El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

30 may 2014

66. Cambio de terreno

Tenemos una mala noticia: puede que, dentro de un par de semanas, no podamos subir capítulos.
Entre el tiempo y los planes cuesta un poco avanzar... haremos todo lo que podamos.
Pero... ¿por qué no leer de nuevo algunos capítulos anteriores hasta entonces?

Capítulo 66
La pelea se había convertido en una batalla encarnizada en toda regla: puños que lanzaban golpes al aire, patadas de todo tipo, rápidos intentos de evasión, lanzamientos de piedras, giros...
Yo seguía con la pistola en la mano, y trataba de usarla lo mejor que podía para distraer a los contrarios y hacerlos retroceder. Podría haber disparado al chico endeble del pelo rizado y las pecas, pero pensé que no era muy buena idea ir a por él. Además, me daba un poco de pena hacerlo.
Noté una ligera brisa a uno de mis lados, y vi que era Jetwick quien la había provocado. Se dirigía hacia Delmet, quien estaba intentando retener a Mystery; aunque lo había intentado todo para atraparla, ella siempre lo esquivaba.
Deslizándome con los pies hacia un lado, recargué la pistola rápidamente y disparé hacia Mystery.
Ella dejó la mirada perdida unos instantes, como si acabara de recibir una visión o hubiera notado que alguien le hablaba. Parpadeó, y entonces se impulsó hacia atrás, apartándose de Delmet y esquivando mis disparos. Aterrizó sobre el suelo lentamente, como si algo la sostuviera en el aire antes de dejarla caer.
Lo que ella no se esperaba era que Jetwick ya se le había acercado por la espalda, poniéndole las manos sobre los hombros para que no se moviera, no sin sonrojarse al hacerlo.
Delmet, triunfante, corrió a ayudar a Jetwick para inmovilizar a Mystery. Ahora, cada uno la sujetaba por un brazo. Ella ni trataba de resistirse, y tenía cara de estar aburriéndose una barbaridad.
Me quedé esperando unos segundos para ver si hacían algo con ella, pero ninguno de los tres se movía. ¿A que estaban esperando? Los chicos me estaban mirando como si quisieran algo de mí...
Espera, creo que querían que yo le pegara por ellos. ¿Qué pretendían? ¿Que le disparara mientras la inmovilizaban? ¿No era eso ser un poco cruel?
Menos mal que escuché a alguien que gritó a mi espalda:
-¡Sois unos gallinas! ¿Qué pasa, que no os atrevéis a pegarle porque es una chica? ¡Uf, pues vaya tontos!
Obviamente, era Mia, quien se acercó a Mystery hasta que sus caras quedaron a milímetros de distancia.
Mia sonreía, Mystery permanecía impasible... Y, entonces, Mia abofeteó a Mystery fuertemente, haciéndola girar la cabeza al golpearla.
-¡Pues ya está, ya le doy yo! -exclamó.
Aunque la actitud y el gesto inexpresivo de Mystery creara un ambiente algo tenso en ese momento, ver a Mia en acción era desternillante.
-¿Contenta? -preguntó, mirando fijamente a Mia a los ojos.
Ella no dijo nada, pero le respondió con una risita alegre que lo decía todo.
Ya que habíamos atrapado a Mystery, lo mejor que podía hacer era enfrentarme directamente a Ridley, quien debía estar luchando contra Etsu y Teck e Imala en ese momento.
Vi por el rabillo del ojo parte del gran árbol central, bajo el que seguía tumbado Rex. El chico no estaba inconsciente, pero sí aturdido. Qué raro, no oía bien a los demás...
Si no los veía a mis lados, Ridley debía de estar justo a mi espalda... ¡Preparado para ir a por mí!
Me moví hacia un lado en cuanto se me pasó esto por la cabeza. Primeo me sentí un poco tonta al creerme lo que acababa de pensar, pero cuando vi que había conseguido esquivar a Ridley de verdad...
Incliné la cabeza al lado contrario para esquivar su siguiente ataque, pero mi rival dio unos pasos al frente para pasar por mi lado, cosa que yo no me esperaba. Completamente decidido, atrapó a Mia por la espalda y la sujetó aferrándola por los brazos. Tendría que haberme esperado algo así de cruel, viniendo de él...
-¡Suelta, bruto! ¡Déjame o te pego! -gritaba Mia mientras pataleaba.
-¡Ni se te ocurra tocarla! -grité a Ridley, procurando sonar lo más enfadada posible.
-Qué pena, ya lo estoy haciendo... -me contestó él.
Había sido una idiota si se me había ocurrido pensar que Ridley me haría caso. Mientras lo fulminaba con la mirada, Mia trataba de liberarse. Sus intentos por resistirse eran inútiles .
