Seguramente el título os habrá llamado la atención...
Pista: tiene que ver con los datos que recopilé del equipo una noche...
Capítulo
49
Tenía gracia,
pero después de la siesta que me había echado mientras corría los cuatrocientos
metros se me había quitado el sueño. Menos mal, porque no me parecía muy
adecuado que me durmiera en todas las clases siendo capitana.
Ahora
estábamos en Simbología, otra asignatura en la que destacaba Etsu, aunque
también se le diera bien a Teck. En realidad, Etsu solía ser bueno en cualquier
asignatura en la que hubiera que quedarse sentado, bien escribiendo o
estudiando. Destacaba, sobre todo, en Física. Por otro lado, la mejor en
Exterior solía ser Imala, a pesar de que Delmet tratase de superar siempre sus
récords y sus movimientos. Yo debía ser la mejor en Competitividad y en
Práctica, aunque tampoco lo tenía yo muy claro...
La profesora
de Simbología era un tanto... misteriosa. Era aquella de pelo muy corto con
mechas rojas y cara de sueño que habíamos visto el día del discurso. Seguía
teniendo las mismas ojeras y la misma cara de enfado y resignación. Me
compadecía de ella; sabía lo que era no dormir bien...
No sabría qué
decir de ella, pero era una mujer un tanto inquietante: Sus clases eran muy
tensas, ya que nos miraba como si nos odiase o tuviera algo contra nosotros.
Sabíamos que no era cierto: de vez en cuando elogiaba a algunos alumnos si
hacían bien su trabajo, y no explicaba mal del todo. Además, cuando las clase perdía tensión debido a una gracia o a cierto comentario, ella sonreía o se
reía durante escasos segundos, de forma no muy natural, y volvía a poner la
misma cara seria de inmediato.
Mientras
copiaba lo que había en la pizarra, pasé a limpio al mismo tiempo los datos de
la noche anterior. Había apuntado algunas cosas de las que no estaba segura, así que
usé el lápiz en vez del bolígrafo. Me preguntaba si podía comprobar de alguna
forma las capacidades de todos...
La idea se me
ocurrió durante la comida. Las clases de refuerzo por la tarde seguían sin
empezar, y me estaba acostumbrando a estar ocupada por la tarde. Decidido: esa
tarde iríamos a entrenar al bosque.
Mi equipo no
pareció muy conforme con la idea. Bobby y Teck fueron los primeros en quejarse,
uno por no querer moverse y otro por tener mejores cosas que hacer. Algunos
opinaban que era mejor tomarse un descanso, y otros ni hablaron.
-¡Yo estoy de
acuerdo, capitana! ¡Para eso están las tardes, para entrenar! -exclamó Delmet.
Jetwick se
levantó de la mesa y sonrió, como si quisiera decir: “lo que queráis”. Ya eran
dos, pero ahí se quedó la cosa; Mia tenía en mente invitarme “a jugar” a su
habitación, Bobby seguía sin cambiar de idea...
-¡Bueno, una
lástima! -dijo Delmet-. ¡Bobby, vamos a tener que pasar la tarde en la habitación! ¡Tengo un
montón de cosas que proponerte! ¡Hasta podríamos salir a correr, o a montar el
cañón con Etsu y Teck!
-¡Ni se te
ocurra pensar que puedo volver a montarte ese cacharro! ¡Este año no me vais a
convencer!
-¡Vamos,
Teck! ¿Cómo si no voy a entretenerme? ¿Y a probar el paracaídas?
-¡Ya
encontrarás un sitio desde el que practicar! ¡Conmigo no cuentes!
Bobby había
dejado de oponerse. Se había quedado aterrorizado al imaginar que podía pasar
la tarde entera con Delmet. Mientras tanto, Imala ya estaba tratando de poner
orden recitando frases en otro idioma mientras separaba a Delmet y a Teck.
-Podríamos
llegar a un acuerdo. Mañana la tarde queda establecida como libre tras ir hoy.
-decidió Etsu.
-Yo creo que
es lo mejor -dije-. Prometo dejaros en paz tras acabar con esto.
No sé como,
al final conseguimos arrastrar al equipo al bosque. Nos colocamos cerca de la
zona de práctica de Exterior con el equipamiento y el material necesario para
cada uno. Acto seguido, hice que cada uno practicara la actividad que peor se
le diera. Así averigüé que Delmet y Teck eran los que peor puntería tenían,
sobre todo Delmet. Mia solía acertar al blanco de pura suerte e Imala siempre
daba en el centro.
Me costaba
mucho hacer que el equipo se moviera, ya que muchos se quedaban parados o
sentados en el suelo en señal de protesta entre actividad y actividad. Las
cosas se estaban empezando a poner tensas. Para que todos vieran que éramos un
equipo, yo también hice las pruebas, pero eso no solucionó nada.
Jetwick
parecía el único que estaba atento. Los que no parecían enfadados estaban
distraídos o ausentes.
Eso me estaba
poniendo nerviosa. Trataba de hacer bien mi trabajo, y así me lo agradecían.
Hasta yo quería acabar de una vez, tratando de acelerar las pruebas. Eso fue
incluso peor.
Teck dejó de
hacer lo que estaba haciendo y se sentó bajo la sombra de un árbol. Fui a
buscarlo para hacer que se moviera de ahí, arriesgándome a que el resto del
equipo se dispersara.
-¿Para qué?
-preguntó él-. ¿No estábamos a punto de acabar?
-O te
levantas o haces el doble -le contesté, desafiante.
-¡Vale,
tampoco es cuestión de ponerse como Tank! Ya voy.
Encima me
estaban comparando con Tank. Perfecto. Me sentía mucho mejor
Se levantó a
cámara lenta y fue hacia un lado lo más despacio que pudo. Entonces fue cuando,
susurrando lo suficientemente alto como para que todos lo oyeran, dijo:
-Eso es lo
que pasa... cuando votas a alguien capitán por curiosidad y sin pensarlo.
Aquello me
sacó de mis casillas. ¿Que había llegado de casualidad? ¿Pero qué se creía?
Apreté los
puños y llevé el brazo hacia atrás, dispuesta a darle lo que se merecía. Estaba
harta de escucharlo. Hacerle rabiar ya había perdido su gracia.
Pero, justo
en medio de mi movimiento, habló la voz de mi conciencia:
“¿Pero qué
estás haciendo, Eria? ¿Te das cuenta de lo que estás a punto de hacer?”
Pero era
demasiado tarde. En un intento desesperado, giré el cuerpo para tratar de
evitar lo inevitable. No podía perder los papeles de ese modo, pero ya no había
escapatoria.
Y, justo
antes de que mi puño llegara hasta Teck, giré el brazo hasta dar un puñetazo
contra el árbol bajo el que se había tumbado hacía un momento. Algunas hojas
cayeron sobre el suelo.
No me atreví
a mirar a nadie a la cara. Seguía enfadada, pero ahora estaba avergonzada de mí
misma. ¿Qué había hecho? ¿Qué había estado a punto de hacer? Ojalá no hubiera
pasado nada de aquello.
Todavía con
la mirada al suelo y rodeada del silencio de todo el equipo, me di la vuelta y
corrí. No me lo pensé dos veces: quería perderme entre los árboles, desaparecer
hasta que todo hubiera acabado.
Escuché gritos y voces de los demás que intentaban
detenerme, pero no quería que vieran mi lado vulnerable. Sólo quería huir,
esperando que todos los demás se hubieran olvidado de mí y de lo que había
hecho. Quería que, por un momento, olvidasen a la capitana.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario