El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

31 ene 2014

49. Tensión en el equipo

Seguramente el título os habrá llamado la atención... 
Pista: tiene que ver con los datos que recopilé del equipo una noche...


Capítulo 49
Tenía gracia, pero después de la siesta que me había echado mientras corría los cuatrocientos metros se me había quitado el sueño. Menos mal, porque no me parecía muy adecuado que me durmiera en todas las clases siendo capitana.
Ahora estábamos en Simbología, otra asignatura en la que destacaba Etsu, aunque también se le diera bien a Teck. En realidad, Etsu solía ser bueno en cualquier asignatura en la que hubiera que quedarse sentado, bien escribiendo o estudiando. Destacaba, sobre todo, en Física. Por otro lado, la mejor en Exterior solía ser Imala, a pesar de que Delmet tratase de superar siempre sus récords y sus movimientos. Yo debía ser la mejor en Competitividad y en Práctica, aunque tampoco lo tenía yo muy claro...
La profesora de Simbología era un tanto... misteriosa. Era aquella de pelo muy corto con mechas rojas y cara de sueño que habíamos visto el día del discurso. Seguía teniendo las mismas ojeras y la misma cara de enfado y resignación. Me compadecía de ella; sabía lo que era no dormir bien...
No sabría qué decir de ella, pero era una mujer un tanto inquietante: Sus clases eran muy tensas, ya que nos miraba como si nos odiase o tuviera algo contra nosotros. Sabíamos que no era cierto: de vez en cuando elogiaba a algunos alumnos si hacían bien su trabajo, y no explicaba mal del todo. Además, cuando las clase perdía tensión debido a una gracia o a cierto comentario, ella sonreía o se reía durante escasos segundos, de forma no muy natural, y volvía a poner la misma cara seria de inmediato.
Mientras copiaba lo que había en la pizarra, pasé a limpio al mismo tiempo los datos de la noche anterior. Había apuntado algunas cosas de las que no estaba segura, así que usé el lápiz en vez del bolígrafo. Me preguntaba si podía comprobar de alguna forma las capacidades de todos...
La idea se me ocurrió durante la comida. Las clases de refuerzo por la tarde seguían sin empezar, y me estaba acostumbrando a estar ocupada por la tarde. Decidido: esa tarde iríamos a entrenar al bosque.
Mi equipo no pareció muy conforme con la idea. Bobby y Teck fueron los primeros en quejarse, uno por no querer moverse y otro por tener mejores cosas que hacer. Algunos opinaban que era mejor tomarse un descanso, y otros ni hablaron.
-¡Yo estoy de acuerdo, capitana! ¡Para eso están las tardes, para entrenar! -exclamó Delmet.
Jetwick se levantó de la mesa y sonrió, como si quisiera decir: “lo que queráis”. Ya eran dos, pero ahí se quedó la cosa; Mia tenía en mente invitarme “a jugar” a su habitación, Bobby seguía sin cambiar de idea...
-¡Bueno, una lástima! -dijo Delmet-. ¡Bobby, vamos a tener que pasar la tarde en la habitación! ¡Tengo un montón de cosas que proponerte! ¡Hasta podríamos salir a correr, o a montar el cañón con Etsu y Teck!
-¡Ni se te ocurra pensar que puedo volver a montarte ese cacharro! ¡Este año no me vais a convencer!
-¡Vamos, Teck! ¿Cómo si no voy a entretenerme? ¿Y a probar el paracaídas?
-¡Ya encontrarás un sitio desde el que practicar! ¡Conmigo no cuentes!
Bobby había dejado de oponerse. Se había quedado aterrorizado al imaginar que podía pasar la tarde entera con Delmet. Mientras tanto, Imala ya estaba tratando de poner orden recitando frases en otro idioma mientras separaba a Delmet y a Teck.