-Pero podríamos hacer un pequeño cambio... -extendió una mano mientras mantenía presa a Mia con el brazo contrario y alargó su dedo índice hacia Mystery-, y te sugiero que empieces tú. Como has sido la primera en tomar rehenes...
Ahora Delmet era el único que sujetaba a Mystery; Jetwick se había apartado con un paso lateral de ellos, con las mejillas encendidas. La chica nos miró al ver que nos referíamos a ella, pero no parecía muy atenta a lo que estábamos diciendo.
-¡Mira quién fue a hablar! -le contesté, cada vez más enfadada-. ¿Y qué pasa con Mirta? ¿Es que eres demasiado idiota como para darte cuenta de ese detalle?
Ridley agitó la mano, como para intentar tranquilizarme.
-Las damas primero -insistió. No podía sonar más impertinente.
No podía soltar a Mystery; estaba claro que se trataba de una trampa. Para colmo, Ridley cada vez sujetaba a Mia con más fuerza, y mi amiga había pasado de gritarle a rogarle entre sollozos para que la soltara. Y pensar que Delmet casi ni se atrevía a rozar a Mystery... No sabía qué hacer.
Pero Jetwick no iba a quedarse de brazos cruzados, por supuesto. No había soltado a Mystery por gusto, sino que había aprovechado para escabullirse por detrás y hacer que Ridley soltara a Mia.
Ridley se dio cuenta de que Jetwick estaba detrás un poco más tarde de lo que debía, y no esquivó del todo el golpe que le habían dado. La embestida de Jetwick lo hizo tambalear y separó a Mia de él; la chica vino a mis brazos con láminas diminutas en los ojos en cuanto se vio libre.
Le acaricié un par de veces la cabeza para tranquilizarla. Me recordaba tanto a mi hermana Stephie...
Dirigí la mirada de nuevo hacia Jetwick para ver cómo podía ayudarle, pero me olvidé de la idea en cuanto vi la que se traían entre los dos.
La tensión que había entre ellos era palpable, y cada uno tenía la vista fija en el otro, con los ojos echando chispas de la furia. Vi que Ridley intentaba darle un golpe con el brazo imitando sus movimientos de esgrima, y que Jetwick esquivaba todos sus intentos de darle. Giros completos para cargar ataques, defensa con las piernas flexionadas, ataques en medio de desplazamientos... Estaban usando sus mejores armas. Era imposible saber quién iba ganando.
Estaban tan concentrados en su pelea que ninguno de nosotros se atrevía a interrumpirlos. Ambos estaban dando lo mejor de sí, y se movían con una seguridad que podría haber hecho que la tierra temblara. Ellos dos, su terreno y sus movimientos; no cabía nada más en ese combate.
Y, cuando más impresionados estábamos, cuando más admiración sentíamos, cuando llegamos al punto en el que el cuerpo nos pedía gritar de orgullo por nuestro equipo...
-¡¿Qué se supone que está pasando?!
Ambos chicos detuvieron la pelea de golpe, apartando a su oponente con un empujón que los hizo retroceder a la vez. Aunque ya no se movían, la forma de la que se miraban seguía siendo la misma.
-¡Vosotros dos! -exclamó una voz de mujer con un toque masculino- ¿Una pelea en nuestro recinto? ¡Eso es algo intolerable! ¡Esto os va a costar algunos puntos pétreos en vuestro historial, ya veréis!
Rufina estaba parada justo delante de la puerta. Por detrás de ella, como de costumbre, estaba el “vigilante oficial” de la academia: Tank Higgan.
-Ridley Left -dijo el profesor, completamente serio- espero que tengas motivos para explicar esto. Y en cuanto a otros... -dirigió sus ojos hacia Jetwick con una mirada fulminante, pero no llegó a acabar la frase.
Si nos castigaban, que era lo más seguro, algo me decía que aquel no iba a ser un castigo como los demás. ¿Por la guerra de comida? Es uno de los motivos. ¿Porque una pelea es una falta grave? Pues otro motivo. Podría pasarme un par de semanas dando motivos como esos... pero ninguno de ellos me mentalizó tanto como para que me sintiera como me sentía entonces, porque había un motivo principal por el que me sentía frustrada.
Y este motivo apareció justo detrás de Tank. Nos miraba con los ojos como platos. Nos hacía sentirnos culpables y preocuparnos. Medía menos que Tank, tenía el pelo castaño, ropa de colores brillantes y un silbato plateado colgado del cuello.
Tania Tyler, nuestra entrenadora, también nos había pillado. Ese era el motivo.

