El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

31 may 2013

15. ¡Una prueba casi perfecta!

¿Qué pasó en el capítulo anterior? Resulta que Mia y yo casi nos perdemos (por su culpa). No confiaba demasiado en ella, así que decidí ir delante. ¿Me habría indicado el lugar si se lo hubiera preguntado? Ni idea.
¡Suerte que vi a ese chico de nuestro equipo! Todavía podíamos llegar hasta ellos...

Capítulo 15
¡Por los pelos! A todo correr, pudimos alcanzar tanto al chico como al resto de la clase.
Ahí estábamos, en el Estadio Central. Casi sin darnos cuenta habíamos llegado al mismísimo corazón de Golden Podium. ¡Era como el interior de un estadio olímpico, pero cubierto!
La disposición de las zonas también era como la de cualquier estadio, aunque los límites estaban mucho más marcados y la zona de campo era algo más pequeña -para aprovechar el espacio y quizás para evitar accidentes con los objetos voladores-. Los lanzamientos también podían realizarse, según me contaron después, en otro campo, exterior y de mayor tamaño, para prácticas más complejas. En el espacio sobrante estaban colocadas las barras asimétricas, el trampolín... en un estadio normal, ese tipo de pruebas se hacían aparte, en un lugar diferente pero cercano al estadio. Todos los materiales estaban repartidos por la zona en completo desorden: se ve que hace poco se habían utilizado.
Me vi contemplando con admiración cada rincón del sitio. Vaya, no pretendía pararme, tenía prisa...
Un grito de furia me hizo dar un respingo y despertar del shock. Mia ya me había adelantado. 
El profesor de aquella hora, el mismo que había gritado, me miraba con cara de pocos amigos. Corrí hacia ellos y me puse en un extremo de la fila horizontal que se había formada enfrente suya. El chico al que habíamos seguido estaba a mi lado, Mia estaba justo un puesto por delante suya y Mirta debía ser la segunda o la tercera de la fila, si es que consideramos que los primeros estaban a la izquierda. La vi asomarse entre los otros y sonreír. Parecía aliviada tras ver que habíamos llegado.
El profesor se me acercó. Parecía un luchador de boxeo o de lucha libre: todo músculo y casi dos metros de alto, de mirada fulminante y espesas cejas, barba de varios días y el pelo hacia atrás. Vestía una camiseta negra sin mangas y un pantalón largo con unas deportivas que parecían haber sido usadas demasiadas veces.
Colocó su cara a escasos centímetros de la mía.
-Llegas tarde -dijo con voz grave- y no me gustan los que llegan tarde.
Es decir, que no le gustaba. Me lanzó un gesto amenazador y se alejó hacia Mia, que tarareaba una canción en voz baja sin dejar de sonreír.
-Más te vale que no sea como el año pasado, Blossom -le dijo.
Ella señaló hacia un punto del techo en el que había una cámara de seguridad.
-Papi nos esta viendo, así que mejor alegra esa cara, que estás muy feo.
Sorprendentemente, el profesor se alejó refunfuñando. Supongo que ser la hija del director general tiene muchas ventajas.
El enorme profesor caminó por delante nuestra con los brazos tras la espalda.
-Como decía antes de que me interrumpieran -me fulminó con la mirada- mi nombre es Tank Higgan, “señor” para vosotros. No soy ni vuestro amigo ni vuestro colega, eso que os quede claro. ¿Entendido?
Como si estuviésemos en el ejército, todos los presentes se llevaron una mano a la frente y exclamaron “¡Señor, sí señor!" Era nueva en todo aquello, así que me limité a imitar a los otros. Tardé algo más que el resto en alzar el brazo, por lo que el profesor me volvió a lanzar otra de sus miradas fulminantes.
-Tú debes de ser Jumps. Tú y yo vamos a tener un curso largo, muy largo, que lo sepas.
Desde el primer momento, ese tío ya había empezado a odiarme de forma visible. Me daba la impresión de que mi relación con los profesores no iba a ser... demasiado buena.
El bruto continuó:
-Como ya sabéis, cada año, los profesores de prácticas tenemos la obligación de realizar una prueba a los alumnos para comprobar sus habilidades y toda esa historia. Por la cuenta que os trae, mejor hacedlo lo más rápido posible. Cuanto antes acabemos, antes nos iremos de aquí. Sabed que no sois los únicos que están hartos de estar perdiendo el tiempo, teniendo que aguantar al de enfrente...
Volvió a mirarnos a Mia y a mí. Sí, era evidente lo mucho que nos odiaba sin ni siquiera haber empezado. Y dicen que los profesores nunca tienen manía.
Fuimos realizando la prueba según nuestro orden en la fila. Por supuesto, yo era la última.
El primero era el chico asiático que se había sentado detrás mía en clase. Se dirigió hacia un saco de boxeo cercano y se preparó. Una vez listo, empezó a golpearlo usando diversos movimientos de artes marciales. Se le daba de maravilla. Como golpe de gracia, se echó hacia delante y golpeó unos tablones de madera cercanos, partiéndolos en dos. Me dejó fascinada. ¡Era muy bueno!