-Podríamos llegar a un acuerdo. Mañana la tarde queda establecida como libre tras ir hoy. -decidió Etsu.
-Yo creo que es lo mejor -dije-. Prometo dejaros en paz tras acabar con esto.
No sé como, al final conseguimos arrastrar al equipo al bosque. Nos colocamos cerca de la zona de práctica de Exterior con el equipamiento y el material necesario para cada uno. Acto seguido, hice que cada uno practicara la actividad que peor se le diera. Así averigüé que Delmet y Teck eran los que peor puntería tenían, sobre todo Delmet. Mia solía acertar al blanco de pura suerte e Imala siempre daba en el centro.
Me costaba mucho hacer que el equipo se moviera, ya que muchos se quedaban parados o sentados en el suelo en señal de protesta entre actividad y actividad. Las cosas se estaban empezando a poner tensas. Para que todos vieran que éramos un equipo, yo también hice las pruebas, pero eso no solucionó nada.
Jetwick parecía el único que estaba atento. Los que no parecían enfadados estaban distraídos o ausentes.
Eso me estaba poniendo nerviosa. Trataba de hacer bien mi trabajo, y así me lo agradecían. Hasta yo quería acabar de una vez, tratando de acelerar las pruebas. Eso fue incluso peor.
Teck dejó de hacer lo que estaba haciendo y se sentó bajo la sombra de un árbol. Fui a buscarlo para hacer que se moviera de ahí, arriesgándome a que el resto del equipo se dispersara.
-¿Para qué? -preguntó él-. ¿No estábamos a punto de acabar?
-O te levantas o haces el doble -le contesté, desafiante.
-¡Vale, tampoco es cuestión de ponerse como Tank! Ya voy.
Encima me estaban comparando con Tank. Perfecto. Me sentía mucho mejor
Se levantó a cámara lenta y fue hacia un lado lo más despacio que pudo. Entonces fue cuando, susurrando lo suficientemente alto como para que todos lo oyeran, dijo:
-Eso es lo que pasa... cuando votas a alguien capitán por curiosidad y sin pensarlo.
Aquello me sacó de mis casillas. ¿Que había llegado de casualidad? ¿Pero qué se creía?
Apreté los puños y llevé el brazo hacia atrás, dispuesta a darle lo que se merecía. Estaba harta de escucharlo. Hacerle rabiar ya había perdido su gracia.
Pero, justo en medio de mi movimiento, habló la voz de mi conciencia:
“¿Pero qué estás haciendo, Eria? ¿Te das cuenta de lo que estás a punto de hacer?”
Pero era demasiado tarde. En un intento desesperado, giré el cuerpo para tratar de evitar lo inevitable. No podía perder los papeles de ese modo, pero ya no había escapatoria.
Y, justo antes de que mi puño llegara hasta Teck, giré el brazo hasta dar un puñetazo contra el árbol bajo el que se había tumbado hacía un momento. Algunas hojas cayeron sobre el suelo.
No me atreví a mirar a nadie a la cara. Seguía enfadada, pero ahora estaba avergonzada de mí misma. ¿Qué había hecho? ¿Qué había estado a punto de hacer? Ojalá no hubiera pasado nada de aquello.
Todavía con la mirada al suelo y rodeada del silencio de todo el equipo, me di la vuelta y corrí. No me lo pensé dos veces: quería perderme entre los árboles, desaparecer hasta que todo hubiera acabado.
Escuché gritos y voces de los demás que intentaban detenerme, pero no quería que vieran mi lado vulnerable. Sólo quería huir, esperando que todos los demás se hubieran olvidado de mí y de lo que había hecho. Quería que, por un momento, olvidasen a la capitana.

