Vamos
allá. Empieza el primer día de clases en la academia. Cruzo los
dedos para que no sea tan horrible...
Capítulo
37
No
me desperté con tanta energía como tenía planeado, pero actué con
rapidez. No tardé en prepararme, con el material necesario a mano
para pasar a la acción.
Mia
e Imala ya estaban en la puerta. ¿Cuánto tiempo llevarían
esperando?
-¡Buenos
días, capitana! -me saludaron llevándose una mano a la frente,
imitando un saludo militar.
-¡Hoy
es el megadía en el que vas a empezar a capitanear!
-exclamó Mia. Todavía no me había acostumbrado a que me llamasen
“capitana”. No sentía nada especial por dentro. Tampoco sabía
bien lo que tenía que hacer.
Ya
en el aula, todo mi equipo estaba listo para comenzar. Me saludaban
con entusiasmo y ya preparados para la primera clase. Teck y Etsu
tenían un montón de instrumentos sobre la mesa, pero ni rastro de
su gigantesco plano. Parecían satisfechos, como si hubieran...
-Acabado
-me susurró Jetwick refiriéndose a ellos. Ahora sí que tenía
curiosidad.
Me
di cuenta que había más mesas y sillas que el día anterior.
También había más gente en nuestra clase.
-Son
de otros equipos. Durante las clases nos mezclan, o al menos a
veces... -me explicó Mirta, ya acostumbrada a explicarme cosas.
Tania
se presentó en clase con todos sus libros entre sus brazos, dando,
como era habitual, un golpe en la mesa al dejarlos sobre ella.
¡Hora
de empezar de verdad! -se rió-. ¡Buenos días! ¡Hola! ¡Hello!
¡Bonjour! ¡Buongiorno! ¡Konichiha!
Garabateó
unas cuantas frases en la pizarra en un abrir y cerrar de ojos.
-¡Páginas
ocho, dos y nueve de vuestros libros respectivamente!
Eso
no lo había entendido. ¿Tres libros a la vez? Sí que era verdad
que teníamos tres libros de Idiomas, ¡cada uno con al menos tres
idiomas diferentes en su contenido!
Las
clases de Tania, efectivamente, eran una locura. Era incapaz de decir
dos frases seguidas en la misma lengua. No era tan difícil seguirle
el ritmo, pero sus clases eran agotadoras. Por lo menos eran
participativas y entretenidas.
La
hora no se nos hizo tan larga, pero cuando sonó el timbre nos dimos
cuenta de lo cansados que estábamos de escuchar tantas frases
diferentes. Para colmo, me había sentido observada durante toda la
clase. Claro, porque MIA se había estado fijando en todos mis
movimientos.
-¡Vamos,
que sólo ha sido la primera hora! -se reía Tania-. ¡Os queda
bastante por delante!
Y,
tan rápido como había llegado, se marchó por la puerta.
Fue
curioso cómo nos agrupamos los alumnos en cuanto acabó la clase.
Cada equipo estaba separado del resto, incluido el mío. Todos se
acercaron a mi mesa, mirándome fijamente.
-¿Algo
que decir, nuestra capitana? -preguntó Imala con educación.
-Eh...
¿Debería decir algo especial? Os recuerdo que no sé muy bien...
-¡Vamos,
lo que sea nos vale! -me animó Teck-. Una orden, una opinión...
-¿Opinión?
Bueno, las clases de Tania me gustan, ¡pero cansan muchísimo!
-¿A
que sí? Yo siempre digo...
-¡No
la interrumpas, Bobby, que está hablando! -volvía a ser Teck.
-Ah,
perdón.
-Bueno,
tampoco tenía mucho más que decir... ¿Cuál es la siguiente clase?
-¡Cultura!
¡Verás qué bien nos lo pasamos! -dijo Mia agarrándose a mi brazo
para hacer que me levantara.
-¡Ironía!
-dijo Teck poniendo los ojos en blanco-. Pero es la clase perfecta
para relajarse después de la de idiomas, créeme.
-¿Toca
Cultura? -preguntó Bobby-. ¡Sí que me viene bien! Espero que me
dejéis dormir un poco. Esta noche no lo he conseguido...
-Esto...
¿En qué consiste Cultura? -pregunté.
-Dormir...
-insistió Bobby.
Etsu
se ajustó las gafas.
-Es
una clase de la parte de letras. Se analiza vocabulario deportivo en
el diccionario y se estudian detenidamente las distintas influencias
que ha tenido el mundo sobre el deporte.
-Estudiar
y diccionario. No mucho... -señaló Jetwick encogiéndose de
hombros.