-Chicos, ¿qué es lo que ha pasado? -preguntó dudosa, negando tristemente con la cabeza.

¡Esperamos hacer lo máximo posible por avanzar!
PDTA: Dentro de un par de días... ¡June va a ser un año más vieja! (Por algo su apodo es June y no May, digo yo...)

23 may 2014

65. Aire y tierra

Etsu da un paso al frente para enfrentarse a Mystery cara a cara. ¿Es que esta pelea no va a acabar nunca?

Capítulo 65
Etsu era casi tan rápido como Mystery, creo, pero él lo era en combate y ella en desplazamiento, lo que los dejaba a ellos en desventaja; dicen que la mejor defensa es un buen ataque.
En realidad, lo único que hacía Etsu era defenderse de los rivales contestando a sus golpes con otros diferentes. Precisamente, las artes marciales iban sobre eso: utilizar la lucha en defensa propia.
Recuerdo que, de pequeña no entendía muy bien eso de las artes marciales. ¿Defenderse sin atacar? Por muchas veces que mi tío me lo explicara, nunca lo veía como algo útil. Si en esos momentos hubiera visto cómo luchaba Etsu... lo habría entendido todo de golpe.
Cada vez que lo atacaban, él los inmovilizaba y los acababa apartando de él uno a uno. No le hacía falta la ayuda de nadie; podía con todos él sólo; es decir, con las tres personas que trataban de ir a por él.
Teck se había dejado de espectáculos y se ocupaba de atacar por sorpresa mientras los demás luchaban contra Etsu, quien no tardó en hacer retroceder a Rex moviendo rápidamente los brazos.
Cómo no, Teck se acabó cansando de estar en un segundo plano, y acabó por luchar junto a Etsu. No usaba para nada las manos; sólo utilizaba los pies. Se notaba por sus movimientos que lo que se le daba bien a Teck era el fútbol, no las artes marciales, pero se las apañaba bastante bien de esa forma. Etsu y Teck juntaron las espaldas, utilizando movimientos parecidos y sincronizados. Ambos eran diferentes, pero se complementaban a la perfección.
Rex, cansado de que le ganaran terreno, se lanzó hacia los chicos demostrando lo poco que usaba la cabeza cuando quería. Etsu lo bloqueó con una llave grácil y rápida que lo acabó dejando fuera de combate. No se supo muy bien lo que había pasado, pero ahora Rex estaba aturdido en el suelo.
-¡Hala, que lo ha dormido! -exclamó Bobby.
-¿Qué ha pasado?¡Quiero saberlo! -me gritó e insistió Mia.
Estaba impresionada, había que reconocerlo. Etsu podría haberme avisado de que sabía hacer esas cosas antes de dejar que yo planeara cualquier estrategia.
-Mia, ni yo lo sé... es un misterio. Supongo que es parte de su estrategia.
Mia pareció frustrada al ver que ni yo podía contestar a su pregunta. Jetwick, a mi otro lado, no podía quitarle los ojos de encima a Rex, quien fue apartado por Mystery hacia un lado, cerca del tronco del árbol. Al igual que a mí, la táctica de Etsu lo había dejado de piedra.
Por desgracia, todavía quedaban Mystery y Ridley. Ahora que Rex no les estorbaba, habían aprovechado para atacar a la vez con golpes sincronizados. Teck trató de ayudar a Etsu, pero Ridley siempre se lo quitaba de encima rápidamente; su intención era ir directamente a por el más fuerte.
Si Ridley hacía retroceder a Teck cada dos por tres, Etsu estaría sólo todo el rato. No podíamos quedarnos ahí arriba sin hacer nada.
-Delmet, voy a bajar -le advertí, bajando de la cubierta con un salto antes de que pudriera detenerme.
-¡Capitana, ni se te ocurra! -gritó él cuando aterrizando de pie en el suelo, como de costumbre.
Vaya, su grito me había delatado. Ahora tendría que moverme rápido.
En cuanto Ridley me vio, dejó a Etsu con Mystery y vino a por mí. Se veía venir que ese era su plan desde el principio.
Cuando me acerqué, cambió la dirección de sus golpes e intentó darme, pero yo los esquivé todos rápidamente. Di una voltereta hacia atrás para dar una patada en el aire, pero entonces él me esquivó a mí. Aterricé sobre las manos y salté de nuevo para ponerme de pie frente a él.
Ridley dobló el brazo hacia atrás y se acercó hacia mí. Haciendo que me moviera hacia donde él quería dando puñetazos al aire con el otro brazo, consiguió colocarme justo en el punto en el que podía darme de lleno con un golpe de gracia. Al ser un impacto directo, me era imposible esquivarlo.
Cerré los ojos y me pareció notar... ¿nada?
Retrocedí a toda velocidad y me aparté del punto de mira de Ridley. ¡Su golpe se había detenido! O, mejor dicho, alguien lo había detenido. Alguien de mi equipo.
Al levantar la cabeza, esperaba ver justo delante de mí a Etsu, o quizás a Teck... pero no, ¡era Jetwick!
Mi amigo había conseguido atrapar el puño de mi rival con la mano para frenar su golpe en el aire. El bloqueo se había convertido en una especie de forcejeo, y ambos contrincantes hacían fuerza hacia delante como si fueran a echar un pulso. Ridley trató de dar a Jetwick un puñetazo con la mano que tenía libre, pero le pasó exactamente lo mismo que en su primer golpe; ahora que usaban las dos manos para forcejear, aquello sí que parecía un pulso, ¡con la diferencia de que el objetivo era derribar al contrario en vez de hacerle doblar los brazos! O un poco las dos cosas...
Las caras de ambos eran todo un poema. Pocas veces había visto a Jetwick con una mirada tan fulminante como la que tenía en ese momento, por muy serio que fuera. ¿Estarían usando su máxima fuerza? Puede, aunque no lo sabía bien. Eso sí, tenía que ayudarlo.
Ignoré por completo los gritos y llamadas de atención de Delmet; Me incliné hacia Ridley y le asenté un buen golpe con el hombro. Funcionó: él perdió el equilibrio mientras yo lo empujaba hacia abajo con la mano para saltar por encima de él y aterrizar de pie. Casi acabo haciendo caer a Jetwick con mi maniobra al derribar su punto de apoyo, pero a él le bastó con inclinarse hacia el lado contrario y retroceder unos pasos para volver a equilibrarse. Justo lo que me esperaba de él.
¡Dos contra uno, otra vez! Ya tenía ganas de volver a luchar sincronizada con Jetwick, de la misma forma de la que lo había hecho en aquel partido de balón prisionero, en el que no había balón que se nos resistiera. ¡Estaba deseando hacerle una pequeña demostración de nuestra coordinación a Ridley!
Delmet seguía intentando llamar nuestra atención, pero ni caso.
¿Y qué fue lo más sorprendente? ¡Que, cuando Ridley se disponía a atacar de nuevo, vimos que alguien más lo inmovilizaba por la espalda! ¡Y ahora era Mia!
Mientras él sacudía los brazos para intentar apartarla, oí el ruido de algo cayendo al suelo, cerca de los pies de Ridley. ¡Era la pistola!
En cuanto la vi, me deslicé por el suelo y rodé sobre él para quedármela antes de que Ridley pudiera recuperarla. Dar vueltas por el suelo en vez de en el aire no era lo mío, pero me las apañé. ¡La tenía!
Ridley trató de golpear a Mia girando los brazos con movimientos parecidos a los que solía usar en esgrima, pero Mia se lo estaba poniendo difícil: la forma de la que se movía era totalmente impredecible, inclinándose hacia los lados y hacia atrás casi al extremo gracias a su flexibilidad. Puedo asegurar que un cuerpo normal sería incapaz de girarse de esa forma.
Los de nuestro equipo nos veían tan animados que, con suma cautela, dos miembros más decidieron bajar: Delmet e Imala. ¿He dicho con suma cautela? Imala saltó del árbol forma grácil pero con fuerza, mientras Delmet se lanzaba al suelo casi de cabeza a por los rivales. Menos mal que Rex ya no participaba...
Imala había dejado su arco y flechas en el árbol para luchar cuerpo a cuerpo. Menos mal, porque sus flechas me asustaban un poco cuando estaban a punto de ser utilizadas.
Bobby y Mirta eran los únicos que quedaban en la cubierta de arriba. Mejor dejarlos ahí; eran demasiado fáciles de impresionar, y AHORA era cuando empezaba la pelea de verdad...