Continuará...

24 ene 2014

48. ¡Con los ojos cerrados!

¡Una semana más! Tras la locura de la furgoneta se acerca la noche. Por desgracia, los angelitos no aparecieron ese día para colarse en mis sueños...

Capítulo 48
No me parecía buena idea acostarme pronto una noche cercana a mes impar, así que en vez de irme a dormir empecé todas las tareas que tenía para otros días. Como acabé más pronto de lo que esperaba, me puse a a pensar que más podía hacer. Si era la capitana del equipo, a lo mejor podía hacer algo útil.
-¿Estás ocupada? -me preguntó Mirta dulcemente, asomando la cabeza.
-Es una especie de tabla... -le expliqué-. Mira, aquí están nuestros nombres. En esta columna están las habilidades, en esta otra las debilidades de cada uno...
-¡Qué buena capitana eres, Eria! ¡Es una forma estupenda de organizarse!
-¡Gracias! Sólo quiero hacer bien mi trabajo, nada más.
-¡Así seguro que acabas llegando a la Sala Cima! ¡Como tu abuelo!
¿La Sala Cima? Era demasiado pronto para hablar de ella. Además, había que tener en cuenta que mi abuelo consiguió un hueco en esa sala tras haber muerto. ¿Podría llegar yo... estando viva?
-En realidad tampoco es para tanto... Mirta, ¿podrías ayudarme con esto? No sé qué poner...
Ella se acercó un poco para ver lo que tenía escrito.
-Imala tiene muy buena puntería, por ejemplo. Etsu y Bobby son los más fuertes, pero Bobby no controla su fuerza y Etsu sólo la usa en defensa propia...
-Me faltan las debilidades de todos. Bueno, las de Mia y Bobby las tengo: la falta de control y demás...
-A ver... yo, por ejemplo, no soy muy fuerte y a Bobby no se le da bien ni la velocidad ni la resistencia. Imala no es muy flexible, Etsu no es muy rápido y, bueno... Teck es penoso en hípica.
No me sorprendió mucho que sólo usara la palabra "penoso" para Teck. A los demás los analizaba de una forma demasiado dulce y constructiva. ¡Ni parecía una crítica de verdad!
-¿Y qué hay de Jetwick y Delmet? -le pregunté-. No tengo casi nada de ellos.
-Uf... no sabría qué decir de Delmet. ¡A mí me gusta tal como es! ¡No sabría decir sus debilidades!
Vaya con la amistad. Mientras Mirta pensaba, aproveché y apunté que el punto fuerte de Delmet era la resistencia, por no tener amor propio y ser tan cabezota.
-¿Y Jetwick? -levanté la cabeza al acabar el apaño-. Estoy en blanco...
-Lo siento, yo también... Pero no pasa nada, seguro que se te ocurre algo. ¡Parecéis tan amigos!
Traté de pensar, pero nada; siempre me iba a sus cualidades. Sólo se me ocurría como defecto su timidez, que no tenía nada que ver con el deporte. Era el más rápido de todo el equipo, ¿pero qué más?
-Tu llevas más tiempo aquí... ¿No se te ocurre nada, Mirta?
-¡Menos que a ti seguro! Eria, aunque sólo lleves unos pocos días aquí, ya parece como si nos conocieras desde hace siglos.
-Hay gente muy predecible en el equipo, pero Jetwick se me escapa... ¡No sé qué defectos tiene!
-Pon los deportes estáticos y con mucho público. Ya sabes que Jetwick tiene pánico escénico.
-Es verdad. Lo controla, pero lo tiene. Gracias por todo.
-¡No hay de qué! Será mejor que nos vayamos ya a dormir.
-Ve tú; yo iré en cuanto acabe. Además, se acerca un mes impar, y ya sabes... Aún no quiero dormirme.
-¡Tampoco será para tanto! ¡Trataré de ayudarte! Ahora será mejor que descanses un poco.
