El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

30 mar 2013

6. ¿Qué haría yo sin ti?

¡Por poco no llego a tiempo por la lluvia!
Aunque subamos las entradas los viernes muchas veces redactamos por la noche, por lo que el tiempo va pasando... hasta que acaba el día.
Es decir, si el nuevo capítulo no está subido el viernes, el sábado por la mañana estará sin falta :D

Resulta que en el capítulo anterior tenía que enfrentarme a un grupo de chicos de mi curso siendo solo una y sin tener apenas fuerzas para recuperar mi mochila. Ya casi la tenia, ¡pero escuché un coche a mis espaldas!


Capítulo 6

Antes de que pudiera girarme, la mochila me golpeó en la cara, empeorando mi dolor de cabeza. Caí al suelo, pero al menos ya tenía mi mochila.

Mientras tanto, el coche se acercaba a gran velocidad. La adrenalina recorría todo mi cuerpo. ¿Se pararía? ¿Me habría visto? ¿Podría esquivarlo? Me levanté, observando... al conductor.

Seguramente no habría podido si hubiera sido cualquier otro coche. Pero el color, la marca. ¡La matrícula! ¡Podía reconocer al conductor!

Me calmé, sintiéndome de repente completamente segura de lo que hacía.

El coche aceleró. Me sentía uno con el conductor de aquel coche. Estábamos completamente sincronizados. Aceleró a la velocidad exacta que me hacía falta. Los "gorilas" esperaban.

Mochila en mano, salté. Caí sobre el capó junto con el objeto. Apoyando en él mis manos, ahora libres, llegué hasta el techo para luego arrastrar la mochila hasta arriba, todo a la velocidad de la luz.

Mis perseguidores ahora eran los perseguidos. Se apartaron del camino para esquivar al coche. Di un grito de alegría. A pesar de todo, aquella maniobra había acabado con mis últimas energías. Caí de rodillas, cada vez sujetándome con más dificultad.

El coche aminoró la velocidad. Se abrió la ventanilla del coche, y me acerqué para ver al conductor.

-¿Qué tal se va por ahí arriba? -preguntó mi tío.

-He tenido días mejores -respondí. La otra ventanilla, la trasera, también se abrió.

-¿Prefiere usted interior o exterior?- Preguntó con sorna.

Le sonreí. Pasé mi mochila por la ventanilla justo antes de hacerlo yo. Me tumbé sobre los asientos y volví a respirar. Costaba.

-¿Qué ha sido esta vez?- Formuló, como si estuviese ya acostumbrado.

-Sólo les devolví la pelota que me habían lanzado al tejado. Se enfadan rápido.

-¿Y han sido ellos los que te han hecho lo de la frente?

-No, eso me lo he buscado yo. Choqué contra una farola mientras corría. Fue justo después de lanzarme por la ventana que hay enfrente de mi clase, la de la segunda planta.

-Genial. ¡Para ti es peor chocar contra una farola que saltar desde un edificio de dos plantas!

Nos reímos. A mi tío sentía que podía contarle cualquier cosa. No como...

-¡Has batido un récord personal! ¿También voy a tener que callarme esto delante de tu madre?

-Sí, por favor -respondí, mirando por la ventanilla. Como... a ella, acabé de pensar la frase. 

Suspiré. A veces me daba la sensación de que mi madre me trataba como si tuviera la edad de Stephie, mi hermana pequeña.

-Si fueses otra te habría convencido de que todo lo que haces es peligroso. Pero siendo tú... Me recuerdas a mi padre de joven.

El resto del camino lo pasamos en silencio. De un salto me había desplazado hacia el asiento del copiloto. Al llegar a casa, me bajé del coche recogiendo la mochila.

-Quedan diez minutos para que Stephie salga del colegio. Procura que tu madre no te vea lo de la frente.

Me calé la capucha y le enseñé un pulgar hacia arriba. Él arrancó el coche y se alejó, despidiéndome con la mano. También me despedí.

Llegué a casa y llamé al timbre. Miraba al suelo, con los dedos cruzados tras la espalda.

La puerta no tardó en abrirse. La cara de mi madre apareció tras la puerta. Llevaba puesto su delantal de cocina. Me dio el típico abrazo que te deja sin respiración.