Del ataque a distancia pasaremos al combate cuerpo a cuerpo. Ya veréis cómo sigue la cosa. ¡Y hasta e capítulo de la semana que viene!

16 may 2014

64. Ojos que no ven

Continúa la pelea en el patio. No deberíamos preocuparnos si somos más... pero ellos no nos lo van a dejar fácil. Por ejemplo, Mystery va directa a atacarnos...

Capítulo 64
No conocía la habilidad de Mystery, y tampoco llegué a tener muy claro cuál era después de verla: acercarse hacia la cubierta de hormigón a toda velocidad, sin que apenas se la viera. ¡Parecía como si se hubiera teletransportado varias veces hasta llegar hasta nosotros! Puede que esa fuera su habilidad: los desplazamientos rápidos.
A Mirta no le dio tiempo ni a gritar cuando la vio justo delante de sus ojos. Ninguno de nosotros pudo hacer nada: ni pudimos ver qué hizo exactamente la extravagante chica cuando consiguió que, de alguna manera, Mirta cayera de la plataforma. Bobby extendió el brazo hacia ella, pero ya era demasiado tarde.
Me pareció oír a Delmet gritar. Ninguno de nosotros nos esperábamos esa estrategia, y, durante unos momentos, dejamos de atacar.
Por supuesto, nuestra Mirta no se dejó ganar tan fácilmente. En cuanto aterrizó en el suelo tras unos giros en el aire, siempre con su elegancia natural habitual, trató de esquivar todos los intentos de Mystery para hacer que se quedara quieta. Era inútil: ellos eran cuatro, y ella sólo una. Además, si ella se negaba a atacar para no hacer daño a nadie y se disculpaba cada vez que rozaba a un contrario, se sabía que no iba a llegar muy lejos con su defensa.
A Ridley no le costó nada sujetarla por los brazos, como si él fuese un secuestrador y Mirta su rehén. De hecho, la habían tomado de rehén de verdad.
-¡Quietos los de abajo! -gritó Delmet.
-¿Crees que te vamos a hacer caso? Qué inocente... -le contestó Ridley.
Puede que no todos lo hubieran entendido, pero lo que acababa de hacer Delmet me había impresionado -un poco.
Resulta que, cuando Delmet había dicho “los de abajo”, en realidad no se refería al equipo D-32, ¡se refería a Etsu y a Teck! Al menos, eso había interpretado yo, y luego me había dado cuenta del detalle.
¿Lo habría hecho a propósito o sin querer? Había inmovilizado a todo el equipo sin que los demás no se dieran cuenta de sus posiciones. Bueno, a casi todos...
-¡Parad los lanzamientos! -grité yo.
Así conseguí que Imala, la única que parecía dispuesta a atacar, no llegara a lanzar más flechas. Me fiaba de su puntería, por lo que no me preocupaba que le diera a Mirta sin querer, sino que aprovechara la oportunidad para darle a alguien del otro equipo y procurar acertar. En ese caso, tendríamos un problema.
Ridley pareció satisfecho al ver que nos había intimidado con su idea. Mirta nos miraba desde abajo poniendo carita de pena, y quiso darnos la señal para que siguiéramos nosotros. No podíamos; si lo hacíamos, Ridley se encargaría de vengarse utilizándola para hacernos daño. Era mucho más complicado de lo que parecía...
Delmet también estaba al tanto de la situación. A veces se comportaba de forma demasiado infantil y se pasaba con sus ideas de bombero, pero sabía bastante bien que ese no era el momento de probar cualquier cosa para salir del paso. Después de todo, se trataba de Mirta, su mejor amiga. Sólo por esta vez, tenía que evitar todo tipo de riesgo, lo que lo sacaba por completo de su terreno; el otro equipo lo estaba haciendo sudar de verdad bajo su casco. Ya se le había borrado la sonrisa que tenía dibujada en el momento del ataque, momento en el que incluso parecía que se estuviera divirtiendo. Hasta Mia había decidido guardar silencio.
Ambos equipos estábamos parados, esperando con impaciencia el próximo movimiento de los contrarios mientras tratábamos de pensar en cuál sería el nuestro. ¿Es que estábamos perdidos?
Ridley y yo nos mirábamos fijamente a los ojos. Habíamos sido mucho más de lo que significaba ser mejores amigos -sin llegar adonde estáis pensando- hacía tan sólo un año, por lo que podía saber perfectamente lo que estaba pensando con tan sólo ese gesto, y él también sabía lo que yo pensaba. Él se reía de mí, y yo le decía con la mirada: “No serás capaz...”
Una exclamación de alguien del equipo de Ridley nos hizo parar durante unos segundos.
¡Teck había salido! Delmet le había dejado bien claro que no atacara, pero, como de costumbre, el chico había decidido ir por libre. Con un par de patadas rápidas, levantó las piedras que había en el suelo y las lanzó a la cara de Rex para colarse entre los demás miembros del equipo. 
Mystery se interpuso. ¿Cómo no se había imaginado que Mystery le cortaría el paso? Menudo idiota era a veces... Ahora había revelado su escondite, lo que nosotros tratábamos de evitar.
Ridley ya iba a amenazarlo usando a Mirta, ¡cuando se dio cuenta de que ella ya no estaba! Habíamos estado todos tan atentos a Teck... ¡que no nos habíamos dado cuenta de que la chica se había escapado!
Oímos un silbido que venía del árbol. Ahí estaba Imala, ¡junto con Etsu y Mirta!
-¡Así funcionan los trucos de magia! -exclamó Teck-. El mago capta la atención del público... ¡y su ayudante se desvanece sin que nadie pueda ver nada!
Teck debía de sentirse como una verdadera estrella del espectáculo en ese momento. Lo que le gustaba llamar la atención...
-¿Ayudante? -preguntó Mirta en voz alta, frunciendo el ceño.
-Debe de referirse a un servidor... -aclaró Etsu con timidez para arreglarlo todo.
Teck seguía abajo, agachando la cabeza y dando las gracias, como si él estuviera en un escenario y nosotros fuéramos su público.
-Eri, no lo entiendo... -me dijo Mia señalándolo con el dedo.
-No creo que haga falta entender nada, Mia... -le respondí.
-Ya... -dijo Jetwick, creo que sintiendo un poco de vergüenza ajena.
Delmet no parecía muy de acuerdo con que le quitasen el protagonismo, pero al menos estaba algo más tranquilo al ver que Mirta estaba a salvo.
Saludar sólo le sirvió a Teck para que lo pillaran por sorpresa: Mystery, que era la que estaba más cerca, lo empujó hacia el suelo para hacerlo caer.
Bien, ¿y ahora qué? Si le pasaba algo, se lo habría buscado por cabezota.
Etsu dejó a Mirta con Imala y saltó de nuevo al suelo para echarle una mano.
Increíble. En cuanto sus pies tocaron el suelo, la zona en la que estaba el equipo D-32 se acabó convirtiendo en un auténtico campo de batalla. Si lo hubiera sabido antes...