-A veces descanso más despierta que dormida, te lo aseguro. En fin... no tardaré. Voy en cinco minutos.
Ella se apartó de mí con una sonrisa cálida. Vi por el rabillo del ojo que se cubría con las sábanas y cerraba los ojos tras darme las buenas noches. Era tan dulce y adorable... Ojalá que nada la despertara durante la noche.
Acabada la lista, me acosté también, durmiéndome en seguida.
Como era de esperar, soñé de nuevo con el traidor. Esta vez su recuerdo no se mezclaba con el de la escena del castigo, sino que se repetía una y otra vez. No me levanté de la cama, pero dije cosas raras en voz alta mientras dormía. Creo que llegué a hacer un sonido parecido a una risa. ¿O era un llanto?
Por culpa de aquella noche mi rendimiento en Práctica al día siguiente no dio para mucho. Encima, ese día teníamos prueba de atletismo, concretamente de cuatrocientos metros. 
Al dar la salida, me quedé atrás. Sabía que Jetwick iba el primero con mucha ventaja y que Bobby, a pesar de lo despacio que iba yo, se mantenía el último. Debería tomar notas sobre las puntuaciones de algunas pruebas... para... comprobar...
Mi mente se fue quedando en blanco. No me había acostado tan tarde, pero me caía del sueño. Poco a poco fui perdiendo visión hasta empezar a verlo todo negro.
-¡Eria! No me digas... ¡Despierta!
¿Mirta? No sabía cómo había llegado hasta mí tan rápido. Habría jurado que estaba más lejos.
-¡Eres increíble! ¿Cómo puedes hacer esas cosas? ¡Eres genial!
¿Qué? ¿Estaba soñando? Si era así, mi sueño no tenía sentido.
Parpadeé. Ahora estaba de pie, justo al final de la meta. Todos... menos Bobby, que estaba a punto de llegar. ¿Habíamos acabado? Para ser un sueño, todo era bastante realista.
-Menuda remontada, capitana. ¡No había quien te pillara! -dijo Delmet, que parecía agotado.
-Uau, Eri, cómo corres -dijo Mia.
¿Correr? Pues era verdad que me notaba cansada, con la impresión de haber corrido. Espera, un segundo...
-¡Eria, has completado la prueba mientras dormías! ¿Estabas dormida de verdad?
Vale, ahora sabía que estaba despierta.¡Y no podía creer lo que estaba oyendo! Bueno, en parte no me sorprendía tanto.
-¿Qué he hecho exactamente? -pregunté a los demás para asegurarme.
-Primero te has parado y luego has seguido corriendo mucho más rápido. Lo normal... -dijo Teck con ironía.
Y, por fin, Bobby llegó a la meta. Se arrodilló a besar el suelo sin hacernos mucho caso.
-¡MENOS CHARLA! -gritó Tank-. ¡QUIÉN OS HA DADO PERMISO PARA...!
Y, justo a tiempo, el timbre. Tank se alejó de nosotros refunfuñando para recibir al siguiente grupo.
Teníamos que llegar hasta el aula para la siguiente clase y tener a Bobby tumbado sobre el suelo no nos ayudaba mucho. Suerte que Delmet consiguió hacer que se levantara (no me preguntéis cómo, pero lo hizo correr hasta la puerta sólo con acercarse a él). De todas formas, para eso era el subcapitán: para hacer que el equipo marche.
Mirta se acercó a mí con curiosidad.
-Una vez escuché que es muy difícil saber cuándo un sonámbulo está dormido o no. ¿Lo estabas de verdad?
No se me ocurrió otra cosa que girarme hacia a ella y decirle con una sonrisa:
-Créeme, puedo hacer muchas cosas más dormida. ¡Imagina entonces lo que puedo hacer despierta!