Pude
comprobar al rato con mis propios ojos cómo eran aquellas clases.
Por la puerta apareció una de las profesoras que había estado
presente en la charla del día anterior: la de la amplia sonrisa y
cara de sueño.
Era
joven, pero tenía el pelo casi blanco de lo rubia que era. A
diferencia de Tania, solo traía una libreta y un boli. Tenía los
ojos entrecerrados.
-Buenos
días, chicos... Así me gusta, ¡todos sentados! Sois todos
estupendos... -me desesperaba que hablase tan lento.
En
esto se nos quedó mirando. Todos empezamos a murmurar.
-Vale.
Yo soy Claire Park. Vamos a estudiar cultura juntos. ¿No es
agradable?
Se
quedó en silencio unos instantes.
-Vamos
con lo que tenemos... ¿Algún voluntario para leer la página cinco?
Bueno, no importa, la puedo leer yo... “El deporte global. Es...”
-leía con los ojos entrecerrados.
Y
empezó a leer a cámara lenta la primera página del libro.
Mientras, nosotros cada vez hablábamos más fuerte. Bobby soltó un
sonoro bostezo y dejó caer la cabeza sobre la mesa. No, no lo vi; lo
escuché. ¿Y Claire? No le dijo nada. ¡Hizo como si nada!
Claire
acabó de leer a los quince minutos. Desesperante.
-Ya
está. Este es el fascinante primer apartado del libro ¿Alguna duda?
Silencio
absoluto y ronquido de Bobby. Claire seguía sumida en el fascinante
mundo del libro de cultura.
-Bueno,
no pasa nada, estaré esperando mientras surge alguna -cerró los
ojos suavemente y se quedó así.
No
entendía nada. ¿Esta era la clase? Ahora entendía lo de la siesta
de Bobby.
No
sólo eso. Casi toda la clase estaba hablando, unos con el de atrás,
otros con el de al lado... El aula estaba dividida en varias columnas
de dos pupitres y cada equipo estaba en una diferente, así que peor
nos lo ponían estando más cerca de conocidos.
Bueno,
qué remedio. Giré la cabeza: Mia me miraba con una sonrisa pícara
y Etsu ya se estaba estudiando la primera página.
Aquello
se fue convirtiendo poco a poco en un recreo: La gente se levantaba
para estirar las piernas, todos charlaban, algunos seguían
durmiendo... ¡Todo lo que se supone que está prohibido hacer en
clase! Y Claire sin decir ni pío, con los codos sobre la mesa, la
cabeza sobre las manos y su amplia sonrisa.
Mia
no tardó en darme conversación. Me preguntaba cosas que no tenían
nada que ver entre sí y muchas veces se repetía, pero al menos
consiguió despertarme del sopor que me estaba entrando.
-¡Y
luego Anatomía! Eria, no quiero, no quiero que venga la cara de
gallina. Jo...
-¿Tan
fea es la pobre?
-¡Es
una gallina! ¡De las que ponen huevos fritos! ¿O eran cocidos?
En
esto, un avión de papel atravesó con delicadeza la clase. Aterrizó
justo encima de la mesa de la profesora. Ella entreabrió los ojos y
se fijó en él. Lo sostuvo en una mano y se quedó observándolo.
Contuve
la respiración. ¡Puede que eso ya fuera demasiado! No quería verme
en una situación parecida a la que me habían contado sobre Tania,
no...
Claire
se levantó de la mesa, aún observando el avión. Nos miró y
exclamó:
-¡Es
precioso chicos! Y vuela bien, ¿verdad? -lo alzó sobre su cabeza-.
¿De quién es?
Un
grupo de chicos de las últimas filas levantó la mano. Teck la
levantó también.
Bien,
todo vuestro... -¡y les devolvió el avión! Menuda gente. Y pensar
que Teck estaba con ellos...
La
clase pasó volando, nunca mejor dicho después del vuelo del caza de
papel. Al sonar la campana, Claire se despidió suavemente con la
mano y nos dejó solos. Bueno, apenas hubo diferencia entre quedarnos
solos y estar con ella, sin ofender...
¡Y
pensar que Tania ni consentía desperdiciar un solo segundo de clase!
Ya
conocéis a mi profesora de Cultura. Maja, ¿verdad?
Ah,
por cierto, recuerdo que Mirta dijo algo de que ese día iba a volver
el chico ese que faltaba... ¡Resulta que no me acordé de él en
todo el día! Bueno, hasta que le vi la cara...
Pero
no doy más detalles. ¿Volverá? ¡Ya lo sabréis en el capítulo
siguiente?
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