Muchas de las habilidades que tienen los componentes de ambos equipos están saliendo a la luz con todas sus fuerzas... ¿Cómo creéis que seguirá esto?

9 may 2014

63. La barrera defensiva

En capítulos anteriores...
...
...
Mejor que te los leas. ¿Creías que iba a recordar aquí lo que iba a pasar? Qué peeeena...
Venga, fuera bromas: estábamos ideando un plan defensivo contra el equipo D-32...

Capítulo 63
Habíamos tenido tiempo de sobra para preparar nuestra estrategia y ocupar nuestros puestos según el plan. Creo que, teniendo en cuenta que íbamos con el tiempo justo, nos organizamos muy bien.
Etsu y Teck atacarían desde abajo, Imala estaría en el árbol, Delmet en el tejado y el resto sobre los muros. Había pensado que lo mejor era que Bobby estuviera cerca de Mirta, por si se ponía más nervioso de la cuenta (ni habíamos empezado y ya temblaba como un flan). Ni Jetwick ni Mia serían los más adecuados para controlarlo, y yo tampoco sabría muy bien que hacer con él, así que Mirta era perfecta.
Los de arriba teníamos que vigilar especialmente a los que estaban en el suelo, porque eran los blancos más fáciles para los rivales: si nos atacaban, no dudarían en ir primero a por ellos. Si estaban abajo era porque podían conseguirnos munición si se nos acababa, pero no teníamos muy claro cómo nos la iban a pasar. También podían servir de distracción si el equipo contrario decidía subir a por nosotros, ya que, aunque no íbamos a dejar que nuestros rivales llegar hasta lo más alto, no costaba nada subirse al tejado o al muro teniendo algo de fondo físico, ya que no estaba a mucha altura (a Bobby lo habíamos tenido que subir a empujones).
Ambos Etsu y Teck tenían que esconderse detrás de los muros y tratar de evitar que los vieran. Lo que tenían planeado era moverse por unos pasillos de columnas que había cerca de las habitaciones que daban al patio, y habían conseguido abrir las ventanas de las mismas para poder colarse dentro si lo necesitaban. ¿Cómo lo habían hecho? Creo que con una barra de hierro y algo más que encontraron por ahí. En fin, un misterio.
Y, por fin... llegó el momento.
Ridley debió de tener la brillante idea de usar una estrategia mejor que dar golpes: con una sacudida rápida a la puerta, las cadenas y las cuerdas acabaron cediendo, cayendo al suelo con un golpeteo que nos avisó de que ya iban a entrar.
Oímos pasos. El primero que entró en el patio fue Rex, y lo hizo sin ningún cuidado. Mystery y Ridley vinieron detrás. Por último, llegó el otro chico, quien les pasaba la munición (es decir, el que sujetaba la caja de cereales).
Si queréis una descripción rápida del último chico, puedo decir que tenía el pelo castaño claro muy rizado, la cara salpicada de pecas y la piel muy pálida. Tenía pinta de ser muy endeble, y daba lástima verlo de lo frágil que parecía. Ni idea de cómo había llegado hasta una academia de deportistas.
Primero, los otros rastrearon la zona con la mirada, y parecieron confundidos al ver que no había nadie. Tuve que taparte la boca a Mia para que no nos delatara.
Todavía no era un buen momento para lanzarnos. Teníamos que esperar al momento justo, y yo daría la señal. Delmet coordinaba al equipo, pero eso no me dejaba tranquila del todo. Bueno, siempre podría pararle los pies en el caso en el que se pasara o algo por el estilo.
No le quitaba la vista de encima a Ridley. El corazón me golpeaba con fuerza en el pecho, como si intentara decirme: “¡Vamos Eria, venga ya! ¿A qué estás esperando?”
La verdad es que no veía el momento para empezar con el ataque, pero tenía que esperar a que los rivales salieran del todo al patio. Ya me hubiera gustado ir a por Ridley en cuanto hubiera aparecido; hubiera sido mucho más fácil que tenerlo ahí abajo durante tanto rato. Sólo estando cerca, Ridley ya me ponía nerviosa.
Sopló una brisa que nos revolvió un poco el pelo a todos. Ridley estaba parado, y me daba la espalda. Quedaba muy poco para la señal. Lo observé mientras el viento le alborotaba algunos de sus mechones de pelo rubio, con la cabeza hacia el cielo. Creo que ya se había dado cuenta de algo; tenía la pistola cargada y, en cuanto Rex intentó adelantarse, él extendió uno de sus brazos para impedirle pasar.
Lentamente, vi cómo se daba la vuelta. Sí, se había dado cuenta.
Y, en cuanto vi sus ojos dirigidos hacia mí, grité:
-¡AHORA -y dejé de taparle la boca a Mia.