Alucinante, ¿verdad? Lo dejamos aquí. ¡Hasta el siguiente capítulo, que creo que promete!

17 ene 2014

47. ¡Un paseo sobre ruedas!

¡Ya tengo dos años desde mi creación! Cómo pasa el tiempo... ¡Bueno, y lo que nos queda!
Estamos a punto de salir a la calle con la furgoneta de Teck. Esperemos que no pase nada raro...

Capítulo 47
Se estaba bastante cómodo. Teck y Etsu habían aprendido bastante de los trucos de la academia; la furgoneta era más grande por dentro de lo que parecía por fuera, como las habitaciones de Golden Podium.
Teck nos había llevado por una carretera con poco tráfico para poder acelerar un poco. Derrapaba como un profesional pero sin llegar a ser temerario. Sabía que si se pasaba de la raya yo estaría detrás para llamarle la atención, y prefería no arriesgarse a hacerle caso a Delmet y llegar al límite de velocidad.
Debo decir que Teck conducía bastante bien. Puede que fuera porque la furgoneta era suya y le convenía ir con cuidado...
-¿Dónde la habéis encontrado, Etsu? -preguntó Mirta.
-Cierto sujeto desconocido debió de abandonarla al no poder reparar una avería. Por suerte, Teck y yo poseíamos los conocimientos necesarios para arreglarla antes de que pasara por el desguace.
-Y si tienes alguna pregunta más... -empezó Etsu.
-Ninguna más, gracias -lo frenó Mirta.
Seguimos en marcha. Estaba disfrutando bastante con el paseo a pesar de los grititos que daba Mia con cada curva. De repente, mirando por la ventana, se me ocurrió algo. Sería una locura, pero tenía ganas de probar.
-Teck, abre la ventanilla; voy a intentar algo. No te preocupes por nada y no pises el freno -literalmente.
-Ni lo voy a rozar. ¡Bajando ventanillas!
Esperé a que se abrieran del todo y saqué los brazos, aferrándome al techo y a los bordes de la ventanilla.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó Mirta algo preocupada.
-¡Está todo controlado! No es la primera vez que hago esto...
Y, con un ágil salto, trepé hasta el techo de la furgoneta y me puse de pie, estabilizándome como pude.
Era genial. Había intentado eso varias veces en el coche de mi tío, pero no solía tener ocasión para hacerlo sin que me llamaran la atención. Pensé en él: mi tío no estaba muy a favor de la temeridad, pero sabía que tenía el cuidado y el nivel necesarios para intentar algunas cosas que podrían ser mucho más peligrosas para alguien sin mi habilidad o mi equilibrio. Además, siempre sabía complementar sus movimientos con los míos, como me pasaba con Jetwick al trabajar en equipo.
Los miembros de mi equipo se quedaron asombrados. Teck cumplió su promesa y siguió a velocidad constante. Delmet e Imala sacaron la cabeza por la ventanilla.
-¿Hay sitio para alguien más ahí arriba? -preguntó Delmet con osadía.
-¡Lo siento, creo que no! ¡Otra vez será! -respondí con algo de ironía, no sé si por egoísmo o por querer tener precaución.
Teck puso algo de música y subió el volumen. Si yo no hubiera estado allí seguramente la habría subido aún más... No importaba; no iba a interrumpir aquel momento sólo para llamarle la atención a Teck. Además, ¿por qué no? La música nos gustaba a muchos de nosotros: Jetwick adaptaba su voz a cualquier canción, Mirta tocaba el piano, Imala los bongos... Yo también era amante de la música.
Digamos que me dejé llevar. No fui la única en hacerlo: hasta Mirta, algo nerviosa y preocupada al principio, acompañó a Mia con sus gritos de alegría.
Por desgracia, ningún momento es eterno. Había que volver pronto si no queríamos que nos descubrieran, así que dimos media vuelta. Me metí dentro de la furgoneta y, poco después, llegamos al garaje para guardar dentro nuestro preciado vehículo. ¡Cómo me gustaba que fuese nuestro! ¡Adoraba los vehículos!
Ahora estábamos en la puerta de la habitación de Etsu, que también era la de Teck.
-¿Qué te ha parecido, preciosa? -Preguntó Teck a Mirta mientras la rodeaba con el brazo.
-Bien. ¿Puedes dejarme tranquila ya? -respondió ella, apartándose violentamente para reunirse con Delmet.
-No ha estado mal, chicos. Yo repetiría... -les dije a los dueños de la furgoneta.
-¡Claro, normal! -exclamó Bobby-.¡Cómo te diviertes, jefa! ¡En el tejado! Yo por lo menos no me he mareado tanto como me esperaba; para mí eso ya es más que suficiente.
-¡La próxima vez yo también me subo al techo! No es justo que sólo se divierta uno, ¿verdad, capitana? -dijo Delmet, acercándose a mí como si me conociera de toda la vida. Esto hizo reír a Mirta. A mí no.
-Esto no es como montar a caballo... pero no ha estado mal el cambio de montura -concluyó Imala.
Así nos fuimos separando, lanzando comentarios al aire. Me fui con Mia y Jetwick; no hacía falta preguntarle a Mia por su opinión, ya que no paraba de brincar y dar vueltas. Si es que disfrutaba con todo...
-¿Qué tal te ha parecido? -Le pregunté a Jetwick, que empezó a ponerse rojo. Me dio por creer que quizás sólo se sonrojaba cada vez que le hacía una pregunta directa, pues ya debería de haber superado la falta de confianza en mí.
Jetwick abrió la boca para contestarme pero, de repente, dio un respingo, hizo un gesto con la mano y empezó a caminar en otra dirección, cada vez más deprisa.
-¡¿...escribir?!- le preguntó Mia a pleno pulmón.
Jetwick, algo evasivo, se volvió unos segundos para asentir con la cabeza y despedirse con la mano. Gracias a su habilidad, no tardó en salir corriendo y perderse por el pasillo. Yo seguía sin comprender muy bien adónde iba, así que le pregunté a Mia.
-Bueno... como Jetwick no tiene móvil escribe todas las semanas a su casa. ¡Es de lo más tierno! Su mamá está muy contenta con él. Esto sólo lo sé yo y algunos del equipo, porque luego hay gente mala que se ríe de eso... ¡Huy, no debería haberte contado todo! ¡Es un secreto! -dijo llevándose las manos a la boca.
-Su secreto está a salvo conmigo. No se lo diré a nadie.
Mia me abrazó. ¿Por qué me abrazaba cada dos por tres? Interpreté que me estaba dando las gracias. Para mí no era nada guardar ese secreto, pero supongo que a Jetwick le estaría haciendo un favor al no contarlo, como pasaba con la identidad de su padre, que estaba en la cárcel. 
La madre de Jetwick debía vivir sola, así que supuse que las cartas de su hijo debían ser algo de vital importancia para ella. Imaginé que debía ser un alivio saber que tu hijo está lejos de ir mal encaminado y puede convertirse en alguien famoso por sus hazañas en vez de por sus delitos. Su apariencia podía dar una mala impresión, pero Jetwick estaba demasiado lejos de convertirse en delincuente. ¡A kilómetros de distancia!