-¡Neri, cielo! ¡Ya era hora de que vinieras! ¿Cómo es que has llegado tan tarde?

-Quería dar un paseo -respondí de forma seca. Avancé con la intención de pasar y subir a mi habitación, pero ella seguía en medio.

-¿No tienes calor con la capucha puesta?

-Llovía-. ¡Maldita sea, eso me pasa por intentar responder rápido! ¡Podría haberle dicho algo más 
creíble, para variar!

-Cariño, pero si hace un sol radiante.

-Una nube encima del colegio. Como las nubes de verano -ya acababa de arreglarlo.

-¿En serio? ¿A estas alturas?

-Eso parece -¡me quedaba en blanco por momentos!

-¿Y dando el paseo?

-Así no me daba el sol -¡eso estaba algo mejor!-.Voy arriba y me la quito, ¿vale?

Buff, qué segundos más eternos. Solté la mochila en la habitación y fui directamente al cuarto de baño. Armándome de valor, conté hasta tres y me levanté la capucha. Sólo tenía una marca pequeña, pero era verdad que se me notaba.

En un cajón del armario encontré lo que usaba para disimular todos los golpes que me daba, una especie de maquillaje. Mi tío me lo había comprado hacia las fechas del Halloween pasado, cuando me raspé una mejilla al practicar un paso de break dance. De esa forma evitamos el interrogatorio de mi madre. Recuerdo que ese día aprovechamos para llenar el carro de sprays para el pelo y maquillaje de terror.

Era una buena forma de que mi madre no se diese cuenta de mis accidentes. A ella no se los podía decir. Me tapé la marca...

Escuché el teléfono. Como la gente no solía llamar para hablar conmigo, no fui a contestar. Hasta que me di cuenta de que esa llamada era para MÍ.

Fui corriendo hacia el salón. Tenía que contestar antes que mi madre. ¡Tenía que colgar lo antes posible!

Pero ella estaba más cerca. Tuve tiempo de ver cómo descolgaba el teléfono mientras me dirigía una sonrisa.

-¿Sí? ¡Buenas tardes! ¿Puedo ayudarle? Sí, está conmigo... ¿Le da usted clase?

-Me iba a pillar. Traté de arrebatarle el teléfono, pero ella no paraba de moverse por el salón.

-No creo... Sí, llegó algo tarde del colegio. ¿No cree que está exagerando un poco?

Ya no había escapatoria. Me dirigí a mi habitación y me encerré en ella. Una vez más, entendí por qué mi ventana tenía rejas: ¡si no las tuviera, podría haber saltado por ella en miles de ocasiones!

Miraba por esta ventana con el corazón en un puño. Me hubiera gustado que nada de eso hubiera sucedido.

Mi madre empezaba a subir la voz. La escuché soltar algún que otro grito agudo y cambiar el tono de forma brusca. Noté la garganta seca. ¡Me había pasado tres pueblos, sin duda!

Mi madre colgó. La casa estaba tan silenciosa que parecía estar vacía. Escuché pasos.

Me iba a matar. Me iba a matar. Contuve la respiración. Esperé unos segundos que me parecieron horas. "Tienes que ser evasiva. ¡Negar, negar, negar!" pensaba.

Y de repente...

¡Sonó el timbre!

Miré por la ventana. ¡Mi tío ya estaba de vuelta! Cuando él estaba cerca, me sentía mucho más segura.

Escuché a mi madre dirigiéndose hacia la puerta. El sonido de las bisagras. Mi madre gritando, mi tío tratando de calmarla y Stephie, cómo no, haciendo ruido de fondo.

Dejé escapar un largo suspiro. Esperé. Seguí esperando. ¡Casi se hizo de noche cuando acabaron de discutir! Entonces escuché como mi tío se dirigía a mi cuarto.

-Ya me encargo yo de todo -dijo una voz amortiguada.
¡Menudo alivio! Una vez más, tan puntual como siempre.


Efectivamente, mi tío siempre ha estado ahí cuando me ha hecho falta. ^^

Tuvimos una agradable conversación que no me importaría repetir ese mismo día, pero ya hablaré de ella el viernes que viene...

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