Al acabar, retiró parte de las cosas que había usado para despejar la zona y se situó aparte. Entonces me di cuenta de que cada uno había preparado lo que iba a hacer. ¿Y yo? ¿Qué podía hacer? ¿Improvisar, como de costumbre?
La segunda de la fila, por supuesto, era Mirta. Ahora que me fijaba, llevaba puestos unos patines en línea y varias protecciones. Se las debía de haber puesto antes de que Mia y yo llegáramos.
Mirta se situó en la línea de salida de la pista de atletismo y comenzó a patinar. Se movía casi como si volara. A lo largo del recorrido hizo varios giros y movimientos con gran maestría, desplazándose de un lado a otro. ¡Hasta se deslizó por el borde de las gradas! ¡Era prácticamente perfecta! ¿Sería así en todo?
El siguiente era un chico con el pelo algo despeinado hacia arriba (intencionadamente) que llevaba unos cascos de música inalámbricos sobre la cabeza. Se acercó a un balón de fútbol y lo lanzó hacia arriba de una patada. Con las manos a la espalda, manejó el objeto con un control absoluto, utilizando las rodillas y la cabeza y sin que se le cayese al suelo. Con otra patada más, lo dirigió hacia una portería cercana, se colocó de espaldas a ella y pateó el balón hacia el interior encima de su cabeza.
Me dio la sensación de que, justo al acabar, el chico me había guiñado un ojo. ¿Me lo habría imaginado?
La siguiente era una chica pelirroja que parecía disfrazada como si fuera un indio del salvaje oeste, con una diadema de la que asomaba una pequeña pluma, unas trenzas un tanto extrañas, la cara pintada y un vestido sencillo de cuero. Obviamente, su habilidad era el tiro con arco. ¡Todas las flechas que disparó dieron en el centro!
El siguiente... Un momento, ¿qué pasaba ahí?
El siguiente era un chico gordito con el pelo rubio oscuro despeinado y ropa veraniega. Parecía temeroso. ¿Y por qué iba MIA tras él, aplaudiendo y dando palmas? ¿Por qué no lo dejaba en paz?
-¡Vamos, Bobby! ¡Puedes hacerlo! -le decía ella.
Bobby llevaba puestos unos guantes de boxeo. Se situó cerca del saco que había usado el primer chico y se quedó quieto. Mia no paraba de dar vueltas a su alrededor, pero el chico no se movía.
Algo después, tanto Mia como Tank comenzaron a perder la paciencia gradualmente. Mia se detuvo, se sentó en el suelo y cambió el tono de voz.
-Oh, ¿Qué pasa, Bobby? ¿Es que tienes miedo del saco? ¡Me aburro mucho! -comenzó a decir.
-No... no lo soy -dijo Bobby girando la cabeza hacia Mia. Se estaba enfadando. Normal: estaba muy claro que Mia trataba de buscarle las cosquillas.
Mia se acercó, susurrando cerca del oído de Bobby. ¿Qué le estaría diciendo? Nada bueno seguro. Tank farfullaba; no tardaría en elevar la voz. 
Por la cara del chico, dentro de los guantes de boxeo debía de estar apretando los puños. Que te susurren al oído mientras intentas concentrarte debe ser muy molesto. De verdad que me preguntaba lo que Mia le estaba diciendo.
Mia se detuvo de pronto y dijo su última frase. Deduzco que fue demasiado para Bobby, pues su reacción fue un tanto inesperada para los pocos que quedábamos, menos para Mia.
Con la cara roja de ira, Bobby empezó a temblar de rabia. Mia se situó detrás del saco y gritó:
-¡Oye, me sigo aburriendo!
Y entonces Bobby comenzó a descargar toda su ira sobre el saco de boxeo, justo después de que Mia se apartara por los pelos. ¡Daba los golpes con tanta rapidez que apenas le veía los puños!
Con un grito, Bobby tomó impulso y golpeó el objeto con todas sus fuerzas, haciendo que se descolgara de la barra de metal que lo sostenía y saliera volando por los aires.
Mientras el chico recuperaba el aliento, Mia aplaudía desde el otro extremo, lanzando gritos de alegría.
Vaya. Parecía ser un endeble y resulta que daba miedo. Hasta aquel chico me había impresionado.
Aquello me hizo pensar... ¿Lo había provocado Mia a propósito? Entonces... ¡Mirta podría estar en lo cierto! ¡Mia calculaba sus acciones al milímetro!
-¡Bien! ¡Me toca, por fin! -exclamó entonces la alegre chica mientras Bobby retiraba el saco de boxeo.
No me sorprendió mucho que Mia no hubiese preparado ningún tipo de material: simplemente, se dedicó a dar saltos y a bailar por ahí. Tank no parecía demasiado contento, dentro de lo contento que ÉL podía estar. 
Y, cuando menos nos lo esperábamos, Mia nos mostró su habilidad.

Mia es una caja de sorpresas. ¡Nunca se sabe lo que te vas a encontrar!
Espero que la semana que viene veáis cómo acabó esta prueba...
PDTA: ¿Sabéis que el cumple de June es este lunes 3? June, si estás leyendo esto, ¡Sorpresa! ¡Acabo de arruinar mi estrategia! Iba a fingir que te ignoraba... ^^

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