Al final no nos fue nada mal... ¡y tengo muchos más proyectos en mente para esos dos!
Pero, como siempre, hasta la semana que viene...

9 ene 2014

46. ¡Manos a la máquina!

¿Pronto? Sí, no sé como voy a ir mañana de tiempo. En fin, aquí está la nueva entrada.
Este es el momento de ver el proyecto en el que estaban trabajando los inventores del equipo...

Capítulo 46
Creía haberme quedado dormida en Cultura. Menos mal que la tarde iba a ser mucho más entretenida: ya era hora de que todos conociéramos el secreto que Etsu y Teck nos habían estado ocultando.
Todos fuimos muy puntuales, ya que llegamos justo a la hora y casi a la vez. Teck y Etsu no tardaron mucho en abrir. Como siempre, fue Teck quien nos dio la bienvenida.
Hizo una reverencia y nos invitó a pasar con una amplia sonrisa.
-Te va a encantar... -susurró cuando Mirta pasó por su lado, aunque ella trató de ignorarlo.
La habitación parecía bastante normal para pertenecer a esos dos. Se veía claramente qué objetos pertenecían a cada uno: una enciclopedia, unos altavoces, un judogui perfectamente doblado sobre una cama, una caja de herramientas... Qué compañeros tan diferentes.
Pasamos al fondo mientras Teck se aseguraba de que la puerta estaba bien cerrada. Etsu puso la palma de la mano en un punto de la pared y dijo una palabra que no llegué a entender. Para mi sorpresa y la de algunos más, la pared se abrió dejando un hueco con unas escaleras.
Con Etsu delante y Teck detrás cerrando todas las puertas a nuestras espaldas, fuimos descendiendo a un pequeño pasillo. Cada vez estaba más oscuro. Etsu llevaba una linterna, así que no teníamos de qué preocuparnos (eso sin contar con las telarañas, claro, que no muerden. Además, no eran muy grandes).
La siguiente sala después de un pequeño pasillo era una especie de laboratorio con muchas piezas mecánicas sobre las mesas. Había tanto objetos científicos como tecnológicos.
-Etsu es el cerebro; Teck, la mecánica y la acción -me decía Bobby-. Dime algo. Hay demasiado silencio...
Pero yo no quería romper ese silencio. Me gustaba contemplar todos los artefactos que había de por medio. Además, todos estaban muy callados. Incluso Mia, quien se tapaba la boca con ambas manos.
Al final de esa sala había una puerta más, metálica y cerrada a cal y canto. En cuanto Etsu puso la mano sobre el pomo, se oyó un sonido metálico. Él empujó la puerta, la que se abrió al instante.
-Lo que inventan esos dos... ¿Te importaría distraerme un rato? -siguió Bobby.
Pero yo ya estaba maquinando algo. Si juntos eran capaces de construir ese tipo de cosas, tal vez yo podría encargarles algo como capitana. Ya me veía dando órdenes para que construyeran todo tipo de artefactos, todo para las competiciones y para entrenarnos. Sería increíble... ¿Por dónde debería empezar?
Habíamos pasado a un pequeño garaje. Los últimos rayos de sol se colaban por algunas partes del techo, así que ese lugar debía de estar comunicado con el exterior.
Etsu pulsó un botón de la pared y una última puerta, al final del garaje, comenzó a abrirse. La luz dejó ver un objeto tapado con una tela. Era bastante grande; no llegaba a los dos metros de altura, pero seguro que el largo del objeto superaba esa medida. ¿Era un vehículo? Debía ser un vehículo
Teck se acercó y levantó un poco la tela por el extremo.
-¿Todos listos para lo mejor? -preguntó como un presentador de televisión-. ¡Pues aquí está!
De un tirón, Teck quitó la tela que cubría el misterioso invento. Todos lo observamos detenidamente.
Era una furgoneta antigua. Pensaba que ya no quedaban de esas.
Aunque antigua, estaba como nueva, con unas letras en graffiti pintadas en los laterales. No entendía muy bien las letras, creo que en francés, pero la furgoneta en sí me había dejado maravillada. ¿De verdad estaba en nuestro poder?
-¿A que es preciosa? -dijo Teck dándole unos golpecitos.
-Hemos conseguido hacerle unos ajustes para que el número de plazas sea diez y ciertos mecanismos estén automatizados. También hemos intercambiado el uso de llaves por un sensor táctil y de voz. El volante, igualmente, ha experimentado ciertos cambios, así como las marchas y demás -explicó Etsu.
-¡Y ahora viene lo mejor! ¿Quién viene a dar una vuelta? -dijo Teck, tocando la puerta de la furgoneta. Ésta se abrió automáticamente.
Pasamos cuidadosamente al interior. Mia no; iba dando saltos y preguntando para qué servía cada cosa.
Teck conducía y Etsu era el copiloto. Mia y yo íbamos justo detrás. Jetwick se sentó cerca, pero sin estar justo al lado.
-Mejor que no toquéis nada, ¿Vale? -nos advirtió Teck.
-¡Anda! ¿Y para qué sirve el botón rojo? -preguntó Mia.
-¡NI SE TE OCURRA PULSAR EL BOTÓN...!
Demasiado tarde, Mia ya lo había pulsado. Aguanté la respiración, preparándome para lo peor...
Una plataforma cerca de la guantera se desplegó,  accionando el posavasos. ¿Ya está?
El mecanismo hizo que una foto que había en el salpicadero cayera al suelo. Teck lanzó una exclamación en francés y se apresuró a guardarla en la guantera. Qué curioso, pensaba que Teck sólo hablaba en francés para ligar y quedar bien. ¿Sería su lengua natal?
-¿Un botón rojo para un simple posavasos? ¡Pero qué cutre! -exclamó Delmet.
-¡Lo sabía! ¡Eria, más te vale controlarla si quieres que esté aquí! -dijo Teck refiriéndose a Mia.
-¡Vamos Teck! ¿Por un posavasos y una foto? ¡Ni que fuera una verdadera razón de peso!
-¡No es una foto cualquiera! Es...
Tartamudeó algo y agachó la cabeza. Lanzó un lento suspiro para relajarse.
-En fin, mejor que se esté quieta, ¿ok?
Me hacía gracia ver a Teck así por esa tontería. ¿Qué tendría aquella foto…? Ah, espera, creo que ya lo sabía. En realidad, me imaginaba cualquier cosa de aquel pervertido.
-Teck, no es necesario continuar esto. Mejor olvidarlo y arrancar el vehículo.
-Bien, Etsu, tienes razón. ¡Arranque! -dijo poniendo las manos sobre el volante.
El sonido del motor comenzó a sonar como por arte de magia. ¿Es que todo era automático? Y, para colmo, la puerta del garaje también se estaba abriendo sola.
-Un sensor de movimiento con cámara -puntualizó Etsu.
Ya íbamos a salir. Teck hizo avanzar la furgoneta al exterior, abriendo las ventanillas para poder lanzar un grito de alegría.

