¡Es la más mejor amiga que he tenido nunca! ¡Y mañana vamos a tomar el té como princesas de verdad! ¿A que sí?
Me dio un poco de vergüenza ajena, pero se me pasó cuando vi cómo se reían los otros. No se reían de Mia, sino con ella. Debían de conocerla mucho mejor que yo, a ella y a sus unicornios.
-¡Eh, se acabó eso de interrumpir el turno de palabra! -exclamó entonces Bobby, juntando las yemas de los dedos para hacerse el interesante-. Comencemos pues... ¿Cuándo y cómo fue elegida para unirse a nuestra organización, señorita?
-Esa me la sé -dije en tono sarcástico-. Acababa de salir de clase....
Les conté todo. Los dejé impresionados nada más empezar mi relato: les conté cómo había huido de una pelea saltando sobre el coche de mi tío, el momento en el que me dormí en el coche y al despertar me había dado cuenta de que estaba en manos de los hombres con esmoquin y había pasado la mitad del día durmiendo en su coche, la llegada en moto con persecución incluida, el recibimiento del señor Morrison... 
Todos me escucharon atentamente. Mirta me miraba sonriente: ya se sabía gran parte de lo que estaba contando, pero no parecía cansarse de escucharme. Mia, mientras tanto, se excitaba con cada palabra del relato.
-Esto... Puede que esto suene repentino, pero yo te he visto antes en algún lado... -soltó Teck una vez que hube acabado.
Imposible. Nunca había visto a ese chico en mi vida y estaba segura de que, si lo hubiera visto, lo recordaría. Además, acababa de llegar a Golden Podium por primera vez...
¿Estaría Teck, el chico de los auriculares, tratando de ligar conmigo? Seguramente.
-¿Tu también? -dijo entonces Bobby-. Pensaba que eran imaginaciones mías, pero ahora que lo dices...
¿Eh? Eso era difícil de creer. Yo NUNCA había estado allí. ¿También Bobby?
-Eria... Imala no recuerda tu nombre, pero sí algo en tu rostro -murmuró Imala, otra vez en tercera persona.
-Pues... a mí me pasa exactamente lo mismo.
-Mirta, ¿tú también?
-Es... como si tu cara me resultara familiar, pero sin saber dónde la he visto.
Mia no respondió. Se quedó mirándome de arriba a abajo con los ojos muy abiertos. Jetwick y Etsu, mientras tanto, se dedicaban a hurgar en su mente en busca de algún recuerdo significativo.
-Bueno, ¡Si se nos ocurre algo, ya surgirá! -resopló alguien.
Justo entonces, aprovechando la ocasión, se me ocurrió algo que podía preguntar y que debía ser importante saber, aunque no me imaginaba por qué.
-Cuando Jo nos ha amenazado hoy con anotarnos “puntos pétreos”, ¿a qué se refería?
En las caras de los otros se mostraba sorpresa, inquietud... Etsu cruzó los brazos y Jetwick asintió con la cabeza.
-Déjame que te lo explique -dijo entonces Etsu, mirando hacia arriba-. En la academia, en la última planta, se encuentra una sala que puede ser visitada libremente por los alumnos. Esta sala es conocida por el nombre de “Sala Cima”. En ella se encuentran retratos e imágenes de antiguos estudiantes que merecen un galardón por su competitividad. Para que un alumno sea candidato a aparecer en la sala, lo principal es que reúna los suficientes “puntos cima”, dados por la academia a un alumno (por individual y no al equipo completo) si realiza una acción que muestre verdadera competitividad.
-Ah... ya veo -me había perdido un poco, pero creo que lo captaba. Los puntos cima te servían para aparecer en la sala cima, y te los daban por ser competitivo.
-Y las fotos merecen la pena- dijo Teck-. Son todas increíbles. ¿Viste esa en la que sale uno con un trofeo casi más grande que él? ¿Y las nadadoras profesionales? Y sus piernas... -Mirta seguía sin aguantarlo.
