El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

18 oct 2013

34. Así son las cosas

Ya se sabe que las tardes de los viernes son algo tentadoras, pero hay que ponerse a trabajar y escribir un poco... ¡Todo sea por seguir con esta historia!
¿Y cómo sigue? Con un pensamiento que me llegó en aquel lugar tan magnífico: la plaza de Azuria. ¿Qué pensamiento? Pues aquí está:

Capítulo 34
Allí estábamos Mia y yo, tomándonos un descanso en la plaza mientras esperábamos a los helados. Los otros dos seguían en la cola, Jetwick mirando al cielo.
-Jetwick es tan callado... -pensé en voz alta.
Mia se detuvo a mirarlo. Hizo como que recordaba algo y luego suspiró.
Ahí se me ocurrió algo: ¿y si le preguntaba a Mia algo sobre Jetwick? Sin ser muy directa, que no quería que fuese diciendo nada por ahí. Además, era probable que que, siendo la hija del director, tuviera acceso al historial de todos los alumnos de Golden Podium. ¿Habría leído el suyo?
-Y... ¿eso de imitar sonidos le viene de familia? -pregunté. No se me ocurría nada más.
Mia negó con exageración
-¡Solo él lo hace! Un don es algo que no tiene tu familia, sólo tú. Es súper alucinante, ¿verdad? ¡Ni su papi sabe hacerlo! Pero es que... 
¿Por qué hacía esa pausa tan poco necesaria?
-¡Perdón, como si no existiera su papi, que no me dejan decir nada sobre él!
¡Ajá! ¡Pasaba algo malo con el padre de Jetwick! ¿Estaría muerto? ¿Desaparecido? O peor: ¿se habría perdido aposta, como el mío?
-¿Qué pasa con su padre? -me atreví a preguntar. No estaba segura de si quería conocer la respuesta.
Mia se llevó un dedo a los labios y chistó. Miró a los lados, como asegurándose de que nadie escuchaba.
-¡Es malo! ¡Como los de las pelis, que llevan hasta pistola! -susurró.
¿Malo? ¿Sería su padre... un delincuente?
-¿Un delincuente?¿Como los que están en la cárcel?
-¡Sí, la cárcel! ¡Allí estuvo! ¡Y luego volvió, pero seguía siendo malo!
¡El padre de Jetwick estuvo en la cárcel! Y, un momento... No entendía la segunda parte. Tenía que andar traduciendo todo lo que decía Mia para poder entenderlo: ¿Volvió... siendo aún malo? ¡Mia debía referirse a la libertad condicional!
-¿Qué pasó luego? ¿Algo malo malísimo? -pregunté. Espera, ¿tan nerviosa me estaba poniendo que ahora hablaba como Mia?
De pronto, Mia se echó a reír. Me sentí un poco idiota por haberme metido tanto en la conversación.
-¡Jet salió corriendo! ¡Y ya sabes, no hay quien lo pille! Su papi volvió a la cárcel. ¡Final feliz!
¿De verdad era feliz? Mia me lo había contado como si esas cosas pasaran todos los días. ¿Cómo lo habría pasado Jetwick? ¿Le gustaría eso de tener a su padre en la cárcel? Tampoco conocía los detalles de la situación, tal como contaba Mia las cosas...
Mia pareció leerme el pensamiento.
-¿Sabes que a él le parece bien? ¡Eso digo yo, que los malos a la cárcel! Así es él, hace lo que tiene que hacer, como los buenos. ¡Tiene las cosas bien claritas! Bueno, al principio parece -y es- tímido, ¡pero cuando lo conoces es independiente, aventurero y lanzado!
Vaya, no me había parado nunca a pensar de ese modo; veía a Jetwick de una forma completamente distinta. 
Me sentía más tranquila, pero yo... ¡Espera! ¡No me había dado cuenta de una cosa!
-Un momento... Mia, ¿me estás facilitando información suya? -le miré abriendo mucho los ojos.
-¿Yooo? ¡Estaba pensando en voz alta, como tú! ¡Luego me has empezado a preguntar cosas y...!
Mia calló. Mirta y Jetwick se acercaban a nosotros, cada uno con un cucurucho en cada mano.
Mirta me pasó el mío mientras Jetwick le ofrecía a Mia un enorme helado de fresa.
-¡Toma ya, el que yo quería! ¡Gracias, Jet!
Jetwick sonrió sin sonrojarse ni un poco. Estaba mucho más sereno que ayer. Nos había sentado de maravilla la salida, sin duda.
Reflexioné; Mia seguía siendo una caja de sorpresas para mí. ¿Cómo había sabido tan bien lo que quería oír? Me estaba dejando pistas a lo tonto, de forma infantil, pero diciendo bien las cosas. Con razón se rumoreaba que era más lista de lo que aparentaba. ¿Lo haría adrede?
Aunque había estado bien que me hubiera contado algunas cosas sobre Jetwick, no me interesaba sacarle más información. Quería empezar a conocer al equipo por mí misma, como una verdadera capitana. Creía que era porque antes veía a Jetwick como alguien tímido, cerrado y que apenas intervenía y, desde que Mia me había asegurado que era lanzado e independiente, había conseguido imaginármelo así. Alguien que se mantiene al margen porque quiere y se lanza cuando más hace falta, alguien que se enfrenta a cualquier dificultad personal sin alterarse: así era Jetwick. ¿Cómo es que me lo habían tenido que contar para que me lo creyera?
-Eria, estás muy callada. ¿Estás pensando en algo?
Era Mirta. Mia y Jetwick también me estaban mirando.
-Esto... hay unas pocas nubes encima de nosotros... ¡Mirad! ¡Esa tiene forma de pingüino!
-¡Aaaah! ¿Dónde, dónde? -Mia no pudo resistirse a mirar al cielo-. ¡Mirad, una mariposa!
-¿En serio? -Mirta se unió a nosotras-. ¡Creo que hay una con forma de helicóptero!
-Otro- dijo Jetwick. En ese momento un helicóptero cruzó el cielo. ¡Uno de verdad!
Nos echamos a reír. Habíamos pasado una tarde encantadora. A veces, cuando me pongo a recordar ese momento, me da la impresión de que lo he visto antes en una película. Aquel cielo teñido de rojo y naranja... 
Sí, ese tipo de cosas solo pasan en las películas.

¿A que nadie se esperaba lo que acaba de pasar? ¿Eh, eh? ¿A que no?
Venga, me callo; no voy a estropear esta escena tan bonita justo ahora...

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