¡Queda menos para mi cumpleaños! Dos años desde mi creación... En serio, se me hace raro decirlo.
Junie ha puesto de fondo canciones fiesteras de Fall Out Boy para celebrarlo... algunas no pegan con la situación, pero bueno...mejor que nada.
Además, ahora no voy a fastidiarle a Junie la idea...

3 ene 2014

45. El proyecto secreto

¡La primera entrada del año! ¡Año nuevo, vida nueva! ¡Y quedan diez días para mi segundo aniversario! Dos años desde mi creación y doce de vida... Qué lío.
Ah, hemos actualizado las otras páginas del blog. Echadles un vistazo cuando queráis, hemos añadido cosas muy interesantes.
¿Por dónde íbamos? Creo que por aquel momento en el que entramos en la Sala Cima. ¡Un lugar impresionante! Veamos qué pasó al día siguiente...

Capítulo 45
Física a primera hora. El profesor era un anciano con el pelo largo y blanco y una graciosa barba del mismo color. Iba vestido con ropa elegante de color azul marino. Era simpático y explicaba bastante bien, pero yo tenía la mente en un asunto diferente a la explicación.
Se acercaba un mes impar, y con ello aumentaban mis sueños raros. Aquella noche había soñado con lo que había pasado el día anterior, con el castigo para ser exactos. En mi sueño caía sobre el barro, tal y como había sucedido realmente, pero en ese momento el chico al que estaba siguiendo se daba la vuelta y sonreía. Ambos nos reíamos de mi torpeza y, finalmente, él se acercaba a mí y me ayudaba a levantarme. 
Así fue como nos hicimos amigos.
Unos segundos después, ese chico no estaba. En su lugar era Delmet el que me ayudaba a levantarme, guiándome hasta la meta durante todo el camino. ¿No era eso lo que había pasado en realidad?
Era bastante evidente lo que había pasado en mi sueño: dos de mis recuerdos se habían mezclado.
Creía saber el porqué: porque en el castigo de verdad, cuando Delmet estaba ayudándome a levantarme, el otro chico había aparecido en mi mente durante menos de un segundo. No había podido recordarlo hasta que el sueño me había dado aquella pista.
¿Por qué? No creía que Delmet se pareciera al chico de mi sueño; por ejemplo, no veía a Delmet capaz de ser un traidor, sino más bien al contrario. El parecido estaba en la situación, no en la persona.
Sin saber muy bien por qué, estos dos recuerdos me traían a la mente un tercero: una chica rubia vestida con una minifalda rosa acercándose a mí. Sí, creía acordarme de esa chica: había intentado hablar conmigo aquel mismo día en el que me había dejado caer desde la segunda planta de mi antiguo instituto tan sólo unas horas después.
"¿Tú no eras la que estaba siempre con aquel chico tan majo? ¿El que sefue del cole?" me había preguntado. Casi todos los que habíamos llegado nuevos a ese instituto veníamos del mismo colegio.
"Le está bien empleado. A mediados de curso se convirtió en alguien...distinto. Sólo se preocupaba por sí mismo. ¡Hasta intentó quitarme del medio! Sabía que se iba y me atacó por la espalda, a mí y a todos. Suerte que ya no lo voy a volver a ver. Y yo que confiaba en él... Me lo había prometido..."
Creo que eso fue lo que le respondí. Era muy raro que me acordase tanto de aquel traidor últimamente... Creía que ya había superado todo aquello.
-¿Eria Jumps? Ejercicio cinco, página tres. Creo que sabrás hacerlo, es bastante fácil -me llamó el profesor.
-¿Yo? Esto, sí... ¡ahora mismo salgo!
Salía la pizarra a resolver el ejercicio. Eso necesitaba: distraerme un poco.
En el descanso me acerqué todo lo que pude a Mia y a Jetwick. La llegada de Delmet había ocupado tanto mi tiempo que apenas había podido estar con ellos. Necesitaba estar un poco más con mis amigos, aquellos que nunca me dejarían ni traicionarían. Al menos, eso esperaba de ellos, y para eso estaba el juramento que habíamos hecho en el estadio.
Sin embargo, una vez más, Delmet reclamó la atención de todos:
-¿A que no sabéis lo que descubrimos ayer? ¿Recordáis a Aéreo Jumps, ese antiguo alumno que la palmó? ¡Pues resulta que él y la capitana son parientes!
Todos se quedaron impresionados, casi más que yo cuando vi el cuadro de mi abuelo en la Sala Cima.
-Nunca me habría imaginado que había visto tu rostro... en la Sala Cima -dijo Etsu.