-Eh, Eria -me llamó Bobby-. ¿Conoces a un futbolista que lanzó un gol a fuera de la portería propósito al ver que se había cometido una falta? Ese fue antiguo estudiante de la academia. Su foto está en la sala cima.
Había oído hablar de él. Me sonaba, era famoso. ¿De verdad había estudiado en la academia?
-¡Oh, que bien! ¿Es guapo? ¿Es rubio o moreno? -preguntó Mia con insistencia.
-Es normalito -le respondí para hacerla callar. Creo que eso bastó.
-Imala te explicará lo que son los puntos pétreos... -se me hacía raro que Imala hablase en tercera persona, pero cada vez menos-. Hay otra sala: la sala pétrea. Aquel que ose cometer una falta grave contra la verdadera competitividad hará que su honor desaparezca por completo. Se hace una estatua del aprendiz que muestre su peor lado, con su nombre inscrito en la base. Estas estatuas pueden ser manipuladas por cualquier otro...
-Las estatuas no se pueden romper -dijo Bobby- lo intenté una vez, pero ni con fuego pueden fundirse. ¡Lo gracioso es tirarles cosas! Ah, una vez derramé una lata de refresco sobre la de un tal Fred...
Aquello podía sonar divertido. Dos salas: en una se encontraban fotos y cuadros de los deportistas más justos y competitivos en sus mejores poses y, en la otra, podías tirar refresco por encima de las estatuas de los tramposos. Quería pasarme por ambas salas algún día.
-¿Y... qué tiene Tania contra vosotros? Es decir, ya que pregunto dudas...
-Mejor dejemos ese tema -dijo Teck, poniendo los ojos en blanco-. Te respondo rápido: digamos que fue sustituta e hizo unas prácticas en nuestra clase el año pasado. Y ya sabes lo que significa tener un sustituto... Lo reconozco, con ella nos pasamos un poco.
-No deberíais haber lanzado aquel borrador. Le disteis en toda la cara -musitó Mirta algo avergonzada.
Ay. Ya entendía la situación. Sí, mejor dejar el tema.
¿Tenía más preguntas? No, no se me ocurrían más en ese momento. Mejor improvisar.
-Esto... ¿Por qué no me contáis algo sobre este sitio? Algo característico...
-Como... ¿el escudo? -preguntó Etsu. Se levantó tras disculparse y volvió con una pequeña libreta en la mano. Tenía un esbozo del escudo:  Un halcón negro sobrevolando una esfera azul y verde. Sobre el oscuro cielo, rodeando el halcón, se encontraban seis elementos, cinco de ellos con forma de lágrima, cada uno de un color distinto. El último elemento era una esfera luminosa con una especie de marca dentro, como una flecha, que señalaba la cima de un torrente de luz terminado en forma de estrella y salía de la esfera de abajo.
-Simboliza la tierra y el cielo...-dijo Mirta-. Nosotros somos el halcón; estamos en medio. El escudo va ligado a nuestro lema: “Siempre hacia el cielo, siempre a lo más alto”. 
-Qué bonito...-se me ocurrió soltar.
No sabía qué más podía decir... Simplemente, era agradable pasar un rato con el equipo hablando tranquilamente. Hasta Mia había conseguido respetar el silencio, aunque seguía sin parpadear.
Teck se sentó con nosotros. ¿Cuándo se había levantado? Traía algo que sujetaba con las dos manos. Lo puso en el centro del círculo que habíamos formado.
-¡Eh! ¿Qué os parece si echamos una partida?
Era una baraja de cartas. No, eran tarjetas. ¿Qué ponían? ¿Verdad o desafío?
Mirta resopló y Bobby entrecerró los ojos. Jetwick estaba completamente ausente.
-¡Ah, vamos! -insistió él-. ¡Solo una partida!

¡El siguiente capítulo ya debe de estar subido!

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