Acto seguido, Delmet se puso en pie sobre el tejado, y todo el equipo empezamos con nuestro ataque. Desde el tejado, les lanzamos a los cuatro miembros del D-32 una lluvia de piedras del tamaño de granos de arroz una a una. Impresiona bastante si se tiene en cuenta que lanzábamos unas dos piedras por segundo cada uno entre los nueve. Al final había sido una buena idea poner juntos a Mirta y a Bobby, ya que, aparte de la razón principal por la que los había puesto juntos, la chica era demasiado cautelosa, mientras Bobby lanzaba casi el doble de piedras que los demás.
A pesar de lo brutos que estábamos siendo, me sentía bien. Ver a Ridley y a su equipo cubriéndose la cabeza con los brazos es algo que no se ve todos los días. Era una de las primeras veces en las que los pillábamos por sorpresa. Venganza, dulce venganza... Por muy mala que dicen que sea.
Delmet gritaba como el que más mientras lanzaba las piedras más grandes. Coordinaba mejor de lo que me esperaba, gritando en voz alta el nombre de la persona que estaba más cerca de conseguir darle a alguien del otro equipo. Además, tenía algunas estrategias para despistar, como nombrar rápidamente a Etsu y a Teck, que seguían detrás de las columnas sin que los demás los hubieran visto. Dudo que pudieran... si entrecerraban los ojos de esa forma y se centraban más en esquivar que en atacar.
Aparte, Delmet intentó animar a Mirta para que lanzara las piedras con algo más de energía, pero ella era demasiado sensible como para atacar a nadie, a pesar de que su amigo le garantizó de que el todo equipo D-32 podía ser mucho más cruel si sus miembros se lo proponían. Qué curioso, yo creía haber dicho algo parecido antes que él.
Ridley y los de su equipo trataron de devolvernos algunas de las piedras que les estábamos lanzando, pero les era muy difícil si nosotros no dejábamos de atacarles desde arriba. Los contemplé, sonriendo maliciosamente.
-Patético... -les dije, sin poder resistirme a cerrar la boca. Con la cantidad de munición que nos habíamos llevado al tejado, aún podíamos entretenerlos durante un buen rato.
Esto pareció subirle los humos a Ridley, quien se deshizo de los cereales con los que había cargado la pistola. Se arrodilló, sustituyendo rápidamente los mismos por las piedras que había en el suelo.
-Si tenéis piedras... ¡Nosotros también! -gritó, apuntándonos con la pistola.
Me sorprendió que la pistola aún funcionara a la perfección. Ridley disparó hacia mí; en menos de un segundo noté cómo me ardía la mejilla. Me había dado de lleno.
Los de mi equipo pararon un poco el bombardeo al ver que me llevaba la mano a la cara. Me palpé la mejilla con los dedos sin apenas inmutarme: la piedra me había hecho un pequeño corte. Siendo optimista, al menos no me había dado en el ojo, aunque había estado muy cerca de hacerlo.
Jetwick y Mia, que estaban a mis lados, esperaron mi próximo movimiento.
Apreté los dientes y me descubrí la mejilla. Ridley sonrió satisfecho, bajando un poco la pistola. Los de su equipo me miraron con curiosidad.
Yo sonreí.
-¿Eso es todo lo que tienes? -pregunté- ¡porque a nosotros todavía nos quedan unas cuantas piedras más!
A esta especie de señal, mi equipo continuó con el ataque, y con todas sus fuerzas. Creo que Ridley los había enfurecido al atacarme, porque hasta vi a Mirta lanzando algunas piedras que acabaron dando en el blanco. Mia, por ejemplo, lanzaba las piedras a puñados. Mientras, Jetwick, que siempre acertaba, lanzaba las piedras más grandes, entrecerrando los ojos con una mirada fulminante.
Ahora que nos estaban atacando, teníamos que movernos a los lados para esquivar sus ataques. Bobby simplemente se dedicaba a agazaparse sobre la cubierta de hormigón y a cubrirse la cabeza.
Algunas piedras rebotaron contra el casco Delmet, quien seguía dando órdenes apuntando al horizonte con el dedo sin perder la sonrisa. El equipo contrario vio inútil seguir lanzando piedras hacia él: su casco las atraía como un imán. ¿De qué estaría hecho? ¡Ni que fuera indestructible!
Entonces, el equipo D-32 cometió uno de los peores errores en los que podía haber caído: enfadar a Bobby. Cansado de estar ahí arriba recibiendo pedradas sin poder irse a su habitación, eligió las más grandes de todas las que teníamos y las lanzó con todas sus fuerzas hacia el suelo. Por cómo resonaban sus lanzamientos al llegar abajo, supe lo peligrosos que eran. Creo que eso era pasarse un poco...
Sin duda, tengo que decir que Imala era la más peligrosa de todos nosotros: de lanzar piedras con un giro de muñeca bastante peculiar, se había pasado al arco y a las flechas. Suerte que no le dio a nadie... Tenía que asegurarme de que, la próxima vez, sus flechas no estuviesen TAN afiladas, o fueran de plástico, o de juguete...
De pronto, Ridley se detuvo para girar la cabeza hacia Mystery.
-¡Ocúpate tú de ellos! -creo que dijo, justo antes de que ella demostrara lo que sabía hacer.