-¡Si es que eres igual! ¡Tengo que verte al lado del cuadro y comparar! -me dijo Bobby.
Todo el equipo me examinaba lanzando exclamaciones.
-¿Y se te ha ocurrido el parecido a ti solito? -preguntó Teck a Delmet. Cómo no, la pacifista de Imala trató de evitar que los dos empezaran a pelearse o que Mirta se metiera entre los dos. Cuando Mirta perdía los papeles, olía ser ella la que intervenía antes.
-¡Tontos! ¡Si yo ya lo sabía! ¿Es que no os habíais dado cuenta antes? -preguntó Mia. Todos la miraron como si quisieran decir: "¿Y porqué no lo habías dicho antes?"
-¿Qué parentesco guardas con Aéreo Jumps, nuestra líder? -Preguntó Imala.
-Es mi abuelo. Sé que cayó desde un acantilado o un precipicio en una competición cuando yo ni había nacido, pero nada más. La verdad es que en mi familia no se habla mucho de él...
-¡Ese tío es genial! -gritó Delmet-. Arriesgó su vida por la competición. ¡Eso es ser un verdadero héroe!
-Una vez tuvimos que hacer un trabajo sobre alguien de la Sala Cima -añadió Mirta-. Yo elegí a tu abuelo. ¡Fue genial! Aunque tampoco tenemos mucha información sobre él en este sitio...
-¿Os piden ese tipo de cosas? Es decir, hacer trabajos así y demás.
-¡Pues sí! Y creo que Jetwick también eligió a Aéreo para el trabajo, ¿no es así?
Él asintió un poco avergonzado al ver esta coincidencia.
No sabía que mi abuelo fuese tan conocido en Golden Podium. Supongo que su muerte lo volvió un poco más famoso de lo que ya era: ahora hasta tenía un sitio reservado en la Sala Cima.
-Pues yo también tengo algo interesante que contar -dijo Teck con un tono algo fantasma. Muy suyo...
Mirta trató de no darle una bofetada. Todavía no había dicho nada, pero si hablaba con ese tono...
-Nuestro proyecto funciona a la perfección. Ayer Etsu y yo hicimos una prueba...
-Y no hay ninguna anomalía. Creo que podríamos usarlo próximamente -terminó su compañero.
-Próximamente, en la cartelera de Golden Podium... ¡el misterioso proyecto de Etsuy Teck! -exclamó Bobby.
-¿Y de qué estamos hablando exactamente? -pregunté.
-Ah... ¡Ya lo verás! Te va a encantar, a ti y a todos. -Teck le dedicó una mirada de "persona interesante" a Mirta.
-Eso habrá que verlo, creído -respondió ella con un suspiro.
-¿Sería lo más adecuado organizar una reunión para esta tarde? -preguntó Etsu.
-¡Sí, perfecto! Esta tarde os haremos una demostración. ¿Alguien se apunta? -nos animó Teck.
-Supongo que podría ser un buen plan -dije-. No me fío mucho de ti, pero Etsu es mucho más sensato.
-¡Ya empezamos! -se quejó Teck-. ¡Pero si yo soy de fiar!
-¡¡¡Venga ya!!! -gritamos todos a la vez.
-Vale, vale, tampoco es para tanto. ¿Por qué siempre yo?
-¡Equipo! ¡Reunión esta tarde al final del horario, delante de la habitación de Etsu! ¿Qué os parece?
Los chicos no parecían muy decididos, pero poco a poco todos se fueron animando: teníamos demasiada curiosidad por saber en lo que había estado trabajando aquella pareja durante todos aquellos días.
-Oye, que la habitación de Etsu también es la mía... -dijo Teck un poco molesto.
-Bueno, eso da igual. Lo importante es saber el punto de encuentro, ¿no? -le respondí.
-Qué fácil te ha sido olvidarte de mí -suspiró algo irritado.
-¡No creas, si es de lo más difícil! Bueno, es obvio que tú también vives ahí dentro. No te he nombrado porque sé que no soportas no ser el centro de atención.
-Es decir, que te diviertes al molestarme.
-¡Exacto!
-Eres la mejor capitana del mundo. Ironía.
-¡Pues muchas gracias por la ironía! ¡Y suerte con el cacharro de esta tarde!
Qué se le iba a hacer... Era verdad que me divertía fastidiar a Teck. Esperaba no pasarme mucho con él.
Ya era la hora de volver a clase, así que fuimos todos juntos. Mia, Jetwick y yo íbamos unos pasos más atrás que el resto.
-¿Cómo creéis que será lo de esta tarde? -les pregunté.
-¡Genial! ¡Megagenial! ¡Los inventos de esos dos son geniales!
Jetwick no dijo nada. Se encogió de hombros y sonrió mirando al cielo.

¿Qué sera? ¡Por fin están dispuestos a decírnoslo!
Por cierto, aprovechando la oportunidad: Junie me ha pedido que os pase este enlace. Según ella, es “para que podáis ver la preciosidad que ha hecho”: