El equipo

El equipo

A veces...

Lo más divertido de la vida es el no saber el qué te deparará el futuro, ¿verdad? ~Eria Jumps

(Esta historia es ficticia, o al menos según Junie; Eria aún se opone completamente a esta idea...)

Golden Podium es un proyecto tanto escrito como dibujado que lleva en pie desde 2012. Tenemos una novela, dibujos, tiras... ¡y hasta un Motion Book! #goldenpodiumcomic

15 jul 2021

106. Inmortalizado

Capítulo 106

Una vez hablado todo, Ridley salió. Fui detrás, pero en cuanto hube cerrado la puerta detrás de mí me lo encontré parado, mirando al frente en actitud desafiante: una multitud enorme rodeaba el despacho.
Me asomé por detrás. No conocía ni a la mitad, pero seguro que ellos a nosotros sí. Sin embargo, delante de todos ellos encontré una cara conocida: Teck, sosteniendo en horizontal un teléfono móvil en el que se podía ver la repetición de nuestro primer encuentro.
Deslizó la pantalla dejando ver un segundo vídeo, grabado... ¿desde el interior del despacho?
No podía creerlo: habíamos infiltrado una cámara y mi desafío había quedado inmortalizado. ¿Tendría Mia algo que ver?
Teck se guardó el móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros. Ya que todos habían visto lo que tenían que ver, no lo necesitaba.
-Bueno... -prolongó la "e" para enfatizar su interés-. Qué, ¿ya te has dado cuenta de que hacerte el bueno no te va a servir para nada?
Ridley no respondió. Apretó los dientes con una mirada dura a mi compañero y, dándome un buen empellón, se largó.
Teck me guiñó un ojo.
Pude haber actuado de mil formas. Podría haber saludado, haberle dado las gracias, bromear... Lo que fuera que le diese un poco de naturalidad al ambiente o que resaltase mi potencial para ganar el desafío. Pero no.
No hice nada especial. Estaba saturada; barrí con la mirada la multitud, asentí a Teck con una sonrisa ausente... y, aturdida, me fui.
Me fui sin decir palabra.


-Ya han establecido las normas -rompí el hielo.
-¿Oh?
Mia, sin dejar de sujetarle los pies a Jetwick, giró la cabeza. El bosque estaba desierto, por lo que era el momento idóneo de la tarde para comenzar la sesión de entrenamientos diaria, sólo nosotros tres. No sabía muy bien el propósito de la tanda de abdominales, pero ya que habían empezado no los iba a interrumpir.
-Es una versión estilo libre de un deporte creado por unos alumnos de último curso. Hacen falta espadas de madera -Mia quiso decir algo, pero seguí hablando a toda velocidad-. También plataformas. Será cerca del área de arboling; pierde el primero en caer. No tendremos sujeción, pero sí amortiguamiento. Espero que vaya bien...
-Va a salir bien, capi -respondió Mia tras una pausa-. Si piensas bien, nada puede salir mal.
En eso tenía razón.
-Además, tú eres más fuerte. Y puedes saltar.
-Su talento es la esgrima -le recordé.
Jetwick se dejó caer al suelo con un golpetazo. Menuda capitana estaba siendo, tan a lo mío cuando él se estaba esforzando tanto. Aún tumbado, tenía la mirada perdida, pero supe que estaba escuchando.
-Tú lo esquivas, ¿te acuerdas? cuando te atacó con el palo.
Cierto: mi equipo había sido testigo del "accidente". De no ser por ellos, Ridley no habría tenido que salvarme para quedar bien.
-Eri, tú siempre puedes -sonrió Mia con un pulgar arriba.
Suspiré. Qué clase de actitud estaba teniendo... Tenía que ser más fuerte.
-Todos vamos a ir allí a hacer palmas. ¿A que sí, Jetwick? -él asintió-. Tú, yo, el equipo, los otros equipos, Brillitos... Bueno, Brillitos quizás ocupe mucho espacio.
Mia hablaba con tanta inocencia que no pudimos evitar reír por lo bajo.
-¿Qué pasa? -nos preguntó arqueando las cejas.
-Nada, que... -titubeé- tu imaginación es envidiable, Mia.
Para qué habría dicho nada.
-¿Imaginación? ¿IMAGINACIÓN? -se interrumpió inflando las mejillas.
-¿Te has ofendido?
-¿Yo? ¡Pues...! ¡Ah! -cambió del enfado a la sorpresa-. ¡Si no lo conocéis!
-No sé si tengo el placer...
-¿Por qué no me lo habéis dicho antes? ¡VAMOS!
Extendió el brazo y ayudó a Jetwick a levantarse, quien se tambaleó para compensar la fuerza del tirón. A continuación, nos arrastró fuera de nuestra pequeña zona de entrenamientos.
-¡Espera! ¿Adónde nos llevas?
No dijo nada. Sus ocurrencias estaban yendo demasiado lejos pero, como no quería enfadarla, me dejé llevar, siguiendo un discreto camino de tierra oculto entre la densa hierba. Más allá de nuestra zona secreta, anunció:
-Ya estamos aquí.

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