Os habréis imaginado el peligro que tiene esa chica... ¡Pero la veréis en acción en el capítulo siguiente!

3 may 2014

62. A través de la puerta...

Nuestra regla: ¡si no llegan las doce, estamos a tiempo!
Os recuerdo que cuatro miembros del equipo D-32 nos estaban persiguiendo... Ahora que nos han acorralado, ¿cómo creéis que acabaremos?

Capítulo 62
Aunque no quería hacerlo, lo di todo por perdido. Y pensar que, por un momento, creía que podíamos escapar...
Arrinconados contra la puerta, tratamos de golpearla y patearla para poder entrar... pero fue inútil. Además, no era una simple puerta de madera, sino una doble puerta metálica como las de las salidas de emergencia.
Bueno, pues era nuestro fin. Lo único que nos quedaba era enfrentarnos a ellos y ser valientes.
-¡Una vez más! -gritó Delmet tomando carrerilla e inclinándose hacia atrás. Claro, iba a intentar abrirla por la fuerza.
Era nuestra última oportunidad, así que no perdíamos nada en utilizarla. Admito que estaba un poco desesperada.
Mientras nos continuaban disparando, Delmet y yo seguimos retrocediendo a la vez. Ahora veía perfectamente a nuestros adversarios con solo girar un poco la cabeza.
Me pareció que Delmet estaba rezando, pero, por cómo lo hacía, sospeché que, o yo no estaba muy enterada del tema religión... o Delmet tenía menos idea aún. ¿Se habría inventado la oración?
-Una, dos... -comenzó a contar mientras nuestros adversarios se acercaban a la carrera.
-¡TRES! -grité cuando ya casi los teníamos encima.
¿Para qué le habría hecho yo caso? Nos íbamos a llevar el mayor golpe de nuestra vida contra aquella señora puerta.
¿Y si me inventaba otra oración como la de Delmet? Puede que hasta funcionase y todo.
Preferí no mirar al frente para no ver la puerta, la que estaba cada vez más cerca de nosotros. Como tampoco me apetecía mirar hacia atrás, cerré los ojos fuertemente, como si tuviera los párpados pegados.
Ya no podía frenar. Allá íbamos...
De repente, un pequeño sonido me distrajo, haciéndome abrir los ojos de golpe. Levanté la vista al frente un tanto extrañada... Y me fijé en que, poco a poco, la puerta se estaba abriendo.
Así de primeras no entendí nada, y tampoco me importaba mucho lo que hubiera pasado; había cambiado radicalmente de planes. Ahora tenía un nuevo plan: colarnos por la puerta antes que el equipo de Ridley.
Delmet seguía con la mirada fija en la puerta, gritando como un poseso. Supongo que no se había dado cuenta de que la puerta se acababa de abrir. Cada vez iba más rápido.
Ya estábamos: habíamos llegado hasta el punto que yo quería. Tomé impulso con los pies...
Mientras yo saltaba hacia delante con los brazos extendidos hacia la puerta, Delmet seguía corriendo en la misma dirección.
La puerta acabó abriéndose lo suficiente como para que pudiéramos escapar los dos por ella. En el aire, me doblé sobre mí y aterricé rodando por el suelo.
Dándome un segundo impulso, me di media vuelta con un nuevo giro en el aire, aterricé sobre mis pies y cerré la puerta con el brazo, dando un golpe seco contra ella cuando Delmet ya había pasado, dejando a todos los del equipo contrario en el otro lado.
Delmet, incapaz de frenar, se había llevado la increíble sorpresa de haber atravesado la puerta. Cuando se quiso dar cuenta de ello, ya había cruzado a toda pastilla al otro lado, cayendo al suelo a lo tonto antes de poder reaccionar.
Lo gracioso fue que, esta vez, Delmet no fue quien se llevó el peor golpe; cuando el otro equipo llegó a la puerta, pude oír un gran estruendo que venía de detrás de ella, seguido de un par de quejas, lamentaciones y maldiciones. La voz era la de Rex. Supongo que lloriqueaba porque, al igual que Delmet, no había podido frenar a tiempo.
El incansable equipo D-32 seguía al otro lado de la puerta, tratando de abrirla a golpes. Eché la espalda contra ella para impedirles el paso, notando cada golpe que daban directamente en los hombros. Me parecía raro... que pudiera con todos ellos siendo solo una.
Pero no era solo una: a mis dos lados, Mia y Jetwick se oponían al otro equipo haciendo fuerza contra la misma puerta. No éramos muy fuertes, pero los manteníamos a raya.
-¡Chicos! -exclamé, esbozando una gran sonrisa. Ambos me la devolvieron, Mia de forma más abierta y Jetwick con más timidez que ella, claro.
Un golpe más de los otros nos hizo tambalearnos, por lo que decidimos empujar la puerta todavía con más fuerza.
-A un lado, paso... -escuché a alguien próximo.
Etsu y Teck se acercaron a la puerta con cautela y algunos utensilios en las manos.
Pasamos a sujetar la puerta con las palmas de las manos en vez de con la espalda para que pudieran ayudarnos, lo que bajó nuestra resistencia durante unos escasos segundos. Durante ese tiempo, los chicos pasaron varias cuerdas y cadenas por las manillas de la puerta. No durarían mucho ahí, colocadas de esa forma, pero al menos el apaño nos daría algo de tiempo.
Me sobresalté al levantar la cabeza y ver a Imala apuntándome con su arco. Sabía que su intención era darle a los de atrás y no a mí, pero el efecto sorpresa me hizo dar un respingo. Bobby asomaba la cabeza por encima del hombro de la chica, como si temiera que la puerta se pudiera venir abajo en cualquier segundo.
Mirta, la última del equipo a la que vi, como era de esperar, estaba arrodillada en el suelo junto a Delmet, ayudándolo a levantarse. Delmet podría haberse levantado él solo, pero en fin...
Mia caminaba por delante de la puerta alegremente, ignorando por completo los violentos golpes que se oían al otro lado.
-¡Qué ruidosos! -decía-. ¡Son muy pesados, mucho muchísimo!
Y se detuvo unos instantes para contemplar a Delmet, ya de pie, y ponerle ojitos. Creo que a él no le gustó mucho el gesto; su cara parecía decirle a Mia: "Habló quien pudo..."
-¡Pero si estáis todos!- dije, aún sorprendida-. ¿Cómo es que habéis llegado hasta aquí?
Mia señaló a Jetwick con orgullo.
-¡Se puso a correr, y todos los demás lo seguimos! ¡Corría muy rápido, y por muchos sitios! Era como... ¡un laberinto enorme! Y luego oímos algo, llegamos... ¡Uy, qué largo fue el camino!
Por lo que veía, para ellos también había sido toda una aventura escapar. Les resumí un poco cómo habíamos llegado hasta allí, pero no les conté todos los detalles: los golpes de los otros no paraban de interrumpirnos.
-Siete minutos y treinta segundos para la caída del mecanismo de bloqueo -nos informó Etsu
- ...con veintisiete segundos -ironizó Bobby, algo más tranquilo.
Nos reunimos frente a la puerta para decidir lo que podíamos hacer. No nos quedaba mucho tiempo, y necesitábamos contraatacar. ¿Deberíamos esperarlos? ¿Escondernos? ¿Dejar que se cansaran? No creía que se rindieran fácilmente y se fueran sin más. Tendríamos que salir, o ellos entrarían por la fuerza; no había otra.
Mientras decidíamos nuestra estrategia, Delmet se dedicó a ir por libre. Me molestaba un poco que hiciera eso.
Estaba cerca del árbol, con una mano sobre el tronco. Miraba las ramas con cierta nostalgia.
-Delmet, no es momento de...
-¡Espera! -me interrumpió Mirta cautelosamente-. Lo siento. Es que... está pensando.
¿Pensando? Más le valía. Como estuviera distraído...
-En fin... vamos a tener que ir planeando algo mientras se decide -dije al equipo-. Antes de que se nos acabe el tiempo...
Con los golpes era imposible que los otros escucharan nuestra estrategia.
-Escondernos. Bajo tierra, a ser posible -sugirió Bobby.
-¡Magia para que se conviertan en hormigas! Pero no conozco el hechizo... -reflexionó Mia
Jetwick y Delmet seguían pensando, y Mirta los observaba mientras tanto. Imala y Teck controlaban la puerta, y Etsu decía en voz alta el tiempo que nos quedaba de vez en cuando. No me ayudaba mucho que las mentes pensantes no tuvieran nada... en mente.
De repente, Delmet se dio la vuelta. Parecía satisfecho.
-¡Emboscada! -esclamó.
Anda, no era una mala idea. Si no hubiera estado tan atenta al tiempo que estábamos perdiendo, a mí también se me habría ocurrido. Eso sí, no creía que esconderse tras el árbol central, tal como estaba haciendo Delmet en ese momento, fuera lo más adecuado...
Miré a Jetwick de reojo. Por su mirada perdida, supe que estaba pensando en algo. Cuando fijó la vista, la dirigió hacia la parte de arriba de la puerta: sobre ella había una especie de tejado.
Seguí mirando hacia el mismo sitio que él; la puerta estaba en un hueco rodeado por muros, paredes de las aulas más cercanas al patio, todas a ras del suelo. No sería muy difícil subirse a la cubierta de hormigón, techo de las habitaciones.
-Jetwick, eres un genio -dije un poco por lo bajo. Él se sorprendió de que yo lo hubiera entendido con tanta facilidad y hubiera sacado conclusiones tan rápido.
-Creo que podemos repartirnos y escondernos mejor por este campo -dije con un tono que revelaba que ya estaba tramando algo-. Chicos, yo os daré las posiciones. Esto es lo que vamos a hacer...
Al ver que su idea me había gustado, Delmet sonrió con orgullo. Jetwick también sonrió, aunque creo que sólo yo me di cuenta de ello.

-¡Esos tontos no saben lo que les espera! -exclamó Mia con un brillo malicioso en sus ojos.

Uy, que se nos va el tiempo un poco...
¡Esperamos que os haya gustado